19.6.12

Talese: "El 11-S acabó con el buen periodismo"

El viejo reportero de Esquire y The New Yorker  publica Vida de un escritor

El escritor y reportero estadounidense Gay Talese, fotografiado el año pasado en las calles de Barcelona. foto: Massimiliano Minocri. fuente: elpais.com

Es posible ser periodista e informarse sin utilizar Twitter o Facebook y no tener correo electrónico, aunque eso es un lujo que solo se puede permitir un reportero que no vive bajo la dictadura del modelo informativo que prima en el siglo XXI: producir mucho y muy deprisa. Mientras las nuevas generaciones de periodistas entran en un mundo laboral en el que para llegar a fin de mes tienen que firmar toneladas de noticias a 20 euros, el veterano Gay Talese aún tiene la suerte de cobrar, y mucho, por dedicar tres meses y siete páginas a un reportaje en la revista The New Yorker sobre Marina Poplavskaya, una soprano con cero interés para el nuevo dios mediático: las redes sociales. Y el tiempo y el mimo que invierte Talese en su trabajo se notan, ya que algunas de sus piezas, como la titulada Sinatra está resfriado, publicada en la revista Esquire en los años sesenta, figuran entre las mejores de la historia del periodismo.
El hombre definido por Tom Wolfe como el padre del Nuevo Periodismo también tuvo la osadía de irse de The New York Times porque no le dejaba espacio suficiente para desarrollar temas con la profundidad que él buscaba. Sí se lo permitieron revistas como Esquire y The New Yorker y después diversos libros. Pero pese a sus muchos éxitos profesionales, oficializados recientemente con el Premio Norman Mailer de Periodismo, Talese, de 80 años, también ha fracasado. “Nadie vive instalado en el triunfo. Incluso si te dan un oscar pasarás por un mal momento antes o después. Y esos momentos son los que a mí me interesan. Las historias de perdedores son más interesantes que las de ganadores, aunque sean menos comerciales. Por eso escribí Vida de un escritor”.

"Las historias de perdedores son más interesantes que las de ganadores"
Sentado en un venerable hotel neoyorquino y con el mismo sombrero de gentleman que luce en la portada de la edición estadounidense del libro que ahora publica Alfaguara, el veterano periodista, con gemelos y corbata a juego y un pulcro traje hecho a medida como los que vestía Cary Grant en la película clásica de reporteros Luna nueva (His girl friday), defiende un libro que según los críticos estadounidenses no figura entre sus mejores obras. Pese a su título, apenas hay rastro de Gay Talese en su interior. Eso sí, a través de él uno entiende perfectamente la minuciosidad y la atención con la que aborda su trabajo. Es más, el grueso del libro lo componen reportajes que nunca llegaron a publicarse, como el que escribió sobre Lorena Bobbit (la mujer que le cortó el pene a su marido) para la revista The New Yorker, sus múltiples notas para elaborar un reportaje sobre restaurantes que tampoco llegó a ver la luz o sus dudas periodísticas durante su cobertura de las marchas por los derechos civiles en Selma en el año 65.
“Quería intentar descubrir quién soy, porque no lo sé muy bien. Creo que siempre me he visto a través de mi trabajo, toda mi vida he escrito sobre otros y siempre he tratado de quedarme al margen de la historia”. Y quizás por eso el título del libro confunda, porque no son unas memorias que describen la vida de este escritor, sino un autoanálisis del trabajo del escritor y su forma de abordarlo. “Soy un escritor que escribe haciendo reportajes y además soy un reportero. La idea es que lectores y escritores descubrieran en qué consiste un trabajo en el que son tan importantes las historias que se publican como las que no”.
Pese a los reveses laborales descritos en Vida de un escritor, Talese asegura que desde que publicó La mujer de tu prójimo (donde analizó el comportamiento sexual de los estadounidenses y donde él mismo expuso sus propias experiencias), poco a poco ha ido metiendo cada vez más de sí mismo en sus libros. Esa tendencia alcanzará su epítome en el que será su libro número 12, una obra sobre sus 50 años de matrimonio con la editora Nan A. Talese. “Un reportaje exhaustivo sobre lo que significa estar casado y vivir en una casa como padre de una familia durante 50 años”. Esa familia supo por sus propias palabras de sus infidelidades setenteras y espera que acepte todos los detalles de un libro en el que lleva 10 años trabajando. “Quizás a mi mujer no le guste, ya veremos. Mi vida es un libro abierto. Ella sabe todo lo que hago y la gente a la que veo, aunque haya cosas que no hablamos. Yo dejo constancia de todo lo que hago en una pizarra que tengo en casa y en las notas que tomo a diario”.
En ese día a día también hay mucho periodismo, con lecturas intensas de toda la prensa neoyorquina. Hace dos años defendió el trabajo de los reporteros actuales en una entrevista con esta misma periodista pero hoy se retracta. “Estoy decepcionado. El 11-S acabó con el buen periodismo. Con la excusa de la seguridad nacional la prensa estadounidense dejó de hacer preguntas, ya no cuestiona el poder. Creía que aquello acabaría tras los años oscuros de la Administración de Bush, pero con Obama no ha mejorado. Los periodistas de hoy siguen haciéndole el juego al Gobierno, son como funcionarios. Falta curiosidad y escepticismo en el tratamiento de Irak, Afganistán o incluso Siria. Y el ciclo de noticias de 24 horas que impone la red no ayuda porque los convierte en animales carroñeros”. Y suspirando, añade: “No, no es un buen momento”.

Inicios de escritor

  • Gay Talese nació en 1932 en Ocean City (Nueva Jersey) en una familia italiana. (“Soy hijo de un sastre severo pero caballeroso de Calabria y de una madre italoamericana amable y emprendedora”).
  • Empieza a escribir con 15 años, contando los partidos de su equipo de béisbol. Estudió Periodismo en la Universidad de Alabama. (“Elegí el periodismo como carrera universitaria, porque esto es lo que sabía, pero en realidad me convertí en un estudioso de la historia”).
  • En The New York Times empezó como chico de la fotocopiadora. Después llegaría el Nuevo Periodismo.

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