Hace unas semanas el escritor Martin Amis aseguró que las mujeres escriben mejor sobre sexo que los hombres, pues son más sinceras y menos temerosas. A la hora de aproximarse a la violencia, ¿quién tiene una sensibilidad más adecuada?
¿Quién representa mejor la violencia? foto.fuente:revistaarcadia.com |
Intente descifrar si los escritores de los siguientes fragmentos
fueron hombres o mujeres (al final de esta página encontrará los
autores). Si lo prefiere, anote sus respuestas, para que así, al
terminar, pueda comprobar qué tan cierto es eso de que el género
determina la calidad literaria.
1. "Rodolphe, que no había pasado una noche con Claudette desde hacía ya cinco meses, pero cuyo cuerpo se apretaba contra el suyo cada noche ante los ojos de doscientas personas... Rodolphe bailó un tango magnífico una noche. Se apretó contra ella como de costumbre y ella se inclinó hacia atrás. —¡Más! ¡Más! —gritó el público, hombres en su mayoría, cuando las manos de Rodolphe oprimían la garganta de ella. Claudette siempre fingía sufrir, amar a Rodolphe y sufrir a manos de su pasión durante la danza. Esta vez no se levantó cuando la soltó. Ni él la ayudó, como solía hacerlo. La había estrangulado, con tanta fuerza que ella no pudo gritar. Rodolphe salió del pequeño escenario y dejó a Claudette allí para que otros la recogieran".
a. Mujer
b. Hombre
2. "No se dio ninguna señal, pero los dos golpearon a la vez. Los dos golpes dieron en las barbillas, y las cabezas de miss Amelia y de Marvin Macy rebotaron hacia atrás y ambos se quedaron un tanto atontados. Durante unos momentos después de los primeros golpes, se contentaron con restregar los pies por el suelo, probando diferentes posturas y dando puñetazos al aire. Y de pronto se lanzaron el uno contra el otro como gatos salvajes. Se oían los puñetazos, los resoplidos y los golpes de los pies en el suelo. Eran tan rápidos que resultaba difícil seguir el curso de la pelea; pero una vez miss Amelia fue proyectada hacia atrás con tanta fuerza que se tambaleó y estuvo a punto de caer, y otra vez Marvin Macy recibió un golpe en el hombro que le hizo girar como una peonza. Y la pelea prosiguió de aquel modo salvaje y violento, sin que ninguno de los dos diera muestras de debilidad".
a. Mujer
b. Hombre
3. "Entonces, satisfecho con su postura y con la forma en que tenía asido el látigo, el odioso fraile alzó el arma de largas lenguas muy por encima de su cabeza y la dejó caer con fuerza sobre la joven. Los bordes cortantes del cuero rebanaron sin piedad toda su carne, dejando brillantes líneas de sangre a su paso; el dolor era tan fuerte que el grito de la pobre niña se ahogó en su garganta. Excitado por la visión de sangre, el bárbaro padre Clemente la azotó entonces con furia vesánica. Ninguna parte de su cuerpo quedó a salvo de su bestialidad. Brillantes, rojos arroyuelos le corrían por la espalda, desde los hombros hasta las nalgas, y rodeaban sus muslos como finas culebrillas de color carmesí".
a. Mujer
b. Hombre
4. "Me vuelvo para disparar de nuevo cuando el segundo cuchillo me da en la frente. Me hace un corte encima de la ceja derecha, me cega un ojo y me llena la boca de sangre. Me tambaleo y retrocedo, pero consigo lanzar la flecha que tengo preparada hacia mi atacante, más o menos. En cuanto sale, sé que no acertaré; entonces Clove se me echa encima, me derriba boca arriba y me sujeta los hombros contra el suelo con las rodillas".
a. Mujer
b. Hombre
5. "George se arrodilló en la grava y empuñó la navaja en la mano con más fuerza y se la clavó en la barriga. Cuando la hoja penetró, la chica pareció tratar de doblarse, pero sólo era una acto reflejo. George se sintió intrigado. Levantó el grueso cuero de la manga de la cazadora y le buscó el pulso. No había. Estaba muerta. George estaba rabioso. ¿Cómo se atrevía a morirse delante de él? ¿Cómo se atrevía a morirse así?"
a. Mujer
b. Hombre
6. "Desperté con mucha sed y en busca de un vaso de agua vi que tenía la ropa salpicada de sangre que goteaba del techo, porque la tienda no tiene cielo raso y la pieza de arriba estaba entablada con gruesa planchas de madera que dejan filtrar la luz. Al verme así, subí las escaleras corriendo pues algo me decía en el corazón que habían asesinado a mi padre. Lo encontré tirado en el suelo, pues debió caerse de la cama cuando forcejeaba con el asesino; y estaba bocarriba; con los ojos abiertos, los brazos estirados, literalmente cosido a puñaladas y bañado en sangre".
a. Mujer
b. Hombre
7. "Se abalanzaron sobre el ángel, cayeron encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de él, una plumita, un ala, una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo desplumaron, clavaron sus garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas. Pero el cuerpo de un hombre es resistente y no se deja despedazar con tanta facilidad; incluso los caballos necesitan hacer los mayores esfuerzos. Y por esto no tardaron en centellar los puñales, que se clavaron y rasgaron, mientras hachas y machetes caían con un silbido sobre las articulaciones, haciendo crujir los huesos. En un tiempo muy breve el ángel quedó partido en treinta pedazos y cada miembro de la chusma se apoderó de un trozo, se apartó, e impulsado por una avidez voluptuosa, lo devoró".
a. Mujer
b. Hombre
8. "Yo sabía que un simple tiroteo no era responsable de tanta sangre. Y no esta equivocado. Le había disparado, igual que a Kenyon –con la pistola justo frente a su cara. Pero probablemente estaba muerto antes de recibir el disparo. O, por lo menos, estaba muriendo. Porque su garganta había sido cortada, también. Llevaba puesta una pijama de rayas, nada más. Su boca estaba pegada con cinta; la cinta le daba la vuelta a toda su cabeza. Sus tobillos estaban amarrados, pero sus manos no –él quizá logro, solo Dios sabrá cómo, de pronto por rabia o dolor, romper la cuerda que ataba sus manos".
a. Mujer
b. Hombre
9. "El libro la golpeó sobre su ojo izquierdo. Antes de que emitiera un sonido, la cara cruda de la niña que se lo había lanzado se dirigió huracanada hacia ella. Lo dedos de la niña se hundieron como grapas en la suave piel de su cuello. Ella oyó a su madre llorar y Claud gritó “¡Whoa!”. Hubo un instante en el que ella estuvo segura de que quedaría en medio de un terremoto. Su visión se nubló y vio todo como si estuviera ocurriendo en un pequeño cuarto lejano, o como si estuviera viendo a través del final equivocado de un telescopio".
a. Mujer
b. Hombre
10. "Invertí el gesto, giré el mango de forma que la hoja quedara plana, y asesté un golpe de revés con la zurda. El metal alcanzó a Steve en la sien y se oyó un sonido como de huevos al romperse, pero amplificado diez millones de veces. La hoja se clavó y, durante unos segundos, sostuvo de pie al hombre ya muerto. Luego, tiré de la herramienta y el cadáver se precipitó hacia adelante mientras el hacha volaba en dirección opuesta. Los sesos y la sangre lubricaron su vuelo".
a. Mujer
b. Hombre
1. (a) Patricia Highsmith / 2. (b) Carson McCullers / 3. (b) Marqués de Sade / 4. (a) Suzanne Collins / 5. (a) Martina Cole / 6. (b) Eduardo Caballero Calderón / 7. (b) Patrick Suskind / 8. (b) Truman Capote / 9. (a) Flannery O'connor 10. (b) James Ellroy
1. "Rodolphe, que no había pasado una noche con Claudette desde hacía ya cinco meses, pero cuyo cuerpo se apretaba contra el suyo cada noche ante los ojos de doscientas personas... Rodolphe bailó un tango magnífico una noche. Se apretó contra ella como de costumbre y ella se inclinó hacia atrás. —¡Más! ¡Más! —gritó el público, hombres en su mayoría, cuando las manos de Rodolphe oprimían la garganta de ella. Claudette siempre fingía sufrir, amar a Rodolphe y sufrir a manos de su pasión durante la danza. Esta vez no se levantó cuando la soltó. Ni él la ayudó, como solía hacerlo. La había estrangulado, con tanta fuerza que ella no pudo gritar. Rodolphe salió del pequeño escenario y dejó a Claudette allí para que otros la recogieran".
a. Mujer
b. Hombre
2. "No se dio ninguna señal, pero los dos golpearon a la vez. Los dos golpes dieron en las barbillas, y las cabezas de miss Amelia y de Marvin Macy rebotaron hacia atrás y ambos se quedaron un tanto atontados. Durante unos momentos después de los primeros golpes, se contentaron con restregar los pies por el suelo, probando diferentes posturas y dando puñetazos al aire. Y de pronto se lanzaron el uno contra el otro como gatos salvajes. Se oían los puñetazos, los resoplidos y los golpes de los pies en el suelo. Eran tan rápidos que resultaba difícil seguir el curso de la pelea; pero una vez miss Amelia fue proyectada hacia atrás con tanta fuerza que se tambaleó y estuvo a punto de caer, y otra vez Marvin Macy recibió un golpe en el hombro que le hizo girar como una peonza. Y la pelea prosiguió de aquel modo salvaje y violento, sin que ninguno de los dos diera muestras de debilidad".
a. Mujer
b. Hombre
3. "Entonces, satisfecho con su postura y con la forma en que tenía asido el látigo, el odioso fraile alzó el arma de largas lenguas muy por encima de su cabeza y la dejó caer con fuerza sobre la joven. Los bordes cortantes del cuero rebanaron sin piedad toda su carne, dejando brillantes líneas de sangre a su paso; el dolor era tan fuerte que el grito de la pobre niña se ahogó en su garganta. Excitado por la visión de sangre, el bárbaro padre Clemente la azotó entonces con furia vesánica. Ninguna parte de su cuerpo quedó a salvo de su bestialidad. Brillantes, rojos arroyuelos le corrían por la espalda, desde los hombros hasta las nalgas, y rodeaban sus muslos como finas culebrillas de color carmesí".
a. Mujer
b. Hombre
4. "Me vuelvo para disparar de nuevo cuando el segundo cuchillo me da en la frente. Me hace un corte encima de la ceja derecha, me cega un ojo y me llena la boca de sangre. Me tambaleo y retrocedo, pero consigo lanzar la flecha que tengo preparada hacia mi atacante, más o menos. En cuanto sale, sé que no acertaré; entonces Clove se me echa encima, me derriba boca arriba y me sujeta los hombros contra el suelo con las rodillas".
a. Mujer
b. Hombre
5. "George se arrodilló en la grava y empuñó la navaja en la mano con más fuerza y se la clavó en la barriga. Cuando la hoja penetró, la chica pareció tratar de doblarse, pero sólo era una acto reflejo. George se sintió intrigado. Levantó el grueso cuero de la manga de la cazadora y le buscó el pulso. No había. Estaba muerta. George estaba rabioso. ¿Cómo se atrevía a morirse delante de él? ¿Cómo se atrevía a morirse así?"
a. Mujer
b. Hombre
6. "Desperté con mucha sed y en busca de un vaso de agua vi que tenía la ropa salpicada de sangre que goteaba del techo, porque la tienda no tiene cielo raso y la pieza de arriba estaba entablada con gruesa planchas de madera que dejan filtrar la luz. Al verme así, subí las escaleras corriendo pues algo me decía en el corazón que habían asesinado a mi padre. Lo encontré tirado en el suelo, pues debió caerse de la cama cuando forcejeaba con el asesino; y estaba bocarriba; con los ojos abiertos, los brazos estirados, literalmente cosido a puñaladas y bañado en sangre".
a. Mujer
b. Hombre
7. "Se abalanzaron sobre el ángel, cayeron encima de él, lo derribaron. Todos querían tocarlo, todos querían tener algo de él, una plumita, un ala, una chispa de su fuego maravilloso. Le rasgaron las ropas, le arrancaron cabellos, la piel del cuerpo, lo desplumaron, clavaron sus garras y dientes en su carne, cayeron sobre él como hienas. Pero el cuerpo de un hombre es resistente y no se deja despedazar con tanta facilidad; incluso los caballos necesitan hacer los mayores esfuerzos. Y por esto no tardaron en centellar los puñales, que se clavaron y rasgaron, mientras hachas y machetes caían con un silbido sobre las articulaciones, haciendo crujir los huesos. En un tiempo muy breve el ángel quedó partido en treinta pedazos y cada miembro de la chusma se apoderó de un trozo, se apartó, e impulsado por una avidez voluptuosa, lo devoró".
a. Mujer
b. Hombre
8. "Yo sabía que un simple tiroteo no era responsable de tanta sangre. Y no esta equivocado. Le había disparado, igual que a Kenyon –con la pistola justo frente a su cara. Pero probablemente estaba muerto antes de recibir el disparo. O, por lo menos, estaba muriendo. Porque su garganta había sido cortada, también. Llevaba puesta una pijama de rayas, nada más. Su boca estaba pegada con cinta; la cinta le daba la vuelta a toda su cabeza. Sus tobillos estaban amarrados, pero sus manos no –él quizá logro, solo Dios sabrá cómo, de pronto por rabia o dolor, romper la cuerda que ataba sus manos".
a. Mujer
b. Hombre
9. "El libro la golpeó sobre su ojo izquierdo. Antes de que emitiera un sonido, la cara cruda de la niña que se lo había lanzado se dirigió huracanada hacia ella. Lo dedos de la niña se hundieron como grapas en la suave piel de su cuello. Ella oyó a su madre llorar y Claud gritó “¡Whoa!”. Hubo un instante en el que ella estuvo segura de que quedaría en medio de un terremoto. Su visión se nubló y vio todo como si estuviera ocurriendo en un pequeño cuarto lejano, o como si estuviera viendo a través del final equivocado de un telescopio".
a. Mujer
b. Hombre
10. "Invertí el gesto, giré el mango de forma que la hoja quedara plana, y asesté un golpe de revés con la zurda. El metal alcanzó a Steve en la sien y se oyó un sonido como de huevos al romperse, pero amplificado diez millones de veces. La hoja se clavó y, durante unos segundos, sostuvo de pie al hombre ya muerto. Luego, tiré de la herramienta y el cadáver se precipitó hacia adelante mientras el hacha volaba en dirección opuesta. Los sesos y la sangre lubricaron su vuelo".
a. Mujer
b. Hombre
1. (a) Patricia Highsmith / 2. (b) Carson McCullers / 3. (b) Marqués de Sade / 4. (a) Suzanne Collins / 5. (a) Martina Cole / 6. (b) Eduardo Caballero Calderón / 7. (b) Patrick Suskind / 8. (b) Truman Capote / 9. (a) Flannery O'connor 10. (b) James Ellroy
No hay comentarios:
Publicar un comentario