30.10.13

Guía exprés para escribir mejor

Los trucos más sencillos con los que cualquier persona puede mejorar su estilo

Los mejores trucos para escribir./lainformacion.com
Hace muchos años, un profesor me envió un texto complejo sobre los cambios en la Ley del Impuesto de la Renta. Antes de publicar ese texto, le pedí permiso para trastear. Con ciertos trucos exprés, le di al texto un aire más ameno. Se publicó en un medio.
Una semana después, el profesor me contactó lleno de asombro. Le habían llamado para ocupar una dirección general, para un puesto en un despacho, así como para dar charlas por toda España. ¡Qué poder tiene la prensa!, confesó. “Son los trucos para escribir mejor”, fue mi respuesta.
¿Cuáles son esos trucos? Ahí van algunos.
Primero. Trata de quitar las palabras que tengan cuatro sílabas o más. Así dirás más cosas en menos tiempo. La prueba es que, hasta esta línea, no he usado ninguna palabra de cuatro sílabas. ¿Cómo se hace eso? Es una cuestión óptica, no métrica. Cuando veo pequeñas salchichas de letras, me detengo por instinto y busco otras más cortas… si es posible.
Segundo. Evita los adverbios que acaban en ‘mente’. Por ejemplo, antes, podía haber escrito “me detengo instintivamente”, pero preferí decir “por instinto”. Son dos palabras en lugar de una, pero se leen mejor porque tienen menos letras: once contra quince. García Márquez dice que esos adverbios alargan mucho las palabras: consecutivamente, paralelamente, consecuentemente, lógicamente, temporalmente… 
Tercero. Suprime la mayor parte de los conectores. Por ejemplo (y acabo de poner un conector): por tanto, por consiguiente, de ahí que, en consecuencia, así pues, por consiguiente, por lo tanto, por eso, por lo que sigue, por esta razón, entonces, entonces resulta que, de manera que, lógicamente, análogamente, del mismo modo…
Cuarto. Cuando acabes tu gran texto, coge un boli rojo y suprime los dos primeros párrafos. Ahora vuelve a leerlo y verás que el planeta no se ha perdido nada relevante porque, en realidad, estabas calentando los motores y pusiste un montón de ideas repetidas o sin fuerza.
Quinto. No uses dos adjetivos. Los epítetos no son la Guardia Civil. No tienen que ir de dos en dos. “Los resultados fueron abrumadores y exorbitantes”. Basta con “abrumadores”.
Sexto. No escribas oraciones largas. Resume. “La tarea y los desafíos que están empedrando y dificultando de forma crucial nuestro devenir como potencia mediana están más allá de cualquier decisión resolutiva, incluso, de las decisiones de las llamadas superpotencias, lo cual nos empuja de forma inexorable a la búsqueda de zonas de coexistencia para sumar los esfuerzos, los acuerdos, y poner en marcha medidas de gran calado”. En realidad eso quiere decir: “Ni las grandes potencias pueden resolver las dificultades diarias, y por eso deben cooperar”.
Séptimo. Sustituye los sustantivos por verbos. No digas “el Gobierno está a la espera de una solución”, sino “el Gobierno espera solucionar”. Los verbos son más poderosos que los sustantivos.
Octavo. No te pases de erudito porque no llegarás al pueblo. Es uno de los errores más comunes en España porque aquí lo importante es crear apariencias. Los catedráticos escriben para catedráticos, y los científicos para los científicos. Recuerda a Stephen Hawking, que no puso una sola fórmula matemática en su libro Breve historia del tiempo. (Bueno, sólo una, la única que conocemos todos: E=m.C2).
Noveno. Para mí el más importante: cuenta una historia. Humaniza tu artículo, tu carta al accionista, tu informe, tu charla. Hazlo contando un cuento a los lectores. Los grandes directivos de EEUU son grandes comunicadores porque cuentan unos cuentos extraordinarios: Jobs (¿has visto su discurso de apertura del año académico de Stanford?), Buffett (¿has leído sus cartas al accionista?)
Esto es un resumen del librito que acabo de publicar en amazon: Trucos para escribir mejor.
También recomiendo suprimir las negaciones, doy consejos para resumir rollos insoportables, hablo sobre algunos efectos especiales que se pueden aplicar a las palabras y un sin fin más de cuestiones útiles.

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