El escritor madrileño rechaza el Premio Nacional de Narrativa por su novela Los enamoramientos. Ya había dicho y escrito que no deseaba recibir recompensas institucionales
Javier Marías en su casa de Madrid. / Álvaro García./elpais.com |
Lo había dicho y escrito en varias ocasiones: “No recibiré ningún premio institucional”. Solo le faltaba a Javier Marías cumplir con su palabra. Y ayer lo hizo. Al escritor y académico de la RAE, la noticia de que había ganado el Premio Nacional de Narrativa por su novela Los enamoramientos
(Alfaguara) no le cayó demasiado bien. O le cayó a la perfección para
eso, para cumplir con lo dicho y escrito. Consecuencia lógica de todo
ello, rechazó educada pero tajantemente el galardón,
concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y con una
cuantía económica de 20.000 euros que, ahora, se quedarán en la
necesitada hucha ministerial.
Una sorpresa más que le depara la novela de la que Javier Marías
(Madrid, 1951) aún se siente inseguro y con dudas. A pesar de que ha
tenido el favor del público y de la crítica y que ya han sido vendidos
sus derechos a más de veinte idiomas. Pero él cree que debe ser
consecuente y coherente con su actitud de los últimos años. Una postura
de rechazo al premio que aunque tiene una razón clara, está rodeada de
otras tres. Las desveló, poco a poco, desde las seis de la tarde en el
Círculo de Bellas Artes de Madrid, a donde llegó vestido de negro y
camisa blanca, tras andar unos veinte minutos desde su céntrica casa
bajo un cielo plomizo en tregua con la llovizna.
Una vez en el salón Ramón Gómez de la Serna, y frente a medio
centenar de periodistas, Marías sacó del bolsillo de la chaqueta una
hoja blanca doblada en cuadro partes. La desdobló y empezó a leer los
motivos con voz clara y templada:
“Ante la noticia de que mi novela Los enamoramientos ha sido
distinguida con el Premio Nacional de Narrativa de este año, quisiera
agradecer profundamente, antes de nada, la gentileza y la generosidad de
los miembros del jurado por haberla tenido en tanta consideración.
Al ser este un galardón institucional, oficial y estatal, otorgado
por el Ministerio de Cultura, no me es posible, sin embargo, aceptarlo.
Lamentaría que esta postura mía se viera como un desdén hacia nadie. No
lo es. Se trata solamente de una cuestión de consecuencia. Es decir, de
mi deseo de ser consecuente.
Desde hace muchos años no he aceptado ninguna invitación de los
institutos Cervantes, ni del Ministerio de Cultura, ni siquiera de las
Universidades públicas o de Televisión Española. Durante todo este
tiempo he esquivado a las instituciones del Estado, independientemente
de qué partido gobernara, y he rechazado toda remuneración que
procediera del erario público. (...) Y en verdad lamento no poder
aceptar lo que en otras épocas habría sido tan sólo motivo de alegría".
Terminada la lectura llegaron las preguntas y las respuestas. Recordó
el escritor y académico que es una decisión coherente con otras porque
este año ya rechazó un premio oficial, que no reveló, dotado con 15.000
euros (“Este año ya he rechazado dos premios con un total de 35.000
euros. No sé si estoy siendo muy sensato”). E hizo otra confesión: el
año pasado pidió a sus colegas académicos de la RAE que barajaban su
nombre como candidato al Premio Cervantes que no lo hicieran. Y cuando
uno de los tomos de su trilogía de Tu rostro mañana sonó para el Nacional de Narrativa, le dijo a su editora que no lo recibiría. Una postura que tiene clara desde 1995.
Los motivos
El revuelo causado por la decisión de ayer en todos los medios de
comunicación y en las redes sociales que apoyaban y aplaudían su
decisión, incluso sin saber los motivos, sorprendió a Marías. Varios
miembros del jurado se han mostrado sorprendidos. Marcos Giralt
Torrente, ganador el año pasado por Tiempo de vida dice que
“con esto Marías contribuye a devaluar uno de los pocos premios que, con
equivocaciones o aciertos, no están vinculados a en España a intereses
editoriales”.
Para el autor de Los enamoramientos las sensaciones son
contradictorias, primero por que es un halago y segundo porque no cree
que deba ni pueda recibir un galardón oficial: “Sería una
sinvergonzonería por mi parte aceptar ahora un premio cuando he estado
tantos años diciendo que no lo recibiría. No quiero prestarme a estar
involucrado en cualquier tipo de sospecha o de recibir favores. Es una
actitud consecuente. Sería indecente aceptarlo”.
Preguntado sobre si había algún motivo político en su postura, él que
ha sido tan crítico con el gobierno de Rajoy y con los recortes a la
Cultura, Javier Marías dijo: “No exactamente. Mi postura viene de
antiguo y no tiene que ver con quien gobierne. El Estado no tiene que
darme nada por ejercer mi tarea de escritor que es algo que he elegido
yo por propia iniciativa”. Pero dos segundos después reconoció: “Quizá
este momento, por toda la situación política, añade otro motivo más para
mi decisión”.
¿Y por que no aceptarlo como reivindicación positiva y donar el
dinero? “Hubiera sido demagógico. Ellos sabrán qué hacer con el dinero, o
darlo a las bibliotecas públicas, cuyo presupuesto es cero”.
Apareció, entonces, un tercer motivo: Su padre. El hecho de que
Julián Marías, gran ensayista que falleció a los 91 años, nunca recibió
el premio de Ensayo, por lo cual considera que no debe ni puede
recibirlo él tampoco. Así lo recordó en un artículo de junio de 2011 en
su columna de El País Semanal. Un momento emotivo en el que
evocó a grandes autores españoles que nunca recibieron premios, como
Juan Benet, Jaime Gil de Biedma o Juan García Hortelano. No olvidó a
aquellos autores contemporáneos a los que también los premios han sido
esquivos como Eduardo Mendoza o Enrique Vila-Matas. Eso no significa,
aclaró Marías, que los galardones oficiales no hayan reconocido a
importantes autores como el Cervantes a Juan Marsé o Rafael Sánchez
Ferlosio (“que está más allá del bien y del mal”), o el Nacional a
Antonio Muñoz Molina.
La votación
La posibilidad de que Javier Marías rechazara el Premio Nacional de
Narrativa sobrevoló ayer por la mañana la reunión de los 11 miembros del
jurado, formado por personalidades del mundo de las letras. “Todo el
mundo dio por supuesto que lo aceptaría, pero alguien preguntó qué
pasaría si no era así”, recordaron varios jueces del galardón. La
respuesta a esa posibilidad llegó de parte de las dos representantes de
Cultura (que cuenta con voz, pero sin voto): “Marías sólo rechaza los
viajes subvencionados”. Se trataba de la presidenta del jurado -la
directora general de Políticas e Industrias Culturales y del Libro,
Teresa Lizaranzu-, y la vicepresidenta -la subdirectora general de
Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Mónica
Fernández. Sí hubo un debate, pero los miembros del jurado y fuentes del
Ministerio aseguran que la decisión final se adoptó teniendo en cuenta
“solo criterios estrictamente literarios”. Poco antes del mediodía, la
novela de Marías ganaba por mayoría.
Este nuevo capítulo de la vida de Los enamoramientos empezó
hace un par de semanas. Fue cuando los miembros del jurado recibieron un
correo electrónico del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el
que se les pedía que sugirieran dos novelas candidatas,
“excepcionalmente tres”. El número final de candidatos fue “de entre 15 y
20 nombres”. La decisión final se dio ayer en un salón de la quinta
planta de la subsecretaría de Estado de Cultura en su sede de la Plaza
de las Cortes, de Madrid. Alrededor de una mesa se inició una ronda de
votaciones con sobre cerrado en la que se fueron dejando fuera
candidatos. En total fueron ocho votaciones. “Primero se vota a cinco
nombres, luego a cuatro, luego tres y luego dos. En cada una de esas
votaciones fueron cayendo candidatos, en la primera tanda quien tenía
cero o solo un voto, en la siguiente los que solo tenían cero, uno, o
dos votos, y así sucesivamente. Al final quedaron dos nombres. Las dos o
tres novelas finales eran muy buenas”. Y ganó Los enamoramientos.
Los delegados del Ministerio pidieron no divulgar la noticia y
esperar un par de horas, para dar tiempo a comunicar al ganador e
informar al ministro José Ignacio Wert. Pero, poco antes de la una de la
tarde, EL PAÍS dio la exclusiva en su edición digital. Luego, antes de
la hora de la comida, una delegada del ministerio habló con Marías,
quien le explicó los motivos por los cuales declinaba el premio.
Silencio. Poco después de las tres de la tarde, EL PAIS anunciaba otro
vuelco en la noticia al anunciar que Marías rechazaba el galardón. El
teléfono del escritor no dejaba de sonar con múltiples felicitaciones
unas por el premio, otras por rechazarlo y unas cuantas por los dos. Las
redes sociales empezaron a hacer lo mismo.
Hacia las cinco y media, Javier Marías, atravesó andando el centro,
subió a la quinta planta del Círculo de Bellas Artes, y entró en la sala
Ramón Gómez de la Serna donde contó la alegría y la pena por no aceptar
el premio para Los enamoramientos. Es su novela número 11, o 13 si se cuentan de manera individual los tomos de su trilogía Tu rostro mañana. Precisamente esta es la novela que él considera la mejor de su obra, y junto a ella otras como Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí y Negra espalda del tiempo. “Pero el propio autor es el peor juez de lo que hace”.
Casi una hora después de preguntas, la sala quedó vacía y ante la
pregunta de si su decisión de ayer podía ser negativa para posibles
nuevos premios internacionales, Marías insistió en que no porque su
posición es sobre los premios oficiales en España. En total, él ya ha
recibido una veintena de galardones nacionales e internacionales. La
penúltima distinción simbólica es que este otoño ha entrado a formar
parte de la selecta colección de Modern Classics de la editorial
británica Penguin.
¿Y esta decisión de rechazar premios oficiales en España no afectaría
a una posible candidatura al Nobel, donde su nombre suele aparecer en
las quinielas y apuestas? “La Academia sueca, que yo sepa, no tiene
ningún motivo para concederme el premio. Y no tengo que preocuparme por
algo que no va a suceder”.
Entre la tristeza y la sorpresa
ANTONIO FRAGUAS
Las 11 “destacadas personalidades del ámbito de las letras” que el
Ministerio de Cultura designó como miembros del jurado para fallar ayer
el ganador del Premio Nacional de Narrativa no podían sospechar que el
escritor madrileño Javier Marías, galardonado por su novela Los enamoramientos (Alfaguara), fuera a rechazar la distinción.
Marcos Giralt, que formó parte del jurado en calidad de ganador de este mismo galardón el año pasado por su novela Tiempo de vida,
siguió en vídeo el final de la rueda de prensa que Marías ofreció ayer
por al tarde en Madrid. Giralt expresó su decepción por vía telefónica:
“Con esto contribuye a devaluar uno de los pocos premios que, con
equivocaciones y aciertos, no están vinculados en España a intereses
editoriales. Siento tristeza por quien podía haberlo ganado en su
lugar”.
“Respetando las razones por las que los pueda rechazar, me parecería
más útil que hubiese aceptado el premio y destinado el dinero a la
caridad o a una organización que represente su desacuerdo político. Los
miembros del jurado no representan a ningún Gobierno. Los representantes
del Gobierno tienen voz pero no voto. El dinero se lo da el Estado,
pero el premio se lo da un jurado”, ha añadido Giralt.
Darío Villanueva, secretario general de la Real Academia Española se
declaraba “muy sorprendido” antes de entrar a una reunión de esa
institución: “El jurado hizo lo que tenía que hacer. Hubo ocho
votaciones y al final de esas votaciones se eligió a Marías por una
amplia mayoría. Salí muy satisfecho del comportamiento del jurado, hubo
debate no agrio pero sí intenso. Pienso que esta novela merecía este
premio”. En el mismo sentido se expresó Jon Kortazar, jurado a propuesta
de la Real Academia de la Lengua Vasca: “Me parece una magnífica novela
que merecía el premio”.
La periodista Soledad Gallego-Díaz, miembro del jurado por la
Federación de Asociaciones de Periodistas de España, señaló: “Los
enamoramientos’ estuvo entre las favoritas desde el primer momento y la
hemos elegido porque nos parecía la mejor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario