El escritor Javier Marías (d) durante la conversación con Juan Gabriel Vasquez en la que habla de su larga trayectoria literaria, reconocida con importantes premios internacionales, y de su última novela, "Los enamoramientos", en el Hay Festival que se celebra en Segovia. foto:Efe.fuente:lainformación.comEl escritor está aún "bajo la impresión" de su sesenta cumpleaños y no acaba de aceptarlo. Ese hecho le "traumatiza más" que los cuarenta años que hace que publicó su primera novela, Los dominios del lobo, una obra, por cierto, por la que Marías siente "particular simpatía", quizá porque al ser tan joven la escribió "con absoluta irresponsabilidad"
"Mi narradora es de la misma familia que los narradores masculinos de mis anteriores novelas", decía hoy Marías en el "Hay Festival" de Segovia, durante el diálogo que mantuvo con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez en lo que era uno de los actos más esperados de esta edición del festival.
Marías (Madrid, 1951) es uno de los narradores más importantes de la literatura en lengua española de las últimas décadas, y hoy había expectación por escuchar a este escritor que cumplió sesenta años el pasado día 20 y que lleva ya cuarenta como novelista, con obras tan importantes como "Corazón tan blanco", "Mañana en la batalla piensa en mí" o los tres volúmenes de "Tu rostro mañana".
El escritor está aún "bajo la impresión" de su sesenta cumpleaños y no acaba de aceptarlo. Ese hecho le "traumatiza más" que los cuarenta años que hace que publicó su primera novela, "Los dominios del lobo", una obra, por cierto, por la que Marías siente "particular simpatía", quizá porque al ser tan joven la escribió "con absoluta irresponsabilidad".
Ni entonces ni en las novelas que vendrían después acató "esa tiranía tan propia de España de decirle a la gente lo que tiene que hacer". Siempre escribió sobre los temas que quiso y situó sus novelas en los escenarios que le apeteció en cada momento.
En su diálogo con Juan Gabriel Vásquez, último Premio Alfaguara, Javier Marías aseguró que, en sus novelas, él nunca hace "trampas de mala ley" ni engaña. Esa es la razón por la que desde hace años optó por un narrador en primera persona para sus libros, porque de esa forma "tiene que justificar todo lo que sabe".
El autor de "Negra espalda del tiempo" cree que la novela "tiene una extraña capacidad" para hacer vivir las cosas, y por eso, muchas veces, si alguien quiere saber del siglo XVII, acude al Quijote más que a las crónicas de la época.
Pero la literatura es, en opinión de Marías, no solo conocimiento sino "reconocimiento", en especial aquella que nos permite "reconocer como verdaderas cosas que sabíamos pero que no teníamos ni idea de que las sabíamos hasta que las vemos reflejadas en un libro". "Uno tiene la sensación de descubrimiento".
Los lectores de Marías están familiarizados con ese "reconocimiento" del que habla el autor, que hoy confesaba que, cuando lee un libro, y se encuentra con ese tipo de "revelación o descubrimiento", le produce "tal emoción" que ningún otro elemento de la novela puede superar.
Ante los centenares de espectadores que abarrotaban la iglesia de San Juan de los Caballeros, Marías contó algunas anécdotas personales, entre ellas que cuando él nació, en su casa, donde ya había cuatro varones, esperaban una niña y tenían previsto llamarle Constanza.
"Me tuvieron vestido de rosa durante un tiempo", dijo con humor el escritor, quien en otro momento de la charla también aludió al artículo que en los años setenta publicó con seudónimo de mujer en la revista "Vindicación feminista".
Por aquella época el escritor vivía en Barcelona y utilizó un seudónimo para contar la historia de una mujer que sufría "un grave problema de maltrato" y que le pidió a Marías que reflejara su historia en un artículo.
El haber publicado en una revista con semejante nombre le podía servir al escritor para aplacar las iras de las feministas que a veces le atacan por estar en desacuerdo con algunos de sus artículos, decía Marías.
En realidad, el escritor no se mete con las feministas sino que critica esa costumbre tan extendida hoy día, y tan innecesaria, de decir "españoles y españolas", "ciudadanos y ciudadanas", o cosas peores como "cancilleresa".
De Marcel Proust se dice a veces que escribía como una mujer, y uno de los asistentes, animado quizá por lo del nombre de Constanza que le iban a poner al escritor, le dijo hoy a Marías que era "el Proust español".
"Yo no creo en ningún caso que se escriba como hombre o como mujer, excepto cuando el escritor se esfuerza en que se le note", aseguró Marías.
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