El pensador mostró que los conceptos absolutos perdieron fuerza con el tiempo
Por qué no soy Papa. Vattimo ayer, en la Feria. Aclaró que la Iglesia no comparte sus ideas. fto.fuente:Revista Ñ |
Para el italiano Gianni Vattimo, Buenos Aires es como una
segunda patria, y se nota en su castellano que sólo a veces se convierte
en cocoliche. En algunas ocasiones, dijo, la patria porteña es aún más
importante que la primera porque “nadie es profeta en su tierra”. Ayer,
en la sala Leopoldo Lugones, ante casi doscientas personas, el filósofo
dio la última conferencia magistral de la Feria del Libro. Su
disertación, basada en dos cursos que dio en Francia y en Escocia, giró
sobre dos ideas centrales: que “ no existen los hechos, sino las interpretaciones ” y que “la historia está atravesada por un debilitamiento de los conceptos absolutos”.
Ese debilitamiento, planteado antes por Friedrich Nietzsche y Martin
Heidegger se ve, dice Vattimo, en cómo evolucionó la idea de Dios:
“Antes era algo muy misterioso, muy trascendente, caía un trueno y se le
rogaba al Dios del Trueno que no destruyera la propia casa. Con la
figura de Jesús aparece un hombre que les dice a sus prójimos que no son
servidores de Dios sino sus amigos; eso debilita la primera idea tan
fuerte”, explicó. Y agregó que el paso de un estado regido por reyes
“nombrados por Dios” a uno democrático y constitucional es otra señal
del debilitamiento de esa figura. La Iglesia, dijo el filósofo, no
coincide con su idea de que la figura de Dios se debilita: “Es uno de
los problemas por los que no soy Papa”, bromeó.
Sobre su idea de
que sólo existen las interpretaciones, Vattimo planteó el siguiente
ejercicio: “Ante una situación, hay que pedir opiniones diferentes. Si
tengo un solo televisor en mi habitación, veré las cosas de una sola
manera; pero si tengo diez aparatos en distinto canales, serán diez
visiones distintas”.
Antes de despedirse de su público, el
italiano, que es un ferviente opositor de Silvio Berlusconi y ex
diputado del Parlamento Europeo, se peleó con otro monumento de la
filosofía clásica: la esencia. “Nos dicen ‘Tú tienes una esencia pero no
lo sabes, te lo digo yo, el Papa, o el filósofo supremo’”. “Yo no lo
creo”.
Para Vattimo, la única esencia es la libertad de cada uno,
que merece ser respetada, y no algo dado. De la realidad, la única
verdad que le importa al ensayista es aquella que le permite ser más
libre: “Pero acepto oposiciones, acepto interpretaciones, que me
pregunte algo algún realista”, desafió al auditorio.
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