30.9.12

El cuento del domingo


Guillermo Samperio

Sencilla mujer de mediodía

Esta sencilla mujer de mediodía, además de largos pasadores naranja en su cabello, tiene el extraño nombre de Violeta. Se puede encontrar a Violeta entre paredes caseras, saliendo de alguna puerta color tabaco, detrás de sus ojos azules y un vestido amarillo suelto, con ese vuelo discreto que le ofrecerá al inocente viento de abril. Pero su ámbito originario son las calles arboladas bajo un sol oriente que calienta y hace oblicuas las sombras de la mañana. Y Violeta transita hacia la lejana frescura de telas blancas, cruzando su paso con los sinceros lilas y morados de la bugambilia y las hirsutas cabelleras en flor de la jacaranda. Se dice Violeta, eucalipto, azalea y trueno y es hablar de un mismo espacio que lanza al cielo silenciosas voces de tonalidades diversas, sencillas y jocosas. Violeta entra naturalmente en sus pasos, su cuerpo se mueve como el imperceptible crecimiento de las plantas de sombra que un día nos sorprenden con su presencia de fuego, ni mustio ni pretencioso. La misma luminosidad azarosa surge en las mejillas de Violeta; en ella está también el principio que explica las flamas que se posan en las grandes ramas cuando el viento se ha ido. El pelo ámbar a la altura de la barbilla y recogido apenas a los lados se balancea con la misma modulada cadencia del vuelo de su vestido. Forman una simetría contrapendular, ordenada por el ir pausado de Violeta y el asimétrico vaivén de sus brazos, cuyos ambarinos vellos a veces brillan en la temperatura cálida que baja a la tierra y se levanta de las banquetas. La mujer camina hacia la exactitud porque sus largas piernas avanzan por un camino de certezas, apenas demorándose para que ella mire una enredadera esponja, o para dar paso a los automóviles que cruzan su viaje solitario por la avenida arbolada. Reinicia su andar entonces apoyándose segura en los zapatos color dorado mate, de punta redondeada y tacón a media altura, felices y discretos. Ellos sugieren las relaciones de la mujer con el sol, ese noble pariente que la acompañará a lo largo de la primavera y el verano, ofreciéndole sugerentes consejos de luz y sombra, de tibiezas y ardores, de flores sutiles e insectos galantes. Espíritu del sol calzando sus pies, puntas de llamas en el vestido y el cabello, detalles de fuego rojo en sus labios, amplia habitación del sol en su mirada, Violeta mueve las líneas de sus pantorrillas, libres bajo la tela volante que termina donde principian los muslos. Su piel ha ido cobrando la tonalidad ligeramente sepia de algunos crepúsculos de mayo que maduran hacia los amaneceres siena de junio y julio. Mientras tanto, la mujer va cubierta con ese sepia musitado, camino a la blancura y la tibieza. Elige una calle empedrada e introduce la lumbre de su cuerpo y su vestir entre una vegetación un poco más apretada, entre edificaciones antiguas que han guardado en sus piedras el paso de centenares de abriles, y sus altos muros han permitido que las trepadoras depositen lo verde y broten de ellas minúsculos peces blancos, azules, colorados. Se podría afirmar sin duda que la mujer se ha desprendido de ese ambiente y ha vivido siempre bajo esos eucaliptos y colorines que nunca alcanzarán los brazos extendidos del sol. Por este vericueto estrecho de antaño los olores entran en desnuda plática, revuelan lentos y se meten al cabello de Violeta, se estrechan a su rostro y se introducen bajo el escote oval; las palabras aromáticas le platican historias de mujeres tan hermosas como ella que han transitado la misma leyenda. Violeta, sin proponérselo, responde con el lenguaje del aroma de su cuerpo y devuelve frases táctiles que se mezclan con los olores eternos de ese mediodía. En el momento en que la mujer da vuelta en un callejón todavía más apretado, su ausencia resulta evidente en el camino que abandonó. Pero la nueva calleja se abrillanta y ahora es difícil distinguir entre la luz de la vegetación y la de Violeta, pues se reconocen, comprenden y confunden. Mencionar lumbre, abril, pirul, sitio del sol es decir que Violeta avanza sobre los bordes del ardor permitiendo que la noble humedad de los muros roce sus labios apenas gruesos. Esa caricia desciende a sus hombros que van al aire y de allí a los brazos y a sus senos frutales, a la cintura y a la cadera, hasta detenerse sobre sus piernas. Violeta lo agradece porque la humedad representa el mensaje mustio de la penumbra consentida, de los giros primeros de la ternura, de esa otra vegetación donde también existe una plática de aromas, colores, formas. La mujer cambia el ritmo y se pone ágil, semejante a gloria que echa a volar sus menudas flores. Así son sus movimientos, decididos, irreversibles, semejantes al cambio de invierno en primavera. Y Violeta lo comprende en el palpitar de sus flexibles músculos, como se entienden entre sí la música y una mujer que duerme, el ciervo y la encina, el carbón encendido y el incienso. Llega al fondo de la calleja y se detiene ante una puerta pequeña de cedro; toca ligero, la puerta después se abre de manera automática y Violeta entra cerrando tras de sí. En una débil sombra, aparece una escalera de color tabaco rubio, sube con plenitud produciendo percusivos ecos que la acompañan. Llega a una estancia donde hay muebles bajos de pino, objetos de límpido cristal, espigas de trigo multicolores explotando en lugares discretos, cojines de floreadas telas hindúes, viejas figurillas de bronce y latón, ceniceros de vidrio azul; todo ello sobre una alfombra blanca con manchones canela semejante a la pelambre de las cabras. La pieza es apacible y la mujer levanta los brazos, gira lentamente sobre sí misma danzando para el silencio y se detiene poniendo sus brazos sobre los muslos. Se despoja los zapatos, sus pies reciben la caricia de la alfombra; da vuelta alrededor de la mesita de centro gozando las pisadas. Ahora se encuentra detenida frente a una puerta entornada que da a otra habitación, se acerca y percibe una penumbra más densa, cadenciosamente la penetra. Ante la frescura de un lecho verde limón, el cuerpo y el vestir de Violeta son el fuego: los pasadores, su cabellera, el rostro, sus hombros, los vellos de sus brazos, el vestido, sus piernas, los pies descalzos. La sencilla mujer de mediodía se decide y deja totalmente libre su pelo y lo agita con lentitud produciendo brillos en la sombra. Se aproxima a la cama, lleva sus manos al lienzo, lo acaricia largamente: luego lo retira dejando descubiertas las sábanas. Mientras Violeta se despoja las llamas que la cubren y un fuego mayor ilumina la recámara, Abril entra a la pieza desnudo. Se tienden sobre las telas blancas, en la exactitud de la penumbra consentida, entre las complicidades del silencio, y empieza otra plática de aromas, colores, formas, juegos de luz y sombra, flores sutiles e insectos galantes, donde sobrevendrán nuevas humedades.

Guillermo Samperio (Ciudad de México, 22 de octubre de 1948) es un escritor mexicano, ha publicado más de veinticinco libros en su carrera entre los cuales destacan cuento, novela, ensayo, literatura infantil, poesía y crónica. Desde hace más de veinte años ha impartido talleres literarios en México y el extranjero. Ha sido incluido en múltiples antologías del país y del extranjero, ha sido traducido a varias lenguas, compartiendo antologías con Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Guillermo Cabrera Infante, Miguel Ángel Asturias, Álvaro Mutis, Gabriel García Márquez, Cristina Peri Rossi, Carlos Drummond de Andrade, Eduardo Galeano, Antonio Skármeta, Luisa Valenzuela, entre otros escritores de alto nivel. En la actualidad después de Julio Torri, Ramón Gómez de la Serna y Juan José Arreola, es considerado el mejor cuentista mexicano vivo y reactivador de la microficción.

Es hijo de William Samperio Ruíz, músico y miembro del Trío Tamaulipeco de los Hnos. Samperio, además de director de la disqueras Orfeón y Dimsa. Desde niño tuvo contacto artístico por influencia de su padre, pues en casa se escuchó música popular y de distintos lugares del mundo. Cerca de su casa vivía su Tío Luis Burgos, barítono y pintor, y fue quien que lo acercó a las bellas artes como la ópera, la pintura y por supuesto la literatura.

En 1969 se incorporó a los talleres creados por Juan José Arreola en el Casco de Santo Tomás del IPN; impartido por Andrés González Pagés. Durante 3 o 4 años escribió una veintena de pequeñas historias y se retiró del taller llamado por la política de izquierda, casi abandonando la literatura. Un año después, el Mtro. Pagés lo llamó para pedirle textos para un libro, el cual sería publicado por el IPN. Era finales del 73' cuando Samperio vio una convocatoria para becas INBA-Fonapas y, como se tardaban en publicar el libro que se llamaría Cuando el tacto toma la palabra, su primera obra, escogió sus mejores textos y los mandó para la beca, la cual ganó, el maestro sería Augusto Monterroso.

En 1976 ganó el primer lugar del Concurso Museo del Chopo con el cuento "Bodegón" al convertirse tal museo de Historial Natural en Centro Cultural de la UNAM, en el mismo año. Un año después se llevó Premio Casa de las Américas, en la rama de Cuento, con el libro Miedo ambiente; sólo dos mexicanos habían ganado este premio Jorge Ibargüengoitia y Emilio Carballido. Años más tarde, en 1985, ganó el Premio Nacional de Periodismo Literario al Mejor Libro de Cuentos (Literatura), Comitán de Domínguez, Chiapas, 1988, con el Libro Cuaderno imaginario (Editorial Diana, 1991); además de que ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA en 1994-2000 y 2007-2010 y Premio Instituto Cervantes de París dentro del Concurso Juan Rulfo 2000 de Francia, con el cuento "¿Mentirme?".

Recibió un Homenaje Nacional en el Palacio de Bellas Artes por sus 25 años de escritor con el apoyo del IPN, CONACULTA, INBA, UNAM, y con la participación de Silvia Molina, Francisca Noguerol (España), José Agustín, Hernán Lara Zavala e Ignacio Solares en 1999. Así como la Celebración 40 y 20 en el Palacio Nacional de Bellas Artes a iniciativa de editoriales y escritores con la presencia de Ana Clavel, Hernán Lara Zavala, Silvia Molina y Víctor Roura en octubre del 2008.

Sigue impartiendo talleres a lo largo y ancho de la República mexicana y continuamente es invitado para participar en libros recopilatorios y antologías en su país y en el extranjero. Primer lugar del Concurso Museo del Chopo con el cuento "Bodegón" al convertirse tal museo de Historial Natural en Centro Cultural de la UNAM, 1976. Premio Casa de las Américas 1977, en la rama de Cuento, con el libro Miedo ambiente: Jurado: Luis Britto García, Aída Cartegena, César Leante, Pedro Orgambide y Carlos Droguett. Medalla a las Artes por los países del Este, recibida en Praga, 1985. Premio Nacional de Periodismo Literario al Mejor Libro de Cuentos (Literatura), Comitán de Domínguez, Chiapas, 1988, con el Libro Cuaderno imaginario (Editorial Diana, 1991): Jurado: Carmen Boullosa, Beatriz Espejo y Eraclio Zepeda. Miembro de la Comisión Binacional en el Fideicomiso para la Cultura México / USA, los años 1993/1994. Miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA: 1993-1996, 1997-2000, 2007-2010 y 2010-2013. Homenaje Nacional en el Palacio de Bellas Artes por sus 25 años de escritor con el apoyo del IPN, CONACULTA, INBA, UNAM, y con la participación de Silvia Molina, Francisca Noguerol (España), José Agustín, Hernán Lara Zavala e Ignacio Solares, 1999. Premio Instituto Cervantes de París dentro del Concurso Juan Rulfo 2000 de Francia, con el cuento "¿Mentirme?" Miembro de la Organización Internacional de Microficción fundada en la Universidad de Salamanca, España, 2002. Celebración 40 y 20 en el Palacio Nacional de Bellas Artes a iniciativa de editoriales y escritores, 2008. Mención especial por la Universidad de Salamanca, España, junto con el poeta español José Ángel Valente (qedp) y el Premio Nobel José Saramago (qedp). Premio Letterario Nazionale di Calabria e Basilicata 2010 al mejor libro de un autor extranjero por su obra La Gioconda en bicicletta, publicado en Italia por Aljon Editrice. Ha sido gratamente homenajeado en vida con la inauguración de dos bibliotecas que llevan el nombre de "Guillermo Samperio" ubicadas en:

-Centro Cultural La Veranda, Nacional de Enseñanza Técnica No.9, Col. El Cerrito, Tepeji del Río, Hgo. CP.42850 Cel. 773-114-66-01. Junio del 2009. -Escuela Preparatoria Oficial N° 31, Av. Preparatoria s/n, Bo. Xahanuento, Tultepec, Estado de México, C.P. 54976, Tel/Fax 58922505. Clave estatal: 0007TUEPUD0031, C.C.T.: ISEBH0090X. Mayo del 2011.En febrero de 2012 el ahora Dr. Rafael Pontes Velasco, presentó la Tesis Doctoral titulada "La Puerta de la Cárcel está Abierta. La Poética de Guillermo Samperio", siendo sus directores la Dra. Francisca Noguerol Jiménez y el Dr. Juan Antonio García Iglesias en la Universidad de Salamanca, España; obteniendo al mismo tiempo el Doctorado Europeo. Tesis que está incorporada por el momento en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y en la Universidad de Los Ángeles (UCLA).

Cuentos: Cuando el tacto toma la palabra, IPN, México, 1974. Fuera del ring, INBA, México, 1975. Miedo ambiente, Casa de las Américas, Cuba, 1977 / Ediciones Corunda, México, 1994. Lenin en el futbol, cuentos, Grijalbo, México, 1977/Alfaguara,México, 2004. Cualquier día sábado, INBA / Editorial Nueva Imagen, México, 1974/1994. Gente de la Ciudad, FCE, cuentos, 1985/1993/1997. Cuaderno imaginario, Editorial Diana, México, 1989. El fantasma de la jerga, Col. Biblioteca del ISSSTE, México, 1999. La Gioconda en bicicleta, cuentos, Océano-México, 2001. Ellas habitaban un cuento, Aldus–CONACULTA, Colección La Centena, México, 2001. La mujer de la gabardina roja y otras mujeres, Páginas de Espuma, Madrid, 2002. La brevedad es una catarina anaranjada, Lectorum, México, 2004. Cuentos reunidos, Alfaguara, México, 2007.Molina, Silvia (2006). «Guillermo Samperio, un rostro literario». Revista de la Universidad de Méxcio. La guerra oculta, Lectorum, México, 2008. Sueños de escarabajo, FCE, México, 2011

Novelas: Anteojos para la abstracción, novela; doce dibujos de Fernando Leal Audirac; Editorial Cal y Arena, 1994. Ventriloquía inalámbrica, novela; imágenes fotográficas de Lázaro Blanco; Editorial Océano-México, 1996-1997/Editorial Berenice, España, 2007. Emiliano Zapata, un soñador con bigotes, Alfaguara Infantil, México 2004. Juárez, El héroe de papel, biografía novelada, Ediciones B, México, 2010. Miguel Hidalgo y Costilla, aventurero astuto de corazón grande, biografía novelada, Ediciones B, México, 2010. Morelos, adicto de la nación, biografía novelada, Ediciones B, México, 2010. Marcos, el enmascarado de estambre, (biografía no autorizada y novelada), Editorial Lectorum, México, 2011. Almazán, El Único General Revolucionario, biografía novelada del General Juan Andreu Almazán, Editorial Lectorum México, 2011.

Semblanza biográfica:Wikipedia. Texto y foto: El cuento del día.

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