Carlos Peña, el rector de la Universidad Diego Portales de Chile, hizo una encendida defensa de la escuela y la universidad, contra el relativismo cultural
Rector. Carlos Peña, de la Universidad Diego Portales de Chile. foto.fuente: Revista Ñ |
La pelota no se mancha”, dijo alguna vez Maradona. “La pelota no se mancha y el libro tampoco”, repitió anteayer la moderadora de la mesa Eugenia Zicavo para resumir la posición casi militante en favor del enciclopedismo de Carlos Peña, el rector de la Universidad Diego Portales de Chile y miembro de la cátedra Roberto Bolaño, en el ciclo “Cómo seguir leyendo”.
Durante poco más de una hora el académico
chileno cargó contra las posiciones relativistas de los teóricos de la
posmodernidad que le otorgan un valor diferencial al lector por encima
del texto escrito. Planteó –para seguir con las analogías futboleras–
una suerte de superclásico de la hermenéutica: el enciclopedismo vs. los
estudios culturales. De un lado Diderot y d’Alembert; del otro Stanley
Feet, Pierre Bourdieu, Derrida y compañía. “Mientras los primeros
creyeron que los libros desenmascaran los prejuicios, ahora nos dicen
que los textos son los que deben ser desenmascarados”, explicó Peña, que
realizó una encendida defensa de la vigencia de la escuela y la
universidad. Para Peña, no todo da igual. “Si todo fuera interpretación
como creen algunos epígonos del posmodernismo, de pronto debemos pensar que el Quijote vale lo mismo que un texto de las comunidades originarias de América latina y borramos las fronteras entre los libros que importan menos o más”, remató lejos de cualquier corrección política.
El
profesor universitario relativizó el peso del lector y el mercado. “El
libro es una mercancía, es puro valor de cambio que debe circular y
generar plusvalor. Eso es el libro en nuestras sociedades capitalistas.
El libro es una mercancía sometida y sujeta a las leyes del mercado.
Pero paralelamente existe como valor cultural. El libro tiene dignidad,
no sólo precio”, sentenció.
Para este profesor de derecho con
posgrados en sociología y filosofía, el libro esta tensionado por esas
dos dimensiones –el valor de cambio y el valor cultural. La dignidad de
un libro radica “en que nos dice algo que sino ignoraríamos siempre,
algo que no está en nosotros, que está en el texto”, insistió.
Aunque
la ponencia de Peña fue ágil, terminó por ser más convincente,
persuasivo y vehemente cuando Zicavo le devolvió algunas de las
provocaciones que el rector universitario había sugerido antes. A la
pregunta de por qué tantos estudiantes descubren el placer por la
lectura cuando abandonan las instituciones educativas, Peña separó las
aguas, admitió que una de las tareas de la lectura puede ser la evasión,
la ligereza y el divertimento, pero señaló la importancia capital de la
literatura. “Escribimos y leemos para saber. Si no, todo sería
literatura light. La lectura tiene por tarea hacer más pesadas las
cosas. Esa es la tarea de la escuela y de la universidad y la creencia
opuesta le hace daño a la cultura”. Para Peña, aunque la evidencia
empírica disponible demuestra que nunca se escribió y leyó tanto como
ahora, el problema es que la comprensión de lo que significa leer
devalúa la dignidad del libro. “Leemos más pero leer implica cada vez
menos”, explicó.
El también presidente del Consejo Asesor
Presidencial para la Educación Superior de Chile, anunció un acuerdo
para realizar un encuentro anual de la cátedra Bolaño en el marco de la
Feria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario