18.7.12

Las máquinas expendedoras de libros llegan a las calles de Pekín

Estas máquinas empezaron a instalarse hace unos años en Europa y ahora han llegado a China. Las personas afiebradas a la lectura pueden encontrar libros las 24 horas del día

Máquina expendedora de libros en Pekin. foto.fuente:revistaarcadia.com

Se dice que la primera máquina expendedora de libros fue la “Penguincubator”, desarrollada por la editorial Penguin en 1937. Sin embargo, fue solo hasta hace unos años que la idea empezó a difundirse por Europa, empezando por París, donde se encontraban tanto obras de Homero como de Baudelaire en las calles y en las estaciones del metro.
Ahora China ha replicado el modelo y ha ubicado 50 máquinas en Pekín. Los libros no se compran, sino que se alquilan, por lo que también se las denomina "bibliotecas autoservicio".
Su esquema, por lo demás, es similar al de una típica máquina de refrescos: tras un cristal hay un escaparate en el que cada libro está marcado con un número (hay unos 300 en cada máquina), y tras introducir dinero, con un teclado se puede ordenar que el volumen sea llevado a una ranura por la que el interesado puede llevárselo.
Para hacer uso de estas máquinas, los pequineses deben mostrar a un escáner su documento nacional de identidad, e introducir 100 yuanes (unos 14 dólares, o 12 euros), que les serán devueltos cuando retornen los libros (bien a una de estas máquinas, bien a las bibliotecas municipales).
Se pueden sacar hasta cinco libros cada vez, que han de ser devueltos en el plazo de cuatro semanas, y el interesado debe tener también un código que se consigue en las bibliotecas municipales, tras hacerse socio.
"Me parece una muy buena idea, yo vengo cada semana y saco unos cuantos libros", señala uno de los usuarios, Zhang Lang, hombre de mediana edad que saca un volumen de la máquina para mostrar su funcionamiento.
La prensa oficial china asegura que este tipo de aparatos se han hecho muy populares entre los lectores de Pekín. Por ello, se espera en los próximos meses doblar a un centenar el número de expendedoras, incluyendo zonas céntricas y turísticas de la capital.
Una particularidad de estas máquinas es que mediante cámaras puede detectar si está dañada o se esta quedando sin libros para prestar, en cuyo caso avisará a los encargados de mantenimiento para que resuelvan el problema.

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