Vassilis Vassilikos, Pietros Márkaris, Apostoles Doxiadis y Yanis Varoufakis. fotos.fuente:elcultural.esSegún algunos de los más destacados escritores y editores helenos, indignados con la clase política
Grecia agoniza a golpe de comunicados interbancarios, inevitables rescates y rumores de quiebra. Son horas (días, semanas, meses ya) muy complicadas, acaso inimaginables para un Sófocles que quizá pudiese escribir una comedia con las conversaciones entre Merkel, Papandreu y Sarkozy, o para un Homero enfrentado a la odisea que el pueblo griego padece hoy. ¿Cómo lo viven los escritores y editores helenos?
El Cultural ha conversado esta semana con algunos de los más destacados de ellos, indignados con una clase política que olvidó a los ciudadanos hace tiempo. Se saben unos privilegiados porque publican en todo el mundo y han ganado y ganan dinero sin suspensiones de pago. Pero, como subraya Vassilis Vassilikos, "sentimos en nuestra carne la crisis, porque somos el alma de nuestros compatriotas".
No nos engañemos: la crisis viene de lejos, animada por la euforia de los mercados de los años 90, pero ahora se ha agravado hasta extremos inimaginables, y el saber que estas situaciones estimulan la imaginación, la creatividad de los escritores y artistas, no nos sirve de consuelo, por mucho que seamos conscientes de nuestros privilegios. Quienes ahora lo están pasando realmente mal son, en primer lugar, editores y libreros, pero resulta inevitable que tanto creadores como lectores suframos las consecuencias de la crisis por una suerte de efecto boomerang. Es imposible evitarlo: como escritor, como griego, sufro en mi propia carne nuestro drama económico, porque escritores y artistas somos la piel y el alma de nuestros compatriotas.
Lo sabíamos en los años 90, nos lo confirmaron en 2008: ¿lo denunciamos entonces, lo haremos ahora? Sí. En 1992 en K, una novela traducida a muchísimos idiomas (aunque no al español) , avisé sobre los problemas del "dinero virtual". El eje del libro era algo así como que "los bancos te ofrecen un paraguas cuando sale el sol, y te lo arrancan cuando llueve". Pero, ¿qué quieren?, soy por naturaleza optimista: me gusta ver la botella medio llena. A lo largo de mi vida he comprobado cómo Grecia ha sobrevivido a muchos periodos trágicos, y, sin embargo y por primera vez me siento desarmado. Ahora los griegos nos encontramos en un punto muerto, porque no estamos en una guerra, ni en un conflicto civil o una dictadura. La crisis es algo virtual y no puedes luchar virtualmente contra cambios de cotización virtuales también.
Pero sus personajes, desesperados, dicen más: "Toda Grecia funciona a base de préstamos. Sean hipotecarios, al consumo, a las empresas o para ir de vacaciones, los préstamos son la palanca que mueve al mercado griego. Los bancos tienen como rehén a más de la mitad de la población griega. Ahora, con la crisis, las cosas han empeorado" (pág. 231).
El Cultural ha conversado esta semana con algunos de los más destacados de ellos, indignados con una clase política que olvidó a los ciudadanos hace tiempo. Se saben unos privilegiados porque publican en todo el mundo y han ganado y ganan dinero sin suspensiones de pago. Pero, como subraya Vassilis Vassilikos, "sentimos en nuestra carne la crisis, porque somos el alma de nuestros compatriotas".
Vassilis Vassilikos (1934)
Vassilis Vassilikos (Kavala, 1934) es quizá el escritor griego más conocido en todo el mundo, gracias a su novela Z, llevada al cine por Costa Gavras con guión de Jorge Semprún. Tras el golpe de Estado de 1967 se exilió a Francia siete años. Desde 1996 ha representado a Grecia ante la Unesco, viviendo entre París y Atenas. Entre sus 120 libros destacan también The Few Things I Know About Glafkos Thrassakis, Hors les murs, The Harpoon Gun y K.
Comprendí la profundidad de la crisis económica en la primavera de 2010, como todos, pero confieso que estaba más que avisado: sabía lo que se nos venía encima desde septiembre de 2004, cuando George Alogoskoufis, nombrado ministro de economía por el partido demócrata que acababa de llegar al poder, me confesó en privado que íbamos a estar pagando al menos durante una década, y de una manera muy, muy amarga, los elevadísimos gastos que los Juegos Olímpicos de Atenas, que acababan de celebrarse, habían supuesto.No nos engañemos: la crisis viene de lejos, animada por la euforia de los mercados de los años 90, pero ahora se ha agravado hasta extremos inimaginables, y el saber que estas situaciones estimulan la imaginación, la creatividad de los escritores y artistas, no nos sirve de consuelo, por mucho que seamos conscientes de nuestros privilegios. Quienes ahora lo están pasando realmente mal son, en primer lugar, editores y libreros, pero resulta inevitable que tanto creadores como lectores suframos las consecuencias de la crisis por una suerte de efecto boomerang. Es imposible evitarlo: como escritor, como griego, sufro en mi propia carne nuestro drama económico, porque escritores y artistas somos la piel y el alma de nuestros compatriotas.
Lo sabíamos en los años 90, nos lo confirmaron en 2008: ¿lo denunciamos entonces, lo haremos ahora? Sí. En 1992 en K, una novela traducida a muchísimos idiomas (aunque no al español) , avisé sobre los problemas del "dinero virtual". El eje del libro era algo así como que "los bancos te ofrecen un paraguas cuando sale el sol, y te lo arrancan cuando llueve". Pero, ¿qué quieren?, soy por naturaleza optimista: me gusta ver la botella medio llena. A lo largo de mi vida he comprobado cómo Grecia ha sobrevivido a muchos periodos trágicos, y, sin embargo y por primera vez me siento desarmado. Ahora los griegos nos encontramos en un punto muerto, porque no estamos en una guerra, ni en un conflicto civil o una dictadura. La crisis es algo virtual y no puedes luchar virtualmente contra cambios de cotización virtuales también.
Pietros Márkaris (1937)
Márkaris (Estambul, 1937) ha convertido al comisario Jaritos en un personaje popular en medio mundo. Estudió Economía en Viena y Stuttgart y desde 1965 vive en Atenas. Colaborador de Theo Angelopoulos en filmes como La eternidad y un día, Tusquets publicará en octubre Con el agua al cuello, con la crisis griega como protagonista. Nada explica mejor cómo ve Márkaris la situación que esta novela.
En Con el agua al cuello, que pronto podremos leer en España, el comisario Jaritos investiga el asesinato de un antiguo director de banco. Nada de lo que Márkaris explique sobre la crisis es más elocuente que lo que hace decir a sus personajes ("sólo hay un camino para Grecia: ¡marcha atrás a toda velocidad!", pág. 54). Un alto cargo de una agencia de calificación, que también acabará asesinado, proclama: "Verá, Grecia es como una piedra que cae en el agua: mientras se hunde genera ondas. La primera onda abarca a los países del sur de Europa. Si éstos no se hunden también, Grecia tendrá más posibilidades de salvarse. La segunda onda, más amplia que la primera, abarca a Europa entera, tiene una moneda común pero carece de una política económica general, y se rige por políticas nacionales diferentes y contradictorias. [...] En Europa, como en Grecia, sólo existen grupos e intereses en conflicto, aunque utilicen la misma moneda. En consecuencia corren el riesgo de cobrar todos en la misma moneda: la bancarrota" (pág. 129).Pero sus personajes, desesperados, dicen más: "Toda Grecia funciona a base de préstamos. Sean hipotecarios, al consumo, a las empresas o para ir de vacaciones, los préstamos son la palanca que mueve al mercado griego. Los bancos tienen como rehén a más de la mitad de la población griega. Ahora, con la crisis, las cosas han empeorado" (pág. 231).
Apostolos Doxiadis
(1953)
Nacido en Brisbane, Australia, en 1953, Doxiadis creció en Grecia e ingresó con 15 años en la Universidad de Columbia para cursar estudios de Matemáticas. También estudió en la École pratique des hautes études de París matemáticas aplicadas al sistema nervioso. Novelista, dramaturgo y cineasta, en 1992 publicó El tío Petros y la conjetura de Goldbach. Su último libro es una novela gráfica, Logicomix, sobre ciencia.
Dicen que la crisis comenzó hace apenas 20 meses, pero cualquiera podía ver lo que se nos venía encima. Un país, como un hogar, no puede gastar más de lo que gana ni sobrevivir a base de préstamos. Lo sabíamos, pero políticos, banqueros y gran del sector público siguió empujándonos más y más profundamente en esa senda autodestructiva.Como consecuencia, hoy los griegos nos sentimos aburridos y deprimidos; apenas hablamos de otra cosa que no sea de política, y la vida cultural se ha resentido. Las editoriales están sufriendo especialmente la crisis. Las ventas de libros se han derrumbado los últimos dos años, descendiendo casi hasta la mitad, aunque paradójicamente la gente lea más, ya que se prestan muchos más libros de los que se compran.
Como a muchos intelectuales griegos, me preocupa que la crisis pueda empujarnos a asumir soluciones destructivas, fáciles y populistas. Creo en Europa, y creo que Grecia debe cumplir con honor con sus compromisos olvidando la corrupción y la incompetencia de muchos políticos. Por eso soy y no soy optimista. Creo que debemos pasar a la acción. Es una de las paradojas de nuestro pasado: cuando un país es pobre como Grecia lo ha sido 30 de los últimos 40 años, el pueblo está lleno de energía, esperanza y voluntad. Cuando se siente rico, pierde su espíritu.¡Déjenme creer que podemos recuperar esa fe en nosotros y en nuestro porvenir!
Yanis Varoufakis (1961)
Desde hace meses su Vocabulary of the crisis figura en los primeros puestos de los libros más vendidos de no ficción en Grecia. Yanis Varoufakis (Atenas, 1961), que rechazó un puesto en el gobierno Papandreu, ha dado clases en universidades de Reino Unido y Australia, y en la actualidad dirige el Departamento de Política Económica de la Universidad de Atenas.
No es la primera vez que Varoufakis lo dice ni será la última: los nuevos planes de ajuste griegos no pueden funcionar porque sólo pretenden "exprimir a los ciudadanos; es como matar a la vaca de la que quieres sacar la leche". Más aún: "ni siquiera si se nombrara a Dios todopoderoso como ministro de Finanzas podría arreglar nuestro tremendo problema actual". Su visión, despiadadamente objetiva, hace furor en su país, donde también son bestsellers títulos como Greece, land of crisis, de Vassilios Markezinis, los libros de Stephane Hessel, o el manifiesto anónimo de los economistas aterrados. De gira los últimos días por Irlanda, Varoufakis ha vuelto a dejar claro que no "podemos permitir que el colapso económico destruya una generación entera de jóvenes griegos. Esa no puede ser la respuesta. No sólo el futuro económico de Europa que está en peligro. Es la misma democracia occidental la que estamos poniendo en juego." Por eso, habla del efecto dominó de la crisis no sólo en Italia o España, sino también en Francia e incluso Alemania. Y sigue pensando que ahora mismo "la Unión Europea es un bebé roto", y que, lamentablemente, todas las medidas comunitarias para proteger al euro y a Grecia sólo han servido para ganar tiempo, "aunque no saben qué van a hacer con él".Evgenía Fakínou (1945)
De Evgenía Fakínou (Alejandría, 1945) se ha escrito que es mejor que Salman Rushdie o Pamuk. En 1976 creó el Denekedoupoli puppet theatre, se consagró como autora para niños y alcanzó la fama con sus libros para adultos con obras como Astradhení, Tyflómyga : mythistórima, To Évdhomo Roúho, o el libro de poemas Amor, verano y guerra (Sirpus, 2005). Su obra se ha traducido al francés, al inglés, al ruso, al alemán, al italiano y al español.
Dice Evgenía Fakínou que ni en sus peores pesadillas podía imaginar una realidad tan triste como la que atraviesa su país. Sus relatos para niños no contemplaron jamás un monstruo como la crisis, ni sus poemas más tristes contemplaron un dolor peor que la pobreza que amenaza a la mayor parte de Grecia. "No me imagino -ha explicado- lo que las protagonistas de To Évdhomo Roúho, que soportaron sobre sus hombros grandes tragedias, hubieran podido hacer en estas circunstancias". Y eso que las tres generaciones de mujeres de la novela se enfrentaron con la guerra de independencia contra el Imperio Turco o con la invasión nazi durante la segunda guerra mundial. La diferencia, subraya, es que entonces las mujeres dependían de ellos, de los ausentes, esos pares, maridos o amantes asesinados, exiliados, prisioneros, y hoy "nosotras podemos tomar el rumbo de nuestras vidas". No es fácil, subraya, pero parece que el Banco Central Europeo no permite que "nos rindamos precisamente ahora. El futuro de nuestro país, de nuestros hijos, está en juego. Como escritores y como personas, no podemos bajar los brazos".Lo malo, descubre la escritora, "es que ahora nos sobran argumentos para escribir relatos de terror realmente espeluznantes y cotidianos. Cada familia que no llega a fin de mes porque a lo peor el padre, funcionario, lleva meses sin cobrar, merece que contemos su historia y que ayudemos a la sociedad a no conformarse y a luchar".
Antonis Malliaris (1941)
Antonis Malliaris fundó en 1960 su editorial. Desde entonces, ha publicado más de 1.800 títulos, entre los que destacan enciclipedias como Paedia (20 volúmenes) o Greece, History and Civilization. La editorial posee sus propias librerías, que son las más importantes del país.
La crisis económica está castigando brutalmente a toda la sociedad griega , sin excepciones, y el mundo del libro no ha sido una excepción. No importa si tu trabajo es cultural o económico, si eres editor, librero o tienes un supermercado o un taller... el cataclismo nos ha golpeado a todos, pero quizá más violentamente incluso a quienes nos dedicamos a esas delicadas áreas, más espirituales y menos necesarias aparentemente para la vida cotidiana como las relacionadas con la cultura.Para que el lector español se haga una idea, nuestras ventas este año han descendido un veinte por ciento respecto al año pasado. Por otra parte, el precio de los libros aumentó por culpa de los impuestos de manera desorbitada, así que títulos que hace diez años costaban unos 13 euros ahora superan los 20, y el número de novedades ha tenido también que descender dramáticamente. ¿Lo mejor? Que a pesar de todo, los lectores no nos han abandonado y siguen comprando libros, pero con las limitaciones que impone la crisis y la falta de ayudas al sector. Las clases más necesitadas son las que están sufriendo la crisis con más fuerza, aunque todos estamos padeciendo un durísimo castigo en nuestros hombros porque los impuestos han aumentado ya tres veces en lo que va de año. Tenemos la sensación de que se ha -de que hemos-, perdido el control.
¿Lo peor? Que eso hace que el futuro parezca incierto y difícil. La situación nos obliga a pensar con inevitable pesimismo que van a hacer falta muchos años para volver a sostenernos en pie nosotros solos.
Stefanos Pataki (1945)
Creada en 1974 por Stefanos y Melpomeni Pataki, la editorial Patakis cuida especialmente los libros educativos, las enciclopedias y los diccionarios. Posee además una importante cadena de librerías que comercializa sus libros en todo el país.
Hace siete años, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Atenas, la editorial Patakis era, según el ministerio griego de Cultura, la más importante del país, con 367 títulos editados. Siete años después conserva el primer puesto, con 381 libros anuales, lo que en realidad no supone un crecimiento muy exagerado teniendo en cuenta que las cifras de ventas han disminuido dramáticamente, "entre un 20 y un 50 por ciento respecto al año anterior"."Los editores -prosigue un portavoz del sello- estamos sufriendo la crisis muy especialmente porque se han multiplicado los impuestos y disminuido los ingresos, pero ¿cómo quejarnos cuando el país está sumido en la peor crisis económica de su historia y se habla sin cesar de una posible salida del euro?". Y, sin embargo, la editorial ha decidido apostar por el ebook, incluyendo en este formato algunos de sus bestsellers más populares a pesar de que no parezca el mejor momento.
A diferencia de otros editores que se han enfrentado con acusaciones de algunos de sus autores por impagos y deudas, Patakis apuesta por mantener su relación "privilegiada" con sus autores, para conservar, la misma fidelidad que sellos griegos centenarios como Hestia (120 años de historia) o Ikaros (50 años) han perpetuado con los suyos. En cualquier caso, si de algo se lamenta es del desconocimiento que de su labor y de sus autores existe en el resto de Europa, "aunque nos tememos que es algo mutuo. En los últimos años el número de libros traducidos de otros idiomas también se ha visto reducido en más de un 20 por ciento, porque ahora al lector griego le interesa sobre todo leer sobre su crisis".
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