11.8.12

El Festival de Edimburgo vuelve a poner de moda la tradición oral

El Festival de Edimburgo es el epicentro del renacido interés por la tradición oral que vive Europa, con la presencia de decenas de cuentacuentos profesionales que han recuperado historias antiguas y creado otras muchas nuevas

Obra Speed of Light (Velocidad luz), de Arthuris Seat, en el Parque Holyrood.  foto: EFE. fuente:lainformacion.com
  
El Festival, que se celebra en la capital escocesa hasta el próximo 2 de septiembre, inaugura este año una nueva categoría de actuaciones, titulada "The Spoken Word" (La Palabra Hablada), que agrupa alrededor de cuarenta espectáculos, un número que los organizadores esperan que aumente en las próximas ediciones.
El "Scottish Storytelling Centre" de Edimburgo, fundado y dirigido por el cuentacuentos profesional Donald Smith, es una de las instituciones que más ha impulsado este fenómeno en el Reino Unido en las últimas dos décadas.
Con alrededor de 150 cuentacuentos profesionales registrados en su centro, Smith asegura que el número no ha parado de crecer desde finales de los pasados años 90, y estima que, de hecho, la cifra total de personas que relatan historias en eventos y festivales es mucho mayor.
La pasión de Smith por la tradición oral, en especial por las historias medievales y los relatos vinculados a los paisajes, surgió durante la década de los 90, mientras investigaba la cultura de los gitanos.
"En medio de mi investigación me topé con sus historias orales. Les dije: ¡Tenéis que enseñárselas a la gente!, pero tenían miedo de ser rechazados. Finalmente vinieron a Edimburgo y así comenzó a aumentar el número de jóvenes interesados por las historias antiguas y por inventar otras nuevas", explicó Smith a Efe.
En su opinión, el auge de la tradición oral se ha extendido por toda Escocia, pero alcanza también a otros países de Europa.
"Casi cada país europeo tiene algo relacionado con la tradición oral. En lugares como Noruega, Suecia e Islandia está sólidamente establecida desde hace años. Ahora hay un resurgir en otros países como España, Italia y Portugal, donde aún era fuerte en las áreas rurales pero había quedado algo olvidada en las ciudades", añade.
Alemania es un caso muy interesante, apunta Smith, porque en un principio rechazaban las historias de este tipo por miedo a que se relacionaran con el nazismo, pero poco a poco se han ido abriendo cada vez más a la tradición oral.
Algunos centros y universidades del Reino Unido han incorporado programas sobre la tradición y las técnicas de los cuentacuentos, como la Universidad de Edimburgo, pero la mejor forma de aprender sigue siendo la práctica, "sentarse a escuchar a los profesionales".
Según Mara Menzies, escritora y cuentacuentos profesional, este resurgir de la tradición oral ha dado pie a nuevas historias así como a nuevas formas de contar los cuentos antiguos.
Menzies, nacida en Kenia y residente en Edimburgo desde hace veinte años, se ha especializado con su compañía "Toto Tales" en los cuentos africanos, la mayoría de ellos protagonizados por animales de la sabana y destinados a un público infantil.
"No es fácil ganarse la vida así, pero el Festival de Edimburgo es una gran oportunidad para impulsar las carreras de los cuentacuentos y crear una red de contactos", explica Menzies, que durante varios años ha actuado en distintos recintos del Festival.
Los inicios son "duros" porque muchos cuentacuentos necesitan invertir una cantidad elevada de dinero para alquilar los recintos en los que actuarán, hasta que logran hacerse un nombre.
El Festival supone también una ocasión para entrar en contacto con los críticos, compartir una bebida con ellos, y adelantarles los nuevos proyectos, añade Menzies.
Según explica a Efe Fiona Herbert, cuentacuentos y directora profesional del "Scottish Storytelling Centre" de Edimburgo, "todos necesitamos una buena historia, tanto los niños como los adultos".
En su opinión, el resurgir de la tradición oral se ha visto muy beneficiado en los últimos años por internet, la mejor plataforma para ofrecer sus servicios y publicar vídeos de sus actuaciones.
"Estoy segura de que esto irá a más, el interés de los jóvenes por las historias orales no ha hecho más que comenzar", concluye convencida Herbert.

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