28.2.11

Iván Benavides ganó 'Libro al viento' Su gran pasión por le dibujo lo llevó a participar en un concurso del que se enteró por casualidad

Iván Benavides, el ilustrador que ganó el concurso de El libro al viento.foto.fuente:vive.in

Este diseñador gráfico pastuso y estudiante de la Universidad Nacional, envió cinco dibujos para uno de los volúmenes de la serie 'Libro al viento', dedicado a los cuentos del escritor uruguayo Horacio Quiroga. 

Benavides resultó ganador con el dibujo 'El almohadón de pluma' y gracias a ello, será el ilustrador de la 'Antología de Cuentos', que publicará la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá.

Benavides había ilustrado el afiche del Carnaval de Negros y Blancos de este año y el del séptimo Carnaval del Cuy y la Cultura Campesina, también del 2011. De hecho, un cuy llamado Jacobo es uno de sus personajes de historieta.

"Mi estilo ilustrativo es bastante clásico. Estamos en una época en la que la gráfica tiende a ser formal; sin embargo, creo que es mejor traer cosas de distintos referentes y renovarlas", asegura, mientras alista las ilustraciones para el libro de Quiroga, en tinta china con plumilla y color digital. Sin embargo, también usa acuarela, ecoline, acrílicos y técnicas de computador.


Cómo narrar la realidad

Los editores invitados al Hay Festival de Cartagena analizan el estado de situación de un género que, desde los 60, no ofrece una reacción estructural a los postulados de El nuevo periodismo. Crisis del artículo performático y las lecciones que puede ofrecer el cine

La realidad es la cárcel del autor.foto:archivo.fuente: Revista Ñ

Hace tiempo, durante el esplendor del periodismo performático, el director de la revista SoHo (Colombia) encargó el artículo "Seis meses con salario mínimo" para narrar la vida en un suburbio de Medellín y el artículo de Andrés Felipe Solano fue finalista –entre 370 trabajos postulados– del Premio Nuevo Periodismo 2007. El alemán Gunter Wallraff, en el 99, había llegado más lejos gracias al desarrollo que habilita el formato libro: disfrazándose de Alí, el turco, símil chofer de un traficante de esclavos y miembro de un comando reclutado para reparar una central nuclear (en el libro Cabeza de turco, Anagrama, Berlín ). ¿Argumentos a favor del subgénero que, localmente, se plasmó en experimentos de las revistas Rolling Stone y Playboy? En el pasaje de testigo a protagonista, el narrador consigue el efecto "vívido". En contra: la información se desdibuja cuando triunfa el show.

Ese debate se agotó hace tiempo –se ve– porque esta temporada, en los pasillos y conferencias del Hay Festival, se percibe desdén de los editores junior hacia este tipo de experiencias de sustitución que –pese al entusiasmo de sus escribas– no resultó en renovación estructural, no fue reacción o aporte sustancial al canon ortodoxo con que Tom Wolfe configuró El nuevo periodismo , tal como se lo sigue practicando hoy en narraciones hechas de diálogos, monólogo interior y evolución argumental al estilo de la gran novela realista norteamericana desde los 60 a la actualidad.

En sede de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Miguel Angel Bastenier –editorialista de El País– deja ver la desazón.

–Se está acabando...

Dice que el periodismo de papel se está acabando y que sólo un reflujo podría salvarlo.

–Agenda –rápido y conciso–. Agenda propia. Lo otro son celdillas y ganas de meter cositas dentro de esas celdillas. Periodismo narrativo. Negocios. Pero agenda propia quiere decir: lo que usted lee en su periódico no lo va a leer en ningún otro periódico. ¿Puede eso detener el curso de los acontecimientos? Hombre, como mínimo nos dará un poco más de tiempo.

(Baja la mirada al papel, extiende el índice, señala).

¡17 líneas! ¡Una frase! (Resopla) ¡Periodismo narrativo, ¿periodismo literario? ¿Qué coño es eso? ¿Dónde empieza y dónde termina el periodismo? El mejor periodismo en lengua castellana –dice después– es hijo de Tomás Eloy Martínez, "a quien por otra parte, cenando un día en París, le dije: 'Tomás Eloy, tú sabes, sin duda que eres español, ¿verdad? De la variedad argentina, por supuesto, pero español'. Y dijo sí".

Que era un hombre que… –No, ah, antes...

(Corta su propio recuerdo, se interrumpe...) –Quiero hacerte una especie de prólogo para que entiendas lo que quiero decir. Yo distingo entre periodista y escritor de periódicos. Ryszard Kapuscinski, Alma Guillermoprieto, Martín Caparrós… son escritores de periódicos. Eso es tan importante y tan bueno como ser periodista...

(Pausa) –No los estoy poniendo por debajo. Pero para mí, y para casi todos los periodistas europeos, periodista es el que, escribiendo maravillosamente bien, sabe lo que es una redacción, se mueve en una redacción, ordena y hace cosas, esto arriba, esto abajo, esto de ninguna manera aquí, que salga el nombre de fulanito de tal. Esto forma parte del ser periodístico con tanta o mayor –mayor quizá no–, pero con tanta importancia como hacer narrativa. En fin, lo que sea, esos son tiempos pasados....

Dice que Tomás Eloy Martínez fue las dos cosas a la vez y que por eso lo destaca: teniendo un conocimiento de cómo funcionar en una redacción fue un gran escritor periodístico.

- La novela de Perón es un reportaje excepcional de 250 páginas.

COMO NARRAR LO REAL HOY

El mejor periodismo narrativo del continente (ejemplificable en las tapas que ilustran esta producción) fue perdiendo –opina Mario Jursich Durán, director de la colombiana El Malpensante– capacidad, riesgo, innovación, hacer cosas sin una red de seguridad. Falta capacidad de equivocarse, dice. Recuerda que el periodista Sergio Dahbar, siendo director del diario El Nacional (de Caracas, Venezuela), se plantó ante la redacción y preguntó: ¿Qué les parecería si publicamos una novela por entregas en el diario? Y que a todos les pareció una pésima idea, pero que Dahbar dijo "yo no creo que sea mala idea", la publicó y –dice Jursich Durán– duplicó la tirada de El Nacional.

–La moraleja no es que ahora todos tengamos que publicar novelas por entregas. Mira, a veces… tú te das cuenta de que hay algunas fallas en la reportería… digamos, no tan graves como para no publicar un texto; te das cuenta de que a veces… hay un poco de impericia narrativa en algunos pasajes de algunos autores pero, a esta altura, yo supedito eso a que se sienta una materia viva.

El Malpensante resume su riesgo formal en una portada que no tiene ninguna relación con el contenido interior. No prevé título de tapa que provea anclaje alguno con su tema principal. "Es parte de la apuesta –dice su director–. Nuevamente volvemos a la anécdota de Dahbar: en el ABC del periodismo le dicen a uno que tiene que anunciar qué es lo que vas a publicar en la tapa. Bueno, a mí me parece que eso depende del caso". Ya lleva quince años confirmando que los dogmas existen para ser transgredidos.

Retomamos el declive de la nota performática, y Jursich Durán asume que le molesta que se suela suplantar (en esos artículos) a gente que se considera prescindible como el obrero de una construcción, el guardia de un edificio, un mozo de hotel... Quiere ver crónicas sobre gerentes, "o alguna persona que tome decisiones importantes en Latinoamérica". Si no, da la sensación de que son periodistas jugando a disfrazarse de... y que nunca reflejan la realidad del mundo del trabajo.

–¿No sé si has leído el último libro de… Gunter Wallraff? Este tipo se mete a trabajar en un call-center. Trabaja un año en el call-center y después escribe un reportaje en el que tú puedes ver la miseria de ese trabajo, la explotación a la que son sometidos los jóvenes que allí se inician. Después leo la crónica que escribió un periodista colombiano sobre el trabajo en un call-center... Y es un reportaje rosa, de verdad, en el sentido de que da una visión totalmente idealizada de una situación que es muy, muy dramática. A mí me parece, pues, que el periodismo no está para esas cosas.

¿Deudas, cuentas pendientes de las narrativas de lo real latinoamericano? Etiqueta Negra, SoHo, El Malpensante, exaltando lo cotidiano de la praxis humana, intentan volver más significativa y densa la marca latinoamericana relacionada con la pobreza, la miseria y el narcotráfico, y que deja afuera –por lo general– del espectro publicable a narraciones sobre "las clases altas, la ciencia, el desarrollo tecnológico –detalla Jursich Durán–. El deporte también ha sido ampliamente cubierto por los periodistas latinoamericanos. Pero, ¿cuándo, dónde, encuentras una crónica sobre un científico? Es extraño encontrar ese tipo de cosas. Ahí hay un misterio".

Le digo que creo que el cine va más rápido que la crónica en papel de No ficción en términos de renovación formal, y le menciono (para ejemplificar) a la película Red social , de David Fincher, biografía no oficial de Mark Zuckerberg, que es a la vez una aproximación crítica a una vida y un retrato coral de los usuarios de Facebook en un relato digresivo, no lineal, explosivo que logra reflejar la lógica de un objeto cultural y el sistema de consumo de entretenimiento en la contemporaneidad. ¿Por qué no suele encontrarse en la mayoría de las revistas de crónicas un texto de ese nivel de violencia (en tanto ruptura con la palabra oficial).

–Sí –me dice Jursich–, es una gran película.

27.2.11

El cuento del domingo

Ryunosuke Akutagawa
En el centro, sentado en el suelo, Ryūnosuke Akutagawa

Sennin


Un hombre que quería emplearse como sirviente llegó una vez a la ciudad de Osaka. No sé su verdadero nombre, lo conocían por el nombre de sirviente, Gonsuké, pues él era, después de todo, un sirviente para cualquier trabajo.
Este hombre -que nosotros llamaremos Gonsuké- fue a una agencia de COLOCACIONES PARA CUALQUIER TRABAJO, y dijo al empleado que estaba fumando su larga pipa de bambú:
-Por favor, señor Empleado, yo desearía ser un sennin1. ¿Tendría usted la gentileza de buscar una familia que me enseñara el secreto de serlo, mientras trabajo como sirviente?
El empleado, atónito, quedó sin habla durante un rato, por el ambicioso pedido de su cliente.

-¿No me oyó usted, señor Empleado? -dijo Gonsuké-. Yo deseo ser un sennin. ¿Quisiera usted buscar una familia que me tome de sirviente y me revele el secreto?
-Lamentamos desilusionarlo -musitó el empleado, volviendo a fumar su olvidada pipa-, pero ni una sola vez en nuestra larga carrera comercial hemos tenido que buscar un empleo para aspirantes al grado de sennin. Si usted fuera a otra agencia, quizá...
Gonsuké se le acercó más, rozándolo con sus presuntuosas rodillas, de pantalón azul, y empezó a argüir de esta manera:
-Ya, ya, señor, eso no es muy correcto. ¿Acaso no dice el cartel COLOCACIONES PARA CUALQUIER TRABAJO? Puesto que promete cualquier trabajo, usted debe conseguir cualquier trabajo que le pidamos. Usted está mintiendo intencionalmente, si no lo cumple.
Frente a un argumento tan razonable, el empleado no censuró el explosivo enojo:
-Puedo asegurarle, señor Forastero, que no hay ningún engaño. Todo es correcto -se apresuró a alegar el empleado-, pero si usted insiste en su extraño pedido, le rogaré que se dé otra vuelta por aquí mañana. Trataremos de conseguir lo que nos pide.
Para desentenderse, el empleado hizo esa promesa y logró, momentáneamente por lo menos, que Gonsuké se fuera. No es necesario decir, sin embargo, que no tenía la posibilidad de conseguir una casa donde pudieran enseñar a un sirviente los secretos para ser un sennin. De modo que al deshacerse del visitante, el empleado acudió a la casa de un médico vecino.
Le contó la historia del extraño cliente y le preguntó ansiosamente:
-Doctor, ¿qué familia cree usted que podría hacer de este muchacho un sennin, con rapidez?
Aparentemente, la pregunta desconcertó al doctor. Quedó pensando un rato, con los brazos cruzados sobre el pecho, contemplando vagamente un gran pino del jardín. Fue la mujer del doctor, una mujer muy astuta, conocida como la Vieja Zorra, quien contestó por él al oír la historia del empleado.
-Nada más simple. Envíelo aquí. En un par de años lo haremos sennin.
-¿Lo hará usted realmente, señora? ¡Sería maravilloso! No sé cómo agradecerle su amable oferta. Pero le confieso que me di cuenta desde el comienzo que algo relaciona a un doctor con un sennin.
El empleado, que felizmente ignoraba los designios de la mujer, agradeció una y otra vez, y se alejó con gran júbilo.
Nuestro doctor lo siguió con la vista; parecía muy contrariado; luego, volviéndose hacia la mujer, le regañó malhumorado:
-Tonta, ¿te has dado cuenta de la tontería que has hecho y dicho? ¿Qué harías si el tipo empezara a quejarse algún día de que no le hemos enseñado ni una pizca de tu bendita promesa después de tantos años?
La mujer, lejos de pedirle perdón, se volvió hacia él y graznó:
-Estúpido. Mejor no te metas. Un atolondrado tan estúpidamente tonto como tú, apenas podría arañar lo suficiente en este mundo de te comeré o me comerás, para mantener alma y cuerpo unidos.

Esta frase hizo callar a su marido.


A la mañana siguiente, como había sido acordado, el empleado llevó a su rústico cliente a la casa del doctor. Como había sido criado en el campo, Gonsuké se presentó aquel día ceremoniosamente vestido con haori y hakama, quizá en honor de tan importante ocasión. Gonsuké aparentemente no se diferenciaba en manera alguna del campesino corriente: fue una pequeña sorpresa para el doctor, que esperaba ver algo inusitado en la apariencia del aspirante a sennin. El doctor lo miró con curiosidad, como a un animal exótico traído de la lejana India, y luego dijo:

-Me dijeron que usted desea ser un sennin, y yo tengo mucha curiosidad por saber quién le ha metido esa idea en la cabeza.

-Bien señor, no es mucho lo que puedo decirle -replicó Gonsuké-. Realmente fue muy simple: cuando vine por primera vez a esta ciudad y miré el gran castillo, pensé de esta manera: que hasta nuestro gran gobernante Taiko, que vive allá, debe morir algún día; que usted puede vivir suntuosamente, pero aun así volverá al polvo como el resto de nosotros. En resumidas cuentas, que toda nuestra vida es un sueño pasajero... justamente lo que sentía en ese instante.
-Entonces -prontamente la Vieja Zorra se introdujo en la conversación-, ¿haría usted cualquier cosa con tal de ser un sennin?
-Sí, señora, con tal de serlo.

-Muy bien. Entonces usted vivirá aquí y trabajará para nosotros durante veinte años a partir de hoy y, al término del plazo, será el feliz poseedor del secreto.
-¿Es verdad, señora? Le quedaré muy agradecido.
-Pero -añadió ella-, de aquí a veinte años usted no recibirá de nosotros ni un centavo de sueldo. ¿De acuerdo?

-Sí, señora. Gracias, señora. Estoy de acuerdo en todo.
De esta manera empezaron a transcurrir los veinte años que pasó Gonsuké al servicio del doctor. Gonsuké acarreaba agua del pozo, cortaba la leña, preparaba las comidas y hacía todo el fregado y el barrido. Pero esto no era todo, tenía que seguir al doctor en sus visitas, cargando en sus espaldas el gran botiquín. Ni siquiera por todo este trabajo Gonsuké pidió un solo centavo. En verdad, en todo el Japón, no se hubiera encontrado mejor sirviente por menos sueldo.
Pasaron por fin los veinte años y Gonsuké, vestido otra vez ceremoniosamente con su almidonado haori como la primera vez que lo vieron, se presentó ante los dueños de casa.
Les expresó su agradecimiento por todas las bondades recibidas durante los pasados veinte años.
-Y ahora, señor -prosiguió Gonsuké-. ¿quisieran ustedes enseñarme hoy, como lo prometieron hace veinte años, cómo se llega a ser sennin y alcanzar juventud eterna e inmortalidad?
-Y ahora ¿qué hacemos? -suspiró el doctor al oír el pedido. Después de haberlo hecho trabajar durante veinte largos años por nada, ¿cómo podría en nombre de la humanidad decir ahora a su sirviente que nada sabía respecto al secreto de los sennin? El doctor se desentendió diciendo que no era él sino su mujer quien sabía los secretos.
-Usted tiene que pedirle a ella que se lo diga -concluyó el doctor y se alejó torpemente.
La mujer, sin embargo, suave e imperturbable, dijo:

-Muy bien, entonces se lo enseñaré yo, pero tenga en cuenta que usted debe hacer lo que yo le diga, por difícil que le parezca. De otra manera, nunca podría ser un sennin; y además, tendría que trabajar para nosotros otros veinte años, sin paga, de lo contrario, créame, el Dios Todopoderoso lo destruirá en el acto.
-Muy bien, señora, haré cualquier cosa por difícil que sea -contestó Gonsuké. Estaba muy contento y esperaba que ella hablara.
-Bueno -dijo ella-, entonces trepe a ese pino del jardín.
Desconociendo por completo los secretos, sus intenciones habían sido simplemente imponerle cualquier tarea imposible de cumplir para asegurarse sus servicios gratis por otros veinte años. Sin embargo, al oír la orden, Gonsuké empezó a trepar al árbol, sin vacilación.
-Más alto -le gritaba ella-, más alto, hasta la cima.
De pie en el borde de la baranda, ella erguía el cuello para ver mejor a su sirviente sobre el árbol; vio su haori flotando en lo alto, entre las ramas más altas de ese pino tan alto.
-Ahora suelte la mano derecha.

Gonsuké se aferró al pino lo más que pudo con la mano izquierda y cautelosamente dejó libre la derecha.

-Suelte también la mano izquierda.
-Ven, ven, mi buena mujer -dijo al fin su marido atisbando las alturas-. Tú sabes que si el campesino suelta la rama, caerá al suelo. Allá abajo hay una gran piedra y, tan seguro como yo soy doctor, será hombre muerto.

-En este momento no quiero ninguno de tus preciosos consejos. Déjame tranquila. ¡He! ¡Hombre! Suelte la mano izquierda. ¿Me oye?
En cuanto ella habló, Gonsuké levantó la vacilante mano izquierda. Con las dos manos fuera de la rama ¿cómo podría mantenerse sobre el árbol? Después, cuando el doctor y su mujer retomaron aliento, Gonsuké y su haori se divisaron desprendidos de la rama, y luego... y luego... Pero ¿qué es eso? ¡Gonsuké se detuvo! ¡se detuvo! en medio del aire, en vez de caer como un ladrillo, y allá arriba quedó, en plena luz del mediodía, suspendido como una marioneta.
-Les estoy agradecido a los dos, desde lo más profundo de mi corazón. Ustedes me han hecho un sennin -dijo Gonsuké desde lo alto.

Se le vio hacerles una respetuosa reverencia y luego comenzó a subir cada vez más alto, dando suaves pasos en el cielo azul, hasta transformarse en un puntito y desaparecer entre las nubes.
Ryūnosuke Akutagawa (芥川 龍之介 o 芥川 竜之介, Ryūnosuke Akutagawa? , Tokio, 1 de marzo de 1892 - ibídem, 24 de julio de 1927) fue un escritor japonés perteneciente a la generación denominada "neo-realista" que surgió a finales de la Primera Guerra Mundial; sus obras, en su mayoría cuentos, reflejan su interés por la vida del Japón feudal.

Nació en Tokio, Japon, y fue hijo único de Toshizo Niibara. Debido a la enfermedad (al parecer una psicosis) de su madre, que murió en 1902, fue adoptado por el hermano mayor de ésta, Michiaki Akutagawa. Su tía política le atormentó durante toda la infancia diciéndole que padecía de la misma enfermedad que su madre; esto le traumatizó y le signó como escritor atormentado. En 1910 ingresó a la Escuela Superior Nº 1 de Tokio. Sus compañeros de estudio fueron Kan Kikuchi, Masao Kume, Yuzo Yamamoto,Bunmei Tsuchiya, y otros que llegarían a ser escritores célebres.

En 1913 comenzó sus estudios en el Departamento de Literatura Inglesa de la Facultad de Letras de la Universidad Imperial de Tokio. Con el grupo formado por Kikuchi, Yamamoto, Toyoshima, Tsuchiya y otros, editó al año siguiente la revista Shinshicho (tercera época), en la que publicó traducciones de obras de William Butler Yeats y Anatole France, y sus primeros cuentos: "Vejez" y "La muerte de un joven".

En 1915 publicó "Rashōmon" (donde describe la decadencia de las tradiciones japonesas acompañada por la angustia existencial de los protagonistas) y otro cuento en la revista Teikoku Bungaku ("Literatura Imperial") de la Universidad Imperial de Tokio. Frecuentó la casa del escritor Natsume Sōseki, quien ejercería en él una notable influencia. En 1916, con Kume, Kikuchi, Matsuoka y otros edita Shinshicho (cuarta época), en la que publica "La nariz", mereciendo elogios de Natsume. Publica además "El pañuelo" en la revista Chuo Koron, que tiene favorable acogida en la crítica; se convierte en uno de los más firmes valores de la nueva generación. Se gradúa en la Universidad; presenta la tesis "Estudios sobre William Morris". Es nombrado profesor en la Escuela de Mecánica Naval de Oficiales. Ese mismo año, muere su maestro Natsume.

En 1917 publicó sus dos primeros libros de cuentos. En 1918 se casó con Fumi Tsukamoto. Ingresó en el periódico Mainichi de Osaka. Publicó "El biombo del infierno", "La muerte del mártir", "Asesinato de la era Meiji", "La muerte del poeta Basho" y otros cuentos. Al año siguiente viaja a Nagasaki con Kikchipara estudiar el cristianismo japonés y publica cuentos con ese tema (Nagasaki era una ciudad que había tenía a la mayoría de su población japonesa practicante fiel del catolicismo a partir de las misiones de Francisco Javier).

En 1920 publicó algunos cuentos, entre ellos "El Cristo de Nankín", "El baile" y "Otoño"; este último señala un cambio en su estilo. Un año de después viajó a China como corresponsal del diario 'Mainichi' y escribe varios cuentos relacionados con ese país.

En 1922 publicó algunos ensayos y cuentos: "En el bosque", "El general", "La princesa Rokunomiya" y "La castidad de Otomi" que marcan el fin de su primera época literaria. Al año siguiente publicó la serie de cuentos sobre Yasukichi. En aquel tiempo se produciría el gran terremoto de Tokio.

En 1924 se encarga de la publicación de The modern series of English Literature. Al año siguiente compilaba una antología de literatura moderna japonesa; también publica una crónica de viaje a la China.

Hacia 1926 enfermó gravemente y padecería crisis nerviosas: alucinaciones visuales y angustia. Declinó su producción literaria. En 1927 mantuvo una polémica literaria con el novelista Junichiro Tanizaki. Escribió numerosas obras de gran valor en las cuales los principales méritos son la originalidad y las logradas expresiones de lo emocional: "Ilusión", "Kappa" (una sarcástica sátira social parcialmente fabulada basándose en los animales de la mitología popular japonesa llamados kappa), "El hombre del oeste", "La vida de un idiota", "Palabras de un enano", "Los engranajes" (breve pero intenso relato autobiográfico en el cual describe sus sensaciones pesadillezcas y expresa la idea del suicidio). Ese mismo año se suicidó ingiriendo veronal; antes de morir dijo: ぼんやりとした不安 (Bonyaritoshita fuan, que significa "sombrío desasosiego"). Después de su muerte se publicó su último libro de cuentos, además de otros ensayos, poemas y cuentos infantiles.

En 1935 su amigo de toda la vida Kikuchi Kan estableció el premio literario de mayor prestigio en Japón, el Premio Akutagawa, en su honor.

Akutagawa empleó los pseudónimos Chōkōdō Shujin 澄江堂主人 y Gaki 我鬼.

Akutagawa y el cine

Su relato Rashōmon (1915) fue combinado con un relato posterior, En el bosque (1921-2), para formar la base argumental de la premiada película Rashōmon (1950), dirigida por su compatriota, el director de cine Akira Kurosawa.


Obras

  • Rōnen (1914)
  • Hana (La nariz) (1915)
  • Imogayu (1916)
  • Jigokuhen 地獄変 (El biombo del infierno) (1916)
  • Rashōmon 羅生門 (1917)
  • El tabaco y el diablo 煙草と悪魔 (1917)
  • Kumo no ito (El hilo de la araña) (1917)
  • Jashūmon
  • Yabu no Naka (En el bosque)
  • Kairaishi (1919)
  • Nankin no Kirisuto (Cristo en Nankín)(1920)
  • Sombras del farol (1920)
  • Flores de la noche (1921)
  • Vestido de primavera (1923)
  • Ojakufu (1924)
  • El abanico de Konan (1927)
  • Genkakusanbō (1927)
  • Aru ahō no Isshō (1927)
  • Seihō no hito (El hombre del oeste) (1927)
  • Los engranajes (1927)
  • Novelas

  • La vida de Nobusuke Daidoiji (1925)
  • Enlaces externos

  • Akutagawa:

[1] [2]

  • La nota de suicidio de Akutagawa:

[3]

  • Cuentos de Akutagawa:

[4] [5] [6] [7] [8] [9] [10]
El cuento "En el bosque" de Akutagawa leido por Alejandro Apo, para la Radio nacional Argentina.


25.2.11

Entre la vanguardia y la industria: cómo se eligen los autores del futuro

Valerie Miles y Aurelio Major, editores de la revista literaria Granta apostaron por 22 jóvenes de toda América y España. Ocho de ellos son argentinos

EL MOMENTO. Miles y Major en Guadalajara. Dicen que se abrió el mercado para traducciones del español.foto.fuente:Revista Ñ

Esta es la primera vez que Granta en inglés publica un número enteramente traducido", dice Aurelio Major y un cachitín de orgullo se le filtra en la suavidad elegante de su tono. Orgullo: Major es uno de los directores de la edición en castellano de la revista Granta, una revista literaria inglesa que exhibe entre sus medallas las que ganó por haber señalado a algunos jóvenes escritores que luego se convertirían en nombres famosos de la literatura. Lo hizo algunas veces en inglés y ahora lo hizo en castellano y éste, el número con los textos de los autores elegidos, es el que ha sido, de hecho, escrito en castellano y traducido al inglés.

En 1983, la revista presentó su lista de los mejores novelistas británicos. Apostaban, entre otros, por Martin Amis, Julian Barnes, Salman Rushdie, Ian McEwan y Kazuo Ishiguro. Diez años después presentaron otra: Hanif Kureishi, Jeanette Winterson. En otras ediciones (de norteamericanos) figuraron Jonathan Franzen y Lorrie Moore. Nada mal.

En octubre salieron con su lista de narradores en español. "Todos están aún por publicar sus mejores libros", aclara la revista.

Son 22 escritores nacidos después de 1975. Los seleccionó un jurado en el que estaban Miles y Major, los escritores Edgardo Cozarinsky y Francisco Goldman, la periodista Isabel Hilton y la crítica Mercedes Monmany.

Y, oh, ocho de los autores elegidos son argentinos.

De esto y de otras cosas se sientan a hablar, en un aparte dentro de la Feria del Libro de Guadalajara, Aurelio Major y su coeditora, la norteamericana Valerie Miles.

-¿Por qué buscar ahora narradores en castellano para mostrárselos al público angloparlante?

-VM : Por un lado estuvo el fenómeno de Roberto Bolaño, que deslumbró a una generación de escritores norteamericanos. Bolaño, un autor no domesticado por los talleres de escritura. Y desde el punto de vista de la industria, el éxito de autores como Carlos Ruiz Zafón, que hizo que los editores dijeran: "Podemos vender libros en español". Y donde antes parecía que la traducción no vendía, ahora se ve que sí. Llevamos mucho tiempo diciendo "hay mucho talento joven en español" Y al final nos han dicho, bueno, enséñanos esa generación.

-¿Por qué tantos argentinos?

-VM : Me atrevo a decir que es porque Argentina tiene cultura de libro y de librerías, las mejores librerías de la lengua. Y una cultura editorial de largo alcance.

-Ustedes destacaron que cambió el lugar de la política para los escritores jóvenes.

-AM : Para la generación que hoy tiene unos 50 años, la política es extraordinariamente importante, en el sentido de que un escritor influye en la cosa pública. En cambio los escritores que están aquí no tienen esa pretensión. Les interesa cómo los grandes discursos se ven reflejados en los momentos íntimos.

La política en la vida, claro. Los editores advierten que sus "pollos" corren riesgos, que pueden sufrir "otras censuras", como "la de los poderes culturales, la de un mercado que erosiona el pacto de referencias consensuadas, la del déficit de atención en un mar de autismo virtual, la de los lectores en fuga, pues sin lectores habrá obras pero no literatura".

Un poco de vanguardia, un ojo en la industria. Así se hace la lista. Y, dice Miles, hay que esperar diez años "para ver si hemos acertado o no". Se tienen fe: "No creemos que se hubiera podido confeccionar otra lista de igual mérito con otros veintidós autores".

El camino de 'El librero'

Esta revista que va por su quinto número en Colombia quiere ser una guía para un público amplio

foto.fuente:vive.in

La revista El Librero va por su quinto número en Colombia; sin embargo, su historia se remonta a cinco años atrás, cuando comenzó en Venezuela. Ahora, cuenta con una versión propia en ambos países.

Su fundador y editor, el venezolano Sergio Dahbar, dice que, desde sus comienzos, 'El Librero' no ha pretendido ser una revista literaria, algo que implica crítica, sino una revista de libros para un público más amplio.

"Muchas revistas literarias nos dicen lo que es bueno y lo que no -explica-. En 'El Librero' no les vamos a decir 'lean a García Márquez y no lean a Coelho'. Nosotros no adjetivamos. Creemos que todo el mundo puede leer lo que quiera y queremos dar una guía para aproximarse".

La revista es de distribución gratuita; tiene un tiraje que oscila entre los 5.000 y los 10.000 ejemplares en Colombia, que están a la mano en librerías, bibliotecas y algunos cafés. Tiene un servicio de suscripción parecido a un club literario, que de bienvenida regala un libro e incluye a sus afiliados como invitados a diferentes actividades.

Una de estas es el conversatorio: 'El salvador de la patria se vuelve loco', que tuvo lugar también en el Hay Festival, en el que los autores Alberto Barrera Tyszka, Federico Vegas y Francisco Suniaga hablarán en torno a este tema en el Gimnasio Moderno, en Bogotá, a las 6:00 p.m.

El (lento) avance del español en Brasil

Cinco millones de brasileños estudian ya el idioma, pero su obligada inclusión en la secundaria se ha cumplido a medias En 2006 había solo un millón de alumnos

Justificar a ambos ladosEl español en Brasil. foto:EULOGIA MERLÉ.fuente:elpaís.com


Diego tiene 16 años, y desde hace cuatro estudia castellano en una escuela privada de São Paulo. La influencia de sus abuelos, españoles, despertó pronto su interés por nuestro idioma, que aprende "para viajar y trabajar". Es uno de los cinco millones de personas que, según el anuario del Instituto Cervantes 2009, estudian español en Brasil, una cifra que "a estas alturas, seguramente es ya más alta", según aseguran desde la institución. Un gran salto comparado con el millón de alumnos de 2006.

"Brasil es un país situado entre el océano y el español", dijo Fernando Henrique Cardoso, expresidente brasileño. Aprobada en 2005, la denominada Ley del Español convertía en obligatoria la oferta del castellano en los centros de secundaria, incorporación que debía completarse en 2011. Sin embargo, a finales de 2009, solo un 32% lo había hecho, y la implantación había sido muy irregular. El Estado de Río, por ejemplo, había llegado a un 46%, pero otros como Bahía apenas llegaban al 21%, según datos del Instituto Nacional de Estudios e Investigación (INEP) brasileño. Una desigualdad aún más patente si se considera la titularidad de los centros: cumplían la ley un 66% de centros privados, pero solo un 18% de los públicos. Así las cosas, la nueva fecha que se plantean los responsables educativos mira hacia el horizonte de 2021.

Las caras de este retraso son múltiples, como explica Antonio Martínez, director del Instituto Cervantes de Río de Janeiro: "No salen suficientes plazas para garantizar la implantación de la ley; de 2006 a 2010 solo se convocaron oposiciones para 300 profesores". Fuentes del Ministerio de Educación brasileño reconocen que hay 6.000 docentes de español frente a una demanda aproximada de 25.000.

La falta de financiación, apuntan, es una de las razones, pero no la única. Al ser Brasil un Estado federal, el cumplimiento de la ley depende de que los diferentes estados desarrollen reglamentos para adaptarse a la nueva norma, algo que lleva su tiempo. Una lucha burocrática que se une a otras problemáticas, como apunta Belén García Llamas, profesora del Cervantes en Río de Janeiro: "La situación de los profesores no es muy buena. Sus salarios son muy bajos y trabajan con pocos medios... hay barrios muy desfavorecidos, con muchos contrastes, y los profesores tienen que echar mano de mucha vocación. Hay interés porque las cosas mejoren, pero no es fácil".

El español entra despacio, pero no para. La creciente demanda se ha notado también en las nueve sedes que el Instituto Cervantes tiene en Brasil, cuyas matrículas han pasado de 2.308 en 2006 a más de 16.000 en 2010. Su labor, que conjuga la enseñanza del español con la promoción de la cultura hispanoamericana, mezcla lo presencial con lo virtual a través de unas plataformas online que sirven "para llegar a rincones que, debido a la dificultad orográfica del país, sería mucho más complicado alcanzar", afirma la directora del Instituto, Carmen Caffarel. Así, tenemos el Aula Virtual de Español (AVE; http://ave.cervantes.es), cuyos cursos por Internet se organizan en torno a cuatro niveles multimedia, de inicial a superior. "Queremos llegar al mayor número de colectivos posible sin usurpar la labor de las universidades, que forman a sus profesores, pero ofreciéndoles nuestro apoyo", apunta Caffarel. Esther Blanco, profesora del organismo en Salvador de Bahía, añade que están intentando ofrecer clases extraescolares en escuelas, aunque "en eso hay más mercado para el inglés".

Los alumnos del Cervantes responden a un perfil diferente. Son universitarios, profesionales, con un buen nivel cultural. "Muchos se quedan con nosotros incluso después de haber completado todos los niveles", afirma García Llamas desde la sede de Río. Entonces el Cervantes diseña cursos específicos adaptados a lo que les piden: conversación, literatura, cine, cultura... Esta pasión por el español fue el germen que llevó a un grupo de alumnos de Río a crear, en abril de 2010, una revista electrónica en español, Los Insistentes (www.losinsistentes.blogspot.com), que coordina la periodista brasileña Daniella Wagner: "Empezamos siete personas y hoy tenemos incluso otro equipo de redacción al que damos un tratamiento casi profesional".

La labor docente del Cervantes se deja ver también en los múltiples convenios que la institución firma con diferentes entidades. El pasado mes de enero se presentó en Valladolid Practica español, un centro de recursos online fruto de un acuerdo entre la Fundación de la Lengua Española, la Agencia EFE y el Cervantes. Un proyecto que cuenta además con una radio dedicada a la enseñanza del español (www.radiofle.com) y otros contenidos culturales, y que en un mes escaso de existencia parece haber tenido una acogida especialmente buena en Estados Unidos y Brasil. Precisamente el 3 de febrero firmó el Cervantes un acuerdo en Madrid con la Fundación Hispano Brasileña, por el que ofrecen "ayuda y apoyo a la fundación en su trabajo de difusión y conocimiento de la cultura brasileña en España", según su presidente, Rafael López Andújar.

Entre los motivos que han favorecido la expansión del español en Brasil está, sin duda alguna, el económico. En primer lugar por el comercio con los restantes países de Mercosur; y también porque España, tras Estados Unidos, es el segundo país inversor en Brasil, con una cantidad acumulada de 30.000 millones de euros en los últimos 10 años y unas exportaciones valoradas en más de 2.100 millones a finales de 2010, según datos de la Cámara de Comercio España-Brasil. "Hay una cantidad enorme de empresas pequeñas y medianas deseando establecerse allí", afirma López Andújar.

Una muestra clara del interés por invertir en Brasil es el número de empresas asociadas a la Cámara de Comercio España-Brasil, que en solo cuatro años ha pasado de 50 a 250, "e incluso podrían llegar a 400 antes de finalizar 2011", según su presidente, Tomás González. "Tenemos como socios al 97% de la inversión española en Brasil. Y no solo con las empresas gigantes, sino también con socios pequeños, que son los que más necesitan el apoyo de la Cámara".

Las grandes citas internacionales que tendrán lugar en Brasil en los próximos años -Mundial de Fútbol y Juegos Olímpicos- pueden tener un impacto decisivo en la expansión del español. Así, se ha creado una secretaría nueva, SaeCopa, que entre otras cosas impartirá cursos de idiomas -español e inglés- a los trabajadores del sector servicios: bomberos, policías, taxistas y hasta vendedores ambulantes.

Para Anastasio Sánchez, director del Cervantes en Salvador de Bahía, "hay unas diferencias abismales que arreglar en Brasil en todos los aspectos. Son más de 200 millones de habitantes y, aunque Lula haya sacado de la pobreza a 30 o 40 millones, queda mucho por hacer". Pero hay una razón para sentirse optimista: "A diferencia de España, aquí van todos a una, hay un Gobierno y una oposición que ayuda".

Un avance desigual

- El desarrollo del español en la enseñanza secundaria es irregular: un 46% en el Estado de Río y un 21% en el de Bahía (finales de 2009).

- La implantación de la Ley del Español en los centros privados era de un 66% y en los públicos de un 18%, también a finales de 2009.

- Las matrículas del Cervantes en Brasil pasaron de 2.308 en 2006 a 16.000 en 2010.

24.2.11

Escritor colombiano gana segunda edición de Concurso de Novela ALBA Narrativa

El escritor colombiano Daniel Ferreira ganó la segunda edición del Concurso Latinoamericano y Caribeño de Novela ALBA Narrativa, cuyo fallo se dio a conocer en La Habana, informaron hoy medios oficiales

foto:archivo.fuente:revistaarcadia.com

Ferreira resultó ganador con la novela Viaje al interior de una gota de sangre que compitió junto a otras 141 obras de escritores provenientes de 17 países de la región.

El jurado, constituido por el argentino Vicente Battista, el cubano Reynaldo González y la venezolana Sol Linares, resaltó que la novela de Ferreira "destila poesía y violencia, resuelta mediante una formidable y ajustada escritura".

Además, destacó que el libro "pone en movimiento una historia cargada de humor e ironía" a partir de la resolución de un crimen.

El resultado del concurso, abierto para escritores menores de 40 años, se ha dado a conocer dentro del marco de la Feria Internacional del Libro de Cuba, en la cual también se presentaron las novelas galardonadas con el ALBA Narrativa 2010.

El premio es organizado por el Fondo Cultural de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) a través del Centro Cultural Dulce María Loynaz de La Habana, e incluye la publicación de la obra ganadora y 15.000 dólares.

5 raros casos de veto a libros

¿Sabía usted que en 1985 Mubarak vetó Las mil y una noches? Ese es uno de los casos de nuestros 5 libros vetados por extrañas razones en donde también encontrará el veto a Alicia en el país de las maravillas, Hamlet y hasta La Odisea

El libro "Alicia en el país de las maravillas" fue vetado en China por la extraña razón de que ponía a humanos y animales en el mismo nivel.foto.fuente:revistaarcadia.com

1. Alicia en el país de las Maravillas prohibido en China

De este clásico de la literatura infantil se ha dicho de todo. Que su autor era un pedófilo incorregible, que es una carta de amor a una pequeña niña y que las aventuras de Alicia fueron bandera del movimiento para la legalización de las drogas en Estados Unidos. Sin embargo, estos no fueron los argumentos del veto mas extraño que tuvo el libro. Lo hizo el gobernador de la provincia china de Hunan en 1931, quien consideró inmoral que "un libro mostrara a los hombres y a los animales en un mismo nivel".

2. Hamlet en Etiopía

¿Quién duda hoy de la importancia de Hamlet? En la Etiopía de los años setenta, sin embargo, sí dudaron: la obra cumbre del "maestro de lo humano" fue considerada peligrosa. Después del golpe militar de 1974, todo lo que no apoyara al nuevo gobierno era prohibido. En la redada cayeron la prensa escrita, algunos libros y canciones románticas de moda. Y como Hamlet hablaba de un gobierno ilegítimo, su puesta en escena fue vetada en 1978 y su director, Tsegaye Gabre Medhin, que por ese entonces era el ministro de Cultura, perdió su trabajo.

3. La Odisea que ofendió a Calígula

Aunque hoy se conoce como el educador de un pueblo, Platón no era muy amigo de los poetas. Su molestia era tanta que sugirió exiliarlos de su república ideal y, de paso, vetar La Odisea por no ser apta para las jóvenes mentes. Más tarde su sueño por poco se hace realidad. El emperador romano Calígula quiso vetarla, pero por razones muy distintas a las alegadas por el filósofo: a él la narración lo ofendía pues "mostraba los valores griegos de la libertad".

4. Roald Dahl contra la buena moral

Roald Dahl decía que los padres eran los villanos ideales de sus libros infantiles. Y lo decía por algo. Sus polémicos libros infantiles, que incluyen la palabra culo y son protagonizados por niños desobedientes, enfureció a los padres estadounidenses. Tanto que lograron hacer que muchas de las bibliotecas escolares sacaran sus volúmenes de sus estanteajo los más disímiles argumentos: que promovían las drogas, que eran machistas, racistas o muy violentos. Las aventuras del pobre James, de James y el melocotón gigante, fueron prohibidas en Winconsin porque su compañera de piso, la araña, se lame los labios y esto "puede ser tomado de dos distintas maneras, incluyendo la sexual".

5. Las mil y una noches sin profetas

A pesar de recoger muchas de las leyendas árabes, milenarias historias y buena parte de la tradición oral de Oriente Medio, Las mil y una noches ha sido vetado en más de diez países de esa región. En 1985, el polémico Hosni Mubarak, confiscó el libro en El Cairo por tener "pasajes obscenos que amenazaban el tejido moral de todo un país". Por la misma época, el director de la Biblioteca del Consulado Británico en Israel decretó que las historias de Sherezada no eran aptas para los estudiantes judíos.

Retazos amorosos

Una investigación pone en foco enunciados que revelan la intimidad de personajes literarios a partir de la exposición de sentimientos amorosos, especialmente femeninos

ELEONORA DUSE.Como Margherite Gautier, La dama de las camelias.1904.foto.fuente:Revista Ñ
¿Qué modelos de mujer proponen hoy los medios de comunicación? ¿Cuáles son los aspectos que hoy se relacionan con "lo femenino"? ¿Cómo el entramado de discursos sociales procesa y retroalimenta aquello? El planteo de El discurso amoroso. Tensiones en torno a la condición humana de Adriana Boria (Ediciones Comunicarte) trabaja sobre novelas del siglo XIX, período en que la literatura goza de un papel fundamental en la formación del imaginario social.

Magíster en Sociosemiótica y Doctora en Letras, la autora se concentra en enunciados que revelan la intimidad de los personajes de ficción, en particular de las mujeres, a través de la exposición narrativa de sentimientos amorosos. Parte de una doble premisa: desde "esa zona de discursividad que he denominado discurso amoroso", sigue a Foucault y considera a los discursos como "productores de saberes". Y, al mismo tiempo, sostiene que hay que tener en cuenta que éstos, a su vez, también se vuelven saberes productores de sujetos. Los textos literarios del siglo XIX se integran a un conjunto estratégico que denomina de "control y regulación de las pasiones", en especial de la pasión amorosa. La autora trabajará con un corpus de las llamadas novelas clásicas del período que, en su mayoría, terminan cumpliendo una función didáctica.

El libro está dividido en tres partes. La primera es una rigurosa fundamentación de su perspectiva teórica, encuadrada dentro de lo interdisciplinario. Por un lado, Boria sigue la concepción bajtiniana de la subjetividad en cuanto a proceso de autopercepción dialógica. Por otro lado, retoma la noción de producción histórica de Michel Foucault, y en particular, el interrogante acerca de "los modos de subjetivación del ser humano en nuestra cultura". El discurso amoroso resulta un objeto fértil ya que en él se produce siempre una interacción dialógica; una síntesis entre lo interno y lo externo. "El diálogo amoroso pone en juego las zonas más oscuras y secretas de los hombres operando al mismo tiempo como constructor de identidades individuales y sociales", afirma. El apartado termina con un repaso por los postulados de diversas ramas feministas, desde Butler a Liz Bondi.

El segundo capítulo es una "pequeña historia de la mujer" de la Francia de esa época, en que se inicia un debate relacionado, dice Boria, con el tema de la mujer y la búsqueda de sus características particulares. En la discursividad de la revolución hasta mitad del siglo pueden leerse continuidades y rupturas. En los textos aparecen dicotomías claras que asocian determinados objetos al hombre y la mujer, y que prefiguran una manera de (deber) ser, ya que apuntan que cada uno se corresponde con la naturaleza femenina y masculina. Al hombre, como podemos imaginar aún hoy, se lo asocia con la pluma y la espada; a la mujer, con la aguja y el huso; a él con las producciones del genio, a ella con los sentimientos del corazón. Al mismo tiempo, la autora señala paradojas y contradicciones entre la retórica de la revolución y la realidad. Por un lado, señala avances: las mujeres pueden frecuentar el espacio público antes vedado, los salones y, por poco tiempo, se establece la ley de divorcio. Pero también indica que estas nuevas conquistas conviven con mensajes alarmistas frente al protagonismo femenino en la revolución. En este recorrido, de manera entretenida, Boria expone y reagrupa diversos testimonios y documentos de la época, y da un contexto necesario que contribuye no sólo al análisis posterior, sino a estudios por venir que indaguen en otros períodos.

Las novelas de esta época son estudiadas desde sus funciones modelizadoras y normalizadoras de la identidad de la mujer. En su corpus Adriana Boria incluye obras de autores como Alejandro Dumas, Honorato de Balzac, Stendhal, Próspero Merimée y George Sand. En ellas leerá un complejo entramado de tópicos, estigmatizaciones y lugares comunes. En la construcción literaria de las "mantenidas, queridas, amantes, coccotes ", por ejemplo, descubrirá su funcionalidad al sistema: mientras cumplan con su papel asignado y no intenten ocupar otros espacios, será imposible que adquieran legitimidad en otros ámbitos. Por citar un solo ejemplo, esto es lo que ocurre a la protagonista de La dama de las camelias , que es "castigada" con la enfermedad y la muerte cuando quiere correrse de su estatuto y pasar a ser esposa.

El mayor aporte del texto no sólo está en las ambivalencias que descubre y las figuras de mujer que revela que, como afirma, permanecen aún hoy. Queriéndolo o no, el libro abre las puertas a nuevos estudios sobre productos culturales más próximos en el tiempo; que incluyan discursos que exceden hoy a la literatura ya que ésta, como modelizadora y estatuto de referencia social ha perdido peso. Al mismo tiempo, El discurso amoroso… bien vale como rico material de lectura y referencia para especialistas y legos, en especial aquellos apartados –que afortunadamente abundan– que superan el horizonte de expectativas de quien ha leído aquellos clásicos de la literatura.

23.2.11

La mil formas del duelo en Érika Diettes

La fotógrafa y artista lanza el libro ‘Noticias al aire… Memoria en vivo’, una investigación sobre el duelo y la imagen de la muerte en los medios de comunicación

La artista bogotana Érika Diettes sentada junto a una de las fotografías expuestas en la muestra Río Abajo.foto:Diana Sánchez.fuente:elespectador.com

La obra de Érika Diettes ha sufrido a lo largo de estos 10 años una importante transformación. Fotógrafa y artista, inició su carrera con el retrato, fotos que plasmaban no sólo la imagen de una persona sino algo más profundo, un gesto que podía develar secretos y misterios de sus anónimos personajes.

Luego vinieron la maestría en Antropología, una circunstancia personal que le cambió la vida y un trabajo profundo y sentido que tituló Río Abajo y que la condujo por las profundidades del drama de la desaparición forzosa y la violencia. En este trabajo, Diettes recorrió el oriente antioqueño y visitó familias que habían sido víctimas de esta tragedia y encontró que la presencia de los desaparecidos se manifiesta en los objetos que dejaron.

Una vez más su talento para el retrato se hizo presente, pero en este caso el rostro del ausente era su camisa, sus zapatos o cualquier objeto que los seres amados de estas personas hubieran guardado como lazos de la memoria.

Este camino la condujo por una nueva senda y de ahí nació la exposición 'A punta de Sangre' que se vio a principios de año en Cartagena. A través de estas fotografías, Érika narra la manera cómo los buitres, animales carroñeros, se han convertido para los familiares de personas desaparecidas en portadoras de nefastas esperanzas. Cuando en las orillas de los ríos se ven estas aves negras es probable que el cuerpo del familiar desaparecido dé fe de su muerte y así su familia pueda darle sepultura y realizar un duelo.

El interés de Diettes por estos temas no viene de una curiosidad puramente social. Para ella la violencia también hace parte de su vida personal. Es precisamente a raíz de la muerte de su tío paterno, que Diettes se interna en el conflicto buscando rostros que no siempre son las caras de las personas de quien ella habla.

El lanzamiento del libro 'Noticia al aire… Memoria en vivo', se convierte así en explicación y profundización de un trabajo estético y artístico. Esta es la tesis de su maestría en antropología, y es una profundización de la experiencia vivida tanto en carne propia como a través de su trabajo. En palabras de la artista: "Es un proceso paralelo que tiene que ver con la maestría en antropología y explica cómo llegué a estos temas y cómo la imagen que los medios dan de un hecho violento afectan el proceso de duelo. El origen de esta historia es que cuando asesinaron a mi tío nos enteramos por televisión".

Con este libro el círculo se cierra. La obra de Érika recorre los senderos y los ríos de su vida personal y el drama de miles de colombianos que de manera involuntaria, obligada o por decisión terminan protagonizando una guerra que parece no tener fin.

En la sala de audiovisuales de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Robert Crumb ilustra a Bukowski

Babelia adelanta las ilustraciones que hizo el genial artista del libro Tráeme tu amor y otros relatos que Libros del zorro rojo edita por primera vez en español

Portada:Tráeme tu amor y otros relatos.foto.fuente:elpais.com

Tres décadas después de su edición original en Estados Unidos, se publican por primera vez en España los relatos de Charles Bukoswki ilustrados por Robert Crumb: Tráeme tu amor y otros relatos (Libros del Zorro Rojo). Aunque los textos no son inéditos, sí lo son los dibujos que Crumb creó para ellos entre 1975 y 1984. Una obra de colección, cuyas ilustraciones ofrece hoy Babelia en primicia en esta edición digital. El libro llegará a las librerías a finales de esta semana.

Es fácil dejar volar la imaginación y pensar en el impacto que causarían en un joven Robert Crumb la lectura de los primeros poemas publicados de Charles Bukowski en la década de los 60. Aunque no tengamos referencias directas de que así ocurriese, son tantas las coincidencias y relaciones que se pueden establecer entre estos dos autores, que es difícil evadirse a la tentación de unirlos de forma unívoca: ambos evadidos de una existencia gris hacia la creación como única forma de subsistencia, ambos incómodos testigos y notarios de la realidad que les circundaba, provocadores hasta la extenuación de aquellos que sobreviven atados a la corrección política. Unidos también en las recurrentes acusaciones de misantropía y misoginia, pero también en ser referencias ineludibles hasta poder ser clasificados, sin temor a mucho error, en dos de los autores más influyentes e importantes de la cultura del siglo XX. Prolíficos hasta la extenuación y rabiosamente autodestructivos en su retrato personal, pero también voz rebelde de los perdedores y olvidados de un sistema y una sociedad que aplasta como un rodillo.

Demasiadas coincidencias que, paradójicamente, apenas tienen puntos en común: sólo unas ilustraciones, unos pocos dibujos que Crumb realizó para unos relatos cortos de Bukowski. El trazo sucio y recargado del dibujante se adapta, no hay sorpresa, como un guante a unos relatos donde Bukowski practica su ya conocido realismo descarnado y sórdido. Sin embargo, es curioso observar cómo Crumb se aleja de la irreverencia de sus historietas para ilustrar con cuidada exactitud las palabras de Bukowski, casi evitando interpretar, dando lugar a una imagen que respeta el texto con tanta fidelidad que parece caer aparentemente en la redundancia. Pero no hay tal apariencia: Crumb consigue articular un discurso paralelo al de Bukowski, un diálogo entre el texto y el dibujo que se retroalimenta como pocas veces, demostrando que las coincidencias existen, pero también matizando las diferencias sutiles existentes entre estos dos grandes genios. Los primeros tres cuentos de Bukowski ilustrados por Crumb, todavía inéditos en España (el cuarto, El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, fue publicado hace unos años por Anagrama), son recopilados ahora por Libros del Zorro Rojo en Tráeme tu amor y otros relatos.

Un libro electrónico no es un libro

Tras leer el contrato que viene adjunto con un Kindle, este cronista ha llegado a una obvia pero desconsoladora conclusión. Los libros electrónicos sustraen del Libro lo que debería ser su condición básica y más excelente: la soledad, la privacidad y la libertad de pensar y actuar sobre un texto

LEAN LA LETRA CHICA: El contrato que viene con el Kindle es extremadamente cruel para las libertades del lector. foto.fuente:Revista Ñ
En lo que va del año la noticia más impactante sobre el e-book no tuvo nada que ver, de rigor, con los e-books. Estamos hablando del cierre de la librería estadounidense, Borders, una cadena nacional que en a fines del 2010 tenía más de 500 megatiendas en ese país. Una de las causas principales en la estrepitosa caída de ventas —que resultó en la declaración de bancarrota por la empresa el 16 de Febrero de este año— es el pase de los consumidores al libro electrónicos, en obvio detrimento de los libros hechos y derechos. Es profundamente irónico que los bibliófilos estadounidenses estuvieran de luto por una organización que hace unos diez años, no más, era odiada por los mismos bibliófilos por amenazar la supervivencia de las librerías independientes. Aunque el libro electrónico esta en su plena infancia si hay algo que esta claro es que no va ser una novedad pasajera. La tableta de lectura más popular, el Kindle de Amazon, está recién en su segunda versión. Las críticas del Kindle 2 fueron muy positivas, declarando un salto en calidad significativo, tanto en el dispositivo electrónico como en la tecnología de "tinta-electrónica" o e-ink. En estos tiempos de crecimiento exponencial de la tecnología uno solo puede imaginar que el Kindle —o su símil— dentro de una década será un aparato formidable.

¿Qué resistencia posible hay frente este cambio de paradigma? ¿Qué podemos decir nosotros que hemos pasado nuestras vidas —que hemos dado sentido a nuestras vidas— a través de la lectura, compra, colección y relectura de Libros?

Tal vez lo único que nos queda es resistir privadamente y, por lo menos, dejar un grito en el aire constatando nuestra opinión sobre esta revolución de magnitud gutenberguesca.

En esta columna quisiera defender mi opinión: un libro electrónico no es un libro y nunca será un libro. Y por más ventajas que tiene y que tendrá el e-book (a quién no le gustaría tener acceso a los contendidos completos de las grandes bibliotecas del mundo, algo que, si Google Books cumple su objetivo, será una realidad) nunca hay que olvidarse que el libro electrónico no solo no es un libro, si no es un anti-libro. Por más que el contenido textual de, por ejemplo, La guerra y la paz, es idéntico en un libro que en un Kindle o un iPad, ese texto electrónico está muy lejos de ser un libro. ¿Por qué? Veamos.

Esto no es un libro

La diferencia más crucial, importante y notable entre un Libro y un libro electrónico es ésta: Cuando uno lee un libro está solo. Leer un libro es una acción solitaria, silenciosa (o no, si uno lee en voz alta), pero absolutamente personal y privada. Por lo contrario, cuando uno lee un libro electrónico hay siempre una empresa detrás que está leyendo lo que usted está leyendo. Cada "página" que da vuelta, sus tiempos de lectura, cada anotación que hace, la colección de libros que tiene (dentro de su tableta), las horas en cual lee, cuán rápido lee — todo, todo, todo, vinculado con la lectura de ese texto, queda registrado en un servidor de una empresa privada.

Se podría enumerar decenas de diferencias más, pero para los propósitos de esta columna quisiera indagar sobre el significado de esta fundamental diferencia entre los Libros y los e-books.

¿Qué significa comprar un Kindle?

Comparemos la compra de un Libro y un Kindle.

Libro: entro en una librería, compro un libro con efectivo y me voy. Ese objeto es mío. Listo, se terminó. Si quiero, lo quemo para hacer un asado o lo convierto en una obra de arte cortando sus páginas. Si no, lo puedo escribir, subrayar, anotar de la manera que se me antoja: con pinceles de varios colores, con broches, con papeles pegados, escritos, comentando el texto. Se lo puedo prestar a un amigo. Lo puedo dejar en el banco de una plaza para que lo encuentre otro… Es mío y lo que hago con él es cosa mía.

Me compro un Kindle. Primero, ese aparato esta vinculado a mi nombre, a una tarjeta de crédito mía (no se puede comprar en cash) que esta vinculada a un domicilio legal (no puedo tener una tarjeta de crédito sin un domicilio legal). Aun ni siquiera me he comprado un libro y he entrado en una relación en la cual entrego mis datos más íntimos a un tercero.

El Kindle llega en una caja y, al estilo Apple, viene con un manual de instrucciones que, coquetamente, enfatiza lo sencillo que es operar esta maquinita que te dará acceso a miles sobre miles de textos electrónicos. Hasta acá, todo bien, ¿no es cierto?

En el Kindle que yo me compré el manual consistía en un librito de seis páginas de cartón delgado con cinco pliegues que se abren como un acordeón. La parte delantera es un texto escueto con diagramas claros en papel blanco, brilloso.

Y ahora vamos al Gran Hermano.

Da vuelta el manual y ve cinco páginas de texto chico debajo de un título humilde que dice "Important Product Information". O sea, información importante sobre este producto.

Y lo que sigue es el contrato que firmó, de facto, al comprar el Kindle y —además— el contrato que firmarás, de facto, cada vez que compras un texto electrónico para el dispositivo.

El sexto subtexto se titula: "Your Conduct". Tu conducto.

¿Perdón? ¡Qué dijo! ¿Mi conducta?

Imagínate devuelta en la librería. Pagaste tu libro en cash y estas por partir cuando el librero te para: "Momentito," te dice. "Acercase acá que tiene que firmar un contrato si va a leer ese libro. Por favor, no se moleste. Es un procedimiento común que les hacemos a todos nuestros clientes. Hay unas cláusulas sobre cómo usted puede usar el libro. Igual, no se preocupe si no quiere firmar. Ya le tenemos registrado y de hecho por comprar el libro ha firmado el contrato."

Tu conducta

Entre varias otras cosas, esta estipulado que no puedes prestar el libro; que, en el caso de diarios y revistas, Amazon reserva el derecho de cambiar los términos del contrato de compra; el aparato en si, y sus contenidos (tanto software como hardware) pertenecen a Amazon y no tienes el derecho de interferir con su funcionamiento de ninguna forma; Amazon recibirá información de tu dispositivo: "Anotaciones, bookmarks, apuntes, subrayados o tales marcas están respaldados por el Servicio, y la Información que recibe es sujeta al contrato de privacidad de Amazon.com"

Amazon no se hace cargo de ninguna perdida de información. Si has violado los derechos Intelectuales de Propiedad del aparato o sus contenidos, "Amazon puede buscar recompensación legal en cualquier estado o juzgado federal en el estado de Washington…"

Hay más: "Amazon reserva el derecho de cambiar las condiciones de este Acuerdo… En el caso que lo haga tu uso continuado del dispositivo implica tu acuerdo de estas revisiones del contrato…"

Si Amazon decide que tú has quebrado con el contrato – o futuras revisiones del contrato – esta en derecho de suspender tu uso del dispositivo y cancelar tu acceso a toda la información que ellos tienen almacenados sobre tu uso del dispositivo y sus contenidos.

Yo resistiré. No me interesa firmar un contrato para leer un libro. No me interesa que una empresa me imponga las condiciones de mi lectura. No me interesa cambiar comodidad por mi privacidad. No me agrada el tono agresivo ni los términos del contrato en el cual el único con poder es la empresa proveedora. No acepto.

Esto no es un libro. Andrés Hax

22.2.11

Forsyth: "¿Y si creamos un Guantánamo para narcotraficantes?"

Dénia: "Viví un año allí para que el fisco inglés no me auitara el 85% de mis ingresos" | Armas: "España vendía, per la editorial me pidió que lo cambiara por Grecia" | Traficantes: "Sólo si los haces desaparecer evitas que los reemplacen fácilmente" "La obra de Dan Brown es basura"

El autor de El Chacal, fotografiado en un salón del hotel madrileño donde se hospeda.foto: Dani Duch.fuente:lavanguardia.es

El británico Frederick Forsyth, uno de los grandes del thriller contemporáneo, ha vuelto al hotel Villa Real, en la madrileña Plaza de las Cortes, frente al Congreso. Allí transcurren varias escenas de su última novela, Cobra (Plaza y Janés). En general su relación con España ha sido bastante continuada. "Vine por primera vez en 1966, con diecisiete años –cuenta con su aire de gentleman y su sonrisa sutilmente socarrona-. Yo había dejado los estudios porque quería alistarme en las Fuerzas Aéreas y mi padre insistió en que antes aprendiera algo útil, como idiomas. Me decidí por el español. Conseguí una pequeña beca y me instalé en Málaga durante tres meses, en casa de una señora que alquilaba habitaciones. Era viuda, su marido había sido ejecutado durante la guerra civil. Durante mi estancia allí no fui mucho a clase que digamos. Pero antes de irme mi profesor me reconoció que había aprendido bien el español de la calle".

Regresó varias veces en los años siguientes, hasta que en 1974 tuvo "un problema" en su país con los impuestos. "Me dijeron –recuerda- que el gobierno laborista iba a quitarme el 85% de lo que había ganado con mis tres primeros libros si no residía un año fuera de Gran Bretaña. Yo me acababa de casar. Con mi mujer buscamos un lugar tranquilo y alguien me recomendó Denia, que era más barata que Marbella. Compramos una casa histórica, con una hectárea de terreno con naranjos, y nos dedicamos a restaurarla, hasta que pasó el año que nos habíamos fijado, regresamos a Inglaterra y al cabo de un tiempo la vendimos.

"Como el país nos seguía tirando adquirimos un apartamento en Puerto Banús, que mantuvimos seis o siete años, durante los ochenta. Después he ido regresando para investigar temas de mis libros, aunque ahora hacía cerca de diez años que no venía.

¿Qué es exactamente lo que ha investigado en España?
Lo primero fue para mi novela sobre mercenarios "Los perros de la guerra". Resulta que en la última época de Franco, España exportaba armas, lo hacía el propio Ministerio de Defensa, pero de una forma casi clandestina. En la versión original de mi libro los mercenarios adquieren todo su armamento a instancias oficiales españolas. Pero en mi editorial, Plaza y Janés, me dijeron que mejor lo quitara porque podríamos tener problemas. Rehice un capítulo y medio para esta versión, y puse que los personajes compraban en Grecia. Creo que es la que aún se encuentra en la edición española de bolsillo de "Los perros de la guerra".

Usted siempre ha tenido fama de contar con muy buenas fuentes. ¿Cómo ha cambiado su sistema de documentación desde que publicó "Chacal" hace ahora cuarenta años? ¿Recurre a Google?
Aunque me llaman conservador yo soy más bien un tradicionalista. Una práctica no se convierte en tradición hasta que se ha prolongado algunos años, y puede comprobarse que funciona. Google me da la versión oficial de los hechos. Yo en cambio voy a hablar con personas que han pasado su vida entera en las fuerzas especiales inglesas o en la policía española. Esta gente me brinda historias de superiores incompetentes, anécdotas de primera mano y cosas que no deberían haber ocurrido. Todo eso no está en Internet. Si encuentras a una persona que vivió un momento histórico, pongamos por caso el asesinato de Kennedy, su testimonio le da a tu libro un aroma especial.

Además de policías, ¿qué tipo de personas constituyen sus fuentes más habituales?
Soldados, agentes de aduanas… Tengo un amigo espía que me dijo "durante muchos años tuve que guardar silencio, pero ahora ya no". A la gente que ha vivido cosas interesantes le gusta hablar.

¿Les paga?
Solo lo he hecho dos o tres veces en toda mi carrera. Para escribir "Los perros de la guerra" tuve que pagar a un mercenario por su información, y la verdad es que me dio un material extraordinario que de otro modo nunca hubiera encontrado. Pero usualmente no lo necesito.

Sus novelas parten, por lo general, de una pregunta o una hipotesis que usted busca confirmar o desmentir.
Sí, suelo trabajar con dos tipos de pregunta. La primera es "¿que sucedería sí…?". Por ejemplo, si la KGB desarrolla una bomba atómica que se puede llevar en una maleta. Es el tema de mi novela "El cuarto protocolo". La segunda es "¿sería posible que…?". A veces la pregunta se refiere a una posibilidad para los malvados, por ejemplo, ¿sería posible que un mercenario se acercara lo bastante al presidente de Francia para atentar contra su vida? Es el tema de "Chacal", mi primera obra. Otras veces se trata de una posibilidad para los buenos, por ejemplo, ¿sería posible acabar con el narcotráfico? Es el tema de "Cobra".

Usted plantea que para acabar con el narcotráfico hay que cambiar la legislación, equiparando a narcotraficantes con terroristas, y además hay que entablar con ellos una batalla naval sin piedad.
Sí, la cocaína se envía a EE.UU. y a Europa desde Colombia básicamente por mar. Si impides que la mercancía llegue, el comercio se colapsa. Ahora bien, hay una segunda parte importante en mi propuesta, que es hacer desaparecer a los traficantes. Si creas la incertidumbre sobre lo que les ha pasado, les impides reclutar nuevos voluntarios porque tienen miedo. Hoy se captura a un traficante y sus jefes de los cárteles dicen: "OK, no pasa nada, mandamos otro en el próximo avión…"

Pero hacerles desaparecer sin juicio, como usted propone, no suena muy legal ni muy correcto.
Yo en mi novela he imaginado un espacio de reclusión donde los detenidos no están muertos, ni se les trata mal, simplemente están retenidos en un lugar apartado y nadie sabe nada de ellos. Eso desmoraliza decisivamente a sus compañeros. Ya sé que no se va a hacer nunca, pero si EE.UU. creó un Guantánamo en Cuba para sospechosos de terrorismo, ¿por qué no crear un Guantánamo para los narcos?

En su investigación para "Cobra", ¿habló directamente con traficantes?
Lo intenté, pero la policía colombiana me avisó que si lo hacía, los narcos me matarían. Así que me entrevisté con gente que había trabajado para esa industria, pero ya lo había dejado.

La hipótesis de legalizar la droga para acabar con el comercio ilegal ¿no le parece viable?
Plantea muchos problemas, cuando un producto ilegal se hace legal su consumo aumenta exponencialmente, para la juventud puede tener unos efectos aniquiliadores. En Suecia se intentó liberalizar y el resultado fue catastrófico. El gran problema actual radica, según los expertos de la DEA, sobre todo en la cocaína, que se está mezclando para la distribución con sustancias muy tóxicas y causa unos efectos devastadores.

De todas las novelas que ha publicado, ¿cuál es su favorita?
Quizás El puño de Dios. La guerra de Kuwait fue la primera transmitida en directo por TV, que podíamos ver desde el salón de casa. Aparentemente todo estaba a la vista. Yo pensé "aquí hay algo que no nos están diciendo". Y tras investigar mucho escribí esta novela para revelar de qué se trataba. En 1982 Saddam Hussein era el héroe de Occidente porque se enfrentaba a Irán, y nosotros le armamos y le animamos a crear una gran máquina de guerra. Pocos años más tarde era nuestro enemigo. ¿Qué extraño, no? Y la clave de todo radicaba en el petróleo.

Frederick Forsyth no se muerde la lengua. De la última adaptación al cine de su novela "Chacal", protagonizada por Bruce Willis, dice que fue "un robo, se quedaron con un título que había contratado Fred Zinemann muchos años antes, pero la trama no tenía nada que ver con mi libro. Fue un abuso de confianza de cara a los espectadores, que la castigaron negándose a verla. Por suerte fue un fracaso".

También contundente se muestra en su opinión respecto a algunos colegas. De la exitosa obra de Dan Brown "El código Da Vinci" opina que es "basura absoluta de principio a fin. ¿Cómo alguien que se está desangrando puede dedicarse a dibujar con su sangre complicadas figuras inspiradas en Leonardo da Vinci? No tiene ningún sentido. Además Brown no tiene ni idea de cómo funcionan las policías europeas: deja a sus protagonistas que salten tranquilamente de un país a otro y presenta a alguien tan poco discreto como un monje albino con heridas en el cuerpo paseándose por París sin que nadie le diga nada".

En cuanto a los estadounidenses John Grisham y Tom Clancy, le parecen "más que autores, equipos de trabajo, seguro que trabajan con colaboradores para producir libro tras libro a un ritmo tan rápido, es un fenómeno muy americano":

Defiende a Ken Follett, "un buen amigo y un escritor compulsivo, cosa que yo no soy. Investiga, escribe y promociona al mismo tiempo. Además su último libro es larguísimo, no me veo con capacidad de conseguir semejantes extensiones". A J. K. Rowling y a Stieg Larsson "aún no los he leído".

Una última pregunta: ¿cuál es su secreto para escribir libros de éxito?
Despertar la curiosidad del lector por una pregunta: ¿qué sucede ahora? Y evitar que su respuesta sea "me importa un pimiento".