Fugas de tinta 6
Lanzamiento
Museo Nacional
6pm
Foto: Milton Ramirez, Grupo de Divulgación y Prensa MinCultura / @fotomilton |
''Tenemos
la satisfacción de haber mantenido este programa durante siete años;
cosa que no ha sido nada fácil y que nos llena a todos de una
satisfacción muy grande'', afirma Zuleta, quien ha estado al frente del Programa Libertad bajo Palabra del Ministerio de Cultura en 15 cárceles del país, fruto de un proceso continuo de años de trabajo del que la sexta versión de Fugas de Tinta es una nueva muestra, en el esfuerzo de formar nuevos lectores y escritores, cuyo lanzamiento contará con la participación de Nahum Montt, asesor del Área de Literatura de la Dirección de Artes; Víctor Mejía, Director del taller Cárcel Buen Pastor y Coordinador del Nodo Centro RELATA, junto a Malú, exbibliotecaria de la Cárcel Buen Pastor, cuya emotiva historia conoció el país durante la presentación de la versión pasada.
“Hemos
contribuido a formar personas no solo para que escriban, sino para que
además sean buenos lectores, a la par de ayudar a construir nuevas
bibliotecas y contribuir a que tengan nuevos lectores”, explica Zuleta con
inocultable satisfacción por los notables resultados que ha obtenido el
Programa. “Estamos muy contentos y creemos que este tipo de iniciativas
deben continuar”, añade, insistiendo en la necesidad de contribuir y
ganar nuevos espacios para la creación y el disfrute de la lectura y la
escritura.
Concebido a partir de un programa piloto adelantado en cárceles de Cali, del que se publicó una primera antología, en el año 2007 el Ministerio de Cultura decide suscribir un convenio con la Red de Escritura Creativa, RELATA, y el INPEC,
a partir del cual se comienzan a realizar seis talleres en diferentes
cárceles del país, a los que hasta la fecha se han sumado otras 9
instituciones carcelarias en todo el país, y del que hoy hacen parte Barranquilla, Bogotá,Bucaramanga, Cali, Calarcá,Cúcuta, Medellín, Neiva, Pereira, Sincelejo y Tuluá.
La lectura
¿Qué aspectos llaman su atención en el proceso creativo de Fugas de Tinta?
Destacaría la relación con una institución tan ajena a la cultura como es el INPEC,
que en virtud a sus propias funciones desde luego tiene otras
prioridades. De tal manera que haber sensibilizado a quienes tienen a su
cargo la custodia de otras personas para hacerles entender que se trata
de un proceso importante, en procura de que aprendan a quererlo y
respetarlo, ha sido muy importante. Hoy hay una realidad muy distinta a
la de hace siete años.
También
nosotros mismos hemos aprendido a hacer mejor las convocatorias,
seleccionar mejor a los integrantes de los talleres y el tipo de
lecturas que puedan ser importantes para ellos, con el fin de
convertirlos en mejores lectores, puesto que se trata de personas que en
muchos casos han tenido dificultades hasta para terminar su educación
Básica Primaria.
¿Cómo ha sido ese proceso de interesar a alguien por la lectura hasta llegar a apasionarlo por la literatura?
Lo
primero es escoger una serie de muy buenas lecturas que incluyan
temáticas relacionadas con el humor o situaciones con las que ellos
mismos se puedan identificar, y en tal sentido hemos seleccionado obras
literarias producidas en cárceles por muy buenos escritores, hasta que
ya ellos mismos comienzan a pedir sus propios libros.
De
hecho, los libros que ellos escriben son muy leídos entre la comunidad
de internos, en la medida que hay un deseo por saber lo que ocurre en
otras cárceles: ¿Qué cosas cuentan y a qué circunstancias se han
enfrentado otras personas como ellos?
¿Cómo
se va tejiendo esta auténtica red de escritores, pese a una situación
tan adversa como es la de estar recluido en una cárcel?
Ellos
quieren leer los relatos de escritores como ellos: personas que sin ser
escritores y estando en una cárcel son capaces de producir un texto
literario. Se trata de leer a sus pares, y las crónicas, cuentos y
relatos escritos por personas como ellos que se encuentran reunidos en
la colección de Fugas de Tinta: un libro que resulta ser muy apetecido y leído en todas las instituciones carcelarias.
¿Cómo son los procesos de lectura?, ¿leen en voz alta?
Durante
los talleres se hacen lecturas en voz alta, pero ellos después se
llevan a sus celdas algunos libros que les recomendamos y allá prefieren
hacer una lectura más íntima; aunque también hemos encontrado que es
frecuente el que se realicen lecturas literarias en las propias cárceles
de manera espontánea, y en cárceles como las de Barranquilla o Cali es frecuente encontrar grupos de personas que se reúnen a leer en voz alta.
¿Qué leen?
A
ellos les interesa leer historias relacionadas con la condición en que
se encuentran, de tal manera que suele llamarles la atención lecturas
relacionadas con la reclusión o que fueron escritas en la cárcel: Álvaro Mutis, Óscar Wilde, Cervantes oAlejandro Dumas,
por citarle algunos ejemplos. Les gustan también mucho los cuentos, por
su brevedad y porque pueden leerlos en cualquier momento del día.
¿Qué
tanto han incidido los recientes fallecimientos de Gabriel García
Márquez o Álvaro Mutis en el gusto o interés por estos autores?
Nosotros
les presentamos una serie de autores, pero también buscamos que sean
ellos mismos quienes vayan descubriendo nuevos escritores. En el caso
de Álvaro Mutis, les interesa mucho una obra como el Diario de Lecumberri, desde luego; así como también llama mucho su atención El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez, quizá porque su protagonista –al igual que ellos-, es una persona que también espera algo: una carta o la boleta de libertad.
Alguna vez en la penitenciaría de Buenaventura alguien
dijo que la peor cárcel era la pobreza, y eso ilustra mejor que
cualquier otra explicación la relación entre una y otra situación.
¿Qué otras obras pueden llamar la atención de personas que por una u otra razón se encuentran privadas de su libertad?
Nosotros
les hemos ofrecido otros autores en diferentes géneros para que tengan
la posibilidad de conocer otras cosas; ellos mismos escriben muchas
crónicas de vida y testimonios personales, y en tal sentido buscamos que
tengan un conocimiento más amplio de géneros como la crónica, el
reportaje o las historias de vida, a través de autores como Christian Valencia o Alberto Salcedo.
La escritura
¿Cómo es ese otro proceso, quizá más complejo, de enseñar a escribir?
A
nosotros lo que más nos importa es romperles el miedo; de manera que lo
primero que hacemos es decirles que no nos interesa si tienen buena o
mala letra –allá en la cárcel sólo tienen acceso a bolígrafos y
cuadernos-, o si dominan la ortografía o la gramática, porque lo
importante son las historias que quieran contar.
Eso
es muy importante: saber que a pesar de que lo que escriban pueda estar
mal desde un punto de vista formal, eso no se les va a criticar, porque
de eso no se trata el programa, y nunca haremos un comentario de
carácter displicente sobre un error gramatical u ortográfico. Nos
interesa que ellos cuenten y escriban sobre lo que quieran y puedan
contar.
La
edición del libro ya es otra cosa, pero ése es uno de los aspectos al
que menos atención le prestamos, en el entendido de que es algo que debe
hacerse y que ellos deben aprender a hacer, pero que no resulta
esencial en esta instancia.
¿Qué tanto se editan los textos que hacen parte de una edición definitiva de Fugas de tinta?
Los cuentos, crónicas y relatos que el lector puede ver en Fugas de tinta se
publican tal cual fueron escritos, porque nosotros lo único que hacemos
es una corrección de carácter muy básico con relación a aspectos
gramaticales y ortográficos, que resultan esenciales para la comprensión
de los textos. Todo lo demás -modismos, frases inventadas o argot
carcelario- se deja tal cual ha sido escrito.
¿Quiénes se destacan más, mujeres u hombres?
Aunque
la producción es pareja, las mujeres tienen mucha mayor facilidad que
los hombres para contar lo que les ocurre, son más arriesgadas y tienen
menos miedo.
¿Alguna obra que haya llamado particularmente su atención durante todo este tiempo?
A mí me parece que de los mejores textos que se ha logrado en todos estos años de trabajo es uno que hace parte de Fugas de Tinta 3, titulado Un bien que me hace mal,
porque es una historia que describe la vida de una mujer que se inyecta
cocaína y recorre el país haciendo de todo: roba, se prostituye, en
fin; pero que sin embargo es una historia de una belleza y una fuerza
que la verdad tiene un valor extraordinario, porque además está muy bien
escrita.
Juan Carlos Millán Guzmán
Juan Carlos Millán Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario