27.4.12

Sant Jordi, una rosa y un libro

especial filbo 2012

Una comparación entre la Feria del Libro en Cataluña y la Feria del Libro de Bogotá  >HOY NOCHE DE LOS LIBROS. ENTRADA GRATUITA DESDE LAS 6.PM<

Bartleby y Compañía en la imagen de la Feria de Sant Jordi, Barcelona: los escritores del ‘no’ en la pluma de Vila-Matas. foto:Joan Rojas.fuente:elespectador.com


El 23 de abril se conmemora la muerte de San Jorge. Para algunos países, como Inglaterra, Bulgaria y Portugal, este santo es su patrón y las festividades van por todo lo alto.
En España, en la comunidad autónoma de Cataluña, la celebración es especial porque está acompañada de una tradición muy particular. La costumbre popular en este día es que los hombres le regalen una rosa a su amada y este regalo se vea recompensado con un libro; es un día para celebrar el amor y la amistad. Pero no siempre fue así, a través del tiempo se ha venido formando hasta lo que es hoy día.
Historia y tradición catalana
No se ha establecido una fecha concreta que marque el inicio de la tradición de regalar rosas el día de San Jorge, pero se tiene constancia de la celebración de la Feria de Rosas desde el siglo XV, aunque desde mucho tiempo atrás ya se asociaba a la rosa como el símbolo del amor cortés.
Por esa misma época, los cruzados, que ya habían traído la imagen de San Jorge a la Corona de Aragón, lograron que generar gran interés y admiración por esa historia y leyenda, al punto de que se acordó en las cortes de Barcelona, en 1432, la construcción de una capilla conmemorativa en el Palacio de la Generalidad. Desde entonces, la celebración litúrgica anual en memoria de este santo va ligada a la Feria de Rosas, y con el tiempo se han integrado nuevos elementos que se han arraigado.
La tradición de regalar libros es mucho más reciente. Se le atribuye la idea al valenciano Vicent Clavel Andrés, que propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona crear el Día del Libro. El 7 de octubre de 1926 se celebró por primera vez, pero sólo cuatro años más tarde se trasladó al 23 de abril, con el fin de conmemorar la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare —esto podría no ser tan exacto, dependiendo del calendario—; se creó así una unidad cultural con la celebración de Sant Jordi.
Cultura del Libro en Colombia
En 1996, París fue la sede de una importante reunión en la que la Unesco proclamó oficialmente el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor. Desde entonces, cada vez más países se unen anualmente en torno a diferentes problemáticas lingüísticas de las que las editoriales, librerías, bibliotecas y otros centros culturales se hacen partícipes. Este año se espera que las actividades a nivel mundial tengan como eje de celebración los libros y la traducción, para así conmemorar el aniversario número 80 del Index Translationum.
La tradición de una comunidad autónoma —estado o departamento— como Cataluña, evolucionó hacia una celebración cultural mundial. La estrategia magistral fue adherir la cultura del libro a una costumbre religiosa y cultural, en la que el amor es la excusa perfecta para crear un mercado fuerte alrededor. Todos ganan. Con la Feria del Libro de Bogotá en pleno funcionamiento, sería interesante ver qué diferencias a nivel cultural, político y económico presentan estas dos manifestaciones en torno a los impresos.
Si bien son dos celebraciones culturales diferentes, las comparaciones pueden ser válidas. Básicamente, en Cataluña todas las actividades son de carácter gratuito, en las calles y plazas; las ventas de flores están reguladas y el lucro se destina a obras benéficas; los diferentes lugares culturales están de puertas abiertas y las actividades son financiadas por la Generalitat. Todo esto genera un ambiente propicio y el apoyo a las editoriales, distribuidores y vendedores independientes. Sant Jordi es el día de los principales lanzamientos literarios y el momento propicio para cualquier primicia editorial; los puestos callejeros invaden las ramblas y los pasajes en Barcelona.
De hecho, los puestos callejeros aportan cerca del 70% de las ventas y, teniendo en cuenta que la crisis acosa al país, las utilidades crecieron un 8% con un total de 18,3 millones de euros en ventas para el gremio. Eso nos dice que solamente las ventas urbanas aportan US$16 millones, que son US$3 millones menos que las ventas al exterior que generaron las negociaciones con empresas invitadas a la Filbo 2011. Es decir que las ventas totales del pasado lunes en Sant Jordi lograron cubrir las expectativas de la feria bogotana, que funciona durante quince días. Con una estrategia inteligente y apoyo gubernamental, y si las editoriales no tuvieran los precios por las nubes, podríamos tener una verdadera Feria del Libro que realmente le apueste a la cultura, fomente la lectura y no sea una excusa cultural para vender. Una feria subsidiada que esté en las calles, plazas y barrios, que tenga a Corferias de puertas abiertas y le apueste más a las ventas internacionales, podría funcionar mejor.
Para cerrar el tema, y teniendo claro que la feria debe evolucionar y revaluar muchos aspectos que definitivamente la pueden afectar —en muy corto plazo—, tomemos como ejemplo el pabellón de ilustración, diseño y cómic, donde los niños sólo pueden ir a antojarse de las cosas que allí comercializan. Hay libros, revistas, juegos de rol y demás cosas fantasiosas a precios impagables por un adulto. ¿Qué se puede esperar del presupuesto de los niños de un colegio distrital, teniendo en cuenta que los jóvenes son el gran objetivo potencial de este pabellón? Niños y jóvenes deben aprender a dibujar, recibir charlas sobre ilustración, conversatorios sobre cómics —donde los puedan leer gratis— y técnicas de impresión, incluso sobre la aún no aceptada por la sociedad técnica del grafiti, y todos los demás elementos que les aporten una sensibilidad artística y les despierten el interés y la curiosidad por estos procesos. Pero que un niño pague transporte y una entrada a la feria para que le vendan afiches y cómics caros no tiene sentido.

 

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