Se publica en Francia una edición de Las Flores del Mal con las correcciones del gran poeta francés
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Charles Baudelaire, Poeta francés autor de Las Flores del Mal./elcultural.es |
Un editor de París ha publicado por primera vez las "pruebas corregidas" por Charles Baudelaire de sus Flores del mal,
la colección de poemas más célebre de Francia. Según informa la agencia
AFP, el manuscrito original nunca fue encontrado y estas pruebas
corregidas son los únicos trazos manuscritos de esta obra clave de la
poesía moderna, y sin duda la obra cumbre del escritor francés. Antes de
dar su visto bueno definitivo para la impresión de la obra, en 1857, Charles Baudelaire multiplicó los intercambios con su editor y amigo Auguste Poulet-Malassis, y, como se ve en el material mostrado a la prensa, anotó y corrigió al margen las pruebas de imprenta.
Queda en estas pruebas claro el modo de trabajar de Baudelaire, su ojo
crítico, su perfeccionismo y rigor intelectual y artístico para con su
propia obra. Baudelaire tacha y rectifica a pluma todo lo que le parece
incorrecto, corrige una coma mal puesta, pide que se modifique el tipo
de letra, exige el cambio de la ortografía de una palabra... Así, hay poemas que fueron corregidos en varias ocasiones.
Ediciones de los Saints Pères (Santos Padres) publicará el libro con una
tirada inicial de 1.000 ejemplares a un precio de 189 euros, aunque el
documento ya estaba en poder de la Biblioteca Nacional de Francia desde
1998, cuando lo adquirió en una subasta en Drouot por 3,2 millones de
francos, cerca de medio millón de euros. Hasta ahora, el libro podía
consultarse en el catálogo numérico de la BNF, Gallica, pero la
comodidad de lectura, la calidad de impresión hacen de la obra que esta
semana sale a la venta un documento insólito, de suma importancia
cultural, y como tal ha sido recibido en Francia. Se trata de un libro
de gran formato (25x35 cm) que se presenta en un cofre. La obra está
ilustrada con 13 dibujos a lápiz y pluma que Auguste Rodin insertó en su propio ejemplar de Las Flores del mal.
El editor, molesto
Baudelaire, con fama de poeta maldito y aura de artista descuidado, se
descubre aquí como un autor muy comprometido con el resultado final de
su obra, escrupuloso hasta en el más mínimo detalle: defensor de la
coma, del acento agudo así como del grave, del uso o no del
circunflejo... las incontables correcciones de Baudelaire dieron
constantes quebraderos de cabeza a su editor, que veía como una y otra
vez el poeta se dirigía a él con nuevos cambios, añadidos y cortes. En
la primera página se queja el editor: "Mi querido Baudelaire, llevamos dos meses para imprimir cinco hojas de Las Flores del mal".
A modo de ejemplo, en el margen de Bendición, uno de los primeros poemas
de la recopilación, Baudelaire se cuestiona incluso la palabra
"blasfemia" tal como está impresa en las pruebas. "Blasphême ou blasphème? Gare aux orthographes modernes!
(tenga cuidado con la ortografía moderna)", advierte. Las estrofas son
modificadas, así ocurre en "Un viaje a Citerea" y la falda de su musa no
se abre "a las ligeras brisas" sino "a las brisas pasajeras". Las dos
últimas estrofas de "Spleen", uno de sus poemas más conocidos las llega a
reescribir por completo, dando una versión final totalmente distinta a
la original; asimismo, Baudelaire también eliminó la mitad de los versos
de la última estrofa.
El libro llegó a las librerías, finalmente, el 25 de junio de 1857, en
edición de Poulet-Malassis y Broise. Es la consagración para el poeta
que, como testimonian sus contemporáneos, habría terminado la
composición de la mayor parte de su colección a principios de los años
50. Días después de la publicación de Las Flores del mal, Baudelaire provocó las iras de la prensa. La dirección de Seguridad Pública lo llevó ante la justicia por ofender la moral pública y religiosa.
El autor, ya entonces, parecía escribir con una clara vocación de
pervivencia; él mismo era consciente del valor de la obra que tenía
entre manos. Así, en julio de ese mismo año, 1857, escribió a su madre:
"Se me niega todo, el espíritu de invención e incluso el conocimiento de
la lengua francesa. Me río de todos estos imbéciles y sé que esta obra,
con sus cualidades y sus defectos, recorrerá su camino en la memoria del público culto, junto a las mejores poesías de Víctor Hugo, de Théophile Gautier e incluso de Byron".
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