La muerte de Carlos Fuentes
El escritor chileno Antonio Skármeta se despide de su amigo contando su encuentro en Santiago, hace 10 días
CINEFILOS. Carlos Fuentes con Julio Cortázar y Luis Buñuel, autor fetiche del Boom. (archivo Buñuel). fuente:Revista Ñ |
Hace unos diez días, domingo por la noche, Carlos Fuentes y su esposa
Silvia nos invitaron a cenar con mi esposa en el restaurante de su
hotel en Santiago de Chile.
En junio del 2011 los mismos comimos
en un restaurante de Londres junto el escritor mexicano Xavier Velasco
que andaba por eso pagos escribiendo sobre tenis, acaso Wimbledon. Yo
había asistido a la grabación de las canciones de un musical basado en
una novela mía y desde allí continuó desenredándose una hebra que venía
de años en nuestra amistad con Fuentes: el gusto por los musicales.
Cantamos en Londres como habíamos cantado antes en una taberna de
Colorado Springs que terminó en un pugna a lo western donde todos
pelearon contra todos y demolieron el local. Testigo de esto, que puede
parecer exagerado, es el académico doctor Salvatore Bizzarro de Colorado
College. Si la cultura de Fuentes era abarcadora y global en asuntos de
literatura, pintura, cine, historia, política, su conocimiento de
musicales no era nada menor.
Durante la cena reciente Fuentes
estaba contagiosamente jovial: le causaba placer recordar sus años
escolares en Santiago y habíamos compartido ese mismo día, durante el
almuerzo en casa del ex - presidente Ricardo Lagos, una apasionante
conversación y un delicioso menú que sacó literalmente aplausos para el
chef.
En la noche el no tomó vino, pero yo sí, y a la primera en que citó una canción, continué cantándola. Se trataba de “Hey there”,un tema que yo había conocido en Chile por los años cincuenta interpretado por Rosemary Clooney o Sammy Davis Jr , y cuyo texto permanecía fresco en mi memoria.
En la noche el no tomó vino, pero yo sí, y a la primera en que citó una canción, continué cantándola. Se trataba de “Hey there”,un tema que yo había conocido en Chile por los años cincuenta interpretado por Rosemary Clooney o Sammy Davis Jr , y cuyo texto permanecía fresco en mi memoria.
Fuentes me acompañó en un buen trecho de la hermosa
canción: Hey there, you with the stars in your eyes….Al finalizar me
pregunté en voz alta de qué comedia musical se habría desprendido este
tema y arriesgué un título: “Pal Joey”, la genial historia de John
O’Hara sobre pequeños hampones llevada a la escena por Rodgers y Hart.
Fuentes me dijo que no.
Le pregunté entonces de qué comedia era. No sé, contestó, pero no de “Pal Joey”.
Expresó su negativa con firme convencimiento y autoridad.
Por
la noche me precipité a Google y hube de darme puñetazos en la frente
al comprobar que la canción pertenecía al musical “The pajama game” de
Adler y Ross.
Muchas veces a lo largo de décadas he comentado y enseñado textos de Fuentes y sé que la imagen que tienen de él sus lectores, los alumnos en las universidades, y sus relaciones políticas, es la un brillante enciclopedista, un creador infatigable y un intelectual full time. Pero hoy quiero destacar otro matiz al despedirme de él: este recuerdo de una noche reciente en Santiago donde derrochó calidez y entusiasmo en el conocimiento de asuntos que no tienen la gravedad de las aulas y las tribunas. Se lo dedico con gran cariño a su esposa Silvia en estas horas de desolación.
Muchas veces a lo largo de décadas he comentado y enseñado textos de Fuentes y sé que la imagen que tienen de él sus lectores, los alumnos en las universidades, y sus relaciones políticas, es la un brillante enciclopedista, un creador infatigable y un intelectual full time. Pero hoy quiero destacar otro matiz al despedirme de él: este recuerdo de una noche reciente en Santiago donde derrochó calidez y entusiasmo en el conocimiento de asuntos que no tienen la gravedad de las aulas y las tribunas. Se lo dedico con gran cariño a su esposa Silvia en estas horas de desolación.
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