El escritor John Banville que escribe lo negrocriminal bajo el seudónimo de Benjamin Black. foto:Sergio Enríquez Nistal. fuente:elmundo.esRegreso al McGonagle, el pub sobre el que gira la obra criminal de Benjamin Black
No corren buenos tiempos para los detectives demasiado aficionados a la bebida. En concreto, no corren buenos tiempos para Garrett Quirke, el atormentado forense que creó el lado oscuro de John Banville (ese tipo llamado Benjamin Black, que lo sabe todo, y no actúa desde la mente de sus personajes, como el exquisito Banville) y que arrojó al Dublín de los 50. La tercera entrega de sus desventuras ya está lista. ¿Su título? En busca de April. La publica Alfaguara (su editorial 'negra'). Y sí, la protagonista es, una vez más, una mujer.
Después de descubrir a su hermanastro falsificando el certificado de defunción de su mujer (que murió hace muchos años) en El secreto de Christine, pistoletazo de salida de la serie y estreno de Banville (Black) en la ficción negrocriminal, y de meterse donde no le llaman cuando le pide a un amigo que evite practicar la autopsia al cadáver de su esposa recientemente fallecida (sí, otra esposa), pelirroja y algo ingenua Laura Swan, en El otro nombre de Laura, Quirke abandona la sala de autopsias para buscar a April Latimer.
¿Y quién es April Latimer? Una joven doctora del hospital que acostumbra a salir con más chicos de la cuenta (al menos, para el Dublín de los 50) y que un día desaparece sin más. Su mejor amiga es, casualmente, la hija de Quirke, Phoebe, que no tarda en pedirle a su padre que trate de encontrarla. "¿Cómo demonios crees que voy a hacer eso?", espetará el bueno (y esta vez, sobrio, y enamorado, de una actriz llamada Isabel Galloway) de Quirke. Pero no tardará en ponerse manos a la obra. Y descubrirá que la familia de April está tratando de silenciar su desaparición, por miedo al qué dirán. Después de todo, con la vida que llevaba, en opinión de casi todo el mundo, sólo era cuestión de tiempo. Pero, ¿lo era realmente? ¿Dónde está April Latimer?
El malogrado Garret Quirke, el tipo que pasó su infancia en un orfanato dirigido por frailes (la Escuela Industrial de Carricklea) que no eran, decididamente, nada decentes (el chico Quirke sufrió todo tipo de abusos, por parte de compañeros y profesores), se verá esta vez forzado a enfrentarse a un caso que cambiará para siempre su manera de entender el mundo. Después de todo, se trata de un caso de 'vivos', y estos le parecen "más extraños" (e indescifrables) que los muertos. Se avecinan nuevas visitas al McGonagle (su pub habitual) y una lucha titánica contra el deseo etílico. La angustia y la poderosa belleza moribunda de la autodestrucción están servidas. Después de todo, aunque disfrazado y escribiendo en ordenador (Black es un tipo a los que las pantallas no le dan miedo), es Banville. John Banville.
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