Se publican dos piezas del escritor chileno: Autobiografía y Manifiesto infrarrealista. Las fracturas de la realidad. Aparecen en la revista Granta que se presentará el domingo en el Hay Festival de Xalapa, México
Roberto Bolaño siguen publicándose sus inéditos/elpais.com |
Los inéditos de Roberto Bolaño
siguen apareciendo. Esta vez son dos miradas sobre su vida: una
personal y otra intelectual. Dos piezas rescatadas de su archivo y
cedidas por sus herederos a la revista Granta en español en el número 13, dedicado a la otra literatura mexicana: la de la no violencia.
Textos que sirven, al haber estado el escritor chileno tan vinculado a
México, para conectar la literatura del pasado de aquel país con la del
presente, dicen los editores de la revista Valerie Miles y Aurelio
Major. Uno de los últimos inéditos publicados es la novela El Tercer Reich.
“Una mañana el coche del Tito Davison estuvo a punto de atropellarme.
Le dije que quería ser actor de cine y que había escrito una novela que
se llama La rodilla en el Pantalón Roto”. Es uno de los pasajes que desvelaba Bolaño en un cuaderno, de su puño y letra, en una pieza titulada Autobiografía. Fue la respuesta a unas preguntas de una corresponsal y que no se sabe si él llegó a enviar.
En cinco páginas, Bolaño (Santiago de Chile, 1953-Barcelona, 2003), autor de libros como Los detectives salvajes y 2666,
sobrevuela, con gran voluntad de estilo, su vida. Este texto empieza
diciendo: “Nací el 28 de abril de 1953, en Santiago de Chile. En un
hospital. Mi infancia transcurrió en el Cerro Placeres, en Valparaíso,
en la casa de mi abuela en Viña del Mar, en Quilpué, en Cauquenes, en
Mulchén, en Los Ángeles”. Y luego continúa relatando sus diversos
avatares, incluido el de maletero en una estación de tren o cuidador en
un camping, hasta llegar a su vida con su mujer y su perra Laika.
Manifiesto infrarrealista
El otro inédito, mecanografiado, tiene que ver con el movimiento poético infrarrealista
que buscaba romper con lo establecido y aspiraba a convertirse en
vanguardia. Fue escrito hace 35 años, en el otoño de 1977, en Barcelona,
Rosa de Fuego. El texto es el segundo que Bolaño firma sobre este
asunto y lo hace en España en 1977. Titulado Manifiesto infrarrealista: La fracturas de la realidad,
en él, y con 25 años, ya se aprecia la fuerza de su talento. Deja muy
clara las motivaciones del movimiento desde la primera línea: “No nos
morimos por publicar. El fin de nuestra poesía no es ver nuestro nombre
impreso. Somos aficionados a la poesía. No somos profesionales. Que eso
quede bien claro, pues una buena parte de nuestra crítica es potenciada
desde esa perspectiva, desde esos campos abiertos que supone tal
condición"
A partir de ahí, un despliegue de denuncias, intenciones,
llamamientos y propuestas rompedoras y provocadoras, sin olvidar la
ironía y el humor. “Nuestras máquinas de escribir parpadean en los
caminos. En las fábricas. En las ciudades. (…) Nos hemos tomado el
derecho a escribir. Entonces nos boicotean porque nos reímos y porque
inventamos poemas totalmente fragmentarios. Porque inventamos poemas de
vértigo autodestructivo".
El manifiesto de Roberto Bolaño recuerda y da luz sobre el momento
literario, social e intelectual mexicano y latinoamericano. Se queja de
que boicotean a los jóvenes poetas y que se trata de una especie de
pacto que surja para silenciar dicho movimiento. "Un pacto tácito entre
las pequeñas mafias y la gran mafia de la literatura en contra de la
joven poesía. Esto no es nuevo. siempre ha pasado en las sociedades
clasistas. Siempre ha pasado en la literatura y en el arte del periodo
capitalista". Afloran, así, las ideas más de izquierdas del autor
chileno que luego evolucionaría y matizaría. Cuando Bolaño menciona a la
mafia literaria se refiere al grupo y todo lo promovido desde y
alrededor de Fernando Benítez (1912-2000), antropólogo, historiador,
escritor, editor, periodista y divulgador cultural y considerado como
maestro por varias generaciones de autores del siglo XX mexicano.
El manifiesto se inscribe en la fuerte división ideológica, de
izquierda y derecha, de aquellos años en México y América Latina. Sirve
para apreciar la rebelión de los autores jóvenes contra los mayores. “La
diferencia entre nuestra retórica y la retórica de los escritores
oficiales es que la de ellos desemboca en grandes refrigeradores (y allí
no hay movimiento dialéctico), y la nuestra desemboca en gritos y
calles y extraños latidos (y allí sí hay movimiento dialéctico)”.
El movimiento Infrarrealista abogaba por todo su continente. La
Realidad de América Latina, exclama, "pide a gritos poetas que la
recorran, que se arriesguen en su lucha (Dalton decía), y no mafiosos
que usufructúan la lenta erudición artística del esnob o el impotente.
Nuestro arte no es para esnobs sino para desesperados".
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