La narración en paralelo comienza con esa única y misma noche, pero en 2010, en la que una simple rutina como salir a pasear el perro, convierte a Leonardo Diego Bazán en el testigo de una encrucijada
La misma noche, toca el doloroso punto de la dictadura argentina entre 1976 y 1983. foto. fuente:elespectador.com/blogs de papel. |
Una misma noche es el escenario del crimen en la historia que narra
el argentino Leopoldo Brizuela, una misma noche comprendida en treinta y
cuatro años, que se han quedado suspendidos en la memoria de quienes
vivieron, y viven aún, las secuelas de la dictadura militar de 1976.
La
narración en paralelo comienza con esa única y misma noche, pero en
2010, en la que una simple rutina como salir a pasear el perro,
convierte a Leonardo Diego Bazán en el testigo de una encrucijada que le
hacen a alguien en su vecindario, y que trae a su memoria el oscuro
recuerdo de 1976. Es el gran punto de quiebre que él ha querido dejar en
el olvido, pero viene a cobrarle los saldos del horror, de los secretos
mejor guardados, de las injustas desapariciones, de las culpas tanto de
los ejecutores, como de quienes solamente miraron desde la otra acera y
se protegieron tras los portones de sus casas.
Con más de quince
títulos en su creación literaria, Leopoldo Brizuela, quien también es
músico y periodista, se ha destacado como el creador y coordinador de
talleres de escritura, y entre ellos, el que tal vez tuvo una mayor
importancia para la investigación realizada en Una misma noche, que es
el del grupo que durante diez años dirigió en la Asociación de Madres de
Plaza de Mayo.
Desde la publicación de Tejiendo agua, su primera
novela, con la que recibió el premio Fortabat, el escritor ha sido
condecorado en repetidas ocasiones. En 1996 recibió el premio de cuento
Edelap, Premio Clarín de Novela en 1999 por Inglaterra. Una fábula,
hasta llegar al importante galardón que le otorgó la editorial Alfaguara
el 26 de marzo del año en curso.
El XV Premio Alfaguara de Novela
2012, además de jugar con varios elementos hipermedia como planos,
fotos documentales y una desestabilizadora pantalla en negro, retorna a
la novela policíaca y a un suspense apasionante que narra la historia de
un escritor enfrentado a desvelar el porqué del silencio, de lo que se
calló, de lo que no se quiso ver ante los juzgamientos y desapariciones
que se llevaron a cabo desde los campos de concentración que creó la
milicia durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, de lugares como la
Esma (Escuela Mecánica de la Armada Argentina), hoy Museo de la Memoria
de la dictadura, y en 1976, el centro de torturas no sólo de los
juzgados como insurgentes, sino también de aquellos que revela Leonardo
Bazán eran sospechosos, o mejor culpables por llevar a cuestas apellidos
como Goldenberg, o Kuperman, que necesitan de pocos detalles para
adivinar su procedencia.
En la escritura de su novela, Brizuela
afirma: “La escritura es una manera única de iluminar la conexión entre
el pasado y el presente. Y eso me alienta a empezar: no como quien
informa, sino como quien descubre”. Y es que lo que descubre lo lleva a
una y otra revelación de dolor, que como Edipo, cuando toma la decisión
de investigar a fondo y encontrar al causante de las desgracias de su
pueblo, no tiene otra opción que cumplir con su sino trágico y sacarse
los ojos de sus cuencas, para vagar por el mundo desde sus tinieblas.
En
Una misma noche, la oscuridad a quien encubre es a su propia familia, y
las iluminaciones postreras tienen poco de epifanías, pero sí
demasiadas tenebrosidades acerca de la verdad que estuvo allí desde su
adolescencia y sólo se permitió recordar tantos años después.
Dice
Leopoldo Brizuela en una entrevista realizada en 2005: “Está lo visto, y
el ojo. Uno ve algo raro y, para tratar de explicarse, inventa una
historia. En esa imagen que vos ves hay una promesa, algo que promete
dar sentido a lo que te pasa, y al darle sentido, promete aliviar lo que
te pasa”.
Precisamente, la promesa de la que habla Brizuela se
convierte en Una misma noche, una novela exaltada por el jurado
calificador presidido por la escritora española Rosa Montero, quien en
el acta final de premiación consideró que es un relato “perturbador e
hipnótico” que “nos enfrenta a los fantasmas familiares y a la oscuridad
del ser humano, en la que se es a un mismo tiempo verdugo y víctima”.
1 comentario:
Hola! A mi sinceramente el libro me pareció infumable. Denso y aburrido, y no tiene ninguno de los elementos del "thriller".
Verdaderamente una decepción, le tenía mucha fe. Justamente armé una nota al respecto en mi blog de literatura. Los invito a darse una vuelta para comentar, sugerir y opinar:
http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2012/12/una-misma-noche-novela-2012.html
Saludos!!
Luciano // https://www.facebook.com/sivoriluciano.
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