21.10.14

Identidad y modernidad en un festival literario bajo el sol caribeño

Festival de la Palabra de Puerto Rico. Los argentinos Pedro Mairal, Pola Oloixarac y Mempo Giardinelli fueron parte del encuentro de escritores

A viva voz. Con poemas y canciones, el recital de Concha Buika conmovió al público./revista Ñ

Un festival literario en el trópico, en el viejo San Juan, isla apenas amarrada a la isla mayor, con su panorama de bahías y cerros, y sus adoquines esmaltados de azul. Los solares del siglo XVIII están impecablemente conservados, como la muralla, la más extensa de América, siempre amenazada por la vegetación, los helechos que prenden en las juntas. Pese a los 34 grados de este otoño, los organizadores vieron suspenderse la amenaza del huracán Gonzalo, que ahorró problemas a las librerías que tienen sus carpas en el paseo de La Princesa. Durante cuatro días el Festival de la Palabra, que se celebra en la capital de Puerto Rico cada año y que ayer terminó su quinta edición, ha llevado lectores de todas las edades hasta el casco histórico, con exactitud hasta el “triángulo de las artes”, formado por el Teatro Tapia, el Arsenal de la Puntilla y el escenario de la Princesa, un espacio que desde mediados del siglo XIX y hasta los 60 del siglo pasado fue cárcel de presos políticos.
Setenta autores, entre ellos 31 puertorriqueños, participaron de paneles y presentaron sus obras. Entre los invitados internacionales destacaron los españoles Javier Cercas, Rosa Montero y Cristina Fallarás. Los argentinos de la partida formaron un equipo inesperado: Pedro Mairal, quien dictó un taller de literatura erótica, una Pola Oloixarac simpática y sagaz como siempre, y Mempo Giardinelli, que, debido a un pinzamiento durante el vuelo, quedó varado en su cuarto, y mediaron muletas e infiltraciones.
Uno de los temas que más marcó en el siglo XX la literatura puertorriqueña, al igual que las literaturas de las demás antillas españolas pero con su particularidad de seguir siendo un protectorado, ha sido la identidad, con las complejidades y capas de herencias: la española, la taina aborigen y la africana, debido a la esclavitud. En las últimas décadas se sumó a ello las influencias y condiciones que le impone su estatus como “estado libre asociado” a los Estados Unidos. Cada edificio público lleva sus dos banderas y la organización urbana del automóvil y las autopistas le ha ganado a las veredas y el espacio público tradicionales de sus vecinas Cuba y República Dominicana –y esto no tiene nada de trivial. Pero desde hace ya varias décadas, sostiene el escritor y periodista Edgardo Rodríguez Juliá, la identidad ha sido relegada como objeto de la inquietud literaria: “Desde hace años ya, todos los escritores del Caribe español escribimos sobre todo en torno de la ciudad, como en el resto de América latina”. Puerto Rico, sin embargo, y gracias en buena medida a este Festival Literario, conquista hoy una mayor centralidad. En 2013 el país festejó que el premio Rómulo Gallegos, uno de los más importantes otorgados en castellano, fuera para Eduardo Lalo, un autor que combina la narración, la poesía y aun el dibujo, y cuya obra se publica desde hace tiempo en Buenos Aires, en la independiente Corregidor. La misma Mayra Santos Febres, directora del Salón Literario y de este Festival, es otro nombre propio de la literatura puertorriquenia en las generaciones del post-boom. Y existe aun un círculo de narradores por fuera, que se resisten a participar del Festival por considerarlo una puesta en escena del conformismo. En todo el Caribe, además, hay también una escena vibrante de literatura queer, es decir, que gira en torno de temas vinculados a la identidad gay.
Al maratónico programa de mesas redondas y presentaciones, se sumó una agenda musical que incluyó a la talentosa cantante Concha Buika, quien ante una audiencia colmada de seguidores, obvió el calor de fuego al recitar textos que componen su libro, recién editado. A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse es un libro más cercano al coffee table-book e incluye fotos eróticas de ella y otras, tomadas por ella. Buika parece querer apenas comerse el mundo.

Las mujeres fueron protagonistas

Este año el Festival de la Palabra ha estado dedicado a Julia de Burgos, la poeta nacional de cuyo nacimiento se cumplieron cien años. Pasionaria de las libertades civiles, emigrada y muerta con apenas 39 años, su figura sobrevoló varias mesas dedicadas a indagar en el aporte de las mujeres a la literatura de América latina. Seguramente no fue azar que este año también una mujer ganara el Premio Las Américas, que concede el Festival: la peruana Claudia Salazar Jiménez, con “La sangre de la aurora”. La novela narra, en un estilo fragmentario, el pesadillesco período vivido por Perú en tiempos de Sendero Luminoso. Salazar es limeña, docente afincada en los Estados Unidos, y esta es su primera novela. “¿Tú eres senderista, fujimorista o neutral?”. Dice Salazar que esta pregunta es la que más oye por su libro. “Me gusta que haya muchas lecturas”, comenta cuando la consultamos –en uno de los breves altos de esta maratón de diálogos. “Hubo gente que leyó el libro como una novela a favor del Estado, otros, como senderista, otros como neutral.” Este año el Jurado fue presidido por el peruano Fernando Iwasaki.

Concha Buika: la artista que viaja del flamenco a la literatura porque puede 

Entrevista con la música, poeta y fotógrafa española
Ella elude hablar de literatura y de libros y es bastante extraterrestre en mucho de lo que hace –entendido, claro, como un elogio. Su recital –ya que no podemos hablar de lectura– congregó el viernes a sus muchísimos fans puertorriquenios en el Paseo de la Princesa, en el casco viejo de San Juan de Puerto Rico y en la noche mas tórrida que uno pueda imaginarse. Pequeña y sin maquillaje, desafiante y a la vez de una sonrisa aniñada, la cantaora española Concha Buika presentó en el Festival de la Palabra su libro A los hombres que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse. Se trata de un libro escrito en verso libre, dedicado al tema del amor –heterosexual y lésbico–, y con desnudos de Buika e imágenes tomadas por ella. El conjunto arma uno de esos proyectos indefinibles entre la confesión y el narcisismo que son una marca de la postmodernidad. Muchos nos quedamos pensando si la presentación de sus textos, un cante jondo acompañado solo de un cajón de percusión, fue de verdad intensa o solo estridente –pero al público le gustó a rabiar. Una artista mayor, sin embargo, fue la del cierre del recital, cuando cantó dos de sus clásicos en su singular estilo neoflamenco. Buika cuenta que lleva cinco años embarcada en la composición y letra de una ópera electrónica, de título El asesino de nombre Amar. La conversación siguió así, pocas horas antes de que subiera al escenario con apenas los tatuajes de versos y arabescos que ilustran sus brazos y que ella toma por talismanes. Y descalza, desde luego:

-Escribir no es nuevo para mí; siempre he tenido una relación de amor y disfrute con la palabra en todos los ámbitos. La palabra es lo que nos condena y nos halaga, según sea; es la condena y el premio entre los humanos. Fíjate que yo desde la infancia fui una gran mentirosa; yo mentía hiciera falta o no, por costumbre. Mucho más tarde descubrí la relación entre la mentira y la ficción, porque ya sabemos que quien miente tiene pesadillas pero quien inventa, crea.

-Tu libro no solo tiene textos en prosa poética. También desnudos tuyos, fotos que tomaste, fotos eróticas y tomas de conciertos. ¿Todo cabe en un libro? 
 -Bueno, es que cuando yo comencé a cantar era muy pudorosa con mi cuerpo. Para afirmarme en el escenario, empecé a tomarme fotos desnuda, para conocerme físicamente. Las he incluido para que me recuerden como fui, para cuando no haya pudor porque un día tampoco habrá carne… Piensa que solo recordamos a los demás por la cara y por su ropa; rara vez conocemos el cuerpo de la gente.
-En el libro también volvés a una prosa “del puchero”, en la cual, como en tus canciones, evocás los años de miseria con tu madre y tus seis hermanos, cuando tu padre abandonó a la familia. ¿Cómo es eso de cambiar de lenguaje?
 -Bueno, si, mi padre; ya se sabe que los varones son sensacionales cuando todo está bien pero desisten cuando empiezan los problemas… Pero ahora compruebo que los managers siguen un poco esa lógica pues los asustan mucho los artistas polifacéticos. De un artista se publica y se da a conocer solo lo que acepta la discográfica. Pero la verdad es que esa sumisión se ha terminado. Si un artista tiene una opinión sobre la física cuántica, hará algo con ello aparte de lo suyo, ya nada puede detenerlo. Yo encontré una nueva luz en la foto y me pasé a ella, sencillamente porque puedo.

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