4.2.11

La prosa brutal de David Peace golpea en BCNegra

El autor presenta las dos primeras entregas del 'Red Riding Quartet'

El escritor británico David Peace, ayer, frente a La Capella, donde ser realizan los actos de BCNegra. foto:SERGIO LAINZ.fuente:elperiodico.com

Se llama David Peace pero lo que escribe, brutal, malsano e inquietante, poco tiene que ver con su apellido. No hay nada pacífico en las historias de este británico nacido en Yorkshire, en el centro de Inglaterra, una zona degradada y machacada por las crisis económicas de mediados de los 70 y principios de los 80 que propiciaron los años de hierro del tatcherismo. Copiando el modelo del Cuarteto de L. A. de James Ellroy y no poco de su estilo despojado y directo -pero con una voluntad muy literaria- ha escrito una tetralogía, Red Riding Quartet, situada en su tierra natal, cuyos dos primeros títulos, 1974 y 1977, acaba de publicar Alba. Le seguirán 1980 y 1984.

Peace -que ayer intervino en el encuentro BCNegra- creció sintiendo un amor y un odio intensos por su tierra natal, hasta el punto de querer poner tierra por medio. Su conflicto interno le llevó hasta Tokio, solo para darse cuenta de que necesitaba escribir sobre su lugar de origen. Allí nació el primer volumen de la serie, un intento de recuperar algunos acontecimientos que le perturbaron en su infancia, como el lamentablemente famoso Destripador de Yorkshire que operó con impunidad durante más de un lustro en la zona mientras la prensa convertía el caso en un espectáculo : «Él era un psicópata con grandes problemas sexuales y mentales, pero algo en la sociedad de Yorkshire posibilitaba su actuación. Entonces, el ambiente era muy físico y muy masculino y la forma en la que los hombres hablaban de las mujeres, muy dura. No las trataban como seres humanos. Eso afectó a la investigación policial y a la manera en la que los reporteros abordaban la noticia».

La política y la economía -es inevitable no sentir en la actual crisis el eco de aquella deflación- también marcaron el caso: «Entonces se cerraron muchas industrias y se creó terreno baldío. Esos eran los lugares donde precisamente el destripador abandonaba los cadáveres de las mujeres. Es difícil matar prostitutas en lugares luminosos y llenos de vida».

No apta para todos los paladares, la prosa de Peace refleja su propia obsesión por el crimen: «En general, los escritores solemos ser obsesivos y fanáticos respecto a lo que contamos. Y si hablamos de crímenes, el material a veces se nos impone. Puede sonar muy dramático, pero yo mismo he caído en la depresión mientras escribía estas novelas». En el estilo reiterativo y musical de su prosa son fácilmente detectables los ritmos punk -la banda sonora de aquellos años- que le acompañaron durante la escritura. «Oí preferentemente a los Clash, pero también reggae porque en la zona había unas potentes comunidades india y caribeña».

LA MÍTICA DEL CRIMEN / ¿Por qué la sociedad inglesa tiende a convertir en míticos a sus asesinos, llámense Jack el Destripador, Crippen, o el Estrangulador de Rillington Place? «No sé las causas profundas pero siempre ha sido así en mi país. Y creo que debemos tener una responsabilidad al respecto. Al transformar estos casos en narraciones, los convertimos en una especie de diversión. Yo como escritor también tengo que asumir mi parte de culpa».

El desembarco de Peace en las librerías españolas se completará en el futuro con la publicación en Mondadori de otra trilogía criminal, situada en el Tokio posterior a la segunda guerra mundial. En su imparable ascenso, el británico ha llegado a interesar a los prohombres de Hollywood: «Ridley Scott ha comprado los derechos de la tetralogía. Lo malo es que piensa adaptarla a la geografía norteamericana y necesariamente perderá su personalidad y se convertirá en un thriller más».

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