"Ray Douglas Bradbury fue desde el comienzo una anomalía en la ciencia ficción". Así inicia un perfil en los 80, el prolífico Isaac Asimov. Dentro de los patronos de la ciencia ficción la trinidad clásica incluye a los dos anteriores y Arthur C. Clarke
Fuck Me, Ray Bradbury, o como matar de la impresión a un pobre anciano".foto: internet.fuente:elespectador.com |
Hasta el final de sus días, Bradbury aseguró que el secreto de su
vida feliz se encontraba en que pudo continuar haciendo lo que
disfrutaba desde su infancia. Hace sólo una semana, publicaba una nota
en la que recordaba que fue gracias a John Carter y sus aventuras en
Marte que él quedó bajo el embrujo de esta literatura. Las historias de
un viajero espacial escritas mientras mataba las horas libres un
vendedor de tajalápices, llamado Edgar Rice Burroughs, llegaron a
impregnar la mente de un chiquillo de once años.
“Ray Bradbury se
convirtió en el apóstol de los gentiles, por así decir, en el embajador
ante el mundo de la ciencia ficción”, concluye Asimov. Sus reflexiones
con la tecnología no sólo ocurren en el futuro o en otras tierras, como
puede atestiguar George Smith, personaje de una historia en Biarritz,
quien en 1957 no puede volver a su hotel por la cámara y fotografiar el
dibujo que ante sus ojos está haciendo Picasso en la arena, sino que ha
de disfrutarlo con sus ojos, antes que la marea se lo lleve.
No
fue la universidad sino las bibliotecas quienes lo guiaron y, lejos de
los científicos escritores de Astounding Science Fiction, publicaba con
emoción en pequeñas revistas. Si otros ganaron los cerebros de sus
lectores, el señor Ray nos llevó a sitios extraños donde los personajes,
por más avances tecnológicos, siguen usando su corazón. Tal vez por esa
visión poética, de su obra más conocida, las Crónicas Marcianas, Asimov
sentenció que “eran una fiesta de influencia pueblerina y nostalgia en
un marco futurista”. Olvidando los adelantos científicos del siglo XX,
Bradbury creó un universo marciano con las ideas del siglo XIX
aderezadas con cultura norteamericana de post guerra. Y esas semillas de
americana mezcladas con distopia son las que germinarán en otras
generaciones.
En 1977 las pantallas del mundo brillaron con
Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Así llegó a nuestra vida esta
historia, contada por un tal Steven Spielberg. Como muchos otros niños
en el mundo, el sueño de encontrar vida extraterrestre empezó a latir en
los colombianitos. Al verla, Bradbury fue a visitar a Spielberg para
felicitarlo por la genialidad narrativa, y este a su vez delató su
admiración por el escritor. De hecho, en Encuentros uno de los
científicos es interpretado por Francois Truffaut, quien dirigiera la
más controvertida adaptación de sus libros.
Farenheit 451 fue un
libro fundamental en su obra, que nació como historia corta y se
expandió gracias a Hugh Hefner y Playboy. Nos advierte del peligro de
los nuevos medios y su capacidad para entretener a la gente. Para el
autor siempre fue clave el poder leer y comprender por uno mismo. Y por
ello nunca apreció los libros electrónicos, pues los encontró cercanos
al enemigo (la pantalla tonta). Para un hombre que tuvo que luchar para
demostrar que su educación era valida, que encontró en las bibliotecas
refugio, oficina y un aula repleta de amigos (como Poe, HG Wells, Julio
Verne, Burroughs, Wolfe, Hemingway), el paso a lo virtual es
terriblemente riesgoso.
“Las bibliotecas me criaron. No creo en
las universidades. Creo en las bibliotecas porque la mayoría de los
estudiantes no tienen dinero. Cuando me gradué del bachillerato, ocurría
la Depresión y no teníamos dinero. No pude ir a una universidad, así
que fuí a la biblioteca tres días a la semana durante 10 años”, dijo el
escritor mientras ayudaba a una biblioteca a pelear por su subsistencia.
Para el escritor, el valor de las bibliotecas es vital, pero más lo es
el conseguir nuevos lectores, por ello en una entrevista declara:
“Pregunta -¿Qué libros recomendaría a los jóvenes para empezar a leer?
Respuesta
-Deberían empezar por los mitos griegos, la relación entre la raza
humana y los dioses cuando estos bajaban a la Tierra. La enseñanza con
metáfora, el tipo de relato que uno oyó o escuchó y jamás olvidará.
También pueden comenzar por buenas tiras cómicas. Para las chicas, Nancy
Drew, Stevenson, ciencia ficción, los míos... El secreto es no aburrir;
es encontrar libros que a uno lo atrapen y lo vuelvan lector voraz.”
Un
día afortunado, en el 2010, conocí a Bradbury. En la FIL de
Guadalajara. A través de video conferencia, el autor habló con el
público. Con afabilidad enorme habló de los más variados temas, y cuando
abrieron el micrófono a preguntas, alcé la mano. Siempre me da
curiosidad saber si algún gran escritor sabe algo de nuestras tierras,
así que pregunté si había leído a Gabriel García Márquez, y con una
sonrisa respondió “de Argentina sólo conozco a Borges”. Y todo estuvo
bien, el universo siguió en orden. En mi cabeza estaban cientos de sus
historias absorbidas en Barranquilla y Bogotá, casi siempre
(afortunadamente) en libros en oferta. Pero ese día acababa de leer su
último trabajo y lo llevaba en el bolsillo, en mi iPod. Al parecer al
autor le quedaban territorios vírgenes aún por descubrir.
Dentro
de lo interesante de la ciencia ficción está que los personajes caen con
frecuencia en paradojas, y al parecer eso le ocurre incluso a sus
creadores. Así, el autor que criticaba un futuro cercano en el que los
humanos se refugiaran en casas a ver pantallas disfrutaba al final de
sus días películas en su televisor de plasma gigante. Y su odio por
internet y lo digital no impedía que usara adelantos como la
videoconferencia para estar presente en todas partes, venciendo su
mítico miedo a abordar un avión. Un escritor que al final de su vida
permitió que Farenheit 451 se venda en eBook pero a un precio que lo
aleja de lectores potenciales pues es mucho más costoso que su
contraparte en papel.
Si bien su obra siempre criticó los medios
masivos de imágen como la televisión, su obra incluyó numerosos trabajos
para la pantalla, pues el cine fue otra de sus grandes pasiones. En
1953 participó incluso en la creación de la primera película 3D de
Universal (It came from Outer Space). Y curiosamente muchos conocieron
su obra mediante los programas de televisión del Ray Bradbury Theater,
que estuvieron al aire en los 80s y el inicio de los 90s.
En el
2005 publicó Bradbury Speaks, en el que dice que “he tratado vivir de
esta manera: Haz cosas, descubre luego lo que hiciste. Todo después del
hecho, el evento”... “O, en reversa, saltar precipicios como lo hago y
construir tus alas mientras caes. Sin diseños, sin planes. Sólo saltar”
“O escuchen el consejo de Juan Ramón Jiménez: “cuando te den papel
rayado, escribe en el otro sentido, a través”.
Lo que para
Bradbury era una distracción, internet, para muchos chicos es hoy un
sitio tan poderoso para conectarse a la educación como lo fueron para él
las bibliotecas. La cuestión no es de preferencia sino de convivencia. Y
si, hoy vivimos un salto en el que estamos haciendo nuestras alas lo
mejor que podemos, sobre todo en esta parte de la biblioteca, el área
latina, que le quedó por conocer pero que de seguro ahora, donde quiera
se encuentren, su admirado Borges le hará el favor de presentarle.
Una
día en 1932 Mr. Electrico, un mago, tocó la punta de la nariz del
pequeño Ray, hizo que sus pelos se pusieran de punta mientras le exigió
que gritara: “vive para siempre!”. El chico entendió entonces que su
camino era el de la escritura, pero ¿será que para conseguir la vida
eterna que tanto deseaba toca depositar las historias en dispositivos
que sirvan con el nombre del mago?
Sus palabras llegaron a mi
brillando en una pantalla o en las páginas impresas de muchos libros.
Maestro, una vez dijo que no es la máquina quien escribe sino la mente;
pues bien, con la lectura pasa algo similar. Como usted lo dijo también,
no es la tecnología buena o mala en sí, sino el uso que se hace de
ella. Al final, lo importante son las historias... y las suyas viven
ahora en cada nuevo lector que tocan, en la superficie que vengan. En
unas lo harán sólo con palabras y en otras superficies llegarán como
este texto, impregnados de videos y audio en el que todos pueden
explorar más el tema que les apasiona.
“Do what you love, and love what you do” Ray Bradbury
* Pablo Francisco Arrieta
@xpectro. Profesor y lector de Bradbury.
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