La Premio Nobel de Literatura 2009 avisa de que es necesario que las sociedades divididas por las dictaduras superen ese momento
Herta Müller, premio Nobel Literatura 2009.foto:Kim Manresa. fuente:lavanguardia.com |
Herta Müller, escritora alemana nacida en Rumanía,
es menuda y de aspecto quebradizo. Cuando el periodista le hace una
pregunta, se toma un tiempo para pensar y su respuesta es fluida, clara.
nítida, sin rehuir ninguna arista. Está en Barcelona porque el CCCB le ha invitado a dar una conferencia con el título La lengua como patria
y se le recuerda que otro rumano alemán, Paul Celan, vivió como
tragedia tener que escribir poesía en la misma lengua que la de los
verdugos de su pueblo judío y que Semprún decía que la patria de un
escritor es la literatura, no la lengua. Müller,que vivió la represión
comunista, dice que sí, que Semprún tenía razón. “La lengua no es una
patria. El título de la conferencia no es decisión mía. Semprún decía
que la patria del escritor no es la lengua, sino lo que se dice con
ella. Necesitas vivir la hostilidad que se puede ejercer con la lengua, y
más aún si esta lengua es la tuya y la entiendes. Esto pasa ahora en
Irán, en Cuba, donde las víctimas hablan la misma lengua que sus
guardianes. Paul Celan decía que escribir poesía en la misma lengua que
los asesinos de su madre era muy complicado. No consiguió resolverlo,
porque siguió escribiendo en alemán. Hay otros, como el propio Semprún,
que se pasó al francés . Pero no es la lengua la que construye los
totalitarismos. La lengua de Hitler era muy pobre y los judíos que
marcharon al exilio siguieron hablando alemán, que no era el que
utilizaban los nazis, tan vulgar”.
“No sé cómo funcionan ni un banco ni la bolsa. No es mi trabajo”,
dijo Herta Müller sobre el papel que desempeña Alemania en la crisis de
la Eurozona, “Ahora bien, creo que se exagera cuando se dice que
Alemania está oprimiendo a Grecia. Esta crisis nos está superando a
todos. La gente no entiende muy bien qué está pasando”.
La escritura de la premio Nobel se desliza de la narrativa al ensayo y
a la poesía, con abundancia de metáforas, frases cortas y fragmentos de
prosa. “No los veo -dice– como géneros diferentes. Ahora más bien hago
collages de textos más cortos. Desde que me dieron el Nobel dispongo de
menos tiempo para los textos largos. Me sale de forma institiva. La
poesía la veo como una oración para personas no creyentes como yo.
Cuando iba a los interrogatorios de la policía, recitaba interiormente
poemas. Me daban fuerzas. Fijese que cuando hay dictaduras, la gente lee
mucha poesía. E igual en los campos de concentración, en las cárceles.
Uno no pierde la fantasía porque tiene miedo a morir. La poesía no
sirve para embellecer la realidad, sino para transformarla, para hacer
justicia. Yo al principio no leía literatura, me basaba en las
experiencias de la vida, pero no encontré las respuestas a mis preguntas
en la vida, las encontré en la literatura”.
El uso de las metáforas es uno de los rasgos del estilo de Herta
Müller. “Yo nací y me he educado entre la minoría alemana de Rumanía y
hablo alemán, pero debajo de mi alemán está el rumano, que es una
lengua dura, vulgar, en absoluto ordinaria, cargada de supersticiones,
que le da una dimensión rumana a mi alemán. Yo me siento como si no
llegara a formar parte de ningún sitio. En mi universo hay un poco de
todo y aunque envidio a los escritores que no necesitan las metáforas y
tienen una escritura de cristal, transparente, yo las busco porque
tengo la sensación de que sólo puedo tocar la realidad cuando hago uso
de ellas.”
La escritora ha dado testimonio de los tiempos de represión comunista
y sus efectos devastadores en el ser humano y la sociedad. ¿Cuál es la
frontera entre el olvido necesario para la conciliación y la necesidad
del ajuste de cuentas con la memoria para que, en momentos de crisis
como el actual, no se repitan los errores del pasado? “La palabra olvido
-dice Müller- es muy compleja. No es lo mismo el olvido de la víctima
que no tiene más remedio que olvidar para seguir viviendo, que el olvido
del verdugo. Las nomenklaturas de las tiranías siguen existiendo una
vez han perdido el poder y dependerá de qué fuerzas mantengan para
seguir imponiéndose o no. Las dictaduras dividen a la sociedad. En todo
caso es un proceso de debate colectivo y la frontera ha de ser móvil,
flexible. Lo que es seguro es que este debate se ha de producir, porque,
si no, acabará surgiendo, como sucede en la RDA, Rumanía o España”,
¿Volverá a vivir en Rumanía algún día? Herta Müller dice que no. “La
gente no tiene por qué vivir en el lugar donde nació. Cuando me dieron
el Nobel, el jefe de la policía secreta, la Securitate de Ceaucescu, me
dijo que tenía que darle la mitad del importe del premio, porque la
temática de mis libros me la habían dado ellos, la vigilancia, los
interrogatorios, la represión.... Ya no queda ni rastro de la cultura
de la mínoría alemana en Rumanía. Rumanía es hoy un país donde reina la
corrupción, donde la democracia no se ha consolidado aún. la gente es
cada vez más pobre y no se sabe hacia donde va. Mucha gente tiene que
irse del país porque no tiene otra alternativa”.
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