Las comprensiones clásicas de la lucha de clases fueron el correlato
teórico de la efervescencia política de una gran masa de asalariados
empobrecidos. Sin embargo, en algún momento de la segunda mitad del
siglo XX, los análisis de las clases sociales empezaron a adquirir una
textura mantecosa producto de su fermentación académica. Las
desigualdades se incrementaron con consecuencias aberrantes, pero las
teorías que trataban de explicarlas en términos de enfrentamientos
colectivos transmitían una fuerte sensación de artificialidad. En la
última década, en cambio, hemos asistido a una amplia revitalización de
este campo de estudio a medida que el foco se ha desplazado desde la
clase trabajadora hasta las clases altas. La lucha de clases goza de
excelente salud: sencillamente estábamos mirando hacia el lugar
equivocado.
Owen Jones se dio a conocer en 2011 con Chavs. La demonización de la clase obrera, un ensayo en el que denunciaba la generalización de un virulento clasemedianismo aspiracional que estigmatizaba a las clases populares. El correlato de aquel primer texto es El establishment. La casta al desnudo —el subtítulo es un añadido de la edición española—. Formalmente sigue un modelo muy similar. Jones emplea periodismo
de investigación, sociología, entrevistas, testimonios personales y
crítica política para construir un ensayo empático y energético marcado
por una irresistible ausencia de cinismo. Su tesis central es que la
contrarreforma neoliberal ha producido una subordinación de las élites
políticas a los poderes económicos y una oligarquización extrema de los
instrumentos de representación democrática. Este vaciamiento
institucional es la causa última de la profunda desafección política de
amplias capas de la población.
El establishment comienza reconstruyendo la génesis de la hegemonía liberal en el Reino Unido. La victoria electoral de Margaret Thatcher
fue la culminación de la estrategia de un conjunto de publicistas
inteligentes, entusiastas y muy bien financiados que lograron desplazar
el sentido común de la mayoría social hacia la defensa de la
desregulación económica. El resultado fue una clausura ideológica
completa: "El recorte de impuestos a los ricos, la venta de recursos
públicos; los recortes de la seguridad social; el debilitamiento de los
sindicatos; todo esto se hace pasar constantemente por la normalidad,
por el 'centro' del que sólo se desvían los extremistas y los que nunca
saldrán elegidos".
Las desigualdades se incrementaron con
consecuencias aberrantes, pero las teorías que trataban de explicarlas
en términos de enfrentamientos colectivos transmitían una fuerte
sensación de artificialidad
Según Jones, en este proceso ha desempeñado un papel esencial la
transformación de los medios de comunicación en herramientas de
propaganda al servicio de un número muy reducido de empresarios que
mantienen estrechas conexiones personales con la clase política: "En
Gran Bretaña no existe la libertad de prensa. Existe una prensa libre de
la intervención directa del Gobierno, que es algo completamente
distinto". De modo análogo, las fuerzas del orden han quedado
groseramente subordinadas a los intereses de los privilegiados, y su
labor se ha visto cada vez más enturbiada por el autoritarismo y el
abuso de poder.
El argumento de fondo de El establishment es que, en
realidad, la ideología meritocrática del mercado libre es una farsa, una
excusa para promover la alianza antidemocrática entre la clase política
y las grandes empresas. La Gran Bretaña contemporánea es, en realidad,
un "socialismo para los ricos" que asegura la transferencia sistemática
de recursos públicos a manos privadas a expensas de la sociedad,
mientras se permite a las grandes fortunas niveles siderales de fraude
fiscal.
La mayor virtud de El establishment es, también, su
principal defecto para el lector español. No es un panfleto
impresionista, sino una obra maestra del periodismo de investigación.
Jones se entrevista con una larga serie de políticos, periodistas,
empresarios, economistas, policías o víctimas de las privatizaciones de
los servicios públicos y detalla numerosos episodios que sacan a la luz
los entresijos del poder británico contemporáneo. Eso hace que el libro
resulte absorbente para el lector británico, pero ligeramente extenuante
para quienes no estén familiarizados con la vida pública anglosajona.
En Gran Bretaña no existe la libertad de prensa.
Existe una prensa libre de la intervención directa del Gobierno, que es
algo completamente distinto
Owen Jones
Es un problema que lastra también La casta. De cómo los políticos se volvieron intocables,
un superventas en Italia. Es un ensayo con un tono muy local, acentuado
por el estilo sarcástico de los periodistas Sergio Rizzo y Gian Stella.
La casta se centra exclusivamente en los privilegios y la mala
gestión de los gestores públicos italianos. La degradación que
describen Rizzo y Stella es asombrosa: la política italiana parece
haberse convertido casi exclusivamente en un nicho de suntuosas
canonjías caracterizadas por un exceso babilónico. Es un camino que
nuestro país parece estar recorriendo a paso acelerado, según explican
Eva Belmonte (Españopoly, Ariel) y Rafa Burgos (La casta. Quiénes son y cómo actúan,
El Viejo Topo) en sendos ensayos urgentes que analizan la estructura de
la oligarquía política, económica y mediática en nuestro país y la
amenaza que supone para la democracia.
El establishment. La casta al desnudo. Owen Jones. Traducción de Javier Calvo. Seix Barral. Barcelona, 2015. 476 páginas. 19,90 euros (digital, 12,99).
La casta. De cómo los políticos se volvieron intocables Sergio Rizzo y Gian A. Stella. Traducción de Martín López. Capitán Swing. Madrid, 2015. 336 páginas. 23 euros
Españopoly. Cómo hacerse con el poder en España (o, al menos, entenderlo). Eva Belmonte. Ariel. Barcelona, 2015. 232 páginas. 16,90 euros (digital, 9,99).
La casta. Quiénes son y cómo actúan. Rafa Burgos. El Viejo Topo. Barcelona, 2015. 142 páginas. 14 euros.
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