especial filbo 2012
Una comparación entre la Feria del Libro en Cataluña y la Feria del Libro de Bogotá >HOY NOCHE DE LOS LIBROS. ENTRADA GRATUITA DESDE LAS 6.PM<
Bartleby y Compañía en la imagen de la Feria de Sant Jordi, Barcelona: los escritores del ‘no’ en la pluma de Vila-Matas. foto:Joan Rojas.fuente:elespectador.com |
El 23 de abril se conmemora la muerte de
San Jorge. Para algunos países, como Inglaterra, Bulgaria y Portugal,
este santo es su patrón y las festividades van por todo lo alto.
En
España, en la comunidad autónoma de Cataluña, la celebración es
especial porque está acompañada de una tradición muy particular. La
costumbre popular en este día es que los hombres le regalen una rosa a
su amada y este regalo se vea recompensado con un libro; es un día para
celebrar el amor y la amistad. Pero no siempre fue así, a través del
tiempo se ha venido formando hasta lo que es hoy día.
Historia y tradición catalana
No
se ha establecido una fecha concreta que marque el inicio de la
tradición de regalar rosas el día de San Jorge, pero se tiene constancia
de la celebración de la Feria de Rosas desde el siglo XV, aunque desde
mucho tiempo atrás ya se asociaba a la rosa como el símbolo del amor
cortés.
Por esa misma época, los cruzados, que ya habían traído la
imagen de San Jorge a la Corona de Aragón, lograron que generar gran
interés y admiración por esa historia y leyenda, al punto de que se
acordó en las cortes de Barcelona, en 1432, la construcción de una
capilla conmemorativa en el Palacio de la Generalidad. Desde entonces,
la celebración litúrgica anual en memoria de este santo va ligada a la
Feria de Rosas, y con el tiempo se han integrado nuevos elementos que se
han arraigado.
La tradición de regalar libros es mucho más
reciente. Se le atribuye la idea al valenciano Vicent Clavel Andrés, que
propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona crear el Día del
Libro. El 7 de octubre de 1926 se celebró por primera vez, pero sólo
cuatro años más tarde se trasladó al 23 de abril, con el fin de
conmemorar la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare —esto
podría no ser tan exacto, dependiendo del calendario—; se creó así una
unidad cultural con la celebración de Sant Jordi.
Cultura del Libro en Colombia
En
1996, París fue la sede de una importante reunión en la que la Unesco
proclamó oficialmente el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y los
Derechos de Autor. Desde entonces, cada vez más países se unen
anualmente en torno a diferentes problemáticas lingüísticas de las que
las editoriales, librerías, bibliotecas y otros centros culturales se
hacen partícipes. Este año se espera que las actividades a nivel mundial
tengan como eje de celebración los libros y la traducción, para así
conmemorar el aniversario número 80 del Index Translationum.
La
tradición de una comunidad autónoma —estado o departamento— como
Cataluña, evolucionó hacia una celebración cultural mundial. La
estrategia magistral fue adherir la cultura del libro a una costumbre
religiosa y cultural, en la que el amor es la excusa perfecta para crear
un mercado fuerte alrededor. Todos ganan. Con la Feria del Libro de
Bogotá en pleno funcionamiento, sería interesante ver qué diferencias a
nivel cultural, político y económico presentan estas dos manifestaciones
en torno a los impresos.
Si bien son dos celebraciones culturales
diferentes, las comparaciones pueden ser válidas. Básicamente, en
Cataluña todas las actividades son de carácter gratuito, en las calles y
plazas; las ventas de flores están reguladas y el lucro se destina a
obras benéficas; los diferentes lugares culturales están de puertas
abiertas y las actividades son financiadas por la Generalitat. Todo esto
genera un ambiente propicio y el apoyo a las editoriales,
distribuidores y vendedores independientes. Sant Jordi es el día de los
principales lanzamientos literarios y el momento propicio para cualquier
primicia editorial; los puestos callejeros invaden las ramblas y los
pasajes en Barcelona.
De hecho, los puestos callejeros aportan
cerca del 70% de las ventas y, teniendo en cuenta que la crisis acosa al
país, las utilidades crecieron un 8% con un total de 18,3 millones de
euros en ventas para el gremio. Eso nos dice que solamente las ventas
urbanas aportan US$16 millones, que son US$3 millones menos que las
ventas al exterior que generaron las negociaciones con empresas
invitadas a la Filbo 2011. Es decir que las ventas totales del pasado
lunes en Sant Jordi lograron cubrir las expectativas de la feria
bogotana, que funciona durante quince días. Con una estrategia
inteligente y apoyo gubernamental, y si las editoriales no tuvieran los
precios por las nubes, podríamos tener una verdadera Feria del Libro que
realmente le apueste a la cultura, fomente la lectura y no sea una
excusa cultural para vender. Una feria subsidiada que esté en las
calles, plazas y barrios, que tenga a Corferias de puertas abiertas y le
apueste más a las ventas internacionales, podría funcionar mejor.
Para
cerrar el tema, y teniendo claro que la feria debe evolucionar y
revaluar muchos aspectos que definitivamente la pueden afectar —en muy
corto plazo—, tomemos como ejemplo el pabellón de ilustración, diseño y
cómic, donde los niños sólo pueden ir a antojarse de las cosas que allí
comercializan. Hay libros, revistas, juegos de rol y demás cosas
fantasiosas a precios impagables por un adulto. ¿Qué se puede esperar
del presupuesto de los niños de un colegio distrital, teniendo en cuenta
que los jóvenes son el gran objetivo potencial de este pabellón? Niños y
jóvenes deben aprender a dibujar, recibir charlas sobre ilustración,
conversatorios sobre cómics —donde los puedan leer gratis— y técnicas de
impresión, incluso sobre la aún no aceptada por la sociedad técnica del
grafiti, y todos los demás elementos que les aporten una sensibilidad
artística y les despierten el interés y la curiosidad por estos
procesos. Pero que un niño pague transporte y una entrada a la feria
para que le vendan afiches y cómics caros no tiene sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario