30.4.11

Falleció escritor argentino Ernesto Sábato a los 99 años

Fue admirado no sólo por sus novelas sino también por su lucha en favor de los derechos humanos

El escritor argentino Ernesto Sábato murió en su casa, en Santos Lugares, cerca de Buenos Aires, Argentina.foto:Efe.fuentes:eltiempo.com,elpais.com

El escritor argentino murió en la madrugada del sábado, informaron varios de sus familiares, en su casa de las afueras de Buenos Aires, donde permanecía recluido desde hacía años a raíz de sus problemas de salud.

Sábato, quien fue el último superviviente de los escritores con mayúscula de la literatura argentina, estaba ya prácticamente ciego, lo que lo mantenía retirado en su residencia de Santos Lugares. "Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", dijo la mujer a la porteña radio Mitre, al confirmar su deceso.

Sábato iba a ser homenajeado el domingo en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires

El escritor argentino publicó la última de sus tres novelas, 'Abaddón el exterminador' en 1974, pero era idolatrado por jóvenes y estudiantes por sus duras críticas a la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, durante la que desaparecieron miles de personas. Una vez terminado el Gobierno de facto, Sábato encabezó una comisión encargada de recopilar testimonios de las torturas y los asesinatos cometidos por los militares.

Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Además de novelista y ensayista, era doctor en Física. Trabajó en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura. En 1984 había recibido el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español, y llegó a ser propuesto por la Sociedad General de Autores y Editores de España como candidato al Premio Nobel de Literatura de 2007.

Sus tópicos más recurrentes se encargaban de la crisis del hombre en nuestro tiempo y de la reflexión sobre la propia literatura. Sus obras más destacadas son El escritor y sus fantasmas (1963), Apologías y rechazos (1979), El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961), y Abbadón el exterminador (1974). Su última obra publicada fue España en los diarios de mi vejez, fruto de los viajes en 2002 a tierras españolas mientras Argentina se sumergía en la más feroz crisis económica de su historia.

Es destacable su firme compromiso político y ético que confluye en su obra. En 1984 presidió la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas que redactó el Informe Sábato o Nunca más sobre los horrores de la última dictadura militar (1976-1983), que abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985. El prólogo del informe le valió fuertes críticas de organismos humanitarios que cuestionan la llamada "teoría de los dos demonios" sobre la violencia política que sacudió a Argentina en la década de 1970. En el texto, el escritor sostuvo que en los años 70 Argentina "fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda".

Sábato también llenó su tiempo con la pintura, aunque confesó que su "espíritu autodestructivo" lo llevó a destruir buena parte de sus obras. "Arrastrado por amigos", según declaró, presentó una decena de sus obras en 1989 en el Centro Pompidou de París y del mismo modo lo hizo después en Madrid.

El escritor argentino atravesó momentos difíciles en su vida con la muerte en 1995 del mayor de sus dos hijos, Jorge, en un accidente de tráfico, y con el fallecimiento en 1998 de su primera esposa, Matilde.

Entre los numerosos premios recibidos por Sábato también figuran el Menéndez Pelayo (1997) y el Gabriela Mistral (1983), otorgado por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Los libros ocupan los asientos del transporte público de Bogotá

Bajo el lema Tómelo, léalo y déjelo para que otro usuario como usted también lo pueda disfrutar, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, junto al Instituto Distrital de las Artes, la empresa de transportes Transmilenio y la organización privada Fundalectura, pusieron en marcha esta iniciativa

Mapa del sistema Transmilenio, transporte público masivo también llamado a leer con el Libro al Viento.foto.Transmilenio.fuente:abc.es

Los madrugadores que utilizan el servicio de transporte masivo Transmilenio de la capital colombiana se encontraron hoy con decenas de libros en los asientos de los autobuses gracias a una campaña que busca fomentar la lectura como antesala a la Feria Internacional del Libro.

Bajo el lema "Tómelo, léalo y déjelo para que otro usuario como usted también lo pueda disfrutar", la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, junto al Instituto Distrital de las Artes, la empresa de transportes Transmilenio y la organización privada Fundalectura, pusieron hoy en marcha esta iniciativa.

Obras de novelistas y poetas reconocidos constituyeron así la denominada "cadena del libro", o lo que es lo mismo, un "ejercicio de lectura compartida".

Esta iniciativa, que surgió en 2004, antecede así a la Feria del Internacional del Libro de Bogotá que se celebrará del 4 al 16 de mayo próximos.

Los organizadores calculan que cuando los autobuses regresen esta noche a sus estacionamientos cerca de 22 mil personas habrán hoy disfrutado de la lectura.

Y otras muchas lo seguirán haciendo después, ya que después los ejemplares serán donados a bibliotecas comunitarias.

Esta campaña "busca desarrollar este hábito en la población bogotana, ampliar sus horizontes culturales, promover la apropiación del lenguaje literario, ampliar el ámbito de circulación de los libros en la ciudad y contribuir a la participación ciudadana", según un comunicado de la Secretaría de Cultura.

Los libros, con cubiertas atractivas y con una extensión no superior a las 100 páginas, facilitan su rápida lectura, y "lo mejor de todo", agregan los organizadores, "leerlos no tiene ningún costo", sólo con una condición: "devolverlo o pasarlo a alguien más".

Pero Efe comprobó que a media mañana no había un solo ejemplar en los vehículos, pues muchos de los usuarios-lectores explicaron que se los llevaron a su casa para terminar de leerlos y devolverlos después.

Entre los más de 70 títulos distribuidos se incluyen obras clásicas como "Antígona", de Sófocles; "La vida es un sueño", de Pedro Calderón de la Barca; o "Escuela de Mujeres", de Móliere.

También novelas de aventuras, entre ellas, "Los siete viajes de Simbad el marino", "El libro de Marco Polo" y "Sobre las cosas maravillosas de Oriente".

Los viajeros también encontraron novelas de suspenso: "El gato negro y otros cuentos", de Edgar Allan Poe; "La Casa de Mapuchi y otros cuentos", de Jack London; o "La ventana abierta y otros cuentos sorprendentes" y "Dr. Jeckyll y Mr. Hyde", de Robert Louis Stevenson.

Obras hispanoamericanas de Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Adolfo Bioy Casares, Juan Carlos Onetti, Rubem Fonseca, Alfredo Bryce Echenique, Guillermo Cabrera Infante o Mario Vargas Llosa también se distribuyeron entre los asientos de los autobuses bogotanos.

El malditismo que escribió Latinoamérica

Proscritos sociales. Enfermos. Suicidas. Sus mentes: su desquicio. Su existir: la sucesión de tragedias que acabaron perpetuándolos, casi sin ningún éxito en vida. Y todo por ser buenos

foto: Ilustración: Gina Paola Gaitán/ginapaola.1904@gmail.com.fuente:elespectador.com

Proscritos sociales.

Golpeado, como por el odio de Dios

Pudo haber sido un santo peruano. San César Vallejo de Santiago de Chuco, a lo mejor. De pequeño sus padres lo destinaron al sacerdocio, lo que consintió gustoso hasta que descubrió en los versos la más de las perfectas formas de vida. Durante su juventud se hizo profesor de hijos de hacendados, fue cajero y soportó las vicisitudes de diversos oficios que cansaban su cuerpo, pero que sublimaban su espíritu. Él mismo se costeó sus estudios de letras graduándose en 1915 con una tesis en El romanticismo en la poesía castellana. Un año después se hizo amigo de la "bohemia trujillana" (antecedente del grupo norte) y entonces publicó Los heraldos negros, obra que llegó a considerarse un ejemplo del posmodernismo poético. La noche del primero de agosto de 1920 su vida se resquebrajó. Entonces la maldición, que hasta ahora había asomado en los ripios de su métrica, se encarnó en su propio destino. Lo culparon de haber quemado la casa de la familia Santamaría en su pueblo natal. Nunca supieron quién fue realmente el culpable, pero él pagó el pecado de un anónimo que quiso causarle daño. Vallejo, eternizado, vivió 112 días en un calabozo. Mañanas infaustas, tardes sórdidas, noches largas. Desde allí el poeta encarcelado escribió Trilce y un puñado de cuentos reunidos bajo el nombre de Escalas Melografiadas: una canción ambivalente sobre la materialidad del cuerpo, de la escritura. Después de esa la caída aciaga viajó a París. Allí, con el recuerdo de un intento de suicidio por mal de amor, padeció hambre, ruina; la peste de una vida solitaria entregada a las letras. Su pago: no una remuneración mayor a la miseria de su condición física y moral. Enfermó. Participó en actividades de corte vanguardista. Se comprometió intelectual y políticamente con el marxismo. Se hizo periodista. Publicó en periódicos y revistas europeas. Y como un mal romántico, como el más inconforme de los románticos, se inscribió en el Partido Comunista de España y llevó su causa a la praxis; más allá de las letras. Hoy quien lea su obra tendrá que reírse del comentario que el pelafustán Clemente Palma pronunció: "¿Ud. cree, señor Vallejo, que colocar una imbecilidad encima de otra es hacer poesía?" De seguro al recordarlo, el "hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo", Vallejo, a pesar de su humor, también reiría.

El olvido perenne del mar

«Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América» titularon los periódicos la mañana del 25 de octubre de 1938.

Suiza. Nacionalizada argentina. Hija de buena familia, con fobias y filias. Maestra precoz. Tao Lao, como poetisa. Alfonsina, para sus amigos. La rapsoda lánguida, la de El dulce daño, de la Inquietud rosal nació en Sala Capriasca, algún día de mayo de 1892. Aguerrida desde muy joven quiso salir de casa y por eso se hizo actriz a los 16 años, edad a la que emprendió su primera gira teatral. En una Semana Santa le ofrecieron personificar a San Juan Evangelista y como no le importaba fingir hombría, ni siquiera la de un santo, aceptó. Al día siguiente la prensa elogió su actuación. Rebelde, anárquica y transgresora. Poéticamente feroz. Feminista. Crítica. "Un mito iconográfico de un activismo resentido contra lo masculino". Madre soltera sin complejos, madre de Alejandro, cuyo nombre del padre se desconoce aún. Para algunos, romántica y sensual. Su vida: un racimo de sentimientos divididos entre el dolor, el amor, o, acaso, una mezcla aventurada de las dos. Qué feliz se le veía sentada junto a Horacio. Horacio Quiroga: su amante inconcluso, el admirador de Wagner, el cuentista uruguayo que siempre la entendió. Qué triste estaba, en cambio, perdida, abandonada y solitaria a la deriva del mar. Como en aquella tarde, cuando una ola golpeó su pecho y descubrió un bulto apretujado que se añadía a su cuerpo. Poco tiempo después se enteró de su enfermedad terminal. El cáncer de mama fue operado sin ningún éxito, entonces la actitud recalcitrante y nerviosa de la cotidianidad de sus días se incrementó. Neurótica. Perseguida. Tenía la sensación de que otras personas estaban molestas con ella. Insegura. Deleznable. Frágil. Pensaba que no podía devolver favores a quienes se lo hicieran. Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda se dejó llevar. Paranoica. Hipocondríaca. Sospechaba estar enferma de tuberculosis. Neurasténica. De nervios blandos, debilitados, como la marea. Sus poemas fueron el reflejo de esos días que volaron despacio, como gaviotas tristes, hasta el último minuto de su muerte. Entregada en cuerpo y alma a las sosiegas aguas de Mar del Plata se fundió en el nácar, temerosa, pávida, fría, angustiada… porque, a su juicio, como decía el poema escrito a Quiroga, tras su suicidio, presagiando lo que diez años después sería su propio final: Morir como tú, Horacio, en tus cabales, Y así como en tus cuentos, no está mal…

"…Eres Atila, eres el mismísimo Adán (…) eres el putas…"

Que en un precipitado intento suicida se le tiró a una buseta. Que murió arremetido por el servicio del transporte público cartagenero. Que no. Que era un aristócrata, de maneras cultas, que pertenecía a la alcurnia costeña y no pudo haber muerto de esa manera porque de haber sido así, no sería el caballero que lloraba cantando Serrat. Que lo atropellaron sin culpa, pero gracias a esa muerte se perpetuó como mito en las letras colombianas. Que si no hubiera sido por esa forma de morir y por la memorable carta que Jaime Jaramillo Escobar escribió después del deceso nadie, pero nadie, sabría quién era Raúl Gómez Jattin. Del "loco fingido", del perverso de las rimas colombianas se sabe que nació en el 45 en Cartagena. Veinte años después se fue a Bogotá a estudiar Derecho a la Universidad Nacional. Pero como a Gabo, y muchos otros aspirantes a escritores de la época, el intento le resultó fallido. Así que se cansó, renunció y mandó las leyes al carajo. Hizo entonces lo que mejor le vino en gana: se puso a hacer teatro, puro teatro. Que le iba bien con la pantomima. Que bien pudo ser locutor, que ¡vaya vozarrón! Que había nacido para las tablas… En 1972 presentó en el festival de Manizales su propio montaje: Las nupcias de su excelencia. Entonces la crítica le sobrevino como una avalancha asesina. Y él, que no era humilde ni valiente; sino todo lo contrario, salió huyendo a Córdoba, a Cereté, al río Sinú, a su casa paterna. Allá se escondió a fumar marihuana mientras cantaba versos de Dylan y se hundía en la oscuridad de una homosexualidad aún no revelada… ¿Qué tipo de maldito escucha a Dylan en Cereté? Se empezó a oír que estaba loco. Que se creía Aristófanes. Que tenía delirios griegos. Que no había cuerpo que se le resistiera, ni cabeza que se lo aguantara. No se sabe el número de hospitales a los que fue a parar, pero en todos le dieron de alta rápidamente porque no se lo aguantaron: nunca supieron si era un loco de mentiras o de verdad. Lo cierto es que empezó a escribir vorazmente. Le mandaba sus poemas a sus amigos, como un regalo, sin ninguna pretensión. Y sin ninguna pretensión ellos, sus camaradas, terminaron publicándole su primer libro: Poemas, en 1980. Fue crudo con sus rimas: escribió sobre drogas, lujuria, amores entre el niño y su empleada doméstica, desenfreno zoofílico; amores con vacas, con perros, con gallinas… o con burras: "Te quiero burrita/ Porque no hablas/ ni te quejas/ ni pides plata/ ni lloras/ni me quitas un lugar en la hamaca/ni te enterneces/ni suspiras cuando me vengo/ni te frunces/ni me agarrras…".

La prosa insomne

El incomprendido. El solitario. El intocable. El del insomnio impío. José Antonio Ramos descendía del Mariscal Sucre, "El gran mariscal de Ayacucho". De niño fue sometido gracias a su tío sacerdote a una rígida educación. De esos días diría que pasaba semanas enteras sin salir a la calle y que durante largas horas lloraba y reía al tiempo. Gracias a su abolengo, el cumanés estuvo dedicado desde muy joven a los asuntos consulares. Se hizo profesor de latín y griego y más adelante se convirtió en traductor en la cancillería de Bruselas, en donde era cónsul de su país. Hasta allá tuvo que ir para abandonar su trópico, sus pesadillas, a los espectros que no le dejaban vivir en paz. "Yo sentía las trabas y los herrojos de una vida impedida. El fantasma de una mujer, imagen de la amargura, me seguía con sus pasos infalibles de sonámbula…" Se fue a Ginebra, a la ciudad neutral, la de la apatía, la que todo lo cura. Allí no volvió a tener pesadillas porque simplemente no pudo dormir más. Estaba muerto. Escribía muerto. Vivió atribulado por la dictadura gomecista y por el incontrolable desconsuelo de su desvelo. Sus abstracciones, sus visiones y su angustia inteligente lo sumían en un ataúd. Lo confundían con un zombie de paño, bien acicalado y preparado para reunirse con el embajador. Sus fantasmas no desaparecieron; se quedaron, posaron y habitaron en él. Lo destruyeron poco a poco: no lo dejaron dormir y así, insomne, aletargado, pasó varios, muchos días. Poeta innovador. Fue uno de los primeros venezolanos en cultivar el poema en prosa. En Las formas del fuego y El cielo de esmalte enuncia el dolor producido por su esfuerzo mental. Se queja de su nativo tercermundismo, de su estética y de la pobreza retórica. Su genio, su razón, su estado en el mundo cada vez más ¬¬—con las horas que pasaron entre reloj y reloj— perdieron peso. Su vida misma fue una oda poética del mal, del dolor. "Yo quisiera estar entre vacías tinieblas porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos", confesaría en Preludio. En 1930, los médicos del Instituto Tropical de Hamburgo le comunicaron que la amibiasis estaba ocho años atrás carcomiéndoselo. No había espacio en él más que para el dolor. El diplomático venezolano en tierras frías se congeló. Temió perder la razón. Y un día, por miedo, por desazón, por vivir sin razón alguna, por sentir el agobio de su vida se bebió a los 40 años la muerte en un tarro de Veronal.

Voy a ocultarme en el lenguaje…porque tengo miedo

Para empezar habrá que decir que era tartamuda, gorda y fea. El acné como un problema de hondo calibre adolescente marcó su sociabilidad al punto de acabar con su autoestima. Se tiene que resaltar la reiterativa y sufrida comparación con Myriam, su hermana, la de los genes lindos de la familia de inmigrantes ruso-judíos que fueron a parar después del Holocausto al barrio porteño de Avellaneda. Entonces, claro, a ella, por derecho propio, por justicia poética, le tocó ser la inteligente y por eso su mente la llevó a naufragar en el dolor. De adolescente, obsesionada con su peso, la chica desaliñada, la que fuma y lee a Sartre y a Faulkner, se vuelve adicta a las anfetaminas, entonces a veces Alejandra se extasía en un mar de alegrías y otras tantas delira en un profundo malestar. La poeta psicodélica tuvo desde chica esa visión artística de la vida. Las amigas de su madre le tocarían los cachetes y dirían que tenía pasta de poeta. Y cómo no. Entró a estudiar filosofía a la Universidad de Buenos y a la vez tomaba clases de literatura y periodismo. Juan Battle Planas le daba clases particulares de pintura. Desde siempre quiso relacionarse con el ámbito artístico. Se le notaba cierto snob de poetisa reprimida. Alejandra era amante letrada de Freud, del psicoanálisis. La chica retraída que desahogó su vicio, su timidez, en las letras "Mi vicio. El vicio que ha echado raíces de dolor en mi flanco, desde que tengo uso de razón...". La chica que se detuvo, sin prisa alguna, en las líneas de Breton, Proust, Claudel, Joyce, Kierkegaard, terminando su paseo surrealista con Ostrov, fue una sola con el lenguaje. Esa era su única vida y por eso caminaba por insospechados parajes. Escribiría en Diarios "Me horroriza mi lenguaje. Miento todo el tiempo. Si hablo miento. Hay que averiguar por qué. Hay que demorarse. Me gustaría escribir en forma muy simple y clara. Basta de retórica... Me pregunto cómo hacen los demás para soportar el hecho de vivir. Esta es otra cosa que sería bueno averiguar". Intentó suicidarse dos veces sin ningún éxito y por eso la internaron en el hospital psiquiátrico Pirovano, de Buenos Aires. En uno de los días de salida, con 36 años cumplidos, consumió 50 pastillas de Seconal. De esa forma murió. Nadie, solo ella— a lo mejor—sabrá si ahí terminó esa extraviada persecución.

Superman gana enemigos en EE. UU. tras rechazar su ciudadanía

"Pretendo hablar en Naciones Unidas mañana e informarles que renuncio": dijo el mítico personaje

Este es el comic en el que Superman renuncia a su nacionalidad.foto.fuente:eltiempo.com

La intención expresada por Superman en su última aventura de renunciar a su ciudadanía ha disparado las críticas este viernes en EE. UU. contra el icónico superhéroe y la editorial DC Comics, a la que se acusa de menospreciar al país.

Las polémicas declaraciones del Hombre de Acero fueron publicadas en la edición número 900 de las historias de Superman, que se puso a la venta el miércoles y no pasó desapercibida para los fanáticos y para los sectores más tradicionales que ven en ese personaje de ficción un abanderado de sus valores nacionales (Vea acá más noticias relacionadas con Superman).

"Pretendo hablar en Naciones Unidas mañana e informarles que renuncio a mi ciudadanía estadounidense. Estoy cansado de que mis acciones se interpreten como instrumentos de la política de EE. UU.", aseguró el superhéroe tras ser recriminado por asistir en el cómic a una manifestación en Irán contra el dirigente Mahmud Ahmadineyad.

Las palabras puestas en boca de Superman por DC Comics fueron calificadas por publicaciones conservadoras como 'The Weekly Standard' como "la mayor tontería que DC Comics podía hacer", al tiempo que se insistió en que lo "único realmente interesante del personaje es su devoción completa a EE. UU. que establece sus límites morales".

Algunos seguidores del mítico héroe de ficción expresaron su indignación en Internet, donde comentarios a la noticia en publicaciones como 'Wired' atacaban duramente la decisión de la editorial.

"Otro símbolo de la fuerza y la libertad de EE. UU. que cae ante la corrección política", dijo un lector del medio, mientras que otro invitaba a DC Comics a mudarse a China y había quienes sugerían que la idea del héroe de origen extraterrestre era convertirse en inmigrante ilegal (Vea acá más noticias relacionadas con comics).

Para la publicista de Hollywood y activista republicana Angie Meyer, esas manifestaciones supusieron "además de una falta de patriotismo y respeto", una "inquietante metáfora del actual estatus económico y de poder que tiene el país en el mundo", comentó a la cadena 'Fox'.

Desde DC Comics se argumentó que el plan del personaje a partirde ahora era dar un "enfoque global a su batalla interminable, aunque siempre vaya a estar comprometido con su hogar adoptivo y sus raíces de niño de granja en Kansas".

Según 'The Hollywood Reporter', detrás de la declaración de intenciones de Supermán está la voluntad de la editorial y de los estudios de cine para consolidar al Hombre de Acero como un personaje trasnacional que atraiga a un mayor número de audiencia y de taquilla en todo el mundo.

Resulta significativo que el autor de la historia del número 900 de Superman y el guionista de la nueva película del héroe ('Man of Steel'), que se va a empezar a rodar este verano, sea la misma persona, David S. Goyer.

La historia de Superman ha estado ligada desde sus inicios en 1938 a EE. UU., con un traje que evoca los colores de la bandera del país y con portadas como una de 1942 que se convirtió en un símbolo de su patriotismo en plena Segunda Guerra Mundial, cuando posó con el escudo de las barras y estrellas y un águila en su brazo.

Memorias de un escribidor

Imágenes de álbumes de infancia, cartas intercambiadas con amigos y el registro de tantos años de escritura componen la exposición Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida que ocupará 500 m2 en Corferias

Una de las fotos que traerá la exposición 'Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida', en la que el escritor aparece con Julio Cortázar.foto.cortesía Editorial Planeta.fuente:elespectador.com

Mario Vargas Llosa aporreó su puño contra la mesa y el auditorio quedó en silencio. "Quiero lanzar un puñetazo aquí en el pupitre y asegurar que no estoy muerto", dijo después del golpazo. El nobel de Literatura había recorrido unos minutos antes la exposición bautizada Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida, una muestra llena de fotos impresas en gran formato que resumían toda su vida. Desde 1937, cuando su madre, Dora Llosa Ureta de Vargas, posa ante la cámara con una sonrisa mientras sostiene a un niño en mameluco blanco que amenaza con largarse en llanto, hasta su momento de encuentro con el rey Carlos XVI Gustavo de Suecia, hace unos meses, cuando recibió el más grande galardón de la literatura mundial, al escritor la vida se le reveló en una sucesión de imágenes.

Y quizá fue el mito ese de que antes de la muerte se recapitulan los momentos más importante de la vida, o quizá fue el temido parecido con esas exposiciones que "se consagran a los muertos", lo que le hizo sentir ganas a Vargas Llosa de, con un golpe, saberse aún en el reino de los vivos. El episodio se remonta a la inauguración de la exposición que organizó la Pontificia Universidad Católica de Lima sobre la vida del escritor peruano, la misma exposición que aterrizará en Bogotá en 500 metros cuadrados como uno de los eventos protagonistas de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que se inicia el próximo miércoles 4 de mayo en Corferias.

Si "lo escrito se basa en lo vivido", como muchas veces ha sentenciado el autor de La ciudad y los perros y El paraíso en la otra esquina, entonces recorrer esta exposición curada por su paisano y amigo, el también escritor Alonso Cueto, será la oportunidad de ver en momento congelados en el tiempo la génesis de su obra literaria. Será la oportunidad, como lo dijo el mismo Vargas Llosa, "de leer un libro sobre su propia vida que no se propuso escribir", del que no fue consciente mientras escribía.

"Esta exposición no sólo es el más grande recorrido que se ha hecho de la vida y obra de Mario Vargas Llosa, sino que tiene la virtud de resumir un común denominador de su existencia: esa defensa incansable del valor de la libertad. Él es un rebelde en un país donde la resignación y la apatía a veces son lo más frecuente. Eso se hace evidente mientras se camina por la exposición", explica Alonso Cueto, quien tiene un conocimiento tan particular del nobel que guarda entre sus recuerdos compartidos el día aquel que un brujo en Ayacucho, leyendo unas hojas de coca, le vaticinó a Vargas Llosa que ganaría el Nobel, "sólo tendría que tener paciencia".

La exposición revela así imágenes de infancia que salieron de los más privados álbumes familiares. Una con su hija Morgana, en Lima, en 1979, otra en Marbella juntos todos en un sofá, con su esposa Patricia y sus nietos Leandro, Josefina, Isabella, Aitana y Ariadna en 2007. También una indiscreta, mientras el nobel con pinta de ciudadano común y acalorado se toma el agua de un coco en la isla de Tahití.

En la exhaustiva selección de imágenes, consignadas en un libro de gran formato editado por Planeta, que estará a la venta en la Feria del Libro, se cuela además una memorable imagen de Vargas Llosa mientras reposa solo en la mesa central de un bar llamado La Catedral, con un par de botellas de cerveza y un vaso servido. Una foto tomada en 1969, en el lugar que se convirtió en el hilo conductor de la novela en la que Vargas Llosa condena la dictadura peruana, Conversación en la catedral. Por supuesto, la exposición recoge también sus retratos con amigos y escritores. Una con Julio Cortázar, cuando viajaron a Grecia, en 1967, como traductores de la Unesco, otra en el aeropuerto de Lima cuando Vargas Llosa y Gabriel García Márquez tan solo llevaban un mes de ser amigos. "Esta exposición es un intento de mantener el recuerdo de lo que constituye la memoria inasible que impulsó la obra literaria, artística, política e intelectual de un creador de mundos signado por la vida y la libertad", explica Édgar Saba, uno de los involucrados en la creación de la exposición en la Universidad Católica de Lima.

La muestra incluye también algunas cartas. Una curiosa e inocente que el niño Mario envió al Niño Dios, fechada el 13 de diciembre de 1944: "Niño Dios: como estás pobre no me traigas muchas cosas. Quiero los anteojos de aviador que hay en la bombonería España. También si pudieras cartera y billetera. Al otro año a ver si puedes el cine que hay en la casa Marilú". Se podrá ver también la carta que Mario Vargas Llosa le envía a Julio Cortázar en 1965, adjunta al manuscrito de La casa verde. "Vos sos América. La tuya es la verdadera luz americana, su verdadero drama, y también su esperanza en la medida en que es capaz de haberte hecho lo que sos". Finalmente, la exposición incluye la carta con firma de Peter Englund, el secretario permanente de la Academia Sueca, que le envían al escritor peruano para comunicarle que ha sido merecedor del Nobel de Literatura.

29.4.11

Superman amenaza con renunciar a su nacionalidad estadounidense

El hombre de acero lanzó la provocación en el último número de Action Comics, lo cual ha provocado airadas críticas entre algunos de sus seguidores

El 'Action Comics 1' es el cómic más caro de la historia.foto.fuente:lainformacion.com

Superman, el gran defensor de la verdad, la justicia y el estilo de vida americano, se lo piensa. Y solo con eso la polémica está servida.

El superhéroe ha amenazado con renunciar a la nacionalidad estadounidense ante las Naciones Unidas en el último episodio del comic que lo tiene como protagonista, publicado hace dos días.

Lo hizo tras intervenir en una protesta contra el gobierno iraní, después de que este señalara a Estados Unidos como el responsable de llevar a su pueblo a la insurgencia.

"Estoy cansado de que mis actos se interpreten como instrumentos de la política estadounidense", declara el "hombre de acero".

La sola posibilidad de que el gran héroe americano de ficción deje de serlo ha provocado todo tipo de críticas en medios y foros y el rotundo el rechazo de comentaristas y blogueros conservadores, según publica The Guardian.

"Si Superman no cree en América, entonces no cree en nada", ha llegado a escribir Jonathan Last en The Weekly Standard.

Si bien Superman nació en el planeta Krypton, fue criado desde pequeño en una granja de Kansas y desde su creación, en 1938, ha sido asociado con la defensa de la bandera estadounidense y sus valores, al igual que con la integración de los inmigrantes a ese país. De allí el impacto que está teniendo esta deriva del guión de Action Comics.

Los editores de DC Comics, Jim Lee y Dan DiDio, han debido lanzar un comunicado conjunto en el que aseguran que el superhéroe llegado del espacio exterior simplemente quiere poner su foco en un objetivo justiciero más global, pero sigue comprometido con su hogar de adopción y sus raíces.

La novela que Oscar Wilde no purgó

El retrato de Dorian Gray aparece en una edición completa sin censura

Oscar Wilde solo publicó una novela, pero qué novela: El retrato de Dorian Gray.foto:internet.fuente:elpais.com

Hasta hoy, los lectores que durante 120 años han alabado el talento del escritor británico en su visión de la soledad, la crueldad, el envejecimiento y el deseo, en realidad juzgaban una versión amputada. La censura victoriana impidió que el mundo conociera todas las caras de El retrato de Dorian Gray que Wilde quería mostrar; el autor tuvo que modificarla ante los ataques que la calificaron de "vulgar", "sucia", "envenenada" y "vergonzosa".

Ahora sale a la venta una edición casi completa editada por Harvard University Press, titulada El retrato de Dorian Gray: una edición comentada y sin censura (2011), que incluye por primera vez todos los pasajes censurados, que el editor, Nicholas Frankel, completa con anotaciones extensas y vistosas ilustraciones.

La novela de Wilde vio la luz en la revista literaria Lippincott's monthly magazine en 1890, después de que el editor de la publicación, J. M. Sotddart, recortara el material que hacía explícita la naturaleza homosexual de los sentimientos del artista Basil Hallward hacia el joven Dorian Gray, al que inmortaliza en un cuadro. De paso, Wilde abordaba temas controvertidos para su tiempo como la homosexualidad, la decadencia de la sociedad victoriana o la promiscuidad de esos años. Sotddart eliminó las referencias a la homosexualidad y los pasajes en los que Dorian Gray se refería a sus "queridas".

En la edición de Frankel, el lector puede acceder a todos estos fragmentos hasta ahora inéditos y también conocer las razones por las que Wilde no solo no pudo impedir la censura, sino que se vio obligado a recortar aún más frases para su edición en formato libro de su obra en 1891. Mucho del material original de Wilde se perdió para siempre en las sucesivas censuras, pero el texto que ahora ofrece Frankel es, según el propio editor, "la versión de la novela que Wilde quería que leyéramos en el siglo XXI".

Consagración literaria a los 88 años

La cubana Fina García Marruz, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

Fina García Marruz recibe la felicitación de sus compañeros de oficina en La Habana tras conocer la noticia del premio.foto:Alejandro Ernesto.fuente:elpais.com

El nombre de Fina García Marruz siempre ha estado vinculado a España y a la literatura española. Y aunque el 20º Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que le fue concedido ayer, haya llegado a su vida justo el día de su 88 cumpleaños, su relación con lo mejor de las letras y la intelectualidad española viene de muy lejos.

Anfitriona, admiradora y amiga de Juan Ramón Jiménez, María Zambrano, Manuel Altolaguirre o Juan Chabás -entre otros exiliados temporales o permanentes en Cuba-, y tertuliana habitual de poetas de la Generación del 27 que pasaron por Cuba en diferentes momentos -Rafael Alberti, Pedro Salinas o Luis Cernuda, entre ellos-, la poeta cubana fue siempre parte de ese mundo. "Tengo motivos muy especiales para sentir ese premio, para que me sea querido más que ningún otro", aseguró ayer García Marruz muy emocionada.

Junto al ensayista y escritor Cintio Vitier -su esposo, fallecido en 2009-, la poeta es figura de referencia de la cultura cubana y protagonista de la gran aventura de Orígenes, la revista literaria (1944-1956) que marcó una época de oro en las letras de la isla y aglutinó a los intelectuales más relevantes de entonces, bajo la dirección de José Lezama Lima. No es de extrañar que, nada más conocer la noticia del premio, sus primeras palabras fueran un recuerdo hacia aquellos personajes y tiempos irrepetibles. "Este es también un reconocimiento a Orígenes, a Cintio, a Lezama, a Julián Orbón...", dijo, antes de ser homenajeada por su cumpleaños -una coincidencia- en el Centro de Estudios Martianos, donde ha trabajado durante años. A José Martí, el héroe nacional de Cuba, ha dedicado Marruz buena parte de su vida y de sus trabajos de investigación, tanto que se le considera una de las más importantes expertas y conocedoras de su pensamiento y de su obra.

Entre sus textos poéticos, siempre eruditos y profundos, figuran Las miradas perdidas (1951), Visitaciones (1970), Poesías escogidas (1984), Viaje a Nicaragua, con Cintio Vitier (1987) o Créditos de Charlot (1990) con el que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1991. Destacan entre sus ensayos Los versos de Martí (1968), Temas martianos, con Cintio Vitier (1969), Bécquer o la leve bruma (1971) o Flor oculta de la poesía cubana. En España se han publicado apenas dos antologías poéticas, aunque sus versos han sido traducidos a varios idiomas.

Trabajó durante más de una década como investigadora en la Biblioteca Nacional José Martí, y desde su fundación en 1977 perteneció al Centro de Estudios Martianos, donde integró el equipo realizador de la edición crítica de las Obras completas de José Martí. En 1990 obtuvo el premio Nacional de Literatura de Cuba.

El Premio Reina Sofía, dotado con 42.100 euros, tiene como objetivo reconocer el conjunto de la obra de un autor vivo que, por su valor literario, constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España.

28.4.11

Amis: “Envejecer es una experiencia aterradora”

El enfant terrible de la literatura británica es un hombre con miedo. A los 62 años, acaba de publicar en español La viuda embarazada, una novela sobre la revolución sexual que empezó siendo autobiográfica

Martin Amis. Su nueva novela era una autobiografía encubierta.foto.fuente:Revista Ñ

Son las seis de la tarde de un jueves lluvioso y Martin Amis atiende a la prensa en Barcelona. El "niño terrible de la literatura británica" es ahora un hombre mayor, de 62 años, al que una vida agitada ha dejado marcas visibles del paso del tiempo. Las sienes canas, unas profundas entradas, la vista cansada, la voz tenue y pausada.

El tiempo se acorta, Amis lo sabe, y la sola idea lo aterroriza. Al punto de que el paso del tiempo, la vejez y la construcción del propio pasado se han convertido casi en sus únicos temas en los últimos años. Sin ir más lejos, La viuda embarazada , su última novela nació como una autobiografía velada pero rápidamente se convirtió en un agridulce retrato generacional que narra los sinsabores de la llamada revolución sexual. A la que recuerda con una nostalgia crítica, algo desapasionada, pero que se manifiesta en el temor o, quizá, falta de comprensión que Amis siente hacia el tipo de relaciones paridas cincuenta años después por esa misma revolución, las relaciones sexuales/amorosas que mantienen los jóvenes de nuestros días. Eso y, claro, el miedo a la muerte.

El miedo de Amis, que empezará esta charla con una cerveza y terminará con una copa de chardonnay, tiene además una causa concreta. Su gran amigo, el ensayista Christopher Hitchens, se encuentra aquejado de un severo cáncer de esófago. "He perdido una hermana, una madre y un padre. Pero no he perdido todavía un mejor amigo", dirá Amis, tragándose alguna lágrima.

Hace unos años dijo que no volvería a leer sus libros. Sin embargo, para "La viuda embarazada" volvió a "El libro de Rachel"

Bueno, lo intenté. Estaba escribiendo acerca de un hombre de 20 años, así que quería volver a meterme en la cabeza de un hombre de 20. Pero no pude, no fui capaz de leerlo, la lectura fue demasiado angustiante.

¿Fue una cuestión de estilo?

Ha pasado demasiado tiempo, ese libro tiene 40 años. Solía gustarme releer mis libros, una velada con una botella de vino y un libro mío era mi idea de pasar un rato fantástico. Sin embargo, ese placer desaparece porque al hacerte mayor no quieres revisitar el pasado, quieres mantenerte concentrado en lo que vendrá, básicamente porque el tiempo se te empieza a acabar.

¿Y piensa que la gente de su edad pasa demasiado tiempo mirando hacia atrás?

No, la verdad que nunca se me ha ocurrido algo así. Pienso que pensar en el pasado es bastante agradable. Es con respecto a su propio trabajo que uno no quiere mirar atrás. En mi caso, incluso corregir las pruebas de mis libros se convierte en un suplicio, porque ya está, está hecho y quiero pasar al siguiente. El tiempo se acorta.

Al principio del libro, el narrador señala que cuando uno se hace mayor la vida se convierte en una película de terror de serie B. ¿Es el personaje el que está hablando o es usted?

Soy yo, sin duda. Aunque también él de alguna forma. Si bien no es una novela escrita en primera persona y no queda del todo claro que sea él, aunque sí está narrada desde su punto de vista. Envejecer es una experiencia bastante aterradora. Yo estoy aterrado. La idea de que este es el último fragmento, el último capítulo... creo que todos aquellos que sobrepasan los 60 sienten algo, tienen dentro algo que antes, con toda certeza, no estaba ahí. Quizá porque lo que viene es inevitable.

¿Y ver a su amigo Christopher Hitchens enfermo ha contribuido a ese temor?

Eso ha sido bastante horroroso. Ya ni siquiera verlo, la sola idea de que está enfermo me resulta horrorosa.

¿Porque el primer pensamiento es "podría ser yo"?

Sí, claro. Y el cuerpo es bastante despiadado, tu primera reacción es "Yo no". Pero claro, imagino que uno va asimilándolo según pasa el tiempo y los casos. He perdido una hermana, he perdido una madre y he perdido un padre. Pero no he perdido todavía un mejor amigo, un amigo de hace tanto tiempo. Como dije una vez en la televisión, nuestra relación es algo así como un matrimonio homosexual no consumado. Incluso en lo que a la atracción física respecta. Es el mismo tipo de sensación que uno tiene cuando conoce a una chica maravillosa, cuando piensas "nunca imaginé que existiera alguien así", cuando piensas que esa persona existe sólo para ti, que tiene la respuesta exacta a todas tus necesidades. Y sabes, no muchos amantes o parejas duran 40 años.

Keith es un álter ego extraño: una especie de Martin Amis que no llegó a convertirse en Martin Amis.

Bueno, él quería ser poeta, no novelista, y terminó trabajando en publicidad y siendo realmente infeliz. Podría haber sido poeta, uno de cierto éxito incluso, si ese verano no hubiera tenido lugar. Porque todo ese torrente de emociones terminó jodiéndolo. Pero querer ser poeta es muy distinto de querer ser novelista. Y en cierto sentido se deja entrever que él es el autor del libro, en cierto sentido, o sea que aunque siguiera escribiendo no llegó a ser un poeta. Los poetas son, ya sabes, unos tipos intensos, fieros a su modo, los novelistas tienen otro tipo de talento. Auden, en un poema llamado "El Novelista", dice que los poetas "Visten su talento como un uniforme... Pueden maravillarnos como un relámpago, o morir tan jóvenes, vivir solos durante años. Ir hacia adelante como húsares". El de los novelistas es un oficio completamente distinto. El novelista es una especie de comediante, no un tipo impactante. Por lo que, una vez más, no creo que Keith sea justamente como yo, es un tipo un tanto pasivo, demasiado cauto y que además no cuenta con ninguna de mis ventajas como, por ejemplo, tener a un escritor reconocido como padre. Tuve que retirar por completo cualquier idea de privilegio de su vida, lo que supuso un esfuerzo por mi parte cuando empecé a reescribir el libro para convertirlo en una novela en lugar de una autobiografía encubierta, que era el plan original.

Le he leído hablar de lo difícil que resulta escribir una escena sexual, pese a lo cual escribió una en este libro. ¿Tuvo en algún momento miedo de ser nominado al Bad Sex Award?

Mi mujer fue nominada hace unos años. Estoy bastante orgulloso de esa escena, la verdad. Creo que resulta inesperada, y que es bastante fiel y creíble.

¿Existe algún escritor cuyas escenas de sexo le hagan pensar "Ok, sí, esto funciona"?

No, creo que no. Me parece que las mujeres son un poco mejores que los hombres en esto. Los hombres están siempre atrapados por esa necesidad de demostrar que son grandes amantes, fanfarroneando. Las mujeres conocen sus limitaciones de una manera que los hombres no. Cuando uno escribe una novela tiene una relación endiosada con aquello que está creando, puede hacer lo que quiera, y eso no casa bien con la prepotencia masculina. Esa prepotencia del creador no puede ir junta a la prepotencia del personaje, tienes que renunciar a tu poder de alguna manera y hacerte vulnerable. Creo que el sexo fallido, el fiasco sexual, es un tema perfectamente válido, pero el sexo exitoso no.

En esa línea, ¿cree que las mujeres deberían ser mejores novelistas que los hombres?

Nabokov decía: "Soy exclusivamente homosexual en mis gustos literarios".

Sartre creía que las mujeres no podían ser novelistas porque no llevaban el peso del mundo sobre sus hombros.

¿El peso del mundo? Bueno, pero eso no es verdad, sí lo llevan. Y el mejor novelista de la historia de la literatura inglesa es una mujer, George Elliot. Con Jane Austen pisándole los talones. Y las hermanas Brontë, claro. Dicho esto, debo decir que no leo tantas escritoras mujeres como hombres, leo mujeres pero no tantas. Estoy seguro de que las mujeres leen más novelistas mujeres que novelistas hombres. Me parece que uno como lector en cierto punto desea tener, desea sentir, cierta identificación con el novelista, no con los personajes. Hay un crítico que hacía la distinción entre "sinceridad real" y "sinceridad literaria", estaba hablando de Milton y de sus elegías a los muertos, de quien dice que tenía que haber practicado en cada cadáver con el que se cruzó, porque sencillamente quería escribir una buena elegía, lo importante era el cadáver, no la persona. La diferencia está, decía, en que cuando escuchas acerca de la muerte de un amigo puedes estallar en lágrimas pero no entonar un canto. Creo que es una observación brillante. Sin embargo, creo que hay algo más de canto en la escritura de las mujeres, creo que se encuentra más cerca del corazón, que es más sincera. Hay algo más directo, menos autoconsciente. Y no tiene esa insistencia, ese persistente tonillo de macho, ese constante alarde. Las mujeres no van al bar a alardear de su vida sexual. Quizá lo hagan ahora, pero no solían hacerlo.

Usted dijo que, como en el porno, las relaciones sexuales habían sido vaciadas de sentimientos. ¿Lo cree?

Creo que esa es la dirección hacia la que nos encaminamos. Todavía estaban atadas a lo sentimental en los años setenta, y ese fue quizá el primer paso tomado por la revolución sexual: hacer del sexo un asunto más recreacional, como una forma de diversión. Eso era imposible antes de la píldora, porque existía siempre esa angustia ante la posibilidad del embarazo.

¿Y no cree que es mejor haber perdido esa angustia y esa idea sacralizada del sexo?

No creo que esa clase de sexo haya sido nada buena, pero tampoco creo que el sexo sin componente sentimental sea algo bueno. Es divertido. Pero, ¿y qué más? Mira, había una especie de acuerdo para la gente de mi generación, y ese acuerdo pasaba por dedicarse completamente a la promiscuidad hasta los 32 o así, y a partir de entonces te olvidabas de eso y te hacías monógamo. El fracaso, evidentemente, fue mayúsculo, y de hecho muchos se hicieron adictos a la variedad. Pero no me gustaría haberme hecho adicto a una variedad carente de sentimientos, a una variedad de compañeras de cama de las que no pudiera siquiera imaginar que me enamoraría. De verdad creo que enamorarse es cada vez más difícil, aceptar la idea de enamorarse. Porque no queremos comprometernos, no queremos salir heridos. Incluso las mujeres. Y una vez las mujeres están de acuerdo con esto, significa que de verdad algo ha cambiado. Tengo un par de hijos de veintitantos, dos hijas pequeñas y una hija mayor casada, creo que ellos estarán bien, que sabrán enamorarse, pero algunos de sus coetáneos rehúyen de ello.

¿De alguna manera se siente feliz de no tener que lidiar con ese cambio?

Sí, me siento bastante aliviado. Me gusta el hecho de poder recordar cómo era antes, porque ninguno de ustedes puede, ustedes no lo han vivido.

Hace unos meses, con el historiador Philip Blom decíamos que la lucha por la igualdad de los sexos y la revolución sexual habían llegado a su fin, al menos en Europa. ¿Está de acuerdo?

No lo creo. Creo que la igualdad tardará en llegar todavía un siglo. Resulta que es bastante difícil conseguir un acuerdo decente entre hombres y mujeres. Los viejos paradigmas no han terminado de desaparecer y los nuevos paradigmas resultan todavía algo confusos. Y tenemos la cuestión tecnológica, no sabemos todavía lo que significa tener un cerebro digitalizado. La gente parece no poder concentrarse, por ejemplo, no puede detenerse un momento para leer un libro.

Bueno, se puede. Quizá tome algo más de esfuerzo.

Sí, pero hay un número considerable de gente diciendo que ya no puede hacerlo. No el tipo literario, claro, sino la gente que decía leer unos doce libros al año. Esta gente se ha acostumbrado a picotear de uno y otro lado...

¿Y cree que eso es malo? ¿No es quizá sólo diferente?

No, creo que es malo. Creo que la incapacidad para comprometerse en una experiencia lectora es una pérdida gigantesca. Me horrorizaría que mis hijos no fueran capaces de leer de esa forma.

¿Todas estas quejas no son excusas para esconder pereza?

Creo que está ocurriendo un cambio real. Quiero decir, el cerebro alfabetizado es físicamente distinto al cerebro analfabeto. Y el cerebro educado digitalmente es diferente del cerebro alfabetizado. Ese es un cambio real.

Puede ser, pero tenemos que esperar a ver qué nos dicen los estudios acerca de ello. No existen conclusiones todavía.

Tenemos que esperar los estudios, pero el cambio no va a disminuir.

Volviendo al libro, la novela es bastante divertida, pero al final se va haciendo más triste. Así lo vieron personas de su generación, ¿usted lo ve así?

Creo que es gracioso, como todos mis libros. Incluso el que transcurre en un gulag. Si bien hay cosas que no son tan graciosas, creo que en conjunto La viuda embarazada es un libro bastante gracioso. Agridulce quizá.

Normalmente, según uno va haciéndose mayor, el interés por la ficción parece decrecer y uno como lector prefiere otras lecturas, ensayo, historia. ¿Le ha pasado esto?

En cierta forma. Me encanta la historia, leo muchos libros de historia. Todavía leo mucho ficción, pero no leo demasiadas novelas. En realidad, hay muy pocos novelistas a los que todavía leo, la mayoría de los que todavía me interesan son autores que ya he leído. A partir de cierta edad lo que uno hace es releer.

Bret Easton Ellis decía en una entrevista que, a diferencia de lo que le ocurría antes, ya no leía novelas para entender el mundo, para eso leía no ficción. ¿Está de acuerdo?

Pienso que las novelas tienen un lugar a la hora de buscar comprender el mundo, y esa es la razón por la que uno termina leyendo no ya a sus contemporáneos sino a la generación anterior, para de esa manera enriquecer nuestro mundo. Creo que eso es lo que hacen las novelas. Como sabes, mis dos referentes principales son Bellow y Nabokov. La obra de Nabokov es enorme, mucho más que la de Bellow, y contiene por lo tanto excesos bastante más obvios. Sin embargo, Nabokov no se interesó ni por un segundo en la modernidad, en el mundo moderno, mientras que Bellow sí estaba interesado en él, su obra está mucho más relacionada con el mundo moderno, tiene esta especie de autoconciencia acerca de la cultura de masas. Pero en todo caso, no creo que eso sea lo importante en ninguno de los dos: lo importante es el disfrute artístico.

¿Espera pasar el resto de su vida en Estados Unidos?

No creo. Mantendremos el piso de Londres, imagino que mis hijos pasarán mucho tiempo en Inglaterra, lo mismo que nuestros amigos.

Entiendo que el traslado está relacionado con la salud de los padres de su mujer, ¿pero es esa la principal razón o tiene ganas de dejar Inglaterra?

Sí, es una cuestión de necesidad. Los padres de mi mujer están mal. Y aunque a veces parezca lo contrario, le tengo mucho cariño a la gente de Inglaterra, disfruto de esa mezcla de excentricidad y tolerancia. Por supuesto, depende del barrio y el nivel económico. Pero, vamos, es el país de Shakespeare del que estamos hablando.

¿Podría contarnos algo de su próxima novela?

Está terminada. Es muy cruda, violenta, centrada en los bajos fondos y en la que un joven criminal, Lionel Asbo, gana mucho dinero en la lotería. Asbo es un acrónimo de Anti-Social Behaviour Order , que es la orden judicial que se extiende para controlar a personas violentas. Es una sátira bastante dura sobre la sociedad inglesa actual. Creo que no se lo van a tomar muy bien.

La psique kafkiana en el trazo de Robert Crumb

Robert Crumb, el controvertido autor del cómic contracultural hizo una adaptación de la vida del escritor checo
Kafka comic. Robert Crumb recreó al autor checo en historieta.foto.fuente Revista Ñ

Según algunos, Kafka no era especialmente religioso ni apegado a las tradiciones judías. En realidad, no lo era para nada. Su padre, el intimidante Hermann Kafka, era un judío estilo Tío Tom que renegaba de su propia condición y se presentaba a sí mismo como un checo de pura estirpe. La familia iba poco y nada a la sinagoga, y aprovechaba la sonoridad "poco hebrea" del apellido Kafka para difuminar la pertenencia a su comunidad.

Pero ocultar la condición judía en la Praga de comienzos del siglo XX tampoco era cosa fácil. En la Europa Central de aquellos tiempos los judíos solían ser acusados de beberse la sangre de los niños, de especular con el hambre ajeno y todo un abanico de otras cosas, casi todas malas. El gueto de Praga, probablemente el barrio judío más referenciado de la literatura, era un agujero negro –geográfico y emocional– del que no era sencillo salirse, por más checo que uno pareciera. Y por eso, el joven Kafka convivía con la dualidad de intentar ser otro en un contexto poco propicio para ese tipo de metamorfosis.

En la tortuosidad psicológica de la obra kafkiana está presente, sin duda, esta presión identitaria impulsada por Kafka padre, un tipo de gran contextura y carácter furibundo. Y ese poderoso conflicto interior es una de las grandes líneas argumentales sobre las que transita Kafka , una biografía gráfica realizada por el mítico autor de cómics Robert Crumb y el escritor neoyorkino David Zane Mairowitz, que editó el sello español La Cúpula.

El trazo expresionista y onírico de Robert Crumb, que no por nada es considerado como uno de los grandes cronistas de la lisergia hippie de los 60, le sienta como un guante al universo kafkiano. Tras sorprender con una monumental relectura del Génesis , publicada el año pasado, Crumb se lanza ahora a unir los cabos sueltos entre la vida y la obra del escritor checo, con un estilo en el que se mezclan la investigación histórica, las interpretaciones freudianas y fragmentos de relatos de Kafka, vistos desde el lenguaje de la novela gráfica. El libro pretende ser una introducción al mundo kafkiano y por eso comienza exponiendo el contexto de la vida de un judío en la vieja Praga, donde aparecen –naturalmente– la leyenda del Golem y el relato de las constantes persecuciones que sufrían los habitantes del mítico barrio de Josefov. Allí, en el inicio, Crumb y Mairowitz ponen en juego la hipótesis central de su trabajo sobre el gran escritor checo: buena parte de los elementos opresivos que dominan su obra tienen que ver con la incapacidad de vivir con naturalidad su condición de judío y con las humillaciones a las que lo sometía su padre, que lo ninguneaba por ser un "ratón de biblioteca", enfermizo y sin talento para los negocios.

Una vez presentado este marco conceptual, el relato de esta imponente biografía gráfica transita por los distintos momentos de la vida del escritor, intercalando referencias a la efervescente situación política de la Europa de entreguerras. Y ofrece deliciosas escenas de aquella Praga bohemia y literaria, previa al desastre nazi, en la que los cafés eran centros de debates filosóficos, estéticos y políticos, y convocaban a tertulianos de la talla de Einstein, Max Brod, Franz Werfel y el propio Kafka.

De todas maneras, los momentos más interesantes del libro llegan cuando Crumb se despega de las pretensiones historicistas y suelta su lápiz para interpretar, bajo su inconfundible estilo, algunos retazos de las obras emblemáticas de Kafka. Así, las páginas dedicadas a La metamorfosis , El proceso y, muy especialmente, "Un artista del hambre", están impregnadas de un dramatismo que supera incluso el de los textos originales, lo que es mucho decir. Los diálogos que se establecen entre el registro afiebrado de Crumb (autor de cómics esenciales de la contracultura como Fritz el gato e ilustrador de tapas de discos de Janis Joplin y otros notables del rock psicodélico) y el universo retorcido de Kafka son sencillamente formidables, encajan con una naturalidad pasmosa, como dos mundos destinados inevitablemente a encontrarse.

Como si se tratara de una minuciosa autopsia de la psique kafkiana, el libro va revelando los diferentes "demonios" que atormentaban al autor. Robert Crumb, un venerador compulsivo de las mujeres (por llamarlo de alguna manera), decide hacer especial hincapié en la relación de Kafka con ellas y en el "terror sexual" que le producían. Así, aparece narrada de forma magistral la relación con su "primer amor" Felice Bauer, con quien Kafka mantuvo un vínculo puramente epistolar, mucho más basado en el regodeo que le producía escribir cartas de pasión sobreactuada que en el interés que la pobre Felice le despertaba. Su madre, casi invisible, sometida a la figura avasallante del padre; su hermana Ottla, paciente y protectora, la carnal Milena Jesenska, con la que vive, finalmente, un verdadero arrebato carnal, son los otros hitos que jalonan la conflictiva relación de Kafka con las mujeres. Y el hito final es Dora Diamant, la joven con la que comparte sus días finales, ya sentenciado por la enfermedad, en un Berlín en el que se deja entrever el fantasma del nazismo que, años más tarde, iba a acabar con toda la familia Kafka.

"Kafka escribe sobre el poder, la sumisión, la humillación", dicen Crumb y Mairowitz. "Es un poder del que se escabulle transformándose en algo pequeño y se arrastra para no ser visto". Si hay algo que este libro logra transmitir es esa sensación agobiante de sentirse atrapado por un poder superior, que asfixia y no deja vías de escape. El karma de estar atrapado en un cuerpo, un tiempo y un lugar equivocado, una pesadilla que sólo es posible conjurar con la literatura. En palabras de Kafka: "todos los días necesito escribir, al menos, una línea en mi contra".

27.4.11

Google se pone el sombrero ‘vueltiao’

Es la primera vez en que su logo se inspira en una fiesta tradicional colombiana
Google hace homenaje a uno de nuestro simbolo de la cultura de parrandas.foto:google.fuente:elespectador.com


En el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, que irá hasta el 30 de abril, el gigante de internet este martes publicó en su dominio para Colombia un doodle (logotipo) alusivo a esta tradicional fiesta folclórica.

De este modo, los internautas podrán ver durante 24 horas (en www.google.com.co) el logo de Google ‘vestido’ de vallenato, con acordeón y sombrero ‘vueltiao’.

Y es que para celebrar eventos especiales, Google acostumbra a cambiar el logo tradicional por uno alusivo al evento. En esta ocasión, la empresa de internet ha decidido utilizar elementos alusivos a la parranda costeña, para rendirle un homenaje a esta tradicional fiesta colombiana, celebrada anualmente en Valledupar.

Claro que esta no es la primera vez que Google realiza un doodle para Colombia porque ya lo había hecho en 2008 y 2010 para conmemorar el Día de la Independencia nacional. Sin embargo sí es la primera oportunidad en la que la imagen está inspirada en una fiesta tradicional colombiana.

Ya es costumbre de la compañía estadounidense utilizar su logo para sustituir letras por gráficos o acompañarlo con imágenes de un tema con reconocimiento mundial o local, fiestas patrias, personajes ilustres e inventos. Incluso, ha realizado convocatorias masivas para que los usuarios también participen con su creatividad y modifiquen su imagen.

Así, Google demuestra una vez más su interés por el mercado nacional; no solo aumentando su presencia en el país, sino además involucrándose directamente con sus usuarios a través de la cultural local.

Renacer a través de los secretos

El narrador chileno Alberto Fuguet viaja en su libro Missing al mundo de éxitos y derrotas que conlleva el hecho de cruzar fronteras
Alberto Fuguet ayer en Casa América, en Madrid.foto:ÁLVARO GARCÍA.fuente:elpais.com

Lo último de Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964) es un híbrido con pinta de novela, solo hasta la primera página. Es entonces cuando Missing (una investigación) torna a crónica y entrevista con tintes propios de una película policiaca. El escritor, periodista y cineasta que plantó cara al boom literario latinoamericano con su particular manifiesto en McOndo, se fue en busca de su tío Carlos, perdido en Estados Unidos, y del viaje salió "un libro sobre los conflictos familiares, la inmigración o la hispanidad", define el autor.

"Una vida entera no se puede llevar a un libro", dice Fuguet. "Por eso he tenido que mentir. Todo el mundo miente". La confesión le sirve para justificar el 5% de ficción que alberga la historia de un inmigrante chileno que pasó su vida deambulando de motel en motel, no siempre en la mejor compañía femenina, con visita a la cárcel incluida. Es esta parte, la de los éxitos y las derrotas que conlleva cruzar fronteras, la que conquistó a Mario Vargas Llosa. El premio Nobel encuentra en Missing (Alfaguara) "un retrato de las ilusiones de los latinoamericanos que se fugan a Estados Unidos en pos del sueño americano".

Para contar este periplo, el escritor plantea un juego de estructuras literarias y cambios de narrador para evitar "el planteamiento de una novela tradicional" y abordar de manera creativa las consecuencias, no siempre alegres, de una vida en tránsito. Técnicas propias de la generación Nocilla -el grupo de escritores españoles nacidos entre 1960 y 1976 entre los que destaca Agustín Fernández Mallo- que Fuguet lleva practicando desde hace más de una década cuando demostró con McOndo que al contrario de lo que decía el realismo mágico, "América Latina no es un paraíso donde todos flotamos".

Fuguet ve la realidad híbrida de América sin filtros, ni culpa: "Quizá me costó menos como escritor liberarme y escribir mi día a día. Por eso no es que hayamos sido más rápidos que los Nocilla, es que en los lugares donde no hay tanto peso histórico todo surge de otra manera".

Tal vez, esa mezcla distorsionó la meta del protagonista. Missing sirve también para reflexionar sobre el papel del rastreador y el buscado. ¿Perderse es lo mismo que huir? ¿Dónde queda el derecho al secreto? "Este libro es una investigación, mi objetivo era encontrar al personaje y en el camino, información sobre él", explica el autor. "No le obligué a nada".

Fuguet asumió el mando como un periodista frente a su entrevistado. Al mismo tiempo que consultaba el libro Mis lugares oscuros, donde James Ellroy iba en busca de los recuerdos de su madre. "Nunca hubiera ido mas allá como pasa con el paparazismo intelectual que trata de desvelar secretos a toda costa esgrimiendo un bien mayor", explica el escritor en referencia a lo que considera sucede con las revelaciones de Wikileaks. Y se explaya aún más en su defensa: "Carlos no es muy brillante, pero cuando le di el borrador del libro -fue el primero en leerlo- me hizo entender que no se pueden revelar los secretos de alguien que no existe". Missing supuso la aparición de Carlos. Al fugitivo le interesaba volver para sentir que su vida era algo más que una sucesión de errores.

Ana María Matute recibe el Cervantes "feliz, pero muy nerviosa"

La autora de Olvidado rey Gudú ha bromeado diciendo que ha llegado pronto a Alcalá de Henares
La escritora Ana María Matute, durante su dircurso tras recibir hoy de manos del rey Juan Carlos el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas.foto: EFE/Angel Díaz.fuente:lavanguardia.es

"Es el día más importante de mi vida literaria y mi vida personal, porque las dos siempre han ido juntas", ha afirmado esta mañana Ana María Matute, quien ha recibido "muy feliz, pero muy nerviosa" el Premio Cervantes de manos del rey.

"He venido pronto, no vaya a ser que le den el premio a otro", ha bromeado la galardonada con un grupo de periodistas, mientras degustaba un gin tonic en la cafetería de la universidad -"el motor, sin gasolina, no funciona", ha explicado-, acompañada por su hijo y por el director general del Libro, Rogelio Blanco.

Poco antes, la escritora ha visitado una exposición sobre la censura sufrida por su obra durante el franquismo. "No sabéis lo que decían de mí. Me llamaban irreverente, inmoral, lo tergiversaban todo", ha explicado a los periodistas.

"El día de hoy lo disfrutaré luego, porque todas las cosas buenas que me han pasado las guardo en mi cabeza, como una película, y las recuerdo luego", ha dicho la escritora barcelonesa.

La autora de Olvidado rey Gudú ha estado acompañada en la ceremonia por numerosas escritoras, como Ana María Moix, Carmen Riera, Soledad Puértolas y Ángeles Caso, quien ha dicho: "estamos felices, porque venimos a ver a la reina madre", ha dicho-.

Ana María Matute es la tercera mujer que recibe el Cervantes en más de tres décadas de la historia de este premio, tras la filósofa española María Zambrano y la poeta cubana Dulce María Loynaz.

El acto de entrega del máximo galardón de las letras hispanas estará presidido por los Reyes y contará con la asistencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por su esposa, Sonsoles Espinosa; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.

"El que no inventa, no vive"

La escritora agradeció la concesión del Premio Cervantes con un discurso en el que habló de su gran pasión: la Literatura, y con el que quiso hacer partícipes de su "emoción, alegría y felicidad" a todos cuantos "han hecho posible este sueño" que le acompaña desde la infancia.

"San Juan dijo: 'el que no ama está muerto' y yo me atrevo a decir: 'el que no inventa, no vive'", afirmó la novelista catalana al comienzo de su discurso, que abrió con una mención al gran poeta chileno Gonzalo Rojas, galardonado con este premio en 2003 y fallecido el pasado lunes, e hizo extensivo este recuerdo a todos los Cervantes fallecidos.

Instantes después de recibir de manos del rey el premio más preciado de las letras hispánicas, en una solemne ceremonia que tuvo lugar en el paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares, Matute confesó que a ella no se le dan bien los discursos y dejó claro que prefiere "escribir tres novelas seguidas y veinticinco cuentos, sin respiro, a tener que pronunciar" uno.

Y en su alocución aludió a "la felicidad" que la embargaba -"¿por qué tenemos tanto miedo de esa palabra?"-, y dijo que el Cervantes lo considera "como el reconocimiento, ya que no a un mérito, al menos a la voluntad y amor" que la han llevado a entregar su vida a la Literatura.

La capacidad de invención del escritor fue quizá el hilo conductor de su emotivo discurso, en el que habló de su infancia y de sus comienzos como narradora y en el que apenas hubo referencias a Cervantes, aunque sí aludió, sin nombrarlo, al Quijote, ese "hombre bueno, solitario, triste y soñador", que "creía en el honor y la valentía, e inventaba la vida".

El Rey elogia su "deslumbrante universo imaginativo"

El Rey ha valorado hoy la "excelencia literaria" y el "deslumbrante universo imaginativo" de Ana María Matute al hacer entrega del Premio Cervantes a la escritora catalana, a quien ha elogiado como "una de las narradoras más destacadas y brillantes de habla hispana".

Tras destacar el "inconfundible sello cervantino" que caracteriza toda la obra de Ana María Matute, el rey ha rememorado la trayectoria vital de la premiada y ha subrayado que la tragedia de la guerra civil dejó "una huella imborrable en su alma infantil y juvenil", que ha quedado grabada en gran parte de su producción "moldeada desde el prisma de la niñez".

En este contexto, ha llamado la atención sobre el hecho de que la autora catalana considere la literatura como "una forma de extraer de uno mismo el malestar del mundo, una suerte de rebelión íntima" convertida en "un estado natural que ayuda a trascender las etapas de soledad por las que, tantas veces, transita la vida".

26.4.11

Fallece el poeta chileno Gonzalo Rojas a los 93 años



Galardonado con el premio Cervantes en 2003 permanecía en extrema gravedad desde hace más de dos meses debido a un accidente cerebrovascular


El poeta chileno Gonzalo Rojas, en marzo de 2004.foto: GORKA LEJARCEGI.fuente:elpais.com


El pasado 22 de febrero un infarto cerebral relegó a Gonzalo Rojas a un "estado de sopor", según declaró entonces su familia. Después de pasar por el hospital de Chillán, en el sur de Chile, el poeta y premio Cervantes de 2003 fue enviado a su casa. Desde allí fue trasladado a un centro asistencial de Santiago, donde ha fallecido esta mañana. Tenía 93 años y el infarto le sorprendió cuando trabajaba en sus memorias a partir de los cuadernos en los que anotaba sus recuerdos. Siempre manifestó que no quería que vieran la luz antes de su desaparición.


Más casi que la muerte, lo sorprendente era ese "estado de sopor" aplicado a Gonzalo Rojas, un hombre que no paró un minuto en sus nueve largas décadas de vida. Nacido en Lebu, una pequeña ciudad del Chile meridional -pesquera y minera; "con mucho mito", solía decir él-, el futuro poeta, huérfano de padre a los tres años, ingresó en el internado de jesuitas alemanes de Concepción antes de cumplir los 10. Fue el primero de los interminables viajes de un autor que acumuló más kilómetros en sus piernas que versos en sus libros.


Todos esos versos quedaron reunidos en 2000 en el volumen Metamorfosis de lo mismo (Visor), un título que explica bien la forma de trabajar de un autor cuya poesía fue calificada por la crítica de "larvaria". Así, muchos de sus libros son una reescritura ampliada de poemarios anteriores. "Soy un inconcluso", dijo en una entrevista meses antes de ganar el Cervantes.

Nacido como aguacero


La obra coronada por aquel premio había nacido con un aguacero. Gonzalo Rojas solía contar que uno de sus hermanos pronunció la palabra relámpago en medio de una tormenta y que, aquellas cuatro sílabas produjeron en él la revelación del lenguaje. También contaba que, como de niño era tartamudo, se inventaba palabras con fonemas "suaves" para no tropezar. Aquella búsqueda de la suavidad fue el primer taller de poesía de un autor que publicaría su primer libro, La miseria del hombre, en 1948. Luego vendrían títulos como Contra la muerte, Transtierro, Materia de testamento o No haya corrupción.


"¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida / o la luz de la muerte?", decían sus versos más famosos. Otros menos conocidos avisaban con ironía: "No confundir las moscas con las estrellas; / oh la vieja victrola de los sofistas. / Maten, maten poetas para estudiarlos. / Coman, sigan comiendo bibliografía".


Profesor de literatura durante años, Rojas ejerció como diplomático en China y Cuba con Salvador Allende hasta que el golpe militar de 1973 lo puso de nuevo en el camino. Al exilio esta vez. Seis años más tarde volvería a su país para instalarse en Chillán.


Gonzalo Rojas consiguió administrar con voz personal la telúrica herencia poética -y la alargadísima sombra- de Pablo Neruda. Se convirtió así en uno de los dos grandes polos de la poesía chilena. El otro polo, y ahora único, sigue siendo la irónica antipoesía de Nicanor Parra, que, tres años mayor que Rojas, le sobrevive.


"Los verdaderos poetas son de repente y no basta el oficio", dijo en su discurso de recepción del premio Cervantes. "Te dan la palabra que no mereces y te pones a balbucear el mundo, imantado como en el amor por el encantamiento y el desollamiento". Aquel día, en Alcalá de Henares, se despidió citando en su propia traducción al "gran Horacio": "Jugaste bastante, comiste romanamente, y bebiste: ¡tiempo de que te vayas!". Gonzalo Rojas ha seguido jugando, comiendo y bebiendo ocho años más. Ahora acaba de irse. Justo dos días antes de que Ana María Matute reciba el Cervantes. "Es uno de esos gestos poéticos que solo cuadran en la ficción", ha dicho esta mañana la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde durante un coloquio con la escritora barcelonesa.


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