5.10.12

Pequeño taller literario de Junot Díaz

El escritor dominicano-estadounidense, ganador del Premio Pulitzer en 2008 por La maravillosa vida breve de Óscar Wao, acaba de publicar una nueva colección de cuentos, su tercer libro. Esta semana, además, ganó la prestigiosa beca MacArthur. En esta nota reconstruimos su filosofía de la escritura a partir de varias video-entrevistas en línea

"Como escritor tienes que ponerte en un lugar de miedo todo el tiempo." /Nina Subin/Penguin Group/Revista Ñ.

Junot Díaz es un escritor lento. El mismo lo confiesa. Su primer libro, una colección de cuentos titulado Drown, se publicó en 1996 (Los Boys, se llamó en español). Su novela, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, la escribió en once años y se editó en 2007. Acaba de publicar su tercer libro, una segunda colección de cuentos titulada This is how you loose her (Así es como te la pierdes). Los tres libros fueron best-sellers y el segundo ganó el Pulitzer. Es decir, lentitud no es un término peyorativo. Además, en todo caso lo que es lento es su ritmo de publicación, porque como la mayoría de los autores, escribe muchísimo más de lo que publica.
Díaz nació en la República Dominicana en 1968 y llegó a los Estados Unidos, al estado de Nueva Jersey, con su familia, cuando tenía seis años. No hablaba inglés. Su realidad era de una comunidad inmigrante pobre. Desde su adolescencia fue un lector voraz, con interés especial en la ciencia ficción, el horror, la fantasía y los cómics. De hecho, uno de los grandes libros no publicados de Díaz es una novela pos-apocalíptica con monstruos que se devoran a los humanos. Habla de esta novela, Monstro en una reciente entrevista con la revista WIRED, donde cuenta que al comenzar su carrera se imaginaba publicando libros de ciencia ficción tanto como de ficción literaria.
El futuro de Junot Díaz acaba de cambiar radicalmente. Esta semana ganó la prestigiosa beca MacArthur. Una beca a la que no se postula, que se otorga a gente creativa de diversas disciplinas para que se sientan liberados de las presiones económicas y así avanzar en sus prácticas libremente. Consiste en una suma de 100.000 dólares por año durante cinco años, sin ninguna responsabilidad u obligación a modo de contraprestación.
Por más "escasa" que sea la obra de Díaz, él mismo ha sido muy abierto a la prensa y ha dado muchas entrevistas. En estas ocasiones se entrega con mucha voluntad y contesta con inteligencia y rigor. Por lo tanto, es posible rastrear el archivo de sus apariciones públicas y formar una muy rigurosa idea de sus creencias artísticas. Díaz enseña escritura en MIT. Además de escritor es un intelectual y un docente.
En lo que sigue de esta nota hemos compilado una antología de declaraciones de Junot Díaz acerca del arte de narrar y los problemas centrales que tiene que resolver un escritor en su arte. Las fuentes, citadas en el texto con links, son todas video-entrevistas disponibles online.

Sobre la estrategia de escribir una novela
Mira, estás escribiendo un libro, y al fin, solo hay una persona hablando en este libro —tu— es eso nomás. Y lo que tienes que hacer es averiguar una estrategia para que la gente se crea que lo que se está encontrando es el mundo. Que con lo que se encuentran son múltiples voces, muchas comunidades, colectividades. Que se están encontrando con lo estridente que es la Vida. En un nivel básico, estás intentando dar una verisimilitud realista… Para mí, una de las estrategias —hay muchas estrategias— es que esto es un problema narrativo que requiere una solución estratégica, para mí una de ellas era introducir estas múltiples voces. Que aunque tuvieran las mismas raíces, parecían lo suficientemente diferentes como para darte la sensación que estuvieras en una habitación con una comunidad. Es el intento de darle una cosa ridículamente inerte y de dos dimensiones la sensación que está conectada de alguna manera a nuestra vida.

Sobre la sensaciones de duda y autocuestionamiento que se experimentan a la hora de escribir
Hay una enorme cantidad de duda… Te pasas mitad del tiempo pensando si te vas a tirar por un puente. Pero la verdadera pregunta, o el punto verdadero, es: si no estás perdido entonces estás en un lugar que otra persona ya ha encontrado. Si te sientes confortable, estás en territorio ya mapeado. ¿Para qué sirve estar en territorio ya mapeado? Si vas a pasar X cantidad de años escribiendo un libro, más vale que hagas algo que sea nuevo. Y eso requiere que estés totalmente perdido. Lo nuevo requiere que estés totalmente perdido…

Sobre cómo uno nunca sabe cuál es el libro que realmente tiene que escribir
La maravillosa vida breve de Óscar Wao fue un poco un accidente. Era un trabajo que estaba haciendo a un costado. Estaba intentando escribir una novela sobre la destrucción de la ciudad de Nueva York y los sucesos posteriores unos veinte años después. Y lo estaba pasando muy mal. No pude pensar bien el tema. Esto era como en 1998, 1999 y 2000. Y un día, estaba viviendo en la ciudad de México, y estaba en una fiesta, y este personaje entró en mi cabeza completamente formado: quién era, su familia, sus relaciones… todo saltó a mi cabeza. Y no pensé nada de esto. Comencé a escribirlo pero pensé que me estaba distrayendo de mi novela verdadera. Lo cual era absurdo, porque esa era mi novela verdadera. Pero en mi mente yo era tan testarudo y orgulloso que no pude reconocer una ofrenda al verla, estaba tan preocupado en ser controlador…

Sobre la diferencia entre escribir cuentos y novela
Es, completamente, un grupo diferente de condiciones, de parámetros, de protocolos para una novela. Por lo menos para mi mente. Los cuentos, para mí —no para otra persona, sino para como yo trabajo y como conecto los cuentos— mucho de su poder viene de lo que dejas afuera. Entonces, está lo que yo llamo enormes silencios productivos en los cuentos, que son gran parte de su encanto. Por el otro lado, en una novela, las novelas suelen ser más sobre la abundancia. Suelen ser menos sobre la escasez. Integran más información. Una novela siempre está buscando excusas para meterse en disgresiones. Y, de hecho, las disgresiones de una novela suelen ser una parte fuerte de lo que están haciendo. Pero según mi propia experiencia, las disgresiones no funcionan muy bien en los cuentos. Los cuentos suelen ser muy teleológicos. Muy instrumentales. Las novelas suelen ser más como las personas. Es más difícil acorralarlas, es más difícil lograr que se mantengan en el tema…
(De una video-entrevista tras la publicación de su último libro “This is how you loose her”) 

Sobre descubrir su vocación literaria y tomársela en serio
Había una parte en mí que supo que si realmente quería ser un escritor, si realmente quería ser una persona que vivía en las letras –dentro de la literatura- que tenía que tomarme esto tan seriamente como los atletas universitarios se tomaban sus deportes…
No me creía escritor hasta que publiqué mi primer libro. No fue solamente terminar el libro, no fue conseguir el contrato, no fue tener agente. Fue cuando sujeté ese libro en mis manos…
La mayoría del proyecto de ser un escritor no es lo que tú piensas: de hacer que se conectan las palabras, de hacer que las frases suenan bien, imaginarse tramas e imágenes… La mayoría es conseguir el coraje de poner sobre el papel las cosas que tienes que poner. Como escritor tienes que ponerte en un lugar de miedo todo el tiempo. El mero hecho de que tú sientas miedo por algo significa que tienes algo que merece ser contado. Y eso no se puede subvalorar.

Sobre cómo descubrir y trabajar un mundo
El sueño de un escritor, y mi sueño, es que esta familia dominicana en particular abra una puerta, no sólo a la experiencia americana sino también a la experiencia dominicana a través de su especificidad particular granular. Ese es el poder de la literatura. La literatura gana su universalidad siendo muy específica. Pones un fulano en un barco de ballenero en el siglo 18… ¿Cuántas personas eran balleneros? Y sin embargo esa experiencia muy, muy minúscula se convierte en una manera por la cual podemos comprender no solo Amárica sino, en algunas formas, la condición humana. Moby Dick tiene más de cien años y aun nos sentimos profundamente conectados a ese libro. Pero nos sentimos conectados a él por su particularidad.

Sobre cómo construir la voz de un narrador
Tienes que averiguar la distancia, lo que mis alumnos de física llamarían el punto de Lagrange. Esta distancia perfecta desde el cual consigues toda la familiaridad y la cercanía y el calor de la narración, pero también consigues la necesaria distancia contextual. Consigues cierto aspecto de una vista que te permite ver la imagen más amplia y las consecuencias. La primera persona es una forma magnífica, es un modo que he usado mucho; la tercerea persona la he usado numerosas veces; pero la segunda persona me pareció la zona ideal donde tendríamos acceso a los corazones de estos personajes, pero también podríamos ver la imagen más amplia de lo que estaba pasando. Y para ser honesto, muchos de estos cuentos intenté escribirlos por muchos años en la primera persona, pero solamente funcionaron cuando por fin pasé a la segunda persona.

Sobre cómo usar las herramientas de ciencia ficción dentro de la narrativa convencional
Una de las cosas que enseño en MIT es una clase en construcción de mundos (world building) por varios medios narrativos. Entonces, tengo chicos que quieren hacer cómics, tengo chicos que están trabajando en videojuegos, otros están en cine, hay chicos haciendo cosas en papel y tinta: ficciones. Entonces cada uno de estos medios tiene sus cosas, pero la construcción de mundos es un componente esencial de todos. Lo que me interesa a mí profundamente es que todos nosotros nos movemos por mundos que damos por descontados… nos resultan comunes y corrientes. Ni si quiera pensamos en ellos. Pero si vas a hacer cualquier tipo de arte o contar cualquier tipo de cuento tienes que producir el mundo en el cual tus personajes y sus conflictos están situados. Aun si es el mundo real, tienes que producirlo. Tienes que crearlo. Tienes que construir un mundo. La mayoría de nosotros no nos damos cuenta del world building en lo que llamamos ficción común y corriente. Lo que llamaríamos ficción literaria o mainstream. Pero por supuesto que ocurre. Entonces lo que me interesó a mí profundamente es que yo crecí leyendo una tonelada de ciencia ficción y de fantasía y de horror. Géneros en los cuales la construcción de mundos es lo que se usa para acrecentar y contextualizar el conflicto….
Lo que me pasa es que me obsesiono con leer todos estos libros y me doy cuenta de que hay casi ninguna diferencia entre Jane Eyre construyendo su mundo, un mundo que ella conocía completamente —estamos hablando de la presencia narrativa— ella lo conocía perfectamente, pero aun así se esforzó para asegurarse que explicaba el mundo para lectores; versus un Tolkien, quien es en alguna manera la persona más importante en nuestro concepto de el constructor de mundos tradicional, cuando se esfuerza para explicar la Tierra Media.
Y me dí cuenta que cualquier relato que vale la pena leer requiere que el mundo sea comunicado de una manera eficiente y, en muchas formas, de la forma más bella posible. La Republica Dominicana, algo que yo conozco increíblemente bien, y Nueva Jersey central, otro lugar que conozco increíblemente bien... Me di cuenta de que la parte de lo que yo conocía tan bien, tenía que traducirlo, tenía que crearlo. Y, nuevamente, los puntos de un buen world building, sentí que era natural usar fantasía, ciencia ficción, horror, como una forma de mostrar como casi no hay diferencia. Toman de las mismas gramáticas.
(En una charla en Google el 14 de septiembre, 2012)

Sobre la naturaleza del arte y el afán de los artistas de hablar sobre lo prohibido
En nuestra cultura, la cosa con artistas es que los artistas están fundamentalmente atraídos a las cosas a las que nadie se quiere enfrentar. Esa es la naturaleza del arte. Inmediatamente se va hacia el silencio. Inmediatamente se va hacia la ausencia. Entonces, no es algo malo para hacer, pero si tienes que tener cierto temperamento para hacerlo. Es un poco un cuento de horror tanto para el artista como para la gente, porque no es como si el artista promedio consigue placer poniendo en evidencia cosas a la cuales la gente se resiste. De verdad. Raro es el artista que se va a dormir pensando: Aha. He sido transgresor, me siento grandioso. Usualmente cuesta —no es solamente validación del ser— a un artista tanto quebrar estos campos de fuerza. Pero creo que los que estamos atraídos por ser artistas sabemos que esto es importante, sabemos que estamos al servicio de una causa más grande. Entonces lo haces.
(En una charla en Google el 14 de septiembre, 2012)

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