Locura, investigación y misterio son los elementos de El mal de taiga, la nueva novela de esta narradora mexicana
Cristina Rivera Garza analiza la irrupción de las redes sociales en la vida cotidiana. foto: Miguel Espinosa. fuente:eluniversal.com.mx |
Cristina Rivera Garza emprendió un nuevo riesgo literario en la
confección y escritura de su novela El mal de la taiga; una historia que
parte de un enigma y una pregunta que se había hecho desde muchos años
atrás.
La narradora y académica, quien siempre fue considerada por Carlos
Fuentes como una de las voces más respetadas de la literatura mexicana
actual; escribió un nuevo libro donde la historia camina entre el
thriller y el cuento de hadas, y entre la narrativa de fantasía y la
novela de detectives.
El “que”, casi como un rumor o un relato que llega desde muy lejos,
resultó ser el gran hallazgo literario con el que Cristina Rivera Garza
construyó su nueva novela, tal como lo confirma desde la primera línea:
“Que habían vivido ahí, me dijeron. Que esa era la casa. Y la señalaban
con una especie de timidez que bien podía confundirse con el respeto o
con el terror”.
A días de ponerla en circulación, la novela -en la que la autora conjuga
locura y misterio, que ronda el amor y el desamor, que tiene mucho de
policiaca, pero también de cuento de hadas y narrativa fantástica- ya
recibe muy buenos comentarios, como el de Jorge Volpi: “Ayer leí, de un
tirón, la muy bella novela corta de @criveragarza El mal de la taiga:
una detective, una pareja huida, el lobo feroz...”.
La escritora nacida en Matamoros, Tamaulipas, en 1964, conversa con El Universal sobre su nueva novela publicada por Tusquets Editores, y
también habla de su literatura, de su obsesión por la locura, desde el
plano académico y serio, pero también desde el de la imaginación y la
narrativa; reitera la trascendencia de la tecnología digital, del poder
de las redes sociales y del movimiento #YoSoy132, que le ha dado gran
empuje y frescura a la discusión política.
La autora asegura que la novela -que se presentará el jueves 21, a las
19 horas, en el Bar Marrakech (Cuba 18. Centro)-, es una invitación al
lector a ir más allá. “Su misterio y su enigma ronda la pregunta: ¿qué
sucede con los que algún día les toca a su puerta el deseo, el sexo y la
pasión, y deciden ir y emprender esa aventura hacia lo desconocido?”
¿Una novela del desamor más que del amor?
La línea es muy tenue, nuestra visión en general nos presenta al amor
como la gran irrupción breve que logra mover algo que es más constante:
el desamor; esta novela en realidad lo que dice es ‘bueno unos se van,
otros llegan, y tal vez lo que cuenta de toda la experiencia es que
fuiste capaz de construir un bosque, te perdiste en el bosque y puedes
contarlo’.
¿Todos tenemos nuestro propio bosque?
Todos queremos construirlo, ojalá todos lo tuviéramos. El gran reto es
ir pero el peligro es ir y quedarte. Creo que esto es un intento de ir
siguiendo las migajitas y ver qué puedo rescatar de una experiencia que
es fundamentalmente incognocible, fundamentalmente personal e
intransferible, pero que puedo compartir a través del libro.
¿Cuándo supiste que en la taiga estaba la historia?
Es bien interesante cómo las grandes decisiones salen de cosas que luego
uno ni imagina. Traje esa historia en la cabeza por mucho tiempo, la
había tratado de escribir con grandes fracasos. Una vez, alguien contaba
de ese síndrome o diagnóstico del mal de la taiga, de gente que en
impulsos suicidas trata de escapar en un paisaje que es tan igual a sí
mismos que terminan perdidos; lo escuché y dije ‘guau, esto es como
traigo la historia en la cabeza, estoy tratando de salir de ella, de
atravesarla y estoy como perdida dentro’. Pensé que era una muy buena
metáfora del tipo de situación humana que quería retratar.
Está de nuevo la locura...
El tema vuelve a aparecer, es como si fuera un muro y de un lado
estuviera la locura en su presentación seria, académica, con casos de La
Castañeda; y del otro lado casos de La Castañeda que escaparon pero que
he seguido con otras herramientas. Pero cuando el amor se va y se queda
el desamor pareciera ser que todo se vuelve anticivilizatorio, más allá
de la civilización.
Tenías la historia pero ¿y la forma de contarla?
El gran hallazgo fue contarla en lenguaje indirecto, contarla como si
fuera un rumor que me llega de muy lejos, de tiempos atávicos y
ancestrales con este que con el que inicia cada uno de los párrafos que
me permitió una libertad enorme y después interrumpir esta cosa que
viene de lejos con recuerdos que vienen del pasado pero escritos siempre
en presente; todo esto formó una geometría de sonidos, de paisaje y de
temporalidad y me permitió un galope tremendo como cuando empezaba a
escribir, un poco esa sorpresa y esa cosa que da vértigo, gusto pero
también horror porque no sabes qué va a pasar.
Aparece la detective de “El miedo me da”
La detective empieza esa historia pensando que será un caso soso,
aburrido, no hay una gran conflagración mundial, no hay espías, no hay
gran cosa en juego, más que el amor y los celos del hombre; sin embargo,
conforme va avanzando se presentan más cosas sin resolver.
Hay un juego: es novela policiaca, cuento de hadas, novela de misterio
He optado por hacer una serie de guiños hacia ciertas literaturas, o
ciertos artefactos culturales que nos resultan más o menos conocidos,
uno de ellos claro es la novela de detectives con nuestra detective que
como ya sabemos tiene una proclividad muy especial por el fracaso; pero
también hay un guiño a los cuentos de hadas, no a su versión amaestrada
del siglo XX, sino más bien a la vertiente oral que les dio pie, son
historias mucho más crueles y brutales, de ahí “Hansel y Gretel” y de
ahí “Caperucita”.
Hay un guiño también a la literatura fantástica y a cuestiones
intertextuales, más híbridas que tienen que ver con el trazo del dibujo,
por primera vez incluyo dibujos en un libro, se genera con otro nivel
de mediación que es el de la música y el del playlist, que incluía al
final para compartir los ritmos que obsesivamente me acompañaron
mientras estuve escribiendo la novela.
Cada día vas más allá, abarcando más, luchando por no encasillarte
Los libros no son lugares para portarse bien, tratar de llegar a esos
límites, tratar de ir hasta allá y ser capaz de regresar y traer una
historia de regreso, esa es la gran aventura y el gran placer de seguir
escribiendo libros, que no sean una repetición. Lo que me mantiene
escribiendo es que cada libro me permite entender algo o avizorar algo o
tener noción de algo más que no me había atrevido a hacer antes, de ahí
el gran riesgo y el juego que debe ser cada libro.
Hay otro territorio donde te mueves con soltura: las redes sociales
La irrupción de la tecnología digital en nuestras vidas, especialmente
para los escritores, representa un parteaguas fundamental. En esta
novela no hay Facebook, Twitter, no hay nada, a veces no hay ni luz ni
electricidad, pero creo que mucha de la velocidad de la novela está
construida con base en la estructura de la velocidad de nuestras
ventanitas en la pantalla, lo sigo tomando como un laboratorio, me sigue
pareciendo que los escritores que vengan en el futuro van a tener que
pasar por ahí, debemos tener esta experiencia para saber qué le hace
esto a nuestro lenguaje.
Las redes sociales han sido fundamentales para #YoSoy132...
No me resulta sorpresivo, me resulta fresco y alentador que esta manera
de comunicarse y de crear en las redes sociales horizontalmente,
colectivamente, sin liderazgos establecidos, sin jerarquías tan
establecidas, se haya canalizado por estas nuevas generaciones.
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