Mara Torres, presentadora de La 2 Noticias, queda finalista del premio con La vida imaginaria. El galardón se asigna en una gala presidida por José Manuel Lara Bosch, del grupo Planeta. El año pasado triunfó Javier Moro
El escritor madrileño Lorenzo Silva gana la 61ª edición del Premio Planeta/lainformacion.com,elpais.com |
Hay que asegurar el tiro en tiempos de crisis. Por eso ayer en Barcelona, la 61ª edición del Premio Planeta hizo gala de su ticket
triunfal, predilecto, de fino laboratorio: escritor de notoriedad en el
género al alza —ahora la novela policiaca— y finalista reconocido por
su presencia en los medios, a poder ser la televisión. Y así, el ganador
ha sido el madrileño Lorenzo Silva, padre de la pareja de la Guardia Civil Bevilacqua y Chamorro, cuya séptima entrega se titula La marca del meridianoy le ha reportado 601.000 euros.
Le acompañó en el podio la periodista Mara Torres, presentadora de La 2 Noticias de TVE, que quedó finalista (150.250 euros) con su debut en la ficción, La vida imaginaria, historia de una mujer que intenta superar una ruptura sentimental.
La pareja de picoletos que Silva (Madrid, 1966) concibió en un mes del verano de 1995 ha sido de lo más fructífero que ha hecho en una carrera dilatada ya en el tiempo (empezó en 1980) y en la producción, unos 40 títulos. La mitad, novelas. Con una de ellas, La flaqueza del bolchevique, fue finalista del Nadal en 1997, galardón que obtendría solo tres años después con El alquimista impaciente, la segunda entrega ya de los investigadores de la Benemérita que hizo debutar en 1998 con El lejano país de los estanques, premio Ojo Crítico.
Desde entonces son ya siete los títulos que han protagonizado el que empezó como sargento, el uruguayo Rubén Bevilacqua, y la joven seca y tímida guardia Virginia Chamorro. A base de diálogos ajustados y sinceros, Silva aprovecha los casos para, con una cadencia de tres años, hacer de sus personajes “testigos de la sociedad española contemporánea”.
En esta ocasión, el ya brigada Bevilacqua, afincado en Madrid, ha de investigar un caso, en Barcelona (entre las dos ciudades pasa el meridiano), que le lleva a remover su pasado y el de gente que “no deberían haber cruzado determinadas rayas ni saltado códigos de honor y por ello deben pagar”. Silva aprovechó la ocasión para hacer una metáfora de la tensión entre Cataluña y España: “Entre Madrid y Barcelona espero que no haya nunca ninguna raya divisoria. Todo lo que pueda haber no son más que rayas imaginarias”.
La carrera de Silva parece marcada por la novela negra, ya que desde 2008 es el comisario del Festival Getafe Negro. Y también un experto en la Guardia Civil, al que dedicó el ensayo Sereno en el peligro (premio Algaba 2010). Y ello a pesar de contar con novelas como Carta blanca, con la que ganó el Primavera 2004. Ahora ha completado el tres en raya de los principales galardones del grupo (Nadal, Primavera, Planeta), como Lucía Etxebarria y Juan José Millás.
Para Torres (Madrid, 1974) ser finalista es el primer gran espaldarazo a su vertiente literaria, que ha arrancado tras la estela de su corta y notable trayectoria periodística, consolidada en la SER, donde llevó el nocturno Hablar por hablar entre 2001 y 2006, cuando saltó a La 2 Noticias, que presenta. En La vida imaginaria, una joven intenta superar el trauma de ser abandonada por su pareja. “Es una historia de amor. Un abandono que obliga a reinventarse en la vida, un periodo en que confundes realidad y deseo. Mi personaje es una reivindicación de la capacidad de soñar”.
La ausencia es un tema querido en Torres, que ha publicado el ensayo Sin ti, donde cuatro personajes comentan la pérdida de un ser querido.
Le acompañó en el podio la periodista Mara Torres, presentadora de La 2 Noticias de TVE, que quedó finalista (150.250 euros) con su debut en la ficción, La vida imaginaria, historia de una mujer que intenta superar una ruptura sentimental.
La pareja de picoletos que Silva (Madrid, 1966) concibió en un mes del verano de 1995 ha sido de lo más fructífero que ha hecho en una carrera dilatada ya en el tiempo (empezó en 1980) y en la producción, unos 40 títulos. La mitad, novelas. Con una de ellas, La flaqueza del bolchevique, fue finalista del Nadal en 1997, galardón que obtendría solo tres años después con El alquimista impaciente, la segunda entrega ya de los investigadores de la Benemérita que hizo debutar en 1998 con El lejano país de los estanques, premio Ojo Crítico.
Desde entonces son ya siete los títulos que han protagonizado el que empezó como sargento, el uruguayo Rubén Bevilacqua, y la joven seca y tímida guardia Virginia Chamorro. A base de diálogos ajustados y sinceros, Silva aprovecha los casos para, con una cadencia de tres años, hacer de sus personajes “testigos de la sociedad española contemporánea”.
En esta ocasión, el ya brigada Bevilacqua, afincado en Madrid, ha de investigar un caso, en Barcelona (entre las dos ciudades pasa el meridiano), que le lleva a remover su pasado y el de gente que “no deberían haber cruzado determinadas rayas ni saltado códigos de honor y por ello deben pagar”. Silva aprovechó la ocasión para hacer una metáfora de la tensión entre Cataluña y España: “Entre Madrid y Barcelona espero que no haya nunca ninguna raya divisoria. Todo lo que pueda haber no son más que rayas imaginarias”.
La carrera de Silva parece marcada por la novela negra, ya que desde 2008 es el comisario del Festival Getafe Negro. Y también un experto en la Guardia Civil, al que dedicó el ensayo Sereno en el peligro (premio Algaba 2010). Y ello a pesar de contar con novelas como Carta blanca, con la que ganó el Primavera 2004. Ahora ha completado el tres en raya de los principales galardones del grupo (Nadal, Primavera, Planeta), como Lucía Etxebarria y Juan José Millás.
Para Torres (Madrid, 1974) ser finalista es el primer gran espaldarazo a su vertiente literaria, que ha arrancado tras la estela de su corta y notable trayectoria periodística, consolidada en la SER, donde llevó el nocturno Hablar por hablar entre 2001 y 2006, cuando saltó a La 2 Noticias, que presenta. En La vida imaginaria, una joven intenta superar el trauma de ser abandonada por su pareja. “Es una historia de amor. Un abandono que obliga a reinventarse en la vida, un periodo en que confundes realidad y deseo. Mi personaje es una reivindicación de la capacidad de soñar”.
La ausencia es un tema querido en Torres, que ha publicado el ensayo Sin ti, donde cuatro personajes comentan la pérdida de un ser querido.
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