Tamara Villoslada, artista argentina radicada en Barcelona, se ha hecho famosa por haber sido la modelo del pintor catalán Gino Rubert cuyos cuadros ilustran dramáticamente las tres portadas de la trilogía Millennium. Más de dos millones de copias vendidos de esos tres libros aseguran a Villoslada una no buscada celebridad. Gabriela Wienner la entrevista para "El País":
A Gino le preocupa un poco ser etiquetado como "el pintor de las cubiertas de Larsson". Mientras, a Tamara las portadas no le han cambiado la vida. La argentina, también ilustradora profesional, dice que verse como tapa no le ha inflado el ego: "Sigo viéndome dentro de una obra de Gino. A veces me miro bien y me pregunto qué pinto ahí". Tamara sabe que es parte del juego de realidad y ficción de la novela. No han faltado en su ciudad reportajes del tipo "Lisbeth Salander es argentina" y algún fan acérrimo de Larsson le ha pedido un autógrafo. Ella, que no sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, admite sentir cierta afinidad con Salander. "En la vida real me identifico más con esa fragilidad disfrazada de dureza de Lisbeth que con las mujeres más dominantes y manipuladoras de Gino". Rubert, por su parte, cree que entre sus personajes femeninos y masculinos no hay rivalidad, sino complicidad, incluso en la tortura. Basta ver la portada del primer libro, en que la mujer aparece atada, pero casi sonriente: "Me interesa la ambigüedad, la confusión entre un cuerpo que te habla de sumisión y dolor y un rostro que te habla de altivez y autosuficiencia". Hay gente que cuando acaba una relación quema la foto de su ex. Pero como si la realidad fuera un cuadro de Gino Rubert, una de sus pesadillas surrealistas, Larsson ha conseguido que la cara del antiguo amor del pintor se multiplique ad infinitum. De alguna manera, la clave de esta trilogía, y quizá el sentido de su éxito, está en "lo inquietante, lo siniestro y lo extraño", como señala Rubert, que rodean las relaciones entre hombres y mujeres, tanto los que aman como los que no, los que maltratan o los que no, un abismo insondable al que el arte se sigue asomando.
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1 comentario:
La verdad que me gusta más como carátula de libro que como es en realidad. Gino fué generoso!
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