La X edición de Artbo, con 66 galerías de 29 países, se confirma como la feria del sector más importante en Latinoamérica. Colombia es el invitado a Arco 2015
La obra Clavos, del grupo de artistas Los Carpinteros, en Artbo. / Mauricio Dueñas Castañeda./elpais.com |
Durante la última década, las grandes ferias europeas dedicadas al
arte contemporáneo han ido desplazando su atención hacia Latinoamérica
tanto por sus artistas como por sus coleccionistas. El talento y el
dinero ha ido cambiando de escenario poco a poco. Conscientes de su
protagonismo, en toda América han ido surgiendo iniciativas cada vez más
potentes y capaces de centrar una enorme actividad en diferentes
países. México, Argentina o Brasil fueron los pioneros y después se
fueron sumando Chile y Perú de manera más o menos ruidosa. En Colombia,
hace diez años que nació Artbo,
una feria que arrancó de manera lánguida y que ha conseguido ponerse
por delante de sus competidoras, a juicio de los expertos que
recorrieron las 66 galerías de 29 países, desde el jueves y hasta ayer
que estuvo abierta en los recintos feriales de la capital colombiana. Un
festín artístico donde los nuevos rostros de la cultura inventaron
sorprendentes eventos situados en el centro de la ciudad, como las
ferias de El Millón (400 euros el precio más caro), Odeón (emergentes) y
Sincronía (los que venden directamente su obra).
La
bonanza económica y de optimismo político que vive Colombia, con el
apoyo del Gobierno de Juan Manuel Santos, es una de las causas de esta
transformación, asegura la ministra de Cultura, Mariana Garcés.
El espacio central del recinto está ocupado por la sección Proyectos.
Su responsable es José Ignacio Roca, prototipo de los nuevos gestores
culturales que están poniendo al arte colombiano en el foco de interés
mundial. Antiguo resonsable de exposiciones del Banco de la República,
es asesor para arte latinoamericano en la Tate Modern, de Londres, y
creador del espacio Flora, mezcla de galería, centro de investigación,
biblioteca y residencia de artistas, en el centro de Bogotá. Su trabajo
consistió en aunar 14 propuestas donde el tejido y la pintura se mezclan
con la literatura, “porque no hay fronteras entre la creación”. En este
apartado, médula de la feria, participó la bilbaína Ana Laura Aláez con
tres obras en una de las nueve galerías españolas que han viajado a
Bogotá, Pérez de Albéniz.
Se vive un momento, asegura Roca, en el que se ha entendido que la
historia del arte no se comprende sin los colombianos. Cree que la
violencia que ha sufrido el país ha repercutido en todos los ámbitos.
“El arte”, explica, “es un reflejo de la sociedad donde se produce y
nuestros artistas lo han contado”. Es el caso de Óscar Muñoz o Doris
Salcedo, con piezas tremendas en las que se recogía todo el drama que
aquí se vivía. ¿Esto era bueno o malo para el arte? “Lo que sé es que
tenemos que sobreponernos a la memoria del duelo. La violencia fue una
terrible nube negra bajo la que algunos corrieron, otros se empaparon y
otros sacaron el paraguas. Hay que convivir con eso”.
En el centro de Bogotá se presentaron eventos como El Millón, Odeón y Sincronía.
Fuera de los ámbitos temáticos, las galerías, como en toda feria que
se precie, cuelgan sus mejores obras y los coleccionistas y público en
general se agolpan ante las más vistosas. Una de las más potentes es La Cometa,
con dos grandes cuadros de Manolo Valdés colocados en el exterior.
Esteban Jaramillo, director de la galería, cuenta que la mayor parte de
los compradores son colombianos y venezolanos: “Hay gente de toda
América, por supuesto estadounidenses, pero hay un interés local
tremendo por el arte contemporáneo”
El hecho de que la próxima edición de Arco, en Madrid, tenga a
Colombia como país invitado es interpretado como la prueba del buen
momento que vive el sector. Carlos Urroz, director de esa feria, está de
acuerdo en que Artbo se ha convertido en la cita más importante de
Latinoamérica: “Han superado con creces a las de Perú, Chile, o México.
Por un lado se ve que hay dinero y pueden traer a comisarios
internacionales para trabajar con sus gestores. Por otro, hay artistas,
que por circunstancias muy dramáticas han sabido hablar de cosas muy
especiales de manera honda y diferente. Han roto todos los moldes”.
En la feria, Urroz ha aprovechado para dar a conocer a los artistas
que viajarán a España. Son veinte creadores emergentes que trabajan para
diez galerías no habituales en los circuitos internacionales: Casa
Reigner, Doce Cero Cero, El Museo, Instituto de Visión, Jenny Vila, La
Galería, La Oficina, Nueveochenta, Sextante y Valenzuela Klenner.
El comisario de la representación que visitará España es Juan Andrés
Gaitán, colombiano nacido en Canadá en 1973, otro ejemplo de nuevo
gestor cultural que triunfa en la escena internacional. Historiador y
artista, es el director de la Bienal de Berlín.
Se trata de artistas jóvenes, entre 24 y 40 años, con poco rodaje en
el mundo de las exposiciones, procedentes de los muchos centros
artísticos que durante los últimos años han ganado un sitio en las
principales ciudades del país. Dado que Arco es una feria de galerías,
los establecimientos que viajarán a Madrid han renunciado a traer a sus
artistas habituales en favor de los emergentes.
Todos ellos tienen en común que sus obras no son políticas, aunque
algunas admitan lecturas múltiples, explica Gaitán. Piensa que “ya es el
momento de separar el arte de las obligaciones ciudadanas. El lenguaje
politizado y cargado de denuncia contra la violencia, está desgastado.
Es el momento de dar paso a otros lenguajes y a otros contenidos”.
Claves de Artbo
66 galerías de 29 países en diferentes secciones:
Principal: galerías de referencia de diferentes partes del mundo.
Proyectos: Iniciativas de reconocidos artistas contemporáneos.
Referentes: Explora obras de artistas esenciales.
Artecámara: Jóvenes creadores colombianos.
Libro de artista: El libro como medio.
Articularte: Espacio para sensibilizar al público frente al arte actual.
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