4.10.14

Nélida Piñón asegura que "es raro el día que no detecto actitudes machistas"

Dotada de una imaginación desbordante, la autora Nélida Piñón, que se define como "feminista histórica", cree que éste ha sido el movimiento más importante del siglo XX y no duda en combatir con "mucha dialéctica" la lacra del machismo que todavía está muy presente e "inunda" sus pensamientos
Nélida Piñón, autora brasileña de La república de los sueños, asegura que "es raro el día que no detecto actitudes machistas"./lainformacion.com

"Ha mejorado, sin sombra de duda. Pero aún hay. Es raro el día que yo no detecte actitudes machistas hacia la mujer, muy raro", incide en una entrevista con Efe esta gallega de corazón y brasileña de nacimiento, que vive a caballo entre las dos patrias y que está de paso por Galicia tras ser nombrada, hace mañana una semana, académica de honor de la Real Academia Galega (RAG).
Piñón (Río de Janeiro, 1937) subraya que con el feminismo sucedió una revolución "ciega que nadie se podría imaginar" y en la que "no hubo derramamiento de sangre".
Esta escritora comprometida con las realidades sociales dice que, a pesar de que se avanzó mucho en la batalla contra el terrorismo sexista, las jóvenes no están "liberadas" como ellas creen, por lo que hay que seguir concienciando de esa realidad.
Y pone el foco en los hombres, que no siempre "se dan cuenta" de que están siendo machistas, porque en ocasiones no es su intención.
Entre sorprendida y consternada, esta consagrada maestra del verbo exclama: "¡En España se mata mucho eh!, ¡Dios mío! El año pasado mataron a más de setenta mujeres".
Ella apela como posible culpable a la naturaleza social y no a la naturaleza del hombre, así como a un matiz cultural, y lo hace para intentar explicar, "pese a que no hay justificación válida", el hecho de que la mujer, para algunos varones, sea algo así como una posesión.
"El sexo tiene un cierto aspecto de 'tú eres mía', algo muy impresionante... Nosotros queriendo ser dueños del otro", incide Nélida Piñón, quien lamenta que en el ámbito legislativo se haya avanzando poco y recuerda que en su país natal, Brasil, ningún hombre tiene el valor de decir que es feminista por una especie de "cobardía o ufanía".
Nélida Piñón asegura que existe una insatisfacción muy grande con algunos valores establecidos, por lo que aboga por modernizarlos con responsabilidad y urge una actuación política que, hoy por hoy, califica de "lamentable", en buena parte por lo que da en llamar "compra de voluntades".
"Cuando se vota con el estómago, porque tienes que ser alimentado, no hay libertad democrática", alega Piñón, y afirma que esta dependencia es algo "muy trágico".
La autora dice que en el mundo los votos están supeditados a las órdenes y a los mandatos de los poderes públicos y de los políticos, y subraya que es necesario atender las demandas sociales.
En este sentido, abunda en que el poder, en general, está muy centrado en sus propios intereses y carece de "un sentido republicano, de la cosa pública".
Enamorada de Oriente Medio y defensora de la palabra bien empleada, apuesta por un sistema educativo de calidad e igualitario, ya que la juventud es efímera y es necesario conseguir un apogeo del cuerpo, algo para lo que se requiere cultura, saber y conocimiento.
"El erotismo era el arte de los más viejos, el amor requiere conocimiento", opina Nélida Piñón, quien subraya que el acto erótico o el amor precisa de una seducción extraordinaria unida a "una cierta cultura", puesto que ir "a la cama y, hala, un minuto, pim, pam, pum... es un tormento", enfatiza entre risas.
"La seducción que te lleva a un placer es una compensación extraordinaria. Reconforta", señala.
Para Piñón, la belleza está al margen, ya que "he visto personas feas que cuando empezaban a hablar se veían lindas, y hombres y mujeres guapos que, cuando hablan, tú escapas por la ventana", comenta con sus ojos achinados y una sonrisa de oreja a oreja.
Esta mujer simpática y vital, que aprendió desde la infancia el consejo que le dio su madre, ser una escritora honrada y no una pluma mercenaria que denigrase el acto de crear, se presenta como creyente de la metamorfosis y de la continuidad, por lo que rinde un especial homenaje a sus ascendentes y a los "siglos pretéritos".
"Tú puedes ser innovador en la estética, en todo lo que hagas, pero tienes que saber que hay continuidad" con un mundo pasado que se mantiene paralelo a éste, observa esta escritora, "heredera de otras épocas y de otras civilizaciones" y dueña de una agenda viajera que revienta por las costuras.
Nélida Piñón, adalid de la fabulación como medio para expresar el inconformismo, que no la "rebeldía sin causa", matiza, se caracteriza por ser "renovadora" hasta consigo misma, y también por apostar por el estímulo mágico de pensar cuidando, hasta el detalle, cualquier creación.
"No se puede hacer literatura por hacer", sostiene.
Merecedora de distinciones como el Juan Rulfo (1995), el XVII Premio Internacional Menéndez Pelayo (2003) y el Príncipe de Asturias de las Letras (2005), no piensa ni quiere que se hable de ella como la siguiente Premio Nobel.
"Eso es invención", sentencia esta "ciudadana del mundo", una de las principales voces narrativas de Iberoamérica.

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