Álvarez ha querido hablar de Gabo como
un hijo, con esa mirada bipolar que todos los hijos tienen sobre sus
padres, con ese respeto: "Gabo nos allanó el camino a todos los
escritores colombianos", subraya casi antes de empezar
Sergio Álvarez (izquierda) y Juan Cruz |Getafe Negro./elpais.com |
En un programa tan amplio como el de Getafe Negro, tienen cabida temas dispares y apasionantes. Los escritores Juan Cruz y Sergio Álvarez
han hablado esta tarde en la localidad del sur de Madrid de la
vertiente negra de Gabriel García Márquez, de su capacidad para
acercarse al lado más oscuro de la realidad a través del mejor
periodismo de sucesos y de toda su obra.
Cruz y Álvarez, distinta generación, distinto origen,
distintos recorridos, han coincidido en su fascinación por la figura del
ganador del Premio Nobel de Literatura, su vida al lado del poder, en
la sombra de las conspiraciones del siglo XX, junto a todos los grandes
acontecimientos de las últimas décadas. Una vida de conspirador para un
narrador genial que tuvo en el periodismo una de sus grandes labores,
influencias y pasiones. Una vida de novela negra.
Seguimos así con la cobertura de Getafe Negro que iniciamos con las recomendaciones sobre el programa, varias de ellas todavía vigentes, las lecturas de las estrellas del festival, la entrevista a modo de tercer grado con Lorenzo Silva o mi conversación con Lee Child en el Museo del Prado. Lean y disfruten.
“El
periodismo y el tono de su abuela son los dos grandes instrumentos de
García Márquez para contar historias” ha atacado Juan Cruz nada más
empezar. El periodista, gran conocedor de la obra del escritor
colombiano y admirador de su trabajo periodístico habla de Gabo como un
gran fabulador, un mentiroso que contaba grandes verdades y que vivía
por y para las historias.“Los materiales que usó Gabo como periodismo
puro cuando ya era famoso, por ejemplo en Noticia de un secuestro,
son esos que había aprendido en su periódico, como encargado de
sucesos, y los establece como paradigma del reportaje más importante que
se ha hecho sobre terrorismo en la prensa española en todo el siglo XX.
Sus materiales fueron siempre periodísticos” ¿Fabulación? “Hacía falta
para la ficción, la hacía más creíble, no para los reportajes, que nunca
tuvieron desmentidos”, asegura.
El colombiano Sergio Álvarez ha querido hablar de Gabo como
un hijo, con esa mirada bipolar que todos los hijos tienen sobre sus
padres, con ese respeto: “Gabo nos allanó el camino a todos los
escritores colombianos", subraya casi antes de empezar.
“Uno podría construir un gran imaginario relacionado con la novela policíaca a partir de sus novelas, pero es a partir de sus vidas donde se engrandece esa figura. Su vida es la de un inmenso conspirador. De hecho yo creo que escribía en los ratos libres que le dejaba la conspiración, el intento de hacerse amigo de un presidente, de trabajar en las sombras del espionaje. Tiene un inmenso timing como ser humano y como narrador y eso es la novela negra, lo que le hace tan importante y esencial: grandes personajes, gran uso del tiempo, una relación con los lectores que nosotros llamamos suspense y que al final tiene una solución. Y en todo esto García Márquez es un mago”.
¿Es o no es un mentiroso? ¿Realmente eso importa? “No nos mentía”, asegura el autor de La lectora,
“construía verdad a través de ciertas mentiras. Si conseguía
emocionarnos con ciertas mentiras ese hecho se convertía en importante”,
añade algo emocionado, como el hijo que se fascina ante la figura del
padre. “La cercanía de García Márquez con lo policíaco viene de los tiempos
que le tocaron vivir: Allende, la Guerra Fría, etc. Y lo supo vivir y
contarlo y ser partícipe de ello”. ¿Y cómo se ve eso en sus libros? “Si
uno lo analiza con cuidado,los libros de Gabo son todos grandes
investigaciones con los que él juega. Por ejemplo en Cien años de Soledad con el manuscrito de Melquíades”.
“Crónica de una muerte anunciada
es fascinante como narración y si uno se pone a leer las entrevistas,
las personas a las que investigó, cómo se convirtió en un inmenso
detective”, asegura Álvarez, antes de entrar de lleno en Noticia de un secuestro, el libro clave del Gabo periodista. “Pablo Escobar secuestraba a los ricos y eso tiene mucho de thriller,
nadie pensaba que no tuvieran que ser secuestrados”, afirma entrando de
lleno en una polémica que García Márquez supo incendiar con una
narración milimétrica de una investigación. “Nos cuenta un inmenso thriller
y a través de él consigue que nos entendamos un poco más”, añade
arrojando cierta luz de esperanza. “Aprendí una cosa de Gabo y es que
incluso en la crónica oscura, con los muertos y los secuestros, lo
importante es poder contar las cosas humanas y contarlas a partir de ese
punto de vista mucho más enriquecedor”.
“Me ha emocionado lo que has dicho”, salta Cruz casi encima
de las palabras de su compañero de tertulia. “Es inevitable que uno
haya vivido situaciones en las que la tragedia humana cobra nombres
propios”, relata en su torrente casi infinito de palabras. “Todas las
historias en el periodismo y en la vida adquieren otra dimensión cuando
ves el latido humano de la tragedia”.
Más enseñanzas. Álvarez entra a analizar: "La novela negra
nórdica es racional, lógica. En América Latina nadie se creería eso. Que
alguien es decente y honrado y tan inteligente y sutil, no se lo
creería nadie”, ataca Álvarez. “Y García Márquez en Crónica de una
muerte anunciada nos enseña que el azar también crea grandes historias”.
El día que Pablo Escobar prohibió las drogas
En Medellín, el mayor capo de la droga de la historia de
Colombia, Pablo Escobar, prohibía la droga cuando la situación se ponía
fea y la violencia se desbordaba. Esta maravillosa paradoja, contada por
Álvarez con el ritmo de un buen narrador, inmersa en una investigación
periodística, en una aventura por conseguir un reportaje, muestra la
enorme capacidad de narración de los colombianos y oculta una enseñanza.
“Uno por rastrear una historia termina encontrándose un montón de cosas
absurdas que nadie creería”, concluye para demostrar los extraños
límites de la realidad, tan bien manejados por Gabo.
Y si hablamos de historias y fábulas, Juan Cruz no tiene
tantas como García Márquez, pero se le acerca. Eso ya lo dejamos para
otro día.
NOTA: Todo este papel en el mundo diplomático, en
conversaciones más o menos secretas, siempre de intermediario, de agente de Cuba ante Estados Unidos, ha sido narrado en Back Channel to Cuba, de los investigadores William M. Leogrande y Peter Kornbluh.
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