Joanne Harris publica El perfume secreto del melocotón, segunda parte de la popular novela, donde aborda la integración
La escritora Joanne Harris publica su último libro, El perfume secreto del melocotón. / Massimiliano Minocri./elpais.com |
La popular chocolatería de Vianne Rocher, en Lansquenet, ya no se
dedica a vender dulces. Justo 14 años después, la tienda se ha
convertido en una especie de madraza, a la que acuden las niñas del
pueblo. En El perfume secreto del melocotón (Duomo), la escritora inglesa Joanne Harris (Barnsley, 1964) vuelve al escenario y a los personajes de Chocolat,
su novela más popular y que el cine expandió aún más si cabe gracias a
Juliette Binoche y Johnny Depp. Vianne ha recibido la carta de una vieja
amiga, que le pide que regrese porque en el pueblo van a necesitar
buenas dosis de sus dulces, incluso el párroco con el que tanto se
enfrentó. Allí se encuentra con un seductor Karim y una enigmática
mujer, Inès, escondida bajo su niqab. Pero lo que les ocurre ya no tiene
nada que ver con el pasado. O casi nada.
¿Por qué ha elegido el islam como tema de fondo en su novela?
El islam me eligió a mí. Escribí la
novela cuando se debatía en Europa el tema del uso del velo islámico.
Era obvio que Francia lo iba a prohibir en poco tiempo. El ambiente de
aquel momento fue lo que determinó de dónde iba a proceder esta nueva
comunidad en Lasquenet.
¿Teme que se lea como una crítica al islamismo?
No creo que esté criticando la religión. La
religión es la excusa que usan los intolerantes para expresar su
hostilidad a otra gente. Del mismo modo que no he atacado a la iglesia
católica en Chocolat, sino la intol
¿Está en contra del uso del niqab?erancia.
Estoy en contra de controlar a personas,
determinando lo que tienen o lo que no tienen que llevar puesto. Eso
quiere decir que estoy en contra de la prohibición del niqab por parte
del Gobierno.
¿Hay en Occidente un problema de integración?
Tenemos el reto de intentar encontrar un
equilibrio, entre el mantener nuestra cultura, la propia, y ser capaces
de aceptar y comunicarnos, de establecer un diálogo con otra cultura.
¿Le ha costado volver a Lansquenet?
Vienne tiene todavía temas por resolver, aunque
ella no sabe aún que los tiene. Yo también tenía temas pendientes allí.
Igual que Vianne, no quería volver por todo tipo de motivos, pero para
ambas era necesario volver.
¿Y eso?
Me debatía entre el deseo de explorar nuevos
lugares y ese sentimiento de que había dejado algo muy importante
detrás. Siempre he pensado que Francis Reynaud, más que malo, era un ser
incomprendido. Comete muchos errores, es intolerante, arrogante y
prejuicioso, pero la verdad es que siempre ha actuado de acuerdo con lo
que él cree es lo mejor. Ha cambiado un poco desde Chocolat, aunque
todavía se mantiene inamovible en ciertos aspectos. En cierta manera, El
perfume secreto del melocotón es su historia. Como también lo es la de
Vianne. Vianne y Reynaud tienen mucho más en común de lo que creen.
Quedaban también sin resolver la relación entre Joséphine y Roux. Ahora
cierro algunos de estos temas. No todos, porque la vida no es así…
Uno de sus personajes lee Los Miserables… ¿Por qué?
Es un mulá, está leyendo un clásico francés sobre
el sufrimiento humano. Le interesa el sufrimiento humano y no tanto el
dogma. Lo incluí en el libro porque es así como sorprendemos a veces, es
una forma de cuestionar los estereotipos.
¿Cuáles son sus referentes literarios?
Crecí con los clásicos franceses e ingleses:
Dickens, Hugo, Flaubert, Balzac, Maupassant… Leí mucha novela del XIX,
que creo que ha tenido una repercusión en el enfoque literario de mis
obras. Con mi abuelo leíamos, cuando era pequeña, a Víctor Hugo: estaba
un poco obsesionado… Víctor Hugo es un maestro de los personajes y la
narrativa. Cuando crecí un poco más, me enamoré de Nabokov, fue el
primero escritor del que fui consciente que tenía un sentido sensual muy
específico, muy concreto.
En sus novelas también se percibe cierta sensualidad
Yo no habría sido capaz de imitar el estilo de
Nabokov, es un estilo muy distinto. Quizá escribo de una forma sensual,
pero no lo inventé yo; él no lo inventó, tampoco.
¿Le gustaría que El perfume acabase en el cine?
Estaría bien, pero no lo necesito
desesperadamente. Dependería del tratamiento que le dieran, quién lo
hiciera y de la calidad. Me gustan las películas, pero yo no escribo
para que mis libros se conviertan en películas, escribo para que puedan
crecer convertirse en libros grandes.
¿Le gustó la versión de Chocolat?
Estaba bien. No habría sido lo mismo si yo
hubiese estado al mando, pero me gustaron muchos elementos, el elenco
era fantástico… Pero no era mi obra, era la obra de otra persona.
¿Qué hubiese hecho distinto?
Si hubiera estado al mando no hubiera
americanizado la historia. Habría mantenido gran parte de la oscuridad
que filtraron los productores. Y no habría tenido miedo de meter al cura
como protagonista, quien obviamente no es del todo una representación
positiva, pero es por ello que Hollywood lo cambió.
¿Tendremos nuevas aventuras de Vianne?
No creo que sea el fin. Pero no tengo ni idea de
lo que van a hacer. Y hasta que lo sepa, no habrá otra novela. Pero
sospecho que en algún momento lo descubriré, algo saldrá.
¿Es usted una buena cocinera?
No, no especialmente; normal, razonable. Se me da mejor escribir sobre comida que prepararla.
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