En el mundo de habla inglesa irrumpen rompiendo esteretipos. Y en Argentina ganan popularidad y lectores. La literatura del crimen, renovada por sus autoras
Claudia Piñeiro, la más popular y con lectores en Argentina. foto:Gerardo Delloro |
Natalia Moret que estrena nueva novela. foto:Alejandra López. fuente: Revista Ñ |
La novela negra, con sus detectives al acecho en los rincones y
sus cigarrillos colgando de comisuras cínicas, es un coto reservado a
los hombres. Si las mujeres existen, es como víctimas: cuerpos heridos
de bala o apuñalados y en general hallados en estado de desnudez por
nuestro protagonista o femmes fatales, abriéndose camino en la trama a
fuerza de traiciones y zapatos con punta.
Ahora, todo eso está
cambiando. Desde las autoras estadounidenses Megan Abbott, Gillian Flynn
y Christa Faust a las británicas Cathi Unsworth, Dreda Say Mitchell y
Joolz Denby, una nueva generación de escritoras de policiales se está
haciendo un lugar las calles peligrosas de la novela negra.
Y con
ese cambio llega una versión diferente de los tropos más respetados del
policial negro. Estas autoras dan voz a las mujeres que suelen habitar
las zonas marginales de la novela negra, colocando en el centro de la
escena a pandilleras y estrellas porno y permitiéndoles no ser las
víctimas sino las (anti)heroínas de sus relatos.
Y además no tienen miedo de abordar el peor lado del comportamiento femenino.
Dare Me
(algo así como “Desafíenme”) de Abbot sigue a un grupo de porristas
despreciables y arruinadas mientras compiten en el deporte y entre sí,
en tanto las chicas perdidas de las impactantes novelas negras del Medio
Oeste de Flynn, como Dark Places (“Lugares oscuros”) entre
otras, a veces mienten y a menudo hacen trampa, causándose daño a sí
mismas y a los que tienen más cerca.
Por su parte, la última novela de Unsworth, Weirdo
(“Raro”) es tanto un policial negro ambientado en el este de
Inglaterra en los años 80 y el presente como un estudio descarnado de
los horrores de la amistad adolescente. “Las chicas pueden hacerse
terribles maldades, pueden ser sumamente manipuladoras y astutas”, dice
Unsworth. Sostiene que el caso de Sophie Lancaster, la estudiante a
quien mataron a golpes por ser gótica, “realmente me afectó”. “Hay una
gran presión para que nadie se destaque, y yo quiero centrarme en eso,
ver por qué las adolescentes tienen esa necesidad de que una chica sea
la reina y las demás las damas de compañía…” Unsworth, a quien el autor
David Peace llamó la “Reina de la novela negra”, se alegra de que más
mujeres se dediquen a contar historias policiales oscuras –“Creo que es
importante que haya voces femeninas, que se oiga ese lado de la
historia”. Pero cree que su país está en desventaja respecto de Estados
Unidos: “Autoras como Megan y Christa pueden escribir lo que quieran,
pero no estoy segura de que las cosas sean así en Gran Bretaña”, señala.
“Las escritoras de policiales todavía están encasilladas.
Decididamente, hay más presión para que las mujeres creen un personaje
como los de las series, fundamentalmente que escriban literatura
policial tradicional. Las editoriales a menudo dicen que al público
masculino no le gusta que las mujeres escriban novela negra, aunque yo
he visto que no es así.”
Traducción Elisa Carnelli
©The Guardian
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