Mis mujeres muertas acaba de recibir el Premio Grijalbo 2012
Guillermo Fadanelli, en Barcelona, en 2007. / Domènec Umbert./elmundo.es |
Sólo si la cuenta Guillermo Fadanelli es creíble la historia de un hombre que guarda durante meses la lápida de su madre en el maletero del coche. Si encima está inspirada en su propia vida encontraremos un libro con "alma rusa" y cuerpo mexicano.
Cargada de momentos trágicos y almas fatalistas sumidas en el
problema cotidiano, Fadanelli utiliza la ironía y una calidad "fuera de
lo común" para plasmar el mundo actual en una novela, 'Mis mujeres
muertas' con la que se ha hecho merecedor al Premio Grijalbo 2012, fallado anoche y con un premio de 200.000 pesos (15.000 euros, aproximadamente).
"Es la historia de un hombre bueno, un cero a la izquierda, un hombre
que no aspira al éxito sino a ser estrictamente mediocre y que se
dedica a la bebida y a la contemplación pero que pierde en un lapso
corto de tiempo a su mujer y su madre, de ahí las mujeres muertas del
título" explica a ELMUNDO.es.
"Sus hermanos que son gente de éxito, un médico y un abogado, le
encargan que ponga la lápida en la tumba de su madre. Lo hacen para
educarlo, darle una disciplina y que tenga una misión.
Pero lo que menos le interesa a este hombre es tener una misión y deja
la lápida en el maletero de su coche durante mucho tiempo porque es un
hombre distraído, displicente, borracho y además... el cementerio está
muy lejos" señala Fadanelli, una de las mentes más lúcidas y rompedoras
de las letras mexicanas.
Punzante, rápido, urbano, drogadicto e irónico, sus
libros destilan tequila y cantinas pero también asfalto y humo en un
viaje a lo mejor y peor del ser un humano. Un texto "con una calidad
fuera de lo común", indicó el jurado en el acta.
"Yo no elegí a un borracho como un héroe romántico
con el que describir este mundo, sino la borrachera como una forma de
soportar la realidad" explica. "Es la mirada de un hombre que anticipa
su muerte y pienso que a través de él podemos tener una visión de la
Ciudad de México y de nuestra época mejor que si la interpreta un
analista político o un sociólogo". "Siempre he pensado que no se puede
vivir en el DF sin algún tipo de estimulante, sea etílico, literario o
poético...", señala.
"Pero ya sabes que comienzo una novela y no sé nunca hacia dónde voy
a terminar y mis explicaciones son siempre después" dice entre risas.
El libro está inspirado en un hecho real cuando su madre falleció. "Yo
mandé hacer su lápida pero tardé tres años en ponerla. No sólo por
ebriedad sino por desidia, guardé la piedra durante todos ese tiempo en
mi coche", señala Fadanelli.
Chicas y chicos
¿Cuánto hay en este libro de alma rusa y cuanto hay de Cioran y el
pesimismo que aparece en otras novelas? "La vida es un breve paseo
alrededor de nuestra tumba y ese temperamento del ser efímero que está
en tantos escritores que me interesan como Michel Cioran o Joseph Roth.
Pero este es un 'hombre que no le teme a sus sentimiento', como diría
Bukowski. He aquí un hombre típico de la literatura rusa que camina
rumbo a la tragedia, incluso se alimenta de la tragedia para vivir".
En 'Las mujeres muertas' hay una relación entre un hombre y una
mujer, como en casi todas las novelas. Y en las de Fadanelli, en
particular, ese tipo de relaciones ha dado a algunos acaloramientos.
"Los hombres somos innecesarios en mis libros. La mujer ocupa un lugar
trascendental. Alguna vez me acusaron de misógino pero yo no odio a las mujeres, sino que les tengo miedo
porque sé el daño que son capaces de hacerme", contesta. "En 'Mis
mujeres muertas' se acentúa la idea de que no hay varias mujeres; todas
son la misma. La hija, la esposa, la hermana... en todas ellas existe el
amor filial, sexual, materno". Y continúa: "Mi relación con el mundo
femenino es más bien la relación con un universo y también con una
influencia pero también con una fatalidad".
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