Igor Stravinsky, el pianista Yuri Moskvitin y Karen Blixen en el ayuntamiento de Copenhague. 1957.
La página en blanco
Junto a la puerta de entrada a la antigua ciudad solía sentarse una anciana de piel color café, cubierta con un velo negro, que se ganaba el pan contando historias.
Decía la mujer:
-¿Queréis un cuento, señora gentil, caballero? He contado muchas, muchas historias, mil y una más, desde los tiempos en que dejaba que los muchachos me contasen a mí el cuento de la rosa roja, los dos suaves capullos de azucena y las cuatro serpientes sedosas, cimbreantes y mortalmente enlazadas. Fue la madre de mi madre, la bailarina de ojos negros a quien tantos poseyeron, la que hacia el fin de su vida, arrugada como una manzana de invierno y escondida detrás del piadoso velo, me enseñó el arte de relatar historias. La madre de su madre se lo había enseñado a ella, y ambas eran mejores narradoras que yo. Pero esto ahora no tiene importancia, porque, para la gente, ellas y yo somos la misma persona y me tratan con gran respeto, puesto que vengo contando historias desde hace doscientos años.
Después, si se le ha pagado bien y está de buen humor, seguirá diciendo:
-La de mi abuela -decía- fue una escuela bien dura.
-Sé fiel a la historia -me decía la vieja bruja-. Sé eterna e inquebrantablemente fiel a la historia.
-¿Por qué, abuela? -preguntaba yo.
-¿He de darte razones, desvergonzada? -gritaba ella-. ¿Y tú quieres ser cuentista? ¿Tú vas a ser cuentista y yo he de darte razones? Pues bien, escucha: cuando el narrador es fiel, eterna e inquebrantablemente fiel a la historia, al final es el silencio quien habla. Cuando la historia ha sido traicionada, el silencio no es más que vacío. Pero nosotros, los fieles, cuando hemos dicho nuestra última palabra oímos la voz del silencio. Lo entienda o no una mocosa impertinente.
¿Quién es -prosigue la mujer- el que relata un cuento mejor que todas nosotras? El silencio. ¿Y dónde se lee una historia más profunda que en la página mejor impresa del libro más valioso? En la página en blanco. Cuando la pluma más finamente cortada, en su momento de mayor inspiración, ha escrito su cuento con la más preciada tinta, ¿dónde podrá leerse un cuento aún más profundo, dulce, alegre y cruel?: en la página en blanco.
La vieja arpía calla un momento, suelta una risita y mastica algo en su desdentada boca.
-Nosotras -dice finalmente-, las viejas que contamos historias, sabemos la historia de la página en blanco. Pero no nos gusta contarla, porque entre los no iniciados podría mermar algo nuestra fama. Aun así, voy a hacer una excepción con vosotros, dama hermosa y gentil y caballero de generoso corazón. A vosotros os la contaré.
En las altas y azules montañas de Portugal existe un viejo convento de monjas de la Orden Carmelitana, que es una orden ilustre y austera. En tiempos pasados el convento fue rico, las monjas eran todas nobles señoras, y se producían incluso milagros. Pero con el correr de los siglos las damas de alto linaje fueron perdiendo la afición al ayuno y la plegaria, las ricas dotes dejaron de fluir a las arcas del convento y hoy apenas quedan unas pocas hermanas humildes y pobres que viven en una sola ala del vasto y decaído edificio, que parece querer fundirse con la roca gris que lo rodea. Sin embargo, la comunidad es aún viva y alegre. Sus devociones son fuente de gozo inextinguible, y las hermanitas se dedican alegremente a la tarea que hace muchos, muchos años, deparó al convento un único y singular privilegio: cultivar el mejor lino de Portugal, con el que fabrican la tela más fina del país.
El vasto campo frente al convento se ara con bueyes blancos como la leche, de manso mirar, y la semilla es sembrada hábilmente por virginales manos endurecidas en la labor, con las uñas llenas de tierra. En la estación en que florece el lino, el valle entero se tiñe de un color azul de aire, el mismo color del delantal que llevaba puesto la Sagrada Virgen para ir a coger huevos al gallinero de Santa Ana cuando el Arcángel San Gabriel, con su aleteo poderoso, descendió hasta el umbral de la casa y en lo alto, muy en lo alto, una paloma, con las plumas del collar enhiestas y las alas vibrando, se recortaba en el cielo como una pequeña estrella plateada. Durante ese mes los aldeanos de muchas millas a la redonda alzan los ojos hacia el campo de lino y se preguntan: "¿Ha subido el convento al cielo? ¿O han logrado las hermanitas que el cielo baje hasta ellas?".
Cuando llega la estación, el lino se recolecta, se agrama y se rastrilla; después la fibra delicada se hila, el hilo se teje y, por último, la tela se extiende sobre la hierba para que se blanquee, y se lava una y otra vez hasta que parece que haya nevado en torno a los muros del convento. Toda esta labor se lleva a cabo piadosamente y con precisión, y con ciertas aspersiones y letanías que son un secreto del convento. A ello se debe que el lino, que se carga a lomos de pequeños asnos grises y, pasada la puerta de las monjas, desciende y desciende hasta llegar a la ciudad, sea blanco como una flor, liso y suave como era mi pie cuando, a los catorce años, lo lavaba en el arroyo para ir al baile de la aldea.
La diligencia, queridos señores, es buena cosa, y la religión también, pero el germen último de la historia procede de algún lugar místico ajeno a la historia misma. Así, la virtud del lino del Convento Velho le viene del hecho de que la primera semilla fue traída por un cruzado de la propia Tierra Santa.
En la Biblia, las gentes que saben leer pueden aprender cosas sobre las tierras de Lachis y Maresa, donde crece el lino. Yo no sé leer, y nunca he visto este libro del que tanto se habla. Pero la abuela de mi abuela, cuando era niña, fue la favorita de un viejo rabino, y sus enseñanzas se han guardado en la familia y se han transmitido de generación en generación. Así, en el libro de Josué podéis leer que Axa, hija de Caleb, se apeó del asno y gritó a su padre: "¡Dame bendición! ¡Pues que me has dado tierra de secadal, dame también fuentes de agua!". Y él le dio entonces las fuentes de arriba y las de abajo. Y en los campos de Lachis y Maresa vivieron, más tarde, las familias que tejían el lino más fino de todos. Nuestro cruzado portugués, que descendía de una familia de grandes tejedores de lino de Tomar, cabalgando por esos mismos campos quedó impresionado por la finura de las plantas de lino, y se ató un saco de semillas al pomo de su silla de montar.
Así se originó el primer privilegio del convento, que era el de suministrar las sábanas de matrimonio para las jóvenes princesas de la Casa Real.
He de deciros, queridos señores, que en el país de Portugal las viejas y nobles familias observan una costumbre venerable. A la mañana siguiente a los esponsales de una hija de la casa, y antes de que se entreguen los regalos de boda, el chambelán o el gran senescal cuelgan de un balcón del palacio la sábana de la noche de bodas y proclaman solemnemente: "Virginem eam tenemus" . "Declaro que era virgen." Esta sábana no se lava ni se utiliza nunca más.
Nadie observaba esta costumbre venerable más estrictamente que la Casa Real, en la que ha persistido casi hasta nuestros días.
Desde hace muchos siglos también, y como señal de gratitud por la excelente calidad de su lino, el convento de los montes ha gozado de un segundo privilegio: el de recibir de vuelta el fragmento central de la sábana blanca como la nieve, que lleva el testimonio del honor de la desposada real.
En el ala principal del convento, desde la que se divisa un inmenso panorama de colinas y valles, hay una extensa galería de suelo de mármol blanco y negro. De los muros de la galería cuelga una larga hilera de pesados marcos dorados, rematados cada uno de ellos por una cartela de oro puro en la que figura inscrito el nombre de una princesa: Donna Christina, Donna Ines, Donna Jacintha Leonora, Donna Maria. Cada uno de estos marcos encierra un retal cuadrado de una sábana real de boda.
En las manchas borrosas de las telas una persona de cierta imaginación y sensibilidad podría reconocer todos los signos del Zodíaco: la Balanza, el Escorpión, el León, los Gemelos. O discernir imágenes de su propio mundo de ideas: una rosa, un corazón, una espada, o acaso un corazón atravesado por una espada.
En los viejos tiempos podía verse en ocasiones una larga, majestuosa y colorida procesión que avanzaba por el paisaje de rocas grises en dirección al convento. Princesas de Portugal, que ahora eran reinas o reinas-madres de otros países, archiduquesas o grandes electoras con sus espléndidos séquitos llevaban a cabo un peregrinaje de naturaleza a la vez sagrada y secretamente jubilosa. Pasado el campo de lino la ruta se hace empinada; la dama real tenía que bajar de su carroza para recorrer la última parte del camino en un palanquín regalado al convento precisamente con esta finalidad.
Después, y aún en nuestros días, ocurre a veces, como puede ocurrir cuando se quema una hoja de papel, que después de que todas las chispas han corrido por el borde del papel para ir a morir a un extremo surge una última chispa, pequeña y reluciente, que va corriendo detrás de las otras, que una solterona muy anciana, de alto linaje, emprenda la ruta hacia el Convento Velho. Hace muchos años fue la compañera de juegos, amiga y doncella de honor de una joven princesa de Portugal. En el camino al convento, va contemplando el panorama que se extiende a sus pies. Llegada al edificio, una monja la conduce hasta la galería, frente al marco que lleva el nombre de la princesa a la que sirvió un día, y se despide de ella, comprendiendo que quiere quedarse sola.
Lenta, muy lentamente, una procesión de recuerdos desfila por la pequeña, venerable y cadavérica cabeza bajo la mantilla de negro encaje, que se inclina en señal de reconocimiento. La leal amiga y confidente recuerda la vida de casada de la joven princesa con el consorte real elegido. Revive los momentos alegres y los tristes, coronaciones y jubileos, intrigas cortesanas y guerras, el nacimiento del heredero del trono, los matrimonios de los príncipes y princesas de las nuevas generaciones, el orto y el ocaso de las dinastías. La vieja dama recuerda las profecías a que dieron lugar las manchas de la sábana: ahora puede comparar la realidad con la profecía, con una leve sonrisa y un ligero suspiro. Cada pedazo de tela con el nombre inscrito en el marco que lo encierra tiene una historia que contar, y todos han sido puestos allí por fidelidad a la historia.
Pero en medio de la larga hilera hay una tela que no es igual que las otras. Su marco es tan hermoso y pesado como los demás, y ostenta con el mismo orgullo la placa dorada con la corona real. Pero en la cartela no hay ningún nombre inscrito, y la sábana enmarcada es de lino blanco como la nieve de una esquina a la otra: una página en blanco.
¡Os ruego, buenas gentes que venís a escuchar historias! ¡Mirad esta página, y reconoced la sabiduría de mi abuela y de todas las mujeres que narran historias!
Porque, ¡qué lealtad eterna e inquebrantable ha hecho colgar este pedazo de tela junto a los otros! Ante él, las narradoras de cuentos hemos de cubrirnos con el velo y guardar silencio. Porque si el padre y la madre reales que un día ordenaron que se enmarcase y colgase ese retal no hubieran conservado en su sangre una tradición de lealtad, quizá no habrían dado la orden.
Es frente a este pedazo de puro lino blanco donde las viejas princesas de Portugal, reinas, viudas y madres con experiencia de la vida, con sentido del deber y con una larga historia de sufrimientos, y sus viejas y nobles compañeras de juegos, doncellas y damas de honor, permanecen de pie más tiempo.
Y es frente a la página en blanco donde las monjas jóvenes y viejas, y la propia madre abadesa quedan sumidas en la más profunda reflexión.
Su padre, Whihelm Dinesen, militar, parlamentario, se suicidó cuando ella tenía diez años, atormentado por no resistir la presión de padecer sífilis, enfermedad que en aquella época estaba estigmatizada. Su madre, Ingeborg Westenholz, quedó sola con cinco hijos a su cargo, a los que pudo mantener gracias a la ayuda familiar. Karen, como sus hermanas, se educó en prestigiosas escuelas suizas y se la educó para las clases altas.
Karen se casó con su primo lejano el barón Bror Blixen-Finecke, con quien inició en Kenia una plantación de café llamada The Karen Coffee Company.[1] El matrimonio fue difícil. En el primer año de vida en común su marido le contagió de la temida sífilis, sin embargo la enfermedad nunca se manifestó de manera grave. Cansada de las infidelidades de su marido, se separaron tras seis años de matrimonio, quedándose ella con la plantación.
Aprendió las lenguas aborígenes, como el suaheli, y se empapó de las costumbres locales. Los nativos la apodaban "La hermana leona" y se ganó el afecto de ellos por su coraje, su buena puntería y su habilidad como cazadora.
En Nairobi, Blixen conoció a Denys Finch Hatton, un cazador británico afincado en Kenia. Empezaron una relación amorosa intensa, pero con muchos altibajos.
En 1931, Denys Finch Hatton se mató en su avión Gipsy Moth. Blixen siguió a cargo de la plantación hasta que la caída de los precios del café en 1931 la obligaron a venderla y regresar a Dinamarca. Siempre pensó en volver pero la Segunda Guerra Mundial se lo impidió.
Si bien ya había publicado algunos trabajos, es entonces cuando comienza su carrera literaria bajo diversos seudónimos, el más conocido de los cuales es Isak Dinesen, con el cual publicó una serie de apuntes autobiográficos sobre su vida en África. Pero fue su libro Memorias de África (1937) el que sin duda la catapultó a la fama a nivel mundial; inspirada en el libro se filmó la premiada película Memorias de África con Meryl Streep en el papel de Karen y Robert Redford como Dennys Finch Hatton.
El asteroide (3318) Blixen fue llamado así en su honor.
Karen Blixen escribe su obra de debut en inglés, bajo el seudónimo "Isak Dinesen" aún a sabiendas de que su identidad era sobradamente conocida, bajo el título de "Seven Gothic Tales", el 9 Abril 1934. Escogido como "Libro del año del Club Americano del libro", el éxito abre el mercado para Blixen que publica el libro en danés al año siguiente ("Syv fantastiske fortællinger", Dinamarca 25 de marzo de 1935). Su siguiente obra es "Memorias de África" en Dinamarca (Den afrikanske farm 6 de Octubre de 1937), en Londres ese mismo año y en EE.UU. al año siguiente ("Out of Africa), como el libro anterior, es escogido libro del año. Esta obra se divide en cinco partes al modo de drama en cinco actos. En el libro se trata la pérdida del paraiso el cual -a parte de los problemas del diá a día en la granja- ella ha encontrado en África, donde se ha liberado de la vida y convenciones burguesas que la constreñían en Dinamarca. Es también la tragedia por ella vivida en su relación con el aristócrata Denys Finch Hatton, la cual también finaliza en dolor y pérdida. La publicación en 1978 (edición en Inglés en 1981 "Letters from Africa", española "Cartas desde África" en Alfaguara en 1992) de las cartas desde África a su familia en Dinamarca revela una realidad diferente a la que encontramos en el libro "Memorias de África" y enfatiza el proceso por el cual estas memorias son una recreación literaria de gran nivel. Cada episodio narrado es la representación de un hecho en la mente de la persona que lo vive, en este caso Blixen, y que no tiene que ser visto de la misma forma por otra persona. Además, la literatura narrativa une y reconstruye episodios de una forma coherente y explícita para un fín narrativo preciso. En el episodio de la cacería de leones con Denys Finch Hatton (Finch-Hatton en el libro), se recrea un episodio ocurrido el 3 de junio de 1928. Tal como se relata en las cartas, la cacería fue rutinaria y Denys derribó a los dos leones macho. En el libro el episodio ha cambiado, en un contexto determinado, a que Denys mata un león que se avalanza y resulta ser una hembra, entonces Karen mata al macho. Una rutina se convierte en una trágica historia de amor condensada. Su segundo libro de relatos fue "Cuentos de invierno", publicado en Dinamarca el 10 de octubre de 1942, durante la ocupación alemana de Dinamarca; aparece ese mismo año en Gran Bretaña y al año siguiente en EE.UU. donde vuelve a ser libro del año del Club del Libro (como los dos anteriores). Despues del gótico, africano y aristocrático ambiente de los dos primeros libros, Blixen vuelve a los paisajes de su tierra natal con unos relatos cercanos a la literatura tradicional danesa. Se puede apreciar como aspecto fundamental de la obra una búsqueda de los factores determinantes en la vida y el destino de los seres humanos. "Últimos cuentos" se publicó el 4 de noviembre de 1957. En contradicción con el título no fueron ni los últimos cuentos publicados ni los últimos que escribió la autora. Su mala salud le empujó a publicarlos, sabedora de que la conexión de las historias era forzada pues provenían de tres bloques de historias distintas en los cuales trabajaba: "nuevas historias góticas", "anécdotas del destino" y "Albondocani". Ésta última era una colección de historias con el nexo común de Albondocani, seudónimo del califa Haroun al Raschid de "Las mil y una noches", la autora pretenedía escribir con ellas una novela pero el proyecto no fructificó. Es por ello que el libro se divide en tres partes, de forma algo forzada, que se corresponden a las obras referenciadas. También hay que explicar que la autora publicaba estas historias independientemente en revistas y periódicos. Alguna historia proviene de los primeros años ("Las cariátides" fue publicada en 1938) y que no habían sido incluidas en "Cuentos de invierno". La última colección de relatos publicados en vida de la autora fue "Anécdotas del destino" (Dinamarca, 12 de octubre de 1958; EE.UU y Gran Bretaña en ese mismo año, en España Alfaguara en 1983). Algunas de las historias ya habían sido publicadas independientemente y tratan de la relación de la vida y el arte en distintas manifestaciones, excepción hecha de "El anillo" que es un "resto" de "Cuentos de invierno". Blixen deja fuera cuatro historias por no considerarlas de "calidad" suficiente o no estar lo suficientemente trabajadas. Se trata de: " Los caballos fantasmales" que saldría en 1951 en la revista "Ladies' Home Journal". "Klokkerne" ("Las campanas" no traducido al inglés) en "Arbejderens Almanak" en 1952. "El Tio Séneca", publicada en "The Saturday Evening Post" en 1949. "El Hombre gordo" en 1953 en la revista "Hjemmet". "Ehrengard" fue publícado en una versión mas corta ("The secret of Rosenbad") en "Ladies' Home Journal" en diciembre de 1962, unos meses después de la muerte de la autora. De estos relatos se publicaron posteriormente tanto "El tío Seneca" como "El hombre gordo" en un libro, "Carnaval" ("Efterladte Fortaenllinger (Posthumous Tales)", Dinamarca 1975 y "Carnival: Entertainments and Posthumus Tales" en inglés en 1977). Ehrengard se publicó independientemente en 1963 en Dinamarca y se tradujo al español en 1984 en editorial Bruguera (Anagrama y Reino de Redonda en recientes ediciones a cargo de Javier Marías). "The Bells", al parecer, no ha sido incluida en ninguna coleccion hasta el momento en que se han publicado los relatos completos en "Cuentos Reunidos", Alfaguara 2011. Algunos relatos han sido llevados al cine (además de la conocida "Out of Africa" de Sidney Pollack) con éxito como son, "Una historia inmortal" (Orson Wells 1968), Ehrengard (Emidio Greco 1982), "El festín de Babette" (Gabriel Axel 1987). En noviembre de 1960 la autora publicó "Sombras en la hierba", sobre su vida en África. Dos de las partes habían sido publicadas previamente, la aligerada "Farah" como "Portrait of a Gentleman" y "The Great Gesture" que salió publicada en la revista "Alt for Damerne" en 1957. En 1950 "Farah" se emitió en la radio danesa. Algunos textos, conferencias, ensayos, artículos y emisiones radiofónicas se publicaron en edición definitiva en 1985 como "Samlede essays" con una selección en "Daguerreotypes and Other Essays". Se han publicado en español como "Ensayos completos" en Ed. Losada, 2003. Otras obras publicadas incluyen la obra de marionetas (adaptada a teatro en ocasiones)"The revenge of Truth", escrita en 1904 y reescrita posteriormente para aparecer publicada en el diario Tilskueren en 1926. Dos obras más para marionetas "Elmis Hjerte" y "Carneval" no se tradujeron al inglés y ésta última se reescribió y pasó a ser un relato en la colección del mismo título. Estas obras de marionetas aparecen posteriormente en algunas de las obras de Blixen. Así en "The Roads Round Pisa" y "The supper at Elsinore" (Las dos en "Siete cuentos góticos) aparece la historia de "The Revenge of Truth"; en "Second Meeting" (En Carnaval) aparece Pipistrello, el director de un famoso teatro de marionetas
foto y semblanza biográfica:Wikipedia.texto:adncultura.com
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