Emili Teixidor, autor de Pa negre, pedagogo y escritor para niños y jóvenes, muere a los 78 años
El escritor Emili Teixidor, en una imagen de 2006. foto:M Voy. fuentes:ultimahora.es, elperiodico.com |
Maestro del principio al fin. Desde que se inició a los 14 años como
ayudante en la escuela de Santa Margarida de Montbui hasta que vio cómo
su Pa negre, adaptado al cine, hacía, en catalán, pedagogía de la
realidad lingüística en las distintas Españas. Y en medio, Emili
Teixidor, fallecido ayer en Barcelona a los 78 años, hizo aún pedagogía
de la lectura. Como enseñante, como autor de literatura infantil y
juvenil, como prescriptor de libros en los medios de comunicación y
finalmente, en su madurez, como novelista para adultos de una posguerra
llena de distintos matices del gris.
Nacido de familia campesina y obrera en1933 en Roda de Ter, como su
amigo Miquel Martí i Pol, a diferencia de él dejó pronto su comarca
natal de la Plana de Vic para convertirla en «un territorio mítico de
sus novelas», recuerda su editora desde el 2002, Esther Pujol. Aunque
volvió como maestro a Roda, la dejó para estudiar Magisterio, Derecho,
Filosofía y Letras y Periodismo.
Huérfano de padre en 1948 (la
dura posguerra que recupera en sus novelas) y becado en Barcelona, allí
se encuentra con el sacerdote Joan Alemany, con quien funda en 1959 la
escuela Patmos (después Betània-Patmos), que dirigió hasta 1977, cuando
pasó al mundo de la edición (primero en París, con Robert Lafont, y más
tarde en Salvat).
Como recordó su amigo y exrector de la Universitat de Vic Ricard Torrens en la laudatio
de su doctorado honoris causa, el pasado febrero, «no hay dos
Teixidors, el pedagogo y el escritor», sino que ambos son los
intrumentos que utilizó un humanista, el profesor Teixidor «que
descubrió que los alumnos a quienes enseña a leer no tienen buenos
libros y se pone a escribirlos». Y lo siguió haciendo: hace solo tres
meses la editorial Cruïlla publicó su último título infantil. Uno entre
muchisimos, entre los que destacan las aventuras de un juglar en tiempos
de Jaume I de L'ocell de foc (1972, 950.000 ejemplares desde entonces) y la serie de la Formiga Piga. Su labor de fomento de la lectura siguió con el programa Mil paraules de TV3, sus recordadas recomendaciones en Catalunya Ràdio o la guía para incitar a la lectura a niños y adolescentes La lectura i la vida.
Teixidor pasa tardíamente a la literatura de adultos con el libro de relatos Sic transit Gloria Swanson (1979), que abre el ciclo narrativo centrado en las tierras que van de Vic a las Guilleries, continuado con Retrat d'un assassí d'ocells (1988) y Pa negre
(2003). De hecho, la película de Agustí Villaronga (2010) que toma el
título de esta última novela, que triunfó en los Goya y se convirtió en
la primera película en catalán propuesta para los Oscar, fusiona
elementos de todos estos libros. Tras el éxito de Pa negre (120.000 ejemplares) aún llegaron Laura Sants (2006) y Els convidats (2010), en la que profundizó en la idea de mostrar la ambivalencia moral en la que navegaron vencedores y vencidos.
ACTIVO
PESE A LA ENFERMEDAD / En los últimos años, Emili Teixidor sufrió un
cáncer de lenta evolución y los efectos secundarios de los tratamientos,
sin que dejara que esto le impidiera mantener su actividad. Esther
Pujol, destacaba ayer que siguió «activo hasta el final» y que deja una
novela «muy avanzada». De hecho, la actividad de Teixidor en los últimos
meses (en Sant Jordi aún firmó libros) no hacía esperar un desenlace
tan precipitado.
Por otra parte, el escritor se resistía a hablar
de su salud. Prefería mirar adelante y no darse por aludido. El pasado
23 de febrero, cuando recibió el doctorado honoris causa de la
Universitat de Vic, evitó ver el acto como un homenaje, el momento de
mirar hacia atrás y hacer balance, o incluso a hablar más de la cuenta
de su relación con su tierra de origen.
Respondió con un discurso
sobre el futuro de las humanidades y el papel de la universidad como
reducto de resistencia crítica. «Tengo reticencias a hablar de los
episodios que me tocan más de cerca. Ciertas cosas, especialmente las
más delicadas, corren el peligro de deshacerse si se dicen en voz alta. Y
pasar otra vez por todas nuestras experiencias sería banal». Y cuando
parecía que se ablandaba, zanjó el asunto: «Ya está bien todo como está y
no le demos más vueltas que aún lo estropearemos». Una despedida con
pudor y discreción.
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