Una campaña ciudadana gana adeptos en internet y las redes sociales en Chile al pedir que se elimine o se rebaje el impuesto al valor agregado (IVA) que rige sobre los libros, que llega al diecinueve por ciento
Chile tiene el impuesto más alto de Iberoamérica según un cuadro
comparativo del Centro Regional para el Fomento del Libro en América
Latina y el Caribe (Cerlac), y el mayor del mundo según los estudios de
la Cámara Chilena del Libro.
La eliminación o rebaja de la medida
adoptada en 1976 bajo el régimen de facto de Augusto Pinochet es un
anhelo desde hace años para un sector del país, pero es en el actual
contexto de movilizaciones sociales donde puede encontrar por fin una
respuesta según el vocero de Libros sin IVA, Marco Coloma.
"Es un tema emblemático que ha cruzado el debate
de los últimos veintitantos años, ya que es una herencia de la
dictadura. Pero estimamos que este momento es particular y creemos que
esto también se vincula con la demanda estudiantil, y la cuestión de
fondo está en el acceso a los bienes culturales", señaló a BBC Mundo.
El 19% supera a países como España (4%) o
Portugal (5%), y sólo se le acercan Guatemala (12%), República
Dominicana (12%) y El Salvador (13%), mientras que en Sudamérica hay
pares que no gravan a estos productos como Argentina, Uruguay o Brasil.
Alternativas frente a los precios
Ante un mercado en el que un libro nuevo
considerado barato bordea los US$20, es habitual que entre estudiantes
secundarios y universitarios se utilicen las fotocopias, recurso común
en varios países de la región.
Hay también otros mecanismos de acceso a textos
originales usados, como el que posibilita devolver el producto una vez
leído y así contar con uno nuevo, según relató a BBC Mundo Eduardo
Miranda, vendedor desde hace 15 años en el tradicional sector de San
Diego en el centro de Santiago.
"Cuando compran un libro después lo pueden traer
y se cambia por otro que sea más o menos de la misma editorial. Uno se
lo cambia por un pago de 1.000 pesos (US$2), para mantener el negocio, o
si no traen dos y se llevan uno gratis. Todos lo saben y acá en la
mayoría de los locales se hace lo mismo", comentó.
"Interés por leer hay, pero la plata es lo que falta y eso coarta a muchas personas". María Teresa Labbé, vendedora de libros.
Otra experiencia que surgió en 1996 y hoy ya se
exportó a Colombia y España es el Bibliometro, red pública de
bibliotecas ubicadas en las principales estaciones del Metro de
Santiago, que actualmente cuenta con 55 mil socios y apuesta a prestar
500 mil ejemplares durante 2012.
Un documento de identidad y un comprobante de
domicilio más el pago de US$2 para estudiantes y US$6 para adultos como
cuota anual son suficientes para acceder a esta red, cuyos organizadores
reportan con orgullo que cuenta con un 97% de devolución de textos en
perfecto estado.
¿Se leería más?
Los vendedores de libros de la plaza Carlos
Pezoa Véliz (uno de los tantos poetas destacados del país) coinciden en
que si se elimina o se rebaja el IVA al libro efectivamente los chilenos
comprarían y leerían más.
"Interés por leer hay, pero la plata es lo que
falta y eso coarta a muchas personas", estima María Teresa Labbé, quien
hace 23 años vende libros en el barrio San Diego y conoce del esfuerzo
que muchos hacen por acceder a las lecturas que quieren o necesitan.
"Da pena, uno a veces ve a gente que está
cesante, que quiere el libro y no puede, y se lo regalamos. Total, Dios
me proveerá de muchas cosas. Varias veces me ha tocado, porque de por sí
una nota a la persona que anda interesada por el libro, como que
expresa algo", declaró a BBC Mundo.
Para Arturo Infante, presidente de la Cámara
Chilena del Libro, la modificación del impuesto es imperiosa en un país
"con niveles bajísimos de lectura, donde el 70% de la población nunca ha
entrado a una librería o a una biblioteca".
No ajena a la realidad actual de la industria
cultural, la del libro también se ha visto seriamente afectada por la
piratería, que vende los productos a menores precios y cuenta con una
buena respuesta de la gente, según dijo Infante a BBC Mundo.
"Hay una carencia de estadísticas para registrar
cuánto de la lectura de los chilenos se hace a través de estos medios
informales, pero todos apreciamos que los puntos de venta clandestinos
son muchos. Ellos dan una muestra de que el libro sin IVA puede ser más
barato, aunque no pagan derecho de autor, patente ni decenas de cosas",
señaló.
El ministro de Cultura, Luciano Cruz Coke,
encargó un estudio sobre el 19% que busca "desmitificar o corroborar su
incidencia real en la lectoría y demanda de libros", cuyos resultados
aún no se conocen. Aunque el vocero de Gobierno, Andrés Chadwick, estimó
que una rebaja sólo beneficiaría a las editoriales.
La campaña Libros sin IVA ya suma 40.000
seguidores según sus impulsores, que buscan presionar al actual gobierno
de Sebastián Piñera para hacer algo al respecto, pero por sobre todo
instalar el problema como algo central de cara a las elecciones
presidenciales de 2013.
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