Menéndez creció rodeado de las bibliotecas de su padre y su abuelo en la costera población española de Gijón. foto: Miltón Díaz.fuente:vive.inEl filósofo y novelista español Ricardo Menéndez Salmón habla de sus novelas
Su libro La luz es más antigua que el amor es la puerta de entrada a su 'trilogía del mal' (La ofensa, Derrumbe y El corrector), aclamada por la crítica y por sus propios colegas, como Enrique Vila-Matas y Rosa Regás.
¿Qué tanto pesa su formación como filósofo en la de novelista?
Pesa mucho. La literatura me ha dotado, fundamentalmente, de temas; creo que ha sido una gran escuela de preguntas, que he hecho mías y he intentado de responder, pero la filosofía me ha regalado también una especie de enorme curiosidad por todo lo que tenga que ver con el ser humano.
¿A que atribuye que muchos filósofos estén picados por la literatura?
Desde el momento que, históricamente, la filosofía pierde parte de su peso en las sociedades -obviamente no desempeña hoy el papel que desempeñaba en el siglo XVIII- sí que creo que la filosofía, de alguna manera, ha encontrado su lugar de debate, de análisis, de reclusión, en la literatura. Buena parte de los escritores de finales del XIX y de principios del XX han llevado a su terreno el pensamiento filosófico y lo ha disuelto, de alguna manera, en las grandes ficciones.
Se habla mucho de que en Europa se impone con fuerza la denominada novela-ensayo...
En Europa hay cierto cansancio hacia la ficción pura, que levanta sospechas. Tiene que ser un gran libro para que te convoque como lector. Partiendo de esa sospecha creo que se viene operando, desde hace 20 o 30 años, una búsqueda de caminos mestizos, intermedios, entre la ficción y el ensayo. Hay mucha novela con autoficción, por ejemplo en 'El Corrector', en la que hay una especie de involucración de la voz autoral con la voz narrativa.
¿Siente, como alguna vez dijo, que en algún momento terminará en el ensayo?
No lo sé. Creo que en el último libro esa dirección se ha esbozado con fuerza y que 'La luz...' puede ser leída como una novela de arte, como una novela de formación, como un ensayo ficcionado. No tengo muy claro hacia dónde va a ir mi literatura con el tiempo. Creo que la temática, posiblemente, cambie poco, pero tengo la sospecha de que los temas, cada vez, se van a concretar en un aparato de no ficción, que de uno ficcional.
¿Le gusta retar a sus lectores con el lenguaje y la estructura?
Yo creo mi literatura, de algún modo, demanda un lector cómplice, en un doble sentido. En todas mis novelas hay guiños culturales y hay un determinado universo que está detrás y que exige un lector cómplice; pero también cómplice, en el sentido de que debe ser un lector exigente consigo mismo, que debe hacer un esfuerzo de ser parte de la obra.
¿Trabaja mucho la palabra?
Soy un escritor bastante espontáneo aunque pareciera que es una escritura muy pensada y trabajada, que lo es, pero en mi el proceso de escritura es muy natural y bastante espontáneo. Lo que se lleva un enorme trabajo es en la arquitectura de las novelas. 'La luz...' es un libro con una arquitectura muy peculiar, que no tiene una argumento, un nudo y desenlace, sino que es una novela que no sabes muy bien lo que estás leyendo, te obliga a determinar quién te está hablando, desde qué lugar de la historia.
¿Está presente el amor en algún lugar?
En 'El corrector' se dibujan, frente a estas agresiones de la vida, dos horizontes de esperanza: uno es el de la propia literatura, del arte, en general, como un lugar balsámico, y otro son, obviamente, las relaciones personales. El amor, como esa fuerza que, en el día a día, muchas veces no le damos importancia, pero que es en momentos trágicos o dramáticos, cuando recuperamos la capacidad que el amor tiene para devolvernos un horizonte de esperanza.
Mirada personal del arte
En un intento por explicarse a sí mismo de dónde venía su fascinación por la pintura de Mark Rothko (Letonia, 1903 - EE. UU. 1970), Menéndez articula, en 'La luz es más antigua que el amor', la vida de tres pintores, en épocas distintas, con la de un escritor ficticio (su álter ego). "Es un homenaje a los creadores, pero también contempla su tragedia. Creo que la creación es un don, pero también tiene algo de condena. La creación no regala, necesariamente, la felicidad. De hecho la historia de los tres pintores de la novela acaba de un modo trágico".
Una trilogía que reflexiona sobre el mal
Aunque La ofensa (2007), Derrumbe (2008) y El corrector (2009) han sido reunidas bajo el nombre de la 'trilogía del mal', para Ricardo Menéndez se trata de una pura coincidencia, pues las escribió de manera independiente, lo que permite leerlas de forma individual.
En 'La ofensa', el protagonista (un soldado de la II Guerra Mundial) presencia un suceso atroz. "Eso me permitía reflexionar sobre muchos temas: sobre la relación cuerpo-mente, sobre qué grado de horror somos capaces de soportar y sobre la capacidad que tienen determinados sucesos para dar la vuelta a nuestras vidas".
'Derrumbe', a su turno, es una novela ligada al aquí y al ahora. "Se fundamenta sobre el miedo, que es un tema que me interesa mucho porque creo que en cierta medida vivimos metidos en una especie de dictadura del miedo. Está presente, también, el hecho de cómo la juventud de hoy es incapaz de encontrar satisfacciones, que en el orden material están cubiertas, pero que en otros órdenes no funcionan".
"Y 'El corrector' es un libro muy ligado a la historia reciente de España, que se centra en los atentados de Madrid 2004 y tiene una doble dimensión: por un lado una reflexión del dolor puro y duro de la tragedia y por otro lado una manipulación a través de la mentira política", explica el autor.
Lo que dice la crítica
"Menéndez Salmón es un hombre cargado de cultura y dotado de una estilo propio, expresionista, fuerte".
Babelia, El País (España)
"Una dura, elegante y bellísima novela. La epopeya glacial de una anomalía".
Enrique Vila-Matas, sobre la novela 'El corrector'.
FRASE: "No creo que el objetivo último de la literatura sea de entretenimiento. Lo que cual no signifique que hay literatura de evasión maravillosa, como leer a Victor Hugo."
Ricardo Menéndez Salmón
Filósofo y novelista español
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