John Hemingway, nieto del escritor, narra la problemática relación entre su padre y su abuelo en un nuevo libro. Una historia escandalosa que no tuvo un final feliz
Ernest Hemingway jámas aceptaría siendo un macho alfa, que un retoño de su sangre haya resultado transexual.foto.fuente:revistaarcadia.com |
Gregory, el hijo menor del escritor Ernest
Hemingway, nació en Kansas en 1931 y murió en 2001 en Miami, tras sufrir
un infarto mientras cumplía condena por exhibicionismo en una cárcel de
mujeres. ¿Por qué de mujeres? Pues a mediados de los 90 se sometió a
una operación de cambio de sexo y desde ese momento pasó a llamarse
Gloria.
Para el escritor de “El viejo y el mar” no fue fácil aceptar los
particulares gustos de Greg, quien antes de tomar la decisión de
convertirse en mujer tuvo siete hijos. Entre ellos estaba John, que
ahora publica el libro Los Hemingway, una familia singular (Planeta), en el que trata de entender su pasado.
Según John, Greg sufrió mucho durante su vida. “Padecía graves
trastornos psíquicos, con depresiones que lo postraban en la cama sin
ganas de nada –aseguró John al diario español El Mundo–. Aun así siempre
se esforzó por estar cerca de sus hijos y ayudarlos en lo que pudo".
Sobre la relación entre su padre y su abuelo comentó: "Eran demasiado
parecidos. Los dos tenían un carácter fuerte, los dos abusaban del
alcohol y los dos eran bipolares". En su investigación, el nieto de
Hemingway rompe la imagen que se ha tenido del escritor a lo largo de la
historia, quien generalmente ha sido representado como un macho
hipermasculino. "Mi abuelo no era homosexual –afirmó John–. Solo digo
que sentía la necesidad de explorar su lado femenino, como todo hombre
con cierta curiosidad".
A pesar de esa aparente afinidad, la relación entre Greg y Ernest
nunca fluyó y dio origen a dolorosas cartas. El autor decía que su hijo
era un “delincuente adolescente” y un “buitre”, con una “condición
patológica”. Greg, por su parte, alguna vez le escribió: “Monstruo
abusivo empapado en ginebra, mierda egocéntrica, cabronazo. Morirás sin
que nadie te llore y básicamente sin que nadie te quiera a no ser que
cambies, papá”.
A pesar del tono dramático de la historia, en la que Greg ocupa el
papel de víctima, la tesis de John Hemingway en el libro es que su padre
no fue en absoluto una “oveja negra” o una “manzana podrida” en el seno
de la familia, sino un producto de la misma.
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