Diseñaron un libro que empieza a borrarse apenas el lector lo abre. Sus creadores dicen que no hay antecedentes en el mundo editorial y que lo hicieron para difundir la obra de escritores latinoamericanos
Literatura urgente. Un libro cuyas páginas se desvanecen en poco tiempo invita a sumergirse en la lectura.foto.fuente:Revista Ñ |
“E libr qu no p ede esper r”. No es un error de tipeo ni uno de sus
jueguitos que circulan por las redes sociales para probar que las
personas no leen letra por letra sino palabras dentro de un contexto. Es
el título, tal como figura en tapa, de un experimento editorial
pergeñado entre Eterna Cadencia y la agencia de publicidad DraftFCB para
crear un libro con un contenido que desaparezca en un plazo máximo de
dos meses. Párrafo por párrafo, cuento por cuento, prólogo y créditos,
como en un pase de magia.
Este ejemplar perecedero, cuya tinta es
fucsia y huele a algún tipo de solvente (la fórmula es secreta, aunque
se sabe que se imprimió en serigrafía en lugar de offset), fue creado
con una intención evidente: que el lector lo lea rápido. Que no lo
arrumbe entre una pila de novedades o en la biblioteca, confiado en esa
frase que alguna vez pronunciara Pedro Mairal de que “los libros te
esperan”. En este caso el que no lee, pierde. En poco tiempo tendrá un
cuaderno de hojas lisas en lugar de un libro.
Para efectuar la
prueba –de eso se trata, al fin y al cabo– se eligió la antología de
cuentos de escritores jóvenes latinoamericanos “El futuro no es
nuestro”, a cargo del peruano Diego Trelles Paz, que ya se había
publicado en versión tradicional en 2009. Y no por casualidad. “Los
autores jóvenes necesitan del boca a boca para ser conocidos y publicar
tal vez un segundo libro. Necesitan ser leídos”, dijo Javier Campopiano,
director de la agencia DraftFCB durante la presentación. Silvia
Hopenhayn, a su lado, convocada para decir unas palabras, aclaró que
todo el asunto está vinculado más con el “orden de la experiencia que
con el de la acumulación”.
Antes de que la conferencia terminara y todos fueran a por
las “tangibles medialunas” de invitación, parte del público cuestionó
por qué no se había ido elegido un libro que no se hubiera impreso
antes. Y de esa manera transformar el experimento en una verdadera
performance.
Finalmente, un consejo para los que logren hacerse
de un ejemplar (próximamente en Eterna Cadencia a un precio simbólico):
el proceso se desencadena en el minuto cero, apenas se extrae el libro
de la bolsa. Cuanto más se exponga a la luz, más rápido desaparecerá.
Eso lo convierte en un libro ideal para leer en el subte y en uno muy
desaconsejable para la playa.
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