La faceta docente del escritor mexicano es una parte de su biografía esencial para entender su dimensión intelectual
Julio Ortega, María Kodama, Silvia Lemus y Carlos Fuentes, en el Departamento de Estudios Hispánicos de Brown, en 2004. / Ana González Tornero./elpais.com |
“No era fácil acomodar a Carlos Fuentes a un horario, pero a él le encantaba impartir clases”. El profesor Julio Ortega, amigo del escritor mexicano
desde el verano de 1969, recuerda así el periplo académico de Fuentes
desde que en 1996 se convirtiera en profesor visitante de la Universidad de Brown.
El peregrinaje narrativo y vital del autor tuvo un importante reflejó
en su faceta docente, quizás uno de los aspectos de su biografía más
ensombrecidos por su indiscutible altura literaria pero que constituye
un aspecto esencial para entender su dimensión e influencia intelectual.
Antes de recalar en Brown, Fuentes impartió, como catedrático, clases de Español y Literatura Comparada en Princeton, Pensilvania, Harvard –donde en 1988 fue el primero en ocupar la cátedra Robert Kennedy, con cuya familia labró una estrecha amistad- y en Dartmouth,
un centro en el que el mexicano siempre reconoció haberse sentido
especialmente a gusto. “Durante 1980, mientras ocupó el prestigioso
puesto de Montgomery Fellow
[una categoría de profesor invitado de ese centro], polarizó todo el
debate intelectual de la Universidad”, asegura la profesora Beatriz Pastor,
responsable de que Fuentes recalara, un año antes y por primera vez, en
esa institución de New Hampshire, entonces como profesor visitante.
“En Dartmouth pudo disfrutar de un espacio de debate, de
conversaciones e interacciones con personalidades de áreas y diferentes
departamentos: Artes escénicas, Cinematografía, Matemáticas, Ciencias…”,
recuerda Pastor. Ese intercambio de conocimientos que se operaba en el
entorno universitario era vital para el escritor, según afirma Ortega:
“Fuentes entendía la Universidad como un refugio intelectual para el
diálogo y la vida literaria”, una visión que plasmó en su libro En esto creo,
publicado en 2002. “Creo en la Universidad, la Universidad une, no
separa, conoce y reconoce, crea un espacio crítico donde de lo que se
trata es de entender al otro, no de derrotarlo”, escribió.
Fuentes fomentó ese intercambio intelectual en cada uno de sus
intermitentes destinos académicos con sus colegas pero, sobre todo, con
sus alumnos, siguiendo el ejemplo de Manuel Pedrosa, un jurista y
tratadista de Derecho español que se exilió en México huyendo de la
Guerra Civil, su profesor en la Universidad Nacional Autónoma
y que se convirtió en su modelo docente. “Comenzaba su enseñanza a las
tres en punto, luego la continuaba en el café, más tarde la seguía en su
casa durante la cena para terminarla con un paseo por la ciudad”,
cuenta Ortega. Fuentes aplicaría ese modelo de magisterio más allá del
aula durante su estancia en Dartmouth. “La mansión Montgomery se
encuentra en medio del campus y allí acudían frecuentemente los alumnos,
en su casa impartía seminarios, mantenía largas conversaciones con
ellos…”, explica Pastor.
"Creo en la Universidad, la Universidad une, no separa, conoce y reconoce, crea un espacio crítico donde de lo que se trata es de entender al otro, no de derrotarlo"
Carlos Fuentes
El mexicano, con todo, no era un profesor al uso. Prefería dar clases
–en general lecciones magistrales- ante un gran auditorio, antes que
frente a un grupo reducido de estudiantes. “Quería un público diverso
para poder dotar a los análisis de sus textos de una estructura
igualmente diversa”, señala Ortega. Los contenidos sobre los que
disertaba eran una extensión de sus propias lecturas. “En general él
elegía los temas siempre focalizados en un autor -de Balzac a Gabriel
García Márquez, pasando por Machado de Assis- o en un aspecto concreto
de un determinado texto o pasaje literario, aunque abordara el mismo
asunto, siempre lo hacía de manera diferente y en todas sus clases, que
impartía tanto en español como en inglés, quedaba patente que sus
análisis eran los de un gran lector: observaciones mínimas, no grandes
verdades”, destaca Ortega.
“Era un excelente comunicador, desbordaba inteligencia y sabiduría.
Mezclaba lo popular con lo más académico y demostraba un gran respeto
por el lenguaje”, destaca Heike Schram,
antigua estudiante alemana de Brown, que asistió a varias de las
charlas que Fuentes ofrecía cada primavera en esa Universidad en su
calidad de profesor invitado. “En sus clases, como en su propia vida,
Carlos Fuentes dejaba sentir su personalidad arrolladora, a veces mucho
más fuerte que la del Fuentes escritor”, señala Pastor.
"En sus clases, como en su propia vida, Carlos Fuentes dejaba sentir su personalidad arrolladora, a veces mucho más fuerte que la del Fuentes escritor"
Beatriz Pastor
La formación académica del escritor jugó un papel esencial en su
forma de entender la función de la enseñanza como pilar fundamental de
la democracia, destacó el escritor Jorge Volpi durante una charla que
ofreció en Brown con motivo de un homenaje al autor mexicano.
Durante su infancia, Fuentes asistió a la escuela primaria Henry D.
Cooke, un colegio público de Washington, donde su padre se encontraba en
su calidad de consejero de la Embajada de México y cuando se trasladó a
Chile acudió a un internado inglés. “En ambos centros, además de entrar
en contacto con la literatura, Fuentes supo apreciar la importancia de
su formación inicial eminentemente liberal, pero cuando después cambió
de colegio y comprendió que la nueva institución comulgaba con las
doctrinas fascistas, inmediatamente le hizo ver a su padre que el
totalitarismo era incompatible con la enseñanza logrando que aquél lo
sacara del colegio y contratara a profesores particulares”, cuenta
Ortega. Más adelante, tanto en el instituto, ya en México, como en la
Universidad, se beneficiaría de las enseñanzas de muchos profesores
españoles exiliados. “La Guerra Civil española la ganó México”, diría
Fuentes en más de una ocasión.
En el ambiente académico el escritor encontró un lugar donde conjugar
enseñanza y literatura -“Él consideraba ambos ámbitos como parte de un
mismo orden vivo”, indica Ortega-, donde compartir e intercambiar
conocimientos y “abrazar la cultura del otro”, como escribió el propio
Fuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario