29.2.12

Los nuevos editores le apuestan al libro como un objeto de arte

Les revelamos cinco ejemplos destacados
Son muchos jóvenes y pequeños proyectos editoriales los que comienzan a llamar la atención de los lectores colombianos, pero se destacan Rey Naranjo, Luna Libros, Tragaluz, La Silueta y El Peregrino. foto.fuente:eltiempo.com

Al igual que la industria musical, la editorial se está viendo obligada a explorar nuevos caminos para hacer frente a los pasos de gigante que viene dando con fuerza el mundo digital.

Uno de los primeros cambios que comienzan a percibirse en el mercado es la proliferación de editores independientes que buscan darle un valor agregado al libro físico y publicar solo lo que merezca salir a la luz.

Ya lo había augurado Ricardo Obregón Trujillo, presidente de la Organización Carvajal, cuando la editorial Norma replanteó su negocio para dedicarse exclusivamente a los libros juveniles o de texto: "Como editor, solo se va a poder sobrevivir siendo muy grande o muy pequeño".

Son muchos jóvenes y pequeños proyectos editoriales los que comienzan a llamar la atención de los lectores colombianos, pero se destacan Rey Naranjo, Luna Libros, Tragaluz, La Silueta y El Peregrino.

Además de proceder de diferentes profesiones, como el diseño, la fotografía, las artes plásticas o el periodismo, estos nuevos editores comparten un amor particular por el libro.

"Esto se traduce, primero, en un compromiso por el libro como objeto; o sea, que el libro, más allá de ser un vehículo de información, tiene que ofrecer una experiencia", dice John Naranjo, de Rey Naranjo Editores, al destacar la preocupación por contenidos novedosos unidos a publicaciones con una propuesta estética especial. "Los libros con soportes más amarrados a la tradición, con encuadernaciones más cuidadas, materiales más nobles en la factura, procesos artesanales e ilustraciones, tienen más posibilidad de seguir vivos", comenta Juan Pablo Fajardo, de La Silueta Ediciones, con sede en Bogotá.

Los imprescindibles

Pero el cambio va más allá, así lo anuncia Naranjo, y cobija también a los grandes sellos: "Ahora, solo se va a publicar en libro físico lo imprescindible. Las editoriales grandes ya no les van a tener que decir a sus editores que hay que cumplir metas de 400 libros al año, para que 25 sean exitosos y mantengan a los otros". Este nuevo modelo, afirma Juan David Correa, de El Peregrino Ediciones, se va a traducir en contenidos más cuidados y oportunidades, no solo para los nacientes escritores, sino de negocio: "Los lectores en el mundo son una minoría, pero también son un mercado muy potente". Para él, es claro que los libros no necesitan de las cifras de un best seller.

La tendencia no es exclusiva del país, dice Catalina González, de Luna Libros: "Es un fenómeno que se siente en España, México, Argentina y en todo el mundo de habla hispana".

Luna Libros, la mirada americana

En el 2008, Darío Jaramillo y Juan C. Sierra crearon Luna Libros, a la que se unió la editora Catalina González. Ya completan ocho títulos en sus tres colecciones, que visibilizan el trabajo regional en literatura, poesía, crónica y ensayo. Entre sus novedades se destaca la 'Historia de la pintura en la América hispana', de Santiago Londoño Vélez.

Tragaluz Editores, con sabor paisa

En la Navidad del 2005, Pilar Gutiérrez y Juan C. Restrepo quisieron dar un regalo diferente. Así nació el libro 'Tres poemas', de Jaime Jaramillo, con una encuadernación tejida con hilo, que luego se volvió su sello particular. Ya completan 40 títulos. Sus colecciones se centran en poesía, cuento, ensayo y arte. Se destaca 'Cartas con Geraldino Brasil', misivas entre los poetas Jaime Jaramillo y G. Brasil.

Rey Naranjo: el placer del diseño

En el 2010, Carolina Rey (fotógrafa) y John Naranjo (diseñador) se lanzaron al mundo editorial publicando la trilogía de 'La historia de las palabras', del uruguayo Ricardo Soca, que tuvo gran acogida. Además de 'Los hijos de la roca', preparan para la Feria del Libro 'Chico y Rita', de Fernando Trueba; 'La chica del polvo', un libro-álbum ilustrado coreano, y 'Ellos eran muchos caballos', del brasileño Luiz Ruffato.

La Silueta Ediciones: el arte como objeto editorial

Su formación como artistas plásticos les permite a Juan Pablo Fajardo y Andrés Fresneda hacer una propuesta editorial innovadora. Les apuestan a libros experimentales, fotográficos, de arte e ilustración. Ya completan 15 títulos. Entre sus colecciones se destacan 'Fototeca', 'Doble faz', del artista Nicolás París, y 'Virus tropical', novela gráfica de Paola Gaviria. Para la Feria del Libro le harán un homenaje al veterano fotógrafo Nereo López.

Peregrino:el juego de narrar

Juan David Correa y Álvaro Robledo son escritores, periodistas y, por supuesto, lectores. Motivados por el deseo de que en las librerías haya mejor literatura, crearon, el año pasado, El Peregrino Ediciones, que se estrenó con la colección 'Inmigrantes', que experimenta con el género de no ficción, y que esperan continuar este año.

¿Dónde están?

Algunos libros se consiguen en las grandes librerías, pero la mayoría se encuentra en La Madriguera del Conejo, Biblos, Babel, Casa Tomada, Lerner, UN Librería, Prólogo o Fondo de Cultura Económica.

El manuscrito que devolvió el viento

El primer libro que escribió José Saramago nunca vio la luz. Hasta ahora, 59 años después. Se titula Claraboya

José Saramago, en 1953. Alfaguara publica Claraboya.Una novela rechazada por los editores de entonces, extraviada luego y recuperada.foto.fuente:elpais.com

1953. Este hombre, José Saramago, era un trabajador de muchos oficios; y era, como su abuelo, como sus padres, como los hombres y como las mujeres de Azinhaga, el pueblo portugués en el que había nacido en 1922, una persona silenciosa y sutil, en cuyo interior vivían los dramas que vivía y aquellos que imaginaba detrás de las pequeñas viviendas o dentro de los edificios altos. Ya está en Lisboa, trabaja. Y escribe; ese carácter reconcentrado esconde a un poeta, y a un novelista. Luego será muy conocido, llegará a premio Nobel, pero en ese momento acaba de terminar una novela, su primer libro, y lo titula Claraboya. Lo lleva a una editorial, deja allí el manuscrito, y vuelve a su quehacer lento y melancólico en el medio más hostil posible para la convivencia y para la imaginación: el Portugal de la dictadura de Salazar. Se dedicó a esperar por una respuesta…, y ésta no llegó hasta 1989, cuando él estaba enfrascado en un libro nuevo, El Evangelio según Jesucristo.(En la imagen José Saramago, en cuclillas, delante de dos amigos en los años cincuenta)

1989. Durante más de cuarenta años, Saramago, periodista, escritor ahora de éxito, había mantenido un silencio pertinaz, dedicado a sus diversos oficios, pero marcado por aquel "silencio doloroso, imborrable y de décadas", como dice Pilar del Río, su mujer, su traductora, la presidenta de la Fundación José Saramago en el prólogo del libro que aparece, por fin, en español, en portugués y en otras lenguas, pues el manuscrito apareció, finalmente, y precisamente en ese año decisivo (para él, para su literatura) de 1989… La editorial a la que se lo había enviado, en una mudanza, descubrió el manuscrito; de una manera muy conmovedora, Pilar del Río, que lo conoció por entonces, cuenta en el prólogo de esa edición (Caminho en Portugal, Alfaguara en España) cómo recibió Saramago la noticia: se estaba afeitando, y con la cara aún enjabonada tomó el teléfono que sonaba… Le propusieron, claro, editárselo en ese momento, pero él estaba enfrascado en otra historia, no mostró interés, ni siquiera mostró interés, ya con el manuscrito en la mano, en recuperar la iniciativa, darlo a otra imprenta…

El Evangelio… Estaba escribiendo El Evangelio según Jesucrito, una novela que, literariamente y políticamente, iba a ser decisiva para José. El Gobierno portugués la repudió, decidió impedir que acudiera a un premio europeo porque la declaró, cuando menos, irreverente… Para Saramago aquel fue un duro golpe moral, que finalmente le llevó a su retiro del mundanal ruido, con Pilar, en Tías, Lanzarote… Luego rehizo, a lo largo de los años, su buena relación con su país, y allí se esparcieron sus cenizas, en la Lisboa de Claraboya, cuando murió en el otoño/invierno de 2010. Ya era, a la hora de su muerte, tras muchos años de vida literaria fértil y honrada, dedicada a la literatura y al compromiso, uno de los escritores más célebres del mundo, y de los más requeridos.

Claraboya. Pero el manuscrito no se había publicado. Pilar del Río dice, en ese prólogo del libro que aparece esta semana, que la literatura es muchas veces un puñetazo contra la muerte. Y por eso revive Claraboya, como un homenaje a Saramago y a su literatura; constituye el libro, dice su editora española, Pilar Reyes, "un presagio del inmenso escritor que Saramago sería"; es una novela en la que "se percibe su visión descreída del mundo". "Aquí hay", señala Reyes, "crítica social, crítica a la familia como institución. Hay un diálogo final hermoso entre el zapatero y el joven que llega". Aludiendo a la identidad de los personajes, arquetipos de Saramago que de algún modo conectan con el drama Historias de una escalera que contemporáneamente estaba escribiendo en España Antonio Buero Vallejo, cuenta Pilar Reyes: "Me arriesgo a pensar que cuando Saramago escribió Claraboya era como el joven Abel, pero aspiraba a ser como el viejo y sabio zapatero".

Lisboa. Es una novela de la Lisboa pobre, habitada (como la novela y como la memoria personal que Saramago tenía en ese momento) por "una colección de hombres de pocas palabras, solitarios, libres, que necesitan el encuentro amoroso para romper, siempre de forma momentánea, su forma concentrada e introvertida de estar en el mundo". Eso lo escribe Pilar del Río, y ella sabe bien de qué carácter está extrayendo esas conclusiones, del hombre que fue su compañero de vida. Dice Pilar del Río, al final del prólogo con el que dio a la estampa, tantos años después, el manuscrito que fue fuente de la melancolía que mantuvo en silencio a Saramago antes de abordar, finalmente, una carrera que le llevó al Nobel: "Claraboya es la puerta de entrada a Saramago y será un descubrimiento para cada lector. Como si un círculo perfecto se cerrara. Como si la muerte no existiera". Escribir para parar la muerte, decía Saramago; leer para seguir impidiéndola, pues. Puedes leer aquí el primer capítulo de Claraboya, de José Saramago


¿El feminismo de Stieg Larsson tenía límites culturales?

Según el autor de la nota, Larsson olvida el maltrato a las mujeres no occidentales
Rooney Mara. La actriz encarnó a Salander y criticó a Larsson.foto.fuente:Revista Ñ

Cuando Rooney Mara, protagonista de La chica del dragón tatuado , insinuó que Lisbeth Salander no era feminista, la mujer de Stieg Larsson la hizo callar. "¿Acaso ella sabe en qué película ha estado?" preguntó Eva Gabrielsson, que compartió gran parte de la vida de Larsson, hasta que él murió, en 2004. "¿Acaso ha leído los libros? ¿Acaso ha estudiado su obra?", dijo.

Las preguntas eran retóricas. Para Gabrielsson, Mara era una superstar de Hollywood, ignorante como todas. Si se hubiera tomado el trabajo de comprender la novela antes de interpretar a su heroína, se habría dado cuenta de que "Salander representa una resistencia, una resistencia activa ante los mecanismos que hacen que las mujeres no avancen en este mundo, y –en el peor de los casos– sufran el abuso, como ella lo sufrió".

Yo no pretendo que las novelas sean tratados feministas. Como la mayoría de los thrillers, las novelas de Larsson se basan en argumentos que parecen cada vez más absurdos a medida que se leen. Tal vez Salander pueda haber sido víctima de violación, pero se convierte en una supermujer que enfrenta y golpea a los "Ángeles del Infierno" y vacía las cuentas bancarias de un plutócrata corrupto. Mikael Blomkvist, el periodista pobre y de mediana edad que ayuda a Salander, es un Don Juan políticamente correcto, tan carismático que ni siquiera necesita persuadir a una multitud de bellas mujeres para que compartan su cama.

A pesar de todo eso, el feminismo confiere un extraño poder a estas novelas. La persistencia del abuso de las mujeres perpetrado por los hombres, y la expectativa que ellos tienen de que todo podrá seguir igual explican los crímenes y también la decisión de los héroes de resolverlos. Hay algo estremecedor en la idea de que los thrillers de la última década, que son bestsellers, han sido escritos por un raro ejemplar de la modernidad: un hombre de extrema izquierda y feminista.

Pero Larsson no era un feminista, o al menos no era un feminista consecuente. Escribió con verdadera rabia sobre la opresión de las mujeres de piel blanca. Y cuando otros trataron de hacer lo mismo escribiendo sobre la opresión de las mujeres de piel oscura, él los tildó de racistas .

Larsson suspendió la escritura de la trilogía Millennium para intervenir en el debate sobre los asesinatos de dos mujeres kurdas en Suecia "por cuestiones de honor" (asesinatos cometidos por las familias de las víctimas, que consideran que ellas los han "deshonrado"). Lejos de dolerse por el sufrimiento de esas mujeres, Larsson y su coautor dijeron que quienes hacían campaña en defensa de los derechos de las mujeres en comunidades inmigrantes querían "presentar a todos los inmigrantes hombres como representantes de una actitud única y homogénea hacia las mujeres".

Si lo único que Larsson quería decir era que los derechos de las mujeres deben ser defendidos, independientemente del color o la religión, nadie hubiera podido contradecirlo . Pero él estuvo más cerca de afirmar lo opuesto. Creer que los sistemas legales occidentales, con todas sus fallas, son preferibles a los casamientos forzados, los tribunales religiosos, (donde el testimonio de una mujer vale la mitad que el de un hombre) y la muerte por lapidación de las mujeres adúlteras basta para ser considerado un "extremista de derecha". En una caída en la paranoia, Larsson acusó a quienes discrepaban con él de estar preparándose para desencadenar "fuerzas de operaciones especiales, dispuestas a iniciar la limpieza étnica." Lea usted la trilogía o vea la película y podrá rastrear las creencias de Larsson por sus errores de omisión. Incluyen todas las variedades de violencia masculina contra las mujeres, excepto la violencia inspirada por la misoginia religiosa y cultural . Larsson fue también un hombre valiente, que enfrentó las amenazas de los nazis escandinavos. El hecho de que de vez en cuando propagara ideas brutales en sus panfletos políticos no modifica sus antecedentes antifascistas ni invalida su obra literaria.

Lamentablemente, la idea de que el antirracismo exalta el feminismo está instalada en toda la clase media europea liberal y tiene un arraigo muy especial en la izquierda liberal británica. Sus partidarios no se dan cuenta de que están comportándose como los racistas a los que pretenden oponerse. El año pasado, miembros de la Organización Británica, Iraní y Kurda por los Derechos de la Mujer, que no está compuesta por los "extremistas de extrema derecha", dieron detalles de miles de amenazas, raptos, secuestros, ataques con ácido, golpizas, matrimonios forzosos, mutilaciones y asesinatos que los hombres han inflingido a las mujeres musulmanas y ex musulmanas. Si las víctimas hubieran sido blancas, la izquierda se hubiera enfurecido.

Cuando Rooney Mara dijo que ella no creía que la Salander de Larsson fuera feminista, advertí que no era una celebridad frívola.

Traducción: Ofelia Castillo.

The Guardian


Más de 450 novelas se han presentado al Premio Primavera, que se falla hoy

Por primera vez en la historia del Premio Primavera no habrá finalista, una categoría que estaba dotada con 30.000 euros
La novelista Ana María Matute, ganadora del Premio Cervantes 2010, preside el jurado del Premio Primavera que se falla el 29 de febrero. foto:EFE.fuente:lainformacion.com

Un total de 454 originales, procedentes de 26 países, se han presentado a la XVI edición del Premio Primavera de Novela, que está dotado con 200.000 euros y que falla hoy un jurado presidido por la escritora Ana María Matute.

Convocado por la editorial Espasa, que publicará en exclusiva la obra ganadora, y por Ámbito Cultural de El Corte Inglés, este premio se ha convertido en uno de los más importantes de los países hispanohablantes y aumenta cada año en volumen de participantes.

De hecho, en esta edición se han recibido 100 originales más que el año anterior.

España, que aporta 275 novelas, encabeza la lista de participantes, seguida de Argentina y México, con 26 ejemplares cada país, y Estados Unidos, con 16. Colombia, con 15 manuscritos, se sitúa en cuarto lugar.

En cuanto a la participación española, las comunidades autónomas con mayor número de autores que optan al premio son: Madrid (75), Andalucía (36), Comunidad Valenciana y Cataluña (con 34 cada una).

Por primera vez en la historia del Premio Primavera no habrá finalista, una categoría que estaba dotada con 30.000 euros.

El jurado está formado también por Antonio Soler, Ángel Basanta, Ramón Pernas, Ana Rosa Semprún y Miryam Galaz como secretaria sin voto.

El Premio Primavera de Novela del año pasado recayó en Raúl del Pozo por su obra "El reclamo".

Rosa Montero, con "La hija del caníbal", ganó en 1997 la primera edición de este premio, mientras que la segunda fue para Manuel de Lope con "Las perlas peregrinas", la tercera para Antonio Soler con "El nombre que ahora digo" y la cuarta para Ignacio Padilla, con "Amphitryon".

Juan José Millás ("Dos mujeres en Praga"), Juan Manuel de Prada ("La vida invisible"), Agustín Sánchez Vidal ("Nudo de sangre"), Luis Sepúlveda ("La sombra de lo que fuimos") y Fernando Marías ("Todo el amor y casi toda la muerte") figuran también entre los ganadores del Primavera.

Libros Magenta crea catálogo de literatura en estado de emergencia

La editorial independiente busca publicar textos de quienes en un futuro será los grandes escritores, indica
Gabriel Bernal Granados,editor y uno de los fudadores de la editorial Magenta.foto.fuente:eluniversal.com.mx

La vocación de Libros Magenta, la editorial independiente fundada en 2006 por Ana Rosa González Matute y Gabriel Bernal Granados, es doble: buscan publicar autores mexicanos no conocidos ni consagrados, que cultivan géneros que no interesan a las editoriales comerciales; y al mismo tiempo, se han propuesto traducir y publicar a autores extranjeros de primer nivel.

A esta editorial que entre sus colecciones tiene una dedicada a la narrativa y otra al ensayo sobre la ciudad de México, le interesa publicar poesía, ensayo, narrativa y "la abolición de los géneros"; apuesta por crear un catálogo de literatura en estado de emergencia.

Emergencia no en el sentido de que sea una literatura que necesite ser socorrida por médicos, sino que está saliendo a la superficie; con ese afán cuentan ya con un catálogo conformado por 32 títulos.

"En el caso de los escritores mexicanos, nos interesa difundir y promover lo que será; nos preocupa y nos ocupa el futuro de la literatura mexicana, por eso apostamos por los futuros nuevos autores", señala el editor Gabriel Bernal Granados.

El poeta y traductor afirma a EL UNIVERSAL que los grandes escritores mexicanos de hoy en día, como José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Fernando del Paso, Carlos Monsiváis y Eduardo Lizalde, cuando jóvenes fueron publicados en editoriales independientes o de bajo presupuesto, entre las que destacan las ediciones de Juan José Arreola, como Colección de los presentes y Cuadernos del Unicornio.

"Nosotros retomamos esa tradición de la literatura mexicana, de escritores que también son editores y que se preocupan por la difusión y la publicación de las obras de sus contemporáneos, como Ana Rosa y yo, que hemos puesto interés en las nuevas generaciones de escritores mexicanos", afirma Bernal Granados.

Esa empatía con proyectos marginales o experimentales tiene que ver con que Ana Rosa y Gabriel también son escritores y conocen los sinsabores de buscar editor; sin embargo, ellos no pueden publicar a todos. "Hacemos un esfuerzo para publicar aquello que nos llama la atención y lo publicamos de la manera más digna posible, con libros bien hechos".

Consumo de minorías

En cinco años, Libros Magenta ha publicado títulos emblemáticos con muy buena recepción, sobre todo en los últimos dos años, cuando han logrado el reconocimiento de parte del gremio literario y del lector común, que dice Bernal Granados, no pertenece a ninguna capilla literaria.

"Nuestros libros están dedicados al consumo de las minorías que consideramos son fundamentales para la creación de cultura en un país que pide a gritos este tipo de publicaciones y empresas", señala el editor.

A esa labor se dedican ellos y otras editoriales independientes en México, editores y escritores que se dan cuenta de la necesidad de tomar los medios y generar la cultura.

"Estoy convencido de que somos los editores independientes, con este tipo de propuestas y riesgos, los que estamos haciendo la cultura mexicana actual, no son las instituciones", afirma Bernal.

Libros Magenta ha conformado un catálogo "caracterizado por darle la espalda al mercado, y por cultivar una literatura ajena a todo este panorama de lo vendible, de lo comercial, de lo digerido y digerible. Es una literatura de riesgo".

Así seguirán hasta que las coediciones lo permitan, reconocen que en buena medida dependen de las coediciones con instituciones culturales como el Instituto de Cultura de Morelos y la Secretaría de Cultura de la ciudad de México, con la que tienen dos colecciones pero no saben si los van a seguir apoyando, "sería lamentable que la Secretaría de Cultura decidiera retirar el apoyo".

Libros Magenta podría cerrar el año con otros libros más, entre ellos uno de Josely Vianna Baptista, uno de Paulo Levinsky y un ensayo del crítico Jorge Juanes.

28.2.12

Rosero: "Simón Bolívar fue especialmente cruel"

El autor colombiano es tímido, silencioso, pero sus libros gritan. Así ocurre con La carroza de Bolívar, en el que destroza el mito del Libertador
Evelio Rosero, escritor colombiano, también es autor de la premiada novela Los ejércitos.foto.fuente:elpais.es

Si no fuera porque él mismo cuenta que es autor de una obra literaria que abarca distintos géneros —novela, cuento, poesía, ensayo, teatro— para todos los públicos —niños y adultos—, Evelio Rosero (Bogotá, 1958) pasaría inadvertido tal como a él le encanta. "Mis libros son los que tienen que mostrarse, yo no". De gustos simples y lenguaje sencillo, llega a la charla en un moderno edificio en las faldas de los cerros orientales de Bogotá después de atravesar la ciudad desde el extremo occidental por entre el caótico tráfico. Al contrario de las clases media y alta que buscan vivir en este exclusivo sector de la ciudad por la sensación de estatus, él habita en la periferia en el mismo apartamento sencillo en donde ha dado vida a la mayoría de sus creaciones, alejado de cualquier bullicio. "Vivo lejos porque allá estoy tranquilo. No llega ni el ruido".

Con esta breve descripción, no faltará el lector que se lo imagine como un tipo huraño. Nada más lejano. Graduado de comunicador social, ganador del Premio Nacional de Literatura (2006), premio Tusquets de Novela por Los ejércitos (2006), y del Foreign Fiction Prize en 2008 también por Los ejércitos. Rosero es un conversador cálido y amable, siempre y cuando no haya cámaras, ni flashes. Es un artesano del oficio literario, que prefiere el anonimato porque lo importante —insiste— es la vida de sus libros. La carroza de Bolívar (Tusquets) ya empezó a hacer un fuerte ruido: en la novela se destroza sin contemplaciones el mito de Bolívar.

El conflicto armado es el pan de cada día. Un autor colombiano, necesariamente, lo expresará, aunque sea de manera inconsciente"

Su lanzamiento se produce en el marco del Hay Festival de Cartagena de Indias, que concluye mañana. Además de presentar un nuevo libro, la noticia es que él estará allí. ¿Por qué huye de los encuentros de escritores? "Seguramente porque estoy escribiendo, o porque estoy convencido de que no hay mucho que decir después de lo que ya está escrito. Tampoco huyo permanentemente de los encuentros de escritores: allí suelen aparecer curiosos personajes para un cuento, y hasta para una novela", ironiza. Tiene un argumento para explicar el porqué en estos tiempos los escritores deben cumplir con unas asfixiantes agendas sociales. "Hay una relación con la cada vez menos frecuente demanda de libros", sentencia. "Los editores buscan estrategias novedosas, y entre ellas está la de llevar al mismo escritor a la palestra pública, empuñando su libro, como si clamara que lo lean. Para el escritor es una posición difícil, me parece. Que aparte de escribir el libro deba cumplir con una agenda publicitaria".

Le sorprende, sin embargo, que hay escritores que disfrutan mucho estos niveles de exposición. "Los escritores estrellas de la farándula me causan, como lector, una gran desconfianza. Por eso es bueno asomarse con atención a las tres primeras páginas, a ver si las obras de semejantes autores merecen tanto estruendo". Su caso es distinto. Está claro que pertenece a esa legión de escritores que no son tan famosos, pero sí muy talentosos. "Lamento que algunas de mis novelas, sobre todo las primeras, Juliana los mira, Mateo Solo, Las muertes de fiesta, no sean tan conocidas. Lo que no lamento es que yo sea desconocido. Compadezco a los verdaderamente famosos, los actores y cantantes, los futbolistas, los autores best seller: eso tiene que ser horrible".

No se trata de un asunto de timidez que resuelve con la escritura. "Me es muy difícil acceder a los demás. Al comienzo, cuando era un escritor joven, recurría al licor para desenvolverme en las reuniones. Un gran error, porque de vez en cuando se me iba la mano en el desenvolvimiento. Ahora, de viejo, no sufro, no me sudan las manos y no necesito del licor. Estoy sereno, puedo garantizar que no soy tímido, pero me agobio mucho. No soy introvertido, más bien un tipo al que lo cansan las más de las cosas, y por eso mismo es aburrido. Lo único que me sacude son los libros, los buenos libros, los que descubro y, sobre todo, los que releo".

En lo que sí no siente ningún temor es en la manera en que aborda la realidad colombiana. Aquí también se muestra modesto. "La realidad de cualquier territorio es buena materia prima para los escritores, siempre y cuando los merezca hasta el tuétano, los haga sentir inconformes, los haga gritar en la calle o en la cama, al despertar", dice. "En el caso de Colombia, es un país que sirve para cualquier manifestación de arte, porque aquí el espíritu es el único antagonista de la barbarie".

Con su laureada novela Los ejércitos, muchos críticos sentenciaron que estaba destinado a suceder a García Márquez, comparación monumental que él simplifica: "No voy a sucederlo; me sorprenden los críticos que así lo señalan. No me interesa suceder a nadie; pero sí me interesa lograr esa obra con que todo escritor sueña desde que empieza; una especie de sueño del que apenas nos acordamos, al despertar, y nos esforzamos por revivir. Yo tengo una obra en mente desde hace mucho, y no he podido encontrar el tono. Ojalá ocurra antes de que me muera". A propósito de Los ejércitos, ¿es imposible para un escritor colombiano marginarse en su obra del conflicto armado? "El conflicto armado es el pan de cada día en el país. La corrupción es otra manifestación de la violencia. Un escritor colombiano, necesariamente, lo expresará, aunque sea de manera inconsciente, y aunque se trate de un poema a las hadas. En algún recodo de cualquier fábula rosa la sangre escurrirá, porque esa es la triste realidad de cada mañana".

En lo que sí se muestra vehemente es en la calidad estética de la escritura. "Cada autor despliega su estilo, su punto de vista, ya estético, formal, ideológico. Pero una novela es una novela, tiene que ser, sobre todo, arte literario, no panfleto político, no un ensayo o compendio de denuncias y reflexiones y conclusiones. Mi interés primordial es el arte, aunque me encuentre escribiendo sobre los dedos mutilados de la mano que los secuestradores envían a los parientes de sus víctimas. Ese es un reto difícil que hay que asumir con rigor y resolver con la herramienta y la magia que solo entrega la literatura".

Una novela tiene que ser, sobre todo, arte literario, no panfleto, no un ensayo o compendio de denuncias y reflexiones"

Rosero irrumpe en 2012, con la novela La carroza de Bolívar en la que el lector puede concluir que Rosero quiere acabar el mito de Simón Bolívar. ¿Es así? "No es solo literatura, es historia", exclama: "No es mi propósito desmitificar a Bolívar. Solamente decir la verdad, respecto de una mentira que se ha prolongado e hinchado durante 200 años. Es mi primera, y creo que la última, novela histórica. Fue como una camisa de fuerza que yo mismo me impuse. Pero cuando se trató de abordar la historia no me puse a inventar".

Para él, entonces, durante dos siglos nos han mentido y Bolívar no era nuestro más grande héroe sino un hombre que actuaba como cualquier vulgar asesino. ¿En qué se basó para hacer semejante afirmación? "En la obra del historiador nariñense José Rafael Sañudo: Estudios sobre la vida de Bolívar. Sañudo no era un escritor antibolivariano, como siempre lo tildaron los otros historiadores medrosos y zalameros que tuvo y que tiene Bolívar. Sañudo es un historiador veraz. Sobre todo, eso es. Y su obra es el epicentro sobre el que giran mis personajes de ficción. De modo que sí hay ficción, sí hay una novela, pero basada en hechos históricos irrefutables".

¿Su conclusión, entonces, es que todo lo que nos enseñaron en las escuelas respecto de Bolívar es falso? ¿Hubo otro Bolívar? ¿Un matón y no el hombre valiente y digno que todos tenemos en el imaginario colectivo? "También a mí me dijeron lo mismo en el colegio, desde niño. Bolívar el héroe, valiente y honesto, gran estratega. Otra cosa oí de mi abuelo, de mi padre, de esporádicas conversaciones de gente de Pasto, ciudad en la que Bolívar fue especialmente cruel. La primera gran masacre de la historia de la república ocurrió en Pasto, en la Navidad de 1822, por órdenes de Bolívar. En todo eso me entretuve escribiendo durante algunos años; de manera que para mí es fatigoso tener que resumirlo ahora. Más bien invito al lector, pido su paciencia y su indulgencia para que acceda a La carroza de Bolívar y corrobore las cosas tal y como las compuso la literatura".

La novela de Rosero no tendrá solo repercusiones históricas sino, seguramente, también eco en nuestra realidad cotidiana. Basta echarle un vistazo al vecindario y escuchar a Hugo Chávez cuando da a entender que él es la reencarnación del Libertador. "Es otra de las tantas reencarnaciones que ha tenido Bolívar en toda la historia de Latinoamérica. Bolívar fue el ejemplo a seguir, el primer gran ejemplo, y el más nefasto".

Está claro que Rosero es tímido, silencioso, pero sus libros gritan. Quién podría imaginarse que este hombre sencillo al que le encanta escribir libros para niños ahora salga al balcón con un libro en el que destroza el legado de Bolívar. ¿Acaso no fue él el que nos dio la independencia de España y nos entregó la libertad? "¿Bolívar? ¿Y dónde quedan Miranda —a quien Bolívar traicionó y entregó a los españoles—, Sucre, Nariño, Santander, Córdoba, y, sobre todo, Manuel Piar —a quien Bolívar mandó asesinar por fusilamiento, como a Padilla—, y dónde quedan los indios y campesinos que lucharon a brazo partido por la independencia? Ellos fueron quienes lograron la independencia. Bolívar solo se dedicó a pulir sus proclamas, a aprovechar la victoria de otros, a intrigar e instaurar su poder perentorio, a despecho de las verdaderas necesidades de la república, la industria y la educación", asevera.

Rosero dice que uno de los hechos más difíciles de entender del conflicto armado de Colombia es que los paramilitares de extrema derecha, las FARC de extrema izquierda y el Ejército Nacional se autodenominan como los auténticos bolivarianos. "Es el ejemplo de la extraordinaria confusión que causaron a través de tantos años los historiadores medrosos y zalameros y la historia oficial sobre Bolívar. Su fisonomía política se ajusta a todos los radicalismos y pareceres".

Es inevitable volver al tema de Gabo. Él es Caribe, mar, extrovertido. Rosero se crió en el sur del país, viene de una zona montañosa, de una región fría. ¿Son dos visiones de Colombia antagónicas? "No. Ambas visiones se desprenden del mismo barco, la literatura", responde. Pero está claro que van en naves distintas. García Márquez con su libro El general en su laberinto le hizo un homenaje a Bolívar en el que a su vez lo menciona como un ser mítico y lo humaniza. Rosero va en contravía, y nos muestra su lado más sórdido. ¿Hay alguna intención previa para tomar distancia definitiva del premio Nobel? "No la hay. Discrepo de su mirada en torno a Bolívar. No estuvo muy bien informado, me parece. Pero Gabo es el escritor que más admiro. Es el único y último clásico vivo que hay en la tierra", dice antes de perderse de nuevo entre el sórdido sonido de buses, taxis y coches que atiborran las calles y avenidas de la capital colombiana. Cientos de personas anónimas se refugian de una tenue lluvia gris. Allí va Rosero, silencioso, casi invisible.

La Aracataca que no quiere a Gabo

Sus habitantes dicen que de poco les ha valido ser la cuna del Premio Nobel de Literatura
Esta es la valla que se observa en Aracataca. A la izquierda se ingresa al municipio. A la derecha está la carretera que conduce a Santa Marta.

Así lucía en la década de los noventa este libro hecho en tributo al escritor colombiano Gabriel García Márquez. A la derecha, su aspecto actual.

Este es un libro hecho en tributo al escritor colombiano Gabriel García Márquez.

El Camellón 20 de Julio de Aracataca, descrito por el escritor colombiano Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad

El escritor colombiano Gabriel García Márquez a bordo de un tren una vez regresó a Aracataca, el 30 de mayo de 2007. En la foto con su esposa Mercedes Barcha.

fotos, texto: Alfonso Rico Torres.fuente:elespectador.com

"Todo era idéntico a los recuerdos, pero más reducido y pobre, y arrasado por un ventarrón de fatalidad: las mismas casas carcomidas, los techos de cinc perforados por el óxido, el camellón con los escombros de las bancas de granito y los almendros tristes, y todo transfigurado por aquel polvo invisible y ardiente que engañaba la vista y calcinaba la piel. El paraíso privado de la compañía bananera, al otro lado de la vía férrea, ya sin la cerca de alambre electrificado, era un vasto matorral sin palmeras, con las casas destruidas entre las amapolas y los escombros del hospital incendiado. No había una puerta, una grieta de un muro, un rastro humano que no tuviera dentro de mí una resonancia sobrenatural".

En este capítulo de 'Vivir para contarla', autobiografía que recopila años de la infancia y juventud del Nobel colombiano, Gabriel García Márquez describía un Aracataca (Magdalena) marcado por la presencia de la compañía United Fruit Company. Lo hizo en 2002, cuando publicó este libro. Hoy, una década después de tal relato y sin la bananera en esta región, no son muchos los cambios que ha tenido este municipio.

Su nombre está por todos lados. En un gran mural, en un colegio, en vallas. Gabriel García Márquez es legible por doquier en esta acalorada región. No obstante, en medio de este infinito respeto por el gran escritor colombiano, orgullo de los cataqueros y de Colombia tras obtener el Premio Nobel de Literatura en 1982, se esconden varias incomodidades entre sus habitantes.

En una de las fincas de este municipio está Yolima Andrade Acosta, una morena alta, delgada, madre de cuatro hijos y lectora fiel de las obras del escritor colombiano. Según dice, poco a poco se ha perdido el interés de las personas por saber de los libros del Nobel o por saber de él.

Cuenta que hubo mucho malestar luego de que el gran escritor visitara la región, el 30 de mayo de 2007. Aquel día, García Márquez regresaba a su tierra natal tras 24 años de ausencia, desde el 10 de diciembre de 1983, un año después de ser reconocido con el Nobel. Aquí, fue recibido por miles de seguidores de Aracataca y otros municipios cercanos con una pancarta que decía: "Bienvenido al mundo mágico de Macondo". El escritor, acompañado por su mujer Mercedes Barcha, llegó en un tren pintado en su exterior de mariposas amarillas, el denominado Tren Amarillo de Macondo, al lugar donde, según él mismo contó, inspiró varias páginas de 'Cien años de soledad', su obra maestra publicada en 1967.

De acuerdo con Yolima, aquel día un talentoso grupo de teatro esperaba la bendición del Nobel, el "empujoncito", unas palabras de apoyo, para que el mundo se enterara de que ellos existían. No obstante, la visita del gran literato, que recorrió la mayoría de las calles de su pueblo en un carro de los años 50, otras a pie, duró no más de dos horas antes de que sostuviera reuniones privadas y se marchara del lugar rumbo a Santa Marta. "Creo que el grupo de teatro era muy bueno, estuvo un tiempo más, pero luego desapareció", asegura.

Otra de las necesidades que tienen en Aracataca, y que ven en la visita del Nobel gran parte de la solución, es no contar con un hotel medianamente decente. A juicio de varias personas, su sola presencia unos días en el lugar, así no tuviera contacto con la población, sería determinante para impulsar la construcción de un lugar donde puedan llegar los turistas. Hoy en día, quienes visitan la Casa Museo, es decir la casa donde vivió Gabriel García Márquez, se ven obligados a irse del municipio salvo que quieran quedarse en residencias regularmente acondicionadas.

También, hay quienes creen que su sola presencia obligaría a los dignatarios locales a mejorar las calles de Aracataca, pues si bien es cierto muchas están pavimentadas, también lo es que a otras se las está comiendo el polvo.

¿Responsabilidad de García Márquez?

En Aracataca hay varias instituciones educativas. Está el Colegio Fossy Marco María, la Institución Educativa Departamental John F. Kennedy - que tiene varias sedes - y el Indegama Gabriel García Márquez, entre otros más pequeños.

En una de las sedes del John F. Kennedy enseña el profesor Simón Javier Bolívar. A su juicio, si bien es cierto falta el "patrocinio" del Nobel para que Aracataca ocupe el puesto que se merece, también hace falta administración local, departamental y hasta gubernamental para que la cuna de uno de los escritores más grandes de América Latina, sino del mundo, sea reconocida como tal.

Bolívar cuenta que, paradójicamente, la institución que lleva el nombre de García Márquez obtuvo bajas calificaciones en las pruebas de Estado de 2011. Aparte, que los estudiantes tienen muy poco interés en leer las obras del Nobel colombiano. De hecho, recuerda una situación lamentable sobre la cual da fe Yolima Andrade. Unos estudiantes le lanzaron diferentes objetos a una valla que portaba la foto de García Márquez, situación que fue corregida pero que dejó la duda: ¿fue un acto de inocencia de unos niños que jugaban o una muestra de la falta de educación frente a un ícono tan importante?

Otro punto en el cual hace énfasis Bolívar, docente de matemáticas, es en la donación que Gabo hizo de 100.000 dólares una vez recibió en Nueva York (Estados Unidos) el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, en 1972. En esa ocasión, el gran literato colombiano fue reconocido por su obra 'La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada'. Según comenta, algunos académicos discuten el hecho de que el Nobel no tuvo en cuenta al pueblo para tal donación y entregó el dinero en Venezuela.

Ahora bien, el profesor Bolívar hace énfasis en que gran parte de la responsabilidad de que Aracataca sólo sea mencionada en fechas especiales recae en los dignatarios que ha tenido el municipio. A su juicio, poco han hecho las administraciones para desarrollar políticas concretas que identifiquen a esta tierra como la cuna de Gabo, salvo el exburgomaestre Pedro Sánchez.

Consultando en las calles, todos coinciden en que Pedro Javier Sánchez Rueda, alcalde de 2004 a 2007, intentó darle la importancia que Aracataca se merece. Él fue una de las personas que tramitó y logró el regreso del escritor al municipio, incentivó la lectura, decidió ponerle al hospital el nombre de la madre del Nobel - Luisa Santiaga Márquez Iguarán - y presentó un recurso legal para que Aracataca se llamara Aracataca-Macondo o simplemente Macondo. No obstante, su iniciativa no prosperó, Aracataca se sigue llamando igual y, ahora mismo, este exdignatario atiende un proceso por presuntos vínculos con paramilitares del Magdalena.

Espacios culturales

En Aracataca, también conocida como la tierra de las cinco A, se destaca la Casa Museo, una bella estructura remodelada donde nació el escritor Gabriel García Márquez y en la que se exhiben pertenencias del Nobel. En sus blancas paredes se leen fragmentos de sus diversas obras y en los jardines se nota el cuidado al que es sometido este recinto, al que se conoce con una guía que brinda información.

Cerca está la Casa del Telegrafista, donde también se conservan piezas de la familia de García Márquez, un lugar que estuvo cerca de desaparecer y que resurgió gracias a la iniciativa de la Fundación 'El Macondo que Soñamos', organismo que a través de varias gestiones reunió capital y remodeló las locaciones de lo que hoy es otro atractivo turístico cataquero.

A aproximadamente 10 minutos caminando desde allí está el Camellón 20 de Julio de Aracataca, donde están los almendros que el escritor colombiano menciona en 'Cien Años de Soledad'. Allí convergen el Colegio Montessory, en el cual el Nobel estudió, el Centro de Educación Elvia Vizcaíno, la Escuela Complementaria, el Aula de Educación Especial y el Hogar Infantil Macondo. Al lugar lo caracterizan una serie de cubos hechos en concreto que se extienden a través de un corredor con forma rectangular. Este sitio es identificado por algunos jóvenes, más que un espacio cultural, como el lugar donde se reúnen para jugar microfútbol.

"Los ancianos sí hablan de lo que saben sobre Gabriel García Márquez, pero los jóvenes no. Sabe más de nuestro Nobel alguien que viene de visita que nosotros mismos. La Universidad del Magdalena fomenta diversos planes para conservar la cultura literaria, pero no es fácil. Si ni siquiera hay cultura de limpieza. Muchas calles están limpias, pero otras muy sucias, la gente sigue botando basura y la administración sólo limpia cuando viene alguien importante", asegura Andrade.

Su economía

A escasos cinco minutos de la carretera que une a Aracataca con Santa Marta está Francia Hernández, quien ha pasado su vida en este municipio. De acuerdo con su relato, vive bien, toda vez que sus 248 palmas le dan corozo, de donde se extrae el aceite, y por tanto tiene para vivir.

No es la única actividad económica en el municipio, pues también está la ganadería, el banano, el arroz, la pesca, la minería y la industria, entre otros. Ella, tan amable como todas las personas de este lugar, dice que a la gente a veces le falta empuje, ganas de trabajar. No se trata de esperar a que un mandatario o un escritor les cambie la vida. Aún así, define a Gabo como un "mexicano". "Él le dio unas declaraciones a Telecaribe hace unos años en las que decía que él era oriundo de América Latina, que era de todas las partes de donde lo querían. Pero no hizo énfasis en esta tierra, no lo siento de aquí, es más mexicano".

Recorriendo sus palmas y en medio del son vallenato siempre latente en Aracataca, hace hincapié en que no hay una librería donde cualquier turista compre o lea con facilidad las obras del escritor. En efecto, en sus calientes calles, que lucen desiertas al mediodía por cuenta del sol, no es fácil encontrar un libro de Gabo. Eduardo, un menor de 12 años de edad, asegura que este año leerá un libro de Gabriel García Márquez en el colegio. Ingresa a grado séptimo y dice tener toda la voluntad de ganar el año y de aprender por qué "ese señor" es tan importante.

Finalmente, esta región de aproximadamente 35.000 personas sigue con el inconveniente de no contar con agua potable las 24 horas del día. Aún se aferra, en muchas ocasiones, a las aguas del Río Aracataca. Así las cosas, Aracataca, declarada el 9 de febrero pasado como "Cuna Inmortal de la Literatura Colombiana", distinción entregada por la Fundación Periodistas Bolivarianos de América, sigue esperando la oportunidad de despegar.

Escuderos de Gabo responden

En 2007, en el marco de la Feria Internacional del Libro, en Bogotá, varias personas cercanas al escritor hablaron, en una conferencia, de las donaciones hechas por el Nobel y de las razones de su lejanía de Colombia.

"El Nobel hace donaciones y en grandes proporciones, pero prefiere tener un bajo perfil con ese tema. Para que muchos se enteren, él creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que realiza talleres, da becas y premios a periodistas talentosos. Creó la Escuela de Cine y Televisión San Antonio de los Baños, en la Habana, Cuba. Donó, en 1972, el Premio Rómulo Gallegos de Novela y el Premio Neustadt, al Movimiento al Socialismo de Venezuela, MAS, y al Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, entre muchas otras obras que han quedado en el anonimato", sostuvo Claudio López, editor del escritor colombiano.

Respecto a la lejanía de García Márquez de Colombia, su exeditor Moisés Melo dijo entonces. "A Gabo no le gustan los protagonismos, nunca ha sido controversial con sus intervenciones. Prefiere la privacidad y sintió que en México la podía encontrar". Gerald Martín, biógrafo del escritor, agregó: "Si ustedes analizan, los escritores latinoamericanos más reconocidos no viven en su país y no porque no lo quieran, sino porque no pueden escribir si se quedan allí. Pero no hay un día en la vida de García Márquez donde él no esté pensando en Colombia. Su país siempre está en su cabeza".

Homenaje a Eddy Armando, visionario y luchador incansable

Los días 29 de febrero y 1°de marzo, se presentará : Homenaje a Gabo y el 2 y 3 de marzo se hará la lectura dramática de la obra El Abejón Mono. Todas las funciones en el Teatro La Mama, con entrada gratis
Eddy Armando, dramaturgo colombiano, fallecido el 31 de diciembre. foto.fuente:culturarecrecionydeporte.gov.co


Adicionalmente, se realizará una exposición fotográfica sobre diferentes momentos de la vida y carrera del homenajeado, en el XIII Festival Iberoamericano de Teatro; así como un encuentro en su memoria en el marco del mismo evento.

Tres palabras podrían describir la personalidad del maestro Eddy Armando (1942-2011): luchador, visionario y dramaturgo. Quienes lo conocieron saben que él fue un hombre luchador e incansable que trabajó siempre por sus ideales y por sus compañeros; un visionario que exploró los caminos que otros no se atrevieron; y un dramaturgo en todo el sentido de la palabra, que vivió y murió por el teatro.

El pasado 31 de diciembre, Eddy Armando dejó este mundo, pero presente está su legado: el Teatro La Mama, su hogar y refugio desde 1968, el escenario que fundó y dirigió desde entonces. En cada centímetro de este teatro palpita el recuerdo del maestro Armando: Si sus paredes hablaran, le contarían al mundo cuantos desvelos y esfuerzos tuvo que hacer para mantener a flote este, su proyecto de vida.

Homenaje de la Alcaldía Mayor
Por eso el mejor reconocimiento que se le puede hacer es llevar al escenario algunas de sus obras más emblemáticas: es así como la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, y el Instituto Distrital de las Artes, con el apoyo del Teatro La Mama, presentan al público el "Homanaje a Eddy Armando Rodríguez (1942-2011)", del 29 de febrero al 3 de marzo.

El homenaje incluye el montaje de "En sueños de Bolívar" los días 29 de febrero y 1° de marzo; y la lectura dramática de la obra "El Abejón Mono" el 2 y 3 de marzo. Estas presentaciones se harán precisamente en el Teatro La Mama, hoy dirigido por su hija Verónica Rodríguez, quien tomará el rumbo de la nave que por más de cuatro décadas comandó Armando.

Adicionalmente, el XIII Festival Iberoamericano de Teatro se unirá al homenaje del maestro: del 23 de marzo al 8 de abril de 2012, en la Ciudad Teatro de Corferias se realizará una exposición fotográfica con imágenes que evidencian diferentes etapas de la vida personal y artística de Armando; así mismo, el martes 3 de abril de 11:00 a.m. a 1:00 p.m. en el Auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano se hará el "Encuentro Homenaje Eddy Armando Rodríguez", en el marco del mismo evento.

El luchador incansable
La fuerte personalidad de Eddy Armando siempre quedará en evidencia en sus obras de teatro, con procesos creativos en el que sus contenidos y estéticas buscan reflexionar sobre la realidad nacional. Su teatro logró sobrevivir a épocas difíciles gracias a la convicción y pasión del maestro Armando.

El visionario
El maestro, director, actor y dramaturgo Eddy Armando nació en 1942, en Bogotá. Inició su carrera artística en 1962 en el Taller del Parque Nacional, y en 1966 fue cofundador de la Casa de la Cultura (hoy Teatro La Candelaria). Pero su más grande proyecto inició en 1968, con el Grupo de Teatro Experimental La Mama, que reunió a un puñado de reconocidas figuras del teatro colombiano: Kepa Amuchástegui, Paco Barrero, Germán Moure, Jorge Cano e Isidora Aguirre.

Tal y como lo dictaban lo cánones revolucionarios de La Mama Experimental Teather Club de Nueva York (EE.UU), este debía ser un espacio para la creación colectiva y la exploración de nuevas propuestas escénicas. Un galpón de la carrera 13 con calle 48 fue su primera sede.

Por motivos políticos e ideológicos, La Mama fue desalojada. Sin embargo, sus artistas no dejaron acabar el proyecto y vivieron en carpas, y respaldados por intelectuales de la época iniciaron protestas que exigieron al gobierno implementar políticas de fomento al arte y la cultura; no fueron tiempos fáciles: Armando debió dejar el país por un tiempo, ya que fue perseguido. Pero volvió, y en 1976 La Mama consiguió su sede actual, de la calle 63 con carrera 9ª.

El dramaturgo
El teatro, a eso fue lo que Armando quiso dedicar su vida. Pero no fue un teatro cualquiera: su proyecto fue (y hoy lo sigue siendo) construir una dramaturgia con rostro colombiano, que revelara cada rastro de la realidad nacional.

Quedaron registradas en sus obras los secretos de su pensamiento y los misterios de su alma: "El Abejón Mono", "Chaupi Punchapi Tutayaca", "Joselito Carnaval", "Faunabula de un Ecocidio", "Los Tiempos del Ruido", "La Incertidumbre del Amor", "En Sueños de Bolívar", "La Melodía De Hamelin", "Arrebatos de Mujeres", "Entre Besos y Peloteras", "Las Impurezas del Amor...Un Bolero", "Ahí Les Dejo Su H... P... Vida", "Espíritus Migratorius", "Memorias de Salomón" y su último proceso de creación "El Homenaje a Gabo". En estos montaje participaron y crecieron actoralmente artistas como Misael Torres, Consuelo Luzaro, Kepa Amuchástegui y Hugo Afanador.

LAS OBRAS DEL HOMENAJE

▸HOMENAJE A GABO: EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA CERCADO POR LA MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES
Autor y director: Eddy Armando
Febrero 29 y Marzo 1°, 7:30 p.m.
Teatro La Mama (Cl 63 N° 9-60)
Ver aquí la reseña y elenco de la obra

▸EL ABEJÓN MONO- Lectura dramática
Escrita y dirigida por Eddy Armando
Dirección Lectura: Misael Torres Pérez
Marzo 2 y 3, 7:30 p.m.
Teatro La Mama (Cl 63 N° 9-60)
Ver aquí la reseña y elenco de la obra

Las sombras de los premios literarios

En los últimos años, la entrega de reconocimientos ha sido polémica; autores y críticos reflexionan sobre la transparencia en los procesos
La poeta Coral Bracho, en la entrega del Xavier Villaurrutia en 2008 en Bellas Artes, cuando un apagón obligó a alumbrar la ceremonia con linternas:foto.fuente:eluniversal.com.mx

La larga historia de los premios literarios en México no está exenta de la polémica, la denuncia y la impugnación. Por ejemplo, Luis Aguilar y Armando Alanís cuentan la historia de cuando Jaime Sabines llegó tarde a la deliberación del Premio Aguascalientes 1978, ante un Efraín Huerta que no había leído los libros finalistas y un Roberto Fernández Retamar que los leyó pero requería consejo para "orientar" su decisión. Sabines propuso dárselo a Elena Jordana, y ella ganó. No era secreto su amistad con ella.

En los últimos años, la polémica ha marcado varios premios, sobre todo de poesía, pero la narrativa no ha quedado exenta de los cuestionamientos e incluso impugnaciones; el caso más reciente es el del escritor Sealtiel Alatriste. Unos días después de anunciarse como uno de los dos ganadores del Premio Xavier Villaurrutia, la comunidad intelectual comenzó a cuestionar el premio para un escritor acusado de plagios literarios y periodísticos. Por la presión, renunció al premio y a su cargo como director de Difusión Cultural de la UNAM.

La exigencia de transparencia en las bases de los premios, la elección de los jurados y los métodos de elección de los ganadores, pero también las reglas del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), no son recientes ni solicitudes aisladas, muchos escritores y críticos lo han exigido.

En un artículo de septiembre de 2004, en la revista Letras libres, el crítico Christopher Domínguez Michael llamó al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) a instrumentar modificaciones en las reglas del SNCA para evitar conflictos de intereses, retomó la denuncia del poeta Manuel Andrade que acusó a Hugo Gutiérrez Vega, jurado ese año, de utilizar "sus buenos oficios para premiar como creador artístico al Sr. Luis Tovar, su secretario de redacción en La Jornada Semanal". El Fonca modificó las reglas y nombró un comité artístico.

Hoy, las sospechas del mal manejo de los premios son mayores. Muchas de las polémicas tienen que ver con los poetas y en especial con el Premio Nacional Aguascalientes de Poesía. En 2008, el premio se declaró desierto aun cuando habían llegado a la convocatoria 200 poemarios.

Decidieron premiar a Gerardo Deniz por trayectoria, lo que desató críticas para el jurado: José Luis Rivas, Jorge Esquinca y José Javier Villarreal.

En 2009, al publicarse Tríptico del desierto, con el que Javier Sicilia obtuvo el Premio Aguascalientes, el crítico y académico Evodio Escalante, en una carta, puso en evidencia las apropiaciones de Sicilia de versos completos de autores como Eliot, Rilke, Celan y La Biblia. Silicia replicó que se trataba de "intertextualidad".

El Aguascalientes es un premio siempre bajo la lupa de los propios poetas, quienes también miraron con suspicacia que en 2007 el galardón fuera para Mario Bojórquez, justo el año en que estuvo como jurado Eduardo Langagne, quien era su "patrón" -dijeron- en la Fundación para las Letras Mexicanas.

En el cuestionado Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2009, concedido a Claudia Posadas, también estuvo implicado Mario Bojórquez, quien fue jurado junto con José Vicente Anaya; ambos habían publicado poemas de Posadas incluidos en el libro ganador. Algunos poetas, entre ellos Luis Benítez, lo calificaron de fraude; ella argumentó que el libro era inédito aunque nueve poemas sí habían sido publicados.

La exigencia

El poeta y ensayista Armando González Torres asegura que actualmente, tanto los premios institucionales como los comerciales se han desprestigiado.

"En general, todos los fallos literarios son siempre polémicos e imperfectos, pues responden a apreciaciones subjetivas, a políticas e inercias del gusto, e inclusive, en algunos casos, a indudables intereses de grupo. Sin embargo, en México el halo de sacralidad que rodea a la cultura y a la institución del premio, redunda en mayor opacidad y discrecionalidad, lo que suele generar mayor desconfianza y polémica".

Dice que es muy poco lo que se puede hacer con respecto a los premios comerciales, pues parten de estrategias empresariales y recursos privados; sin embargo, en los institucionales (que otorgan las instancias federales, estatales o municipales), es importante introducir mayor transparencia, pues no sólo involucran recursos públicos que deben legitimarse, sino que cumplen una función importante de reconocimiento e impulso a la creación.

"Creo, sin embargo, que, venciendo algunas inercias, es relativamente fácil para quienes organizan este tipo de certámenes introducir algunos sencillos criterios de transparencia. Dichos criterios son del sentido común y van desde definir más explícitamente en las convocatorias los requisitos para aspirar a premios (por ejemplo, qué se entiende por libro inédito, ¿que ningún texto se haya publicado antes o que no se haya publicado como libro?) hasta previsiones con respecto al conflicto de intereses (un jurado que tenga una relación familiar o laboral con un aspirante debe transparentarlo y excusarse)", señala.

También dice que debe haber más transparencia en los procesos de deliberación, como tener disponible para el público interesado no sólo las lacónicas actas, sino un auténtico documento de registro deliberativo que detalle la discusión sobre los finalistas y los méritos del ganador o, mejor aún, la grabación o versión estenográfica de la discusión.

"En algunos casos de premio al mérito de un libro, como el Villaurrutia, sería deseable establecer requisitos mínimos de trayectoria y hacer públicas otras figuras u obras que fueron tomadas en cuenta", asegura.

El crítico literario Evodio Escalante asegura que el problema con los premios, aquí y en otras partes del mundo, es que hay mucho cabildeo e impera el favoritismo amistoso.

"Mi maestro Antonio Alatorre decía que uno de los defectos de la crítica es el 'cuatachismo'. Esto se aplica a los premios literarios. Los jurados casi siempre distinguen a sus amigos con el billete gordo, he aquí el problema. Muy pronto estamos ya en el asunto de las mafias o grupúsculos de iluminados que se reparten los premios entre sí, con lo que todo queda en familia", dice.

Fabienne Bradu, crítica literaria e investigadora de la UNAM, dice que "la falta de transparencia inicia con la elección del jurado: es mejor convocar a personas de distintas concepciones literarias para provocar un debate de ideas y no de otra índole. Lo demás se deriva o se agiganta con los pasos sucesivos".

Influencias y descontentos

Si González Torres afirma que siempre habrá descontentos en una comunidad pequeña con pocos reconocimientos e incentivos, Escalante destaca el cabildeo. "Cada vez más las editoriales mueven sus influencias para que sus autores resulten premiados".

Y cita el caso del libro El arte de perdurar, de Hugo Hiriart, galardonado en 2012 con el Premio Mazatlán, que, dice, en realidad es "una muy mediana exposición de por qué Alfonso Reyes no es tan famoso como debiera. Un libro muy flojo que termina sosteniendo que... ¡Jorge Ibargüengoitia es mejor escritor que Reyes! O sea: un verdadero disparate".

González Torres afirma que, con todo, la desconfianza y la sospecha persistentes con respecto a los premios institucionales dañan la función promotora de este mecanismo, desorientan con respecto a los prestigios literarios y desestimulan la participación de quienes no pertenecen a los círculos de influencia. "Hay muchas medidas que con imaginación y voluntad de transparencia se pueden adoptar. Creo que mucho de esto va contra añejas costumbres y prejuicios de la república literaria, pero ayudaría indudablemente a restituir la veracidad del premio como indicador de mérito y a mejorar su función de estímulo y promoción".

Para Bradu, que premien a un escritor y que un amigo esté en el jurado no siempre es una práctica deleznable. "Si mis amigos son talentosos, y puedo yo argumentarlo y demostrar por qué, entonces no debería haber problema".

Escalante dice: "El amiguismo no cederá, y lo peor es que cada vez hay menos crítica literaria. La impunidad que impera en la sociedad mexicana en el terreno de la delincuencia se contagia a la República de las Letras".

De La Concha: "El español está estigmatizado y contaminado en Estados Unidos"

Se veía en paz de vuelta al estudio de la lengua cuando le llamaron para ocuparse del Instituto Cervantes. Su labor en la Real Academia Española le avala como gigante en la política del español. Aquí da algunas claves de lo que será su mandato
Víctor De La Concha, Director del Instituto Cervantes. foto:James Rajotte.fuente:elpais.com

Perseguido por los vericuetos y las batallas públicas de la lengua, Víctor García de la Concha no ha podido refugiarse tampoco en la paz de la propia lengua. Entre el estudio, la enseñanza y la política de la misma se ha movido toda la vida. Como profesor en varios institutos, en diversas universidades y, después, como impulsor de la expansión universal del castellano al frente de la Real Academia Española (RAE).

A los 78 años, creía haber cumplido con creces su labor pública y deseaba adentrarse en el estudio profundo de un canon literario propio. Pero de nuevo recibió una llamada para ponerse al frente del Instituto Cervantes después de que Mario Vargas Llosa rechazara el ofrecimiento. Le cortaron la retirada. ¿La razón? Impulsar lo que será la gran máquina de la cultura con el Gobierno del PP. Atraer a los países hispanoamericanos en un frente común que coloque al español en su posición de dominio lingüístico global junto al inglés.

No podía decir que no. Si alguien ha impulsado las alianzas con los países de habla común, en lo que definió como la acción panhispánica, ha sido él. Ahora debe encargarse de aunar esfuerzos y no crear fricciones. Nadie como un hombre de concilio que presume de conocer y aplicar a fondo en la política y en la vida la diplomacia vaticana.

Ha llegado usted a lo que denominan el buque insignia de la cultura y resulta que tiene que cambiar el rumbo. Virar hacia el mundo hispano, ese al que se le ha dado tanto la espalda desde el propio Cervantes. Hay que virar, pero eso no implica que lo que se haya hecho hasta ahora estuviera mal. Me alegré de que al día de mi toma de posesión acudieran los cinco directores precedentes y quiero que figuren en el patronato. Cada uno ha trabajado bien y ha hecho su labor. Aquí hay mucha gente que cumple su cometido sin medios y vocacionalmente. Esta institución ha crecido a base de entusiasmo, echándose a la aventura, y esto no se puede perder. Si nos limitáramos a dar clase, estaríamos haciendo un pan como unas tortas. Lo que ha logrado el Cervantes en 20 años, comparado con otras instituciones que llevan 100 o 70 años en activo, como el Instituto Francés o el British Council, es mucho.

Hay gente que dice que empleo la diplomacia vaticana. No me disgusta

Aun así, hay que virar. Bueno, ligeramente.

No, bastante, mucho incluso. Bien, pero sin desatender lo que tenemos y sin perder de vista que el tiempo no nos deja.

¿Por qué? Pues para expandirnos a determinadas zonas como África, sobre todo el sur del continente, o India.

Pero no hay dinero. Hay que pensar en una presencia que a lo mejor no requiera centros, medios como el centro virtual Cervantes, aulas de nuestra marca en las universidades. Por eso urge pensar, ser imaginativos y apoyarnos en lo que tengamos, en empresas también, porque esa carrera no consiente aplazamientos. Si tardamos 15 años en llegar, el campo estará tomado.

No se había contemplado hasta ahora el mundo hispánico dentro del Cervantes como una sinergia, más bien se le ha visto como una competencia. La palabra competencia en ese sentido es absurda.

Pero así se había visto. Bueno, no creo que se haya concebido así del todo. Veamos un frente común: Estados Unidos. Nosotros tenemos allí tres centros y medio. México tiene varios. Lo que debemos hacer es establecer una alianza con ellos por una razón muy sencilla. El español allí tiene un problema común. Está contaminado, estigmatizado por considerársele vinculado a una lengua de inmigrantes que plantean problemas. Debemos emprender una labor de cambio de mentalidad en ese sentido.

Para empezar, en el reparto eurocéntrico a lo largo de sus 20 años, ¿no hubiese sido mejor centrarse en lugares donde existía una demanda real acelerada, como Estados Unidos? ¿No es tarde? Europa y el norte de África ya están básicamente atendidos. Porque se ha hecho eso podemos pensar en otros frentes. Me decían que si se abrieran 50 centros en Estados Unidos, se llenarían. Ahora no hay capacidad económica, en la época de Moratinos se habló de 10. ¿Por qué no nos unimos con México? Es lo que yo propongo. Hay disposición de ellos para colaborar. En el Gobierno y la Academia Mexicana. Me han trasladado su intención de hacerlo, de empezar a hablar de eso. Consuelo Saizar, ministra de Cultura, y Jaime Labastida, director de la Academia, llamaron el día que se conoció mi nombramiento. Urge porque el problema de esa estigmatización en la sociedad de Estados Unidos hay que abordarlo juntos, no podemos hacerlo solos.

La acción cultural, en ese sentido, ayuda a limpiar. Sí, y más si se realiza de la mano. Llevamos 20 años, no es cuestión de flagelarse, pero es necesario buscar esas nuevas alianzas, sobre todo ahora que ellos tienen economías emergentes.

De todas formas, esa visión del pasado que tiene usted sobre el Cervantes resulta leal con la institución, pero la realidad, en comparación con sus competidores que cuentan con presupuestos en ocasiones 10 veces mayores, es que esto era un hijo pobre del Estado. Nadie tenía fe en su potencial. Yo no lo creo.

Usted, cuando era director de la Real Academia, ¿no tenía la pesada sensación de que era necesario convencer a los Gobiernos para que creyeran con más fuerza en las posibilidades del español? Voy a ser sincero. Desde el Gobierno de Felipe González hasta ahora, no. La Academia fue muy pobre en épocas anteriores. No sé cómo pudo sobrevivir. A Fernando Lázaro Carreter le tocó, para empezar, reconstruir el edificio. Desde esos tiempos, cada vez que la RAE ha pedido algo, dentro de las posibilidades pudimos ir viviendo. Pero por encima de todo eso, hay que decir, estaba y está el apoyo del Rey, que eso lo tiene más que claro. Ha cruzado con nosotros el océano para asistir a congresos y reuniones, y en eso está más que volcado.

¿Cuántas veces ha sobrevolado usted el Atlántico? 50 veces. Y cada una de ellas he visitado al menos dos o tres países. Pero no solo fui yo, sino que desde entonces empezaron a venir ellos. No hay nada como entrar a casa del interesado, todo empieza y termina en personas. He hecho amigos fraternos. Como reza el dicho asturiano: Dios y el cuchu, pueden muchu. Pero sobre todo el cuchu. Lo personal, tocarse, es importante.

¿Y cuántos le quedan por hacer? Tiene usted un aspecto envidiable, ya ha cumplido 78 años y eso se notará. Yo se lo dije honradamente al ministro Wert cuando me llamó: "Vamos a ver, yo ya tengo 78 años…". "Pero muy bien llevados", dijo. "Bueno, de momento…".

Se había reorganizado la vida. Había terminado mi mandato académico. Yo tengo la gran suerte de dedicarme a algo que me gusta tanto que para mí no es trabajo. Había recuperado el espacio de la escritura, de la reflexión, salir a caminar, cosa que sigo haciendo todos los días. En fin, me llamó el ministro y le dije lo primero lo de la edad y acepté sin tener en cuenta los comentarios de los que me alertan: ¡Cómo has aceptado! ¡Te nos vas a quedar en un aeropuerto!".

¡Hombre, por Dios! Toquemos madera. Lo que es cierto es que esa vida que usted había recuperado ha saltado por los aires. Ni me planteo arrepentirme. Los amigos me aconsejan dedicarme a la filología primera, a las academias literarias renacentistas desde las que pretendíamos aprender el renacimiento de otra manera. Explicándolo desde la perspectiva de los autores que tenían el Epithetorum opus, de Ravisius Textor, un diccionario de epítetos en los que se encontraban referencias a los clásicos y que usaban Fray Luis, Lope de Vega…

Para copiar… Para asimilar. Era la labor de la abeja para ellos. Pero, en fin, en lo que yo me estaba ocupando ahora es en realizar mi canon de la literatura. Y consiste en volver a leer ciertas obras con apoyo en la bibliografía última, que yo ya no alcancé a estudiar a fondo. ¡Lo feliz que yo he sido estos meses! Con esa relectura apoyada en estudios que han hecho alumnos nuestros. He prometido a mis amigos que no iba a dejar eso. Que voy a organizarme de manera que reservaré unas horas para mi canon.

Difícil lo veo. Bueno, como habrá un secretario general en el que se pueda descargar buena parte del trabajo y eso viene bien para la causa, aprovecharé.

Lo que ocurre es que, como usted está acostumbrado a meterse a fondo en las cosas que hace, me da la sensación de que delegar le es complicado. No, no. Precisamente porque me conozco, en el cambio de reglamento aplaudí la idea de especificar las acciones que corresponden al secretario general. No se imagina con qué detalle hemos puntualizado todo.

Aun así, tendrá tentaciones. ¿Las controlará? ¿Por qué? ¿Porque tengo fama de presidencialista?

Bueno, lo ha sido en la Real Academia. Lo fui, cierto. Y me confesaba en las juntas de Gobierno y en las comisiones. Les decía: "Vosotros sabéis que yo soy un director presidencialista". Y me contestaban: "Por eso te hemos elegido".

Eso tranquiliza bastante a quienes están debajo. A mí me lo contagió Fernando Lázaro Carreter. Él tenía un temperamento fuerte. Cuando le afectó un ictus, me dijo que tenía que dejarlo, y yo le convencí de que no podía porque sin esa labor sería peor para él. Me comprometí a ayudarlo a fondo y le aseguré que no haría nada sin consultarle. Él me contagió ese presidencialismo. Pero ahora no, ahora esto tiene que ser distinto, en primer lugar porque el Cervantes cuenta con una estructura distinta, con unos jefes de área más que competentes. Ahí va a estar el secretario general, y yo me dedicaré a fondo a la labor institucional.

De lo que no cabe duda es de que usted forja lealtades, porque era impactante observar a sus compañeros de la Academia en la toma de posesión haciéndole de guardia pretoriana. ¿Qué les da? ¿Miedo o cariño? Mucho cariño. Miedo no, nunca. En la Academia aprendí que la institución era más fuerte cuanto más nos tratábamos con cariño. Con la cortesía académica, que es fundamental. Yo siempre cuidé mucho a los académicos mayores, a quienes caían enfermos. Curiosamente, a medida que se hacían mayores, acudían más: Pedro Laín Entralgo, Rafael Lapesa, Ángel González, Areilza, Rosales… Yo he querido mucho a los académicos. Ahora tengo que encargarme de los directores y profesores de centros, son gente que está por ahí, por el mundo, necesitada de apoyo.

La tarea de misión que veía Lázaro Carreter en el Cervantes… Pero es que ahí damos con otro rasgo de su personalidad porque usted ha trabajado también como sacerdote. Sí. Hace ya casi medio siglo de ello y fue por poco tiempo. Pero guardo un gran respeto a esa etapa, a la que debo mucho de mi formación. No estuve en el tipo de misión a la que se refería Lázaro. Trabajé en la información de la Iglesia y fundé, siendo arzobispo Tarancón, con quien tuve una relación cercana, el semanario Esta Hora. Pero básicamente era profesor y si tuve alguna notoriedad fue porque escribía en La Nueva España. Guardo grandes amigos de entonces. Desde cardenales hasta curas de aldea. Hay gente que dice que empleo la diplomacia vaticana. No me disgusta…

No me corresponde decir si he sido visionario. Soñador sí fui siempre

Como vocación, queda, construye. Mucho va en la pasta, en la manera de ser. Hay gente conflictiva por naturaleza, que parecen salamandras, que no viven a gusto más que en el fuego, y luego hay gente de paz. Yo lo soy. Pero no por haber dedicado pocos años de mi vida a eso. Yo me recuerdo de niño como un muchacho pacífico, eso va en la manera de ser, en el carácter.

Todo construye una vida. Desde luego. Un hombre es muchos hombres. Eso lo cuenta Mario Vargas Llosa en su última novela, El sueño del celta. Aun la persona que nos parece más anodina es muchas a la vez.

También tiene su etapa como profesor de instituto. Eso fue muy importante. Lo que yo soy ahora es el final de una etapa que ha durado 50 años. Una carrera de letras. Tuve la suerte de disfrutar a grandes maestros. Fui discípulo amado de Emilio Alarcos, nada menos. De José María Cachero, José Caso, verdaderos maestros. Y a poco de terminar comencé la carrera docente con oposiciones sucesivas, de abajo arriba: primero fui adjunto y luego catedrático de instituto; en Valladolid, penene de universidad, después agregado, más tarde catedrático… Ha sido una carrera muy variada en la universidad, en Zaragoza, en Salamanca… Allí moví muchas iniciativas, incluso me hice cargo de los cursos internacionales de enseñanza de español a extranjeros, qué cosas.

Ya dicen muchos que usted tiene algo de visionario en esto del idioma. No me corresponde a mí decir eso. Soñador sí fui siempre. Pero visionario…

Lo digo por el concepto panhispánico que impulsó usted en la Real Academia y cambió la manera de percibir la enseñanza y el poder sobre el idioma. Pasó de ser castellano dictado por normas castellanas a español global, en el que América tenía tanto o más que decir sobre el idioma que España misma. Bueno, pero ahí tengo que pagar peajes. ¿Por qué yo me interesé por América? Tiene su deuda. Yo era un gran europeísta. Por mis años de estudio en Roma, algunas estancias en Alemania y porque mi padre, que era juez, se sentía muy ligado a lo francés. Cuando Fernando Lázaro me propuso ser secretario de la Academia, hablé mucho con Alonso Zamora Vicente. Fue él quien me dijo: "Víctor, por favor, ocúpate de América, estamos ciegos". También me pidieron lo mismo Francisco Ayala y Gregorio Salvador. Fueron dos referencias que me hicieron reflexionar hondamente. Surgió la idea del panhispanismo después de ser alertado por ellos. Cuando hicimos la nueva gramática, nos planteamos la colaboración con el resto de las academias, y así ha sido con el resto de lo que se ha hecho después. Pero eso ya estaba planteado desde el principio.

¿Con antecedentes? Las academias se constituyeron como organismos correspondientes de la española, precisamente para atajar los conatos de independentismo lingüístico gracias sobre todo a Andrés Bello. Se revela y dice: "¿De qué estáis hablando? La lengua es nuestra". Fueron academias formadas por gente de gran representatividad e influencia en los países nacientes. Algo que ocurre ahora también, son miembros de mucho peso. Estaba claro que debíamos trabajar en conjunto, y así ha sido. Mi mejor aportación a esa etapa ha sido favorecer que los tres grandes códigos puestos al día durante mis mandatos –el gramatical, el ortográfico y el léxico se hicieran como obra de todas las academias sobre el español de todo el mundo. Hoy eso es una realidad. Y nos va a servir en la labor que ahora nos toca al frente del Cervantes.

Por eso dice usted mismo que le han llamado. Por algo que resume, a mi juicio, en una carta Alfredo Matos, el director de la Academia Chilena: "Tu concepción y convicción panhispánicas ahora en perspectiva transhispánica universal".

Eso puede ser un eje de su mandato. Así es.

Pero antes debe limar las asperezas eternas entre los Ministerios de Educación y Cultura y Exteriores para hacerse fuertes en esta institución. ¿Cómo va la lucha? Hay varios organismos de la cultura española que van por su parte. Existe una dispersión de esfuerzos que sumados producirían una sinergia considerable. Hace falta ponernos a remediarlo. Cada entidad tiene su normativa, pero con un poco de buena voluntad por parte de todos El Cervantes está ausente de América Latina, pero los centros culturales españoles que existen allí pueden servir de palestra para organizar cosas en conjunto. A eso llegaremos pronto porque es tan obvio que resulta difícil encontrar quien esté en contra de eso. Se ha señalado que en la toma de posesión, el ministro de Exteriores dejó claro que esto era suyo y lo hizo en presencia del responsable de Educación y Cultura. Pero yo puedo decir que se han dado pasos para clarificar todo eso. Lo primero que hemos hecho es modificar el reglamento. Ha sido fácil, y por eso mismo pienso que cuando llame a las puertas para unir sinergias, estoy muy confiado en que se va a conseguir y será un paso importante.

¿El reto de lo digital nos desborda para el idioma también? Sí, y eso exige investigación, negociación comercial con las grandes firmas, es un momento en que urge pensar, por muchas razones, y urge superar los compartimentos pequeños y unirse en sinergia no solo a nivel del Estado, sino con relaciones estrechas con las industrias culturales y con las empresas a las que interese la promoción de sus labores. No solo la cultura, también la ciencia, la tecnología. Todo eso está por pensar y por definir. Vendrá el mecenazgo y la ayuda, pero no porque pidamos, sino para ofrecerles.

¿Por qué? ¿Se acabó ir de pedigüeños? ¿Es a ellas a las que se debe convencer de que pueden sacar idéntico partido? Efectivamente. Hay que venderles a las empresas el valor de sus posibilidades abiertas al español para hacer cosas conjuntas. Es un problema de apertura y de vuelo. Aunque solo sea por la rentabilidad económica que les supone a las empresas. En Estados Unidos, dos de cada tres estudiantes la eligen como segunda lengua. ¿Por qué? Porque dicen que es útil. Para ganarse la vida. Ese cambio de mentalidad no lo podemos hacer solos, sino con los protagonistas de todo ese fenómeno, que son los países hispanoamericanos.

Guardián e impulsor global del español

Víctor García de la Concha (Villaviciosa, Asturias, 1934), filólogo y licenciado en Teología, estudió en la Universidad de Oviedo y en la Gregoriana de Roma. Su carrera como docente transcurrió a partir de los años sesenta en diferentes institutos de secundaria hasta que llegó a la universidad, donde ha desarrollado su labor como catedrático en Zaragoza y Salamanca, principalmente.

Desarrolló tres mandatos al frente de la Real Academia Española (RAE), a la que dio un impulso modernizador entre 1998 y 2010 cuando sustituyó en el cargo a Fernando Lázaro Carreter. Había sido nombrado académico en 1992 para ocupar el sillón con la letra c minúscula. Ha sido reconocido con el Toisón de Oro por parte del rey Juan Carlos, así como con el Premio Internacional Menéndez Pelayo. (En la foto, en Santander, en 1988).