Un paseo por una librería, la figura del librero como cicerone de nuestra próxima lectura o participar en tertulias o clubes literarios han sido las mejores fuentes de descubrimiento de autores y sus obras
La venta de libros en el mercado interior sigue cayendo. Mientras en 2011 se facturó 2.772,34 millones de euros, en el primer semestre de 2012 la caída ya se acerca al 10%, según ha anunciado este martes Javier Cortes, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España. foto:archivo. fuente:aviondepapel.tv |
El lector que busque descubrir una nueva novela o encontrar libros
afines a sus gustos literarios tiene varias posibilidades tanto en el
mundo físico como en internet.
Las sugerencias del librero especializado conviven con las
posibilidades de recomendación social `on line´o los clubes de lectura
digitales. Son viejas y nuevas fórmulas de buscar, encontrar y comprar
un libro sin temor a equivocarse.
La búsqueda de un buena lectura o el placer de descubrir un libro que
case con nuestros gustos literarios siempre tienen en la curiosidad y
en la recomendación sus mejores aliados.
Un paseo por una librería, la figura del librero como cicerone de
nuestra próxima lectura o participar en tertulias o clubes literarios
han sido las mejores fuentes de descubrimiento de autores y sus obras.
Muchos lectores acuden a las librerías especializadas en novela
negra, cine o gastronomía, por ejemplo, para deambular entre los
anaqueles temáticos, curiosear entre portadas, sinopsis y leer los
primeros capítulos.
El librero como cicerone
Allí, los libreros detectan los gustos de sus clientes y les aconsejan primeras novelas de un escritor o libros y autores similares al género que demandamos.
Allí, los libreros detectan los gustos de sus clientes y les aconsejan primeras novelas de un escritor o libros y autores similares al género que demandamos.
Así, una anterior lectura nos lleva a otra. Si nos gustó Stieg Larsson,
por ejemplo, es obvio que en las estanterías temáticas de la librería
encontremos a sus herederas naturales, como son Camilla Läckberg, Äsa
Larsson o Mari Jungstedt.
Sin embargo, ahora, internet también se presenta como antesala de la
decisión de compra de un libro. En la red también se extiende el
denominado sistema de lectura social y las propuestas automáticas de
recomendación.
Prescriptores online
Cuando indagamos en una librería online un libro de Almudena Grandes, un sistema de algoritmos nos enseña sus títulos anteriores o bien aquellas novelas equidistantes que también han buscado otros lectores. Confluyen así el género y la temática gracias a los metadatos de los buscadores de las librerías virtuales.
Cuando indagamos en una librería online un libro de Almudena Grandes, un sistema de algoritmos nos enseña sus títulos anteriores o bien aquellas novelas equidistantes que también han buscado otros lectores. Confluyen así el género y la temática gracias a los metadatos de los buscadores de las librerías virtuales.
Además, las observaciones de los usuarios bajo el campo de
comentarios de cada título también se presentan como aliciente. Muchas
de ellas, bajo la clasificación de tres, cuatro o cinco estrellas, en el
método de recomendaciones que puso de moda Amazon, incentiva a leer las opiniones, coincidir o discrepar.
Si creemos en la valoración de un lector de nuestros mismos gustos
literarios podemos seguir la pista de los libros que también ha
recomendado en la web de compra. Ese lector se transforma en nuestro
prescriptor fiel y creamos comunidad.
Una vez llegamos al libro, ojear desde la pantalla los primeros
capítulos en Amazon, Boquo (Casa del Libro) o Google Play se convierte
cada vez más en un hábito previo a la compra de los lectores. Si esas
primeras páginas enganchan, el título quizás acabe en las estanterías
domésticas.
Clubes de lectura
Las actividades de los clubes de lectura que emprenden las bibliotecas públicas o algunas librerías dentro de sus actividades literarias aparecen, además, como antesala a la decisión de adquirir un libro.
Las actividades de los clubes de lectura que emprenden las bibliotecas públicas o algunas librerías dentro de sus actividades literarias aparecen, además, como antesala a la decisión de adquirir un libro.
El café librería La Buena Vida, por ejemplo, mantiene todos los
martes un club de lectura de pago con escritores y editores. En el mundo
virtual, este modelo lo están implantando también las editoriales en
sus redes sociales y portales verticales.
Los encuentros digitales aparecen como tendencia en los últimos
meses. Carmen Amoraga, finalista del Premio Planeta, por ejemplo,
convoca a sus seguidores en Facebook para charlar sobre su reciente nueva novela El rayo dormido.
Las editoriales replican en internet el modelo de club de lectura,
que cuenta con gran tradición en los países anglosajones. En los últimos
meses, plataformas de libros en la nube, como 24symbols, y las redes
sociales de lectores Libros.com y QueLibroleo.com lanzaron también sus
propios clubes de lectura digitales.
Cada mes, se propone una novedad literaria y 24symbols da acceso
gratis al título para que los lectores comenten y debatan sus
impresiones en dichas redes sociales.
Todo cuenta. Ahora, la confianza del librero también se complementa
con la recomendación de los propios lectores, tanto en las plataformas online
como en dichos clubes de lectura digitales. Son viejas y nuevas
fórmulas de buscar, encontrar y comprar un libro sin sentir el temor a
equivocarse.
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