La periodista y escritora Luz Sánchez-Mellado encierra en Estereotipas una selección de féminas supervivientes al trabajo, los hijos, maridos, incluso, a sus congéneres
De izquierda a derecha, Ana Pastor, Luz Sánchez-Mellado y Mercedes Milá en la presentación del libro Estereotipas. foto:Cristóbal Manuel. fuente:elpis.com |
A Luz Sánchez-Mellado
se le han independizado las hijas. Y para desgracia de la escritora y
periodista de EL PAÍS, se han organizado y han hecho piña en Estereotipas
(Plaza Janés). “Un marrón”, como definió anoche la autora, que llegó
dos días antes de irse de vacaciones y que ha terminado convertido en
una compilación de mujeres que sobreviven al trabajo, los hijos, los
maridos, amantes, incluso, a sus congéneres.
En pleno agosto, con la cabeza meditando si playa o montaña, el jefe
llama a la discípula y le ofrece como recompensa por sus años de
servicio una columna para disfrutar del periodo estival bajo el flexo y
el aire acondicionado de la redacción. "Un premio, me dijo, para que
opinara de lo que quisiera, ¡pero si yo no opino nada de nada!",
recordaba Sánchez-Mellado. Tras un fin de semana de reflexión e
"hiperventilación", la escritora encontró en su reflejo, sus vecinas,
sus amigas, compañeras de trabajo y demás féminas que le rodean, la
excusa para hacer de su capa un sayo. "Me ha salido esta perspectiva por
pura vaguería. Creo que no conozco a tantos tíos como para hablar de
ellos, la monogamía es lo que tiene".
Para bregar entre tanta mujer, Luz Sánchez-Mellado recurrió ayer a otras dos. Ante Ana Pastor, periodista de los Desayunos de TVE,
y Mercedes Milá, presentadora de Gran Hermano fueron desfilando Lady
Ganga, experta en exprimir ofertas y rebajas; Miss Prótesis, poseedora
de la fórmula secreta para sacarse el máximo partido, aunque sea con
trampa; Conciliátrix, la superheroína que compatibiliza el trabajo con
la familia; o la Patética viejuna, es decir, la sin papeles del mundo
digital. Y con mayor o menor precisión, cada una de las Estereotipas fueron encontrando el molde en las tres ponentes y la mayoría de mujeres que ocupaban las gradas.
"Tú eres un poco Miss Prótesis", le espetaba Sánchez-Mellado a Milá.
"Ni de coña, no sé ni qué es eso, ya no llevo ni tacones", se defendía
la periodista, adicta a su estilista. Pastor, más recatada, se confesaba
fan de Conciliátrix. "Soy más de las lecturas intensitas, pero
con este libro me he reído a carcajadas hasta la madrugada de ayer",
decía. "Cada mañana aparecía por la redacción con alguna anécdota, como
esa mujer que le cuenta a sus compañeras que tiene una brecha en la
cabeza de tanto darse contra el techo de cristal, o esa otra que reza
porque su hija se ponga buena para poder coger el AVE al día siguiente".
Pese a las diferencias entre Pastor y Milá, y gracias a la pericia de
Luz Sánchez-Mellado para mediar entre invitadas -ya son dos años de
diseccionar la especia-, las tres coincidieron en la mujer que las
aglutina a todas. "Sois unas heroínas. Trabajáis, tenéis hijos y encima
marido", reclamaba la presentadora de Gran Hermano. "Y tenemos que estar
buenas, que no se te olvide", apostillaba Sánchez-Mellado. "Por suerte,
pude ir a Irán o a Israel porque el padre de mi hija, ejerce de padre",
apuntó Pastor. Otro resquicio de consenso: desterrar el término ayudar.
"¿Te ayudo?', que te den por culo tío, ¿cómo que te ayudo?", se
deslenguaba Milá. "En este sentido creo que vamos un poco hacia atrás,
los tíos no tienen que ayudar, sino compartir", respondía
Sánchez-Mellado.
La hora apremiaba. El Barça se jugaba la Champions y había que ir
apremiando. "Oye, que yo también quiero ver el partido", intervenía
Pastor. La charla acabó con un reclamo por intermediación de Soraya
Sáenz de Santamaría, más bien de su decisión de no recurrir a la baja de
maternidad. "Basta ya de protestar, somos muy buenas, pero hay que
dejar de decirlo y seguir haciéndolo", concluía Mercedes Milá. "El
problema a veces es que nosotras somos las peores con nosotras mismas,
como la Hermana loba de mi libro, esa que te abraza y luego se tira a tu
yugular", respondió Sánchez-Mellado. "No estoy de acuerdo, si tengo que
elegir, quiero trabajar con y para mujeres", apuntaló Pastor. Y el
público se levantó. Unas -de persona, no mujer- al fútbol, otras a dar
la cena a sus hijos, el resto a sus tareas, cualesquiera para seguir
sobreviviendo.
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