Sócrates criticaba amargamente la escritura, porque la palabra escrita corrompía la mente de los jóvenes
Fernando García, director del Congreso. / Álvaro Cobo./elpais.com |
El Primer Congreso del Libro Electrónico se clausuró el viernes en
Barbastro (Huesca). La segunda jornada estuvo dedicada al libro
educativo, a la influencia de las tabletas y, en general, a lo que se
nos viene encima, con o sin piratería.
La educación es un gran mercado que se abre al libro electrónico,
especialmente en un escenario de estudio a distancia a través de
Internet como Coursera, Udacity o la UNED en España.
Pero un simple archivo PDF no es un sustituto válido para el libro de
texto, asegura Daniel Torres, director del centro Superior de Enseñanza
Virtual. Si el libro electrónico no alcanza la calidad necesaria, los
estudiantes prefieren el de papel.
En una librería, el libro está presente. En el océano de información
de la Red, los electrónicos se enfrentan al reto de la visibilidad,
afirma Iria Álvarez ,de Santillana.
Aquí es donde el tradicional papel del librero se ve sustituido por las
redes sociales que permiten que los autores conecten directamente con
sus lectores, y que los lectores comenten sus obras favoritas en clubes
literarios virtuales como Goodreads o Literalia.
Los libreros tienen vértigo ante estos cambios, confiesa Juan Manuel
Cruz, presidente de su asociación, y reivindica una tradicional garantía
de veracidad de la edición tradicional. La cadena del valor del libro
impreso se ve profundamente afectada por el modelo virtual, y sus
editores y distribuidores reclaman control, precios fijos y castigo a
los piratas.
Las ventas digitales despegan lentamente, pero expertos como el
editor Jaume Balmes lamentan que la exigua inversión produzca libros
electrónicos que son poco más que un archivo de texto, dejando de lado
las nuevas posibilidades de diseño que crean una mejor experiencia de
lectura.
Las tabletas y lectores no son solo soportes, y los libros no son
solo contenido. Los dispositivos son una ventana a un ecosistema de
contenidos, como lo define Koro Castellanos, de Kindle España.
Los libros son objetos conectados que se abren otros libros y otros
lectores. La experiencia está determinada tanto por lo que aporta el
autor como por las posibilidades que aporta la plataforma.
El victimismo no ayudará, y hay que ocuparse, no preocuparse dice Patxi Beascoa, de Random House Mondadori.
Ocuparse de esa gente que sigue leyendo y ofrecer un buen libro
electrónico bien producido no se puede piratear. No se trata de imitar
el libro de papel, sino ofrecer una experiencia nueva y única.
Las decisiones sobre el futuro hay que hacerlas en el presente,
insiste Javier Celaya. Si la industria editorial quiere ser relevante en
los próximos años tendrá que invertir fuertemente y asumir las
pérdidas, o resignarse a seguir el destino de los gigantes de la
industria discográfica o la prensa, reducidos a una sombra de lo que
fueron, su antiguo negocio en manos de los grandes de Internet.
Sócrates critica amargamente la escritura en el diálogo con Fedro,
preocupado porque la palabra escrita corrompa la mente de los jóvenes.
Hace solo 500 años la humanidad aprendió a embotellar su saber en
toneladas de árboles muertos. Hoy el mundo ha dado una vuelta más sobre
su eje, y nuestras herramientas, una vez más, escriben el futuro de la
humanidad.
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