El escritor italiano Claudio Magris inauguró las actividades culturales de la Feria del Libro de Madrid. Asegura que hay "una guerra mundial económica"
El escritor Claudio Magris. foto:Samuel Sánchez. fuente:elpais.com |
Claudio Magris (Trieste, 1939) es una potencia intelectual, una inteligencia que comprende literatura, historia y política y "un verdadero europeo", como dijo de él su amigo Jorge Semprún. Ayer llegó a Madrid poco antes de la hora en que debía inaugurar, con un discurso, la Feria del Libro de Madrid que este año tiene a Italia como huésped de honor. Cuando todavía se recuperaba de los estragos del viaje junto a los directivos del Instituto Italiano de Cultura que lo agasajaron, el autor de Danubio glosó los versos que Bertolt Brecht escribió sobre su versión de Antígona, de Sófocles, que fue el tema de su disertación en la fiesta del libro. Dijo Brecht: "Por los sacrificios bárbaros/ de un gris tiempo primordial, la humanidad/ se levantó grande".
Se puede decir ahora de Europa, está en un tiempo gris, ¿es posible
que se levante grande? Él cree que los tiempos de Brecht (que también
dijo que se podía cantar en los tiempos oscuros) estaban las cosas mucho
peor. "Yo no hubiera querido vivir en aquellos tiempos. Estoy contento
de vivir ahora. Es evidente que la literatura no es una crónica, pero
debe contar los tiempos tristes que estamos pasando, ha de reflejar
nuestras preocupaciones. Pero a largo plazo yo no me siento pesimista".
Ha superado Europa muchas barreras. La segunda guerra mundial; la
tercera (que ganó el bloque occidental en 1989). Y ahora estamos en la
cuarta, dice Magris, "que es una guerra mundial económica" en la que el
dólar quiere derribar el euro, "y en la que se juega el predominio
económico del mundo". Pero la idea de Europa, que él ha defendido en
libros, en declaraciones, en conferencias, y hasta caminando para
deshacer fronteras, se diluye, como si tuviera un gusano dentro que se
la come. "Y sólo se levantará y se hará grande si se convierte Europa en
unos verdaderos Estados Unidos de Europa, se acaba con la unanimidad,
que no es un proceso democrático, se proyecta una auténtica soberanía y
se ocupa de todos los problemas de los países desde una sola
perspectiva, la perspectiva europea".
La crisis económica lo ha desorientado, "pero como a cualquier
ciudadano", y como cualquier ciudadano del común "yo no me siento un
individuo especializado capaz de lanzar juicios indecorosos sobre lo que
sucede. No entiendo la situación de Europa, no la conozco. Sé, por lo
que ha pasado en Italia, que las viejas formas políticas están en crisis
y que se ha creado un clima inquietante en las instituciones europeas".
Le inquieta a Magris cómo se está resquebrajando el sistema
tradicional y siente "como si se estuviera acabando una época". Pero se
resiste a hablar de ello como un experto. "Los cirujanos se dedican a
intervenir a los enfermos que necesitan ser operados, y saben de ello.
Si un cirujano se pone a contar historia de la medicina es posible que
el enfermo no resista… Y lo mismo pasa con las ideas que estoy diciendo:
soy un hombre que hace historia, no entiendo de veras qué debe
hacerse".
Pero es optimista a largo plazo. ¿Y con respecto a la cultura del
libro? Está aquí en una feria que lo celebra. ¿Comparte la inquietud de
Mario Vargas Llosa sobre la banalización de la cultura escrita y de la
cultura en general? "Creo que el criterio de evaluación cultural ha
cambiado. Nadie pensaba que un día se iba a equiparar cantidad con
valores, y eso lo está poniendo en pie lo que yo llamo ´la
lumpenbourgeoisie`…, que no es sino una burguesía de las formas y que ha
decidido que mucho es igual a interesante. Pero no, no estoy preocupado
por la cultura, y no estoy tampoco preocupado por la cultura del libro.
Y sobre todo, no tengo nostalgia del pasado. ¡Nada de nostalgia del
pasado!"
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