Deon Meyer puede dar más miedo que un granjero bóer de mala uva con unos diálogos
El escritor sudafricano Deon Meyer, en Madrid./Roberto Cárdenas./elmundo.es |
A negro. Ante negro. Bajo negro. Con negro. De negro. Desde negro. En
negro. Hacia negro. Para negro. Por negro. Sobre negro. Y tras negro.
Negro sobre negro, en definitiva, afilado y contundente. Su responsable
atiende al nombre de Deon Meyer. Nacido en Paal, Sudáfrica, en 1958.
Plumilla reconvertido en escritor dado a la negritud policial. Los
chicos de RBA (celebremos su buen hacer) han publicado sus 'Sombras del
pasado', 'El corazón del cazador' y 'El pico del diablo'. Y contraatacan
ahora con este 'Safari sangriento' que deja la basura editorial
policiaca rampante a la altura del betún más negro. A negro. Ante negro.
Bajo negro. Y en este plan. Vuelvo a empezar.
Así arranca la cosa, juzgad vosotros mismos:
Empuñé el mazo con lentitud. Era el martes 25 de diciembre, apenas pasado el mediodía. La pared era gruesa y empecinadamente dura. Después de cada golpe sordo, se desprendían trozos de ladrillo y cemento y volaban por encima del suelo de madera como metralla. Sentía el sudor deslizándose por mi rostro y mi torso llenos de polvo. Las ventanas estaban abiertas, pero la habitación era un horno.
Oí el teléfono sonando entre los martillazos. No quería romper el ritmo. Sería difícil ponerse en marcha con ese calor. Poco a poco dejé el largo mango en el suelo y fui hasta la sala de estar, pisando los cascotes con mi pies descalzos. En la pequeña pantalla del teléfono aparecía un nombre: JEANETTE. Me limpié una mano sucia en el pantalón corto y atendí:
–Jis.
–Feliz Navidad. –La voz rasposa de Jane Louw estaba cargada con la inexplicable ironía de siempre.
–Gracias, lo mismo te deseo.
–Debe hacer un calor tremendo por allí…
–38 en el exterior.
En invierno decía «Debe estar muy bonito y fresco allí arriba», un indisimulado lamento por la elección de mi residencia.
–Loxton –dijo ahora irreverente–. A dudarla entonces. ¿Qué se hace en Navidad por esas tierras?
–Derribar la pared entre la cocina y el baño.
–¿Has dicho la cocina y el baño?
–Así construían las casas en los viejos tiempos.
–¿Y es así como celebras la Navidad? Como en el campo en los viejos tiempos, ¿no? –Y soltó un sonoro–: ¡Ja! Sabía que no me había llamado para desearme feliz Navidad.
–Tengo un trabajo para ti.
–¿Un turista?
–No; en realidad es una mujer de El Cabo. Dice que ayer la atacaron. Te quiere para una semana o algo así. Ya pagó el depósito. Necesitaba el dinero.
–¿Ah, sí?
–Está en Hermanus. Te enviaré un SMS con la dirección y el número de móvil. Le diré que vas de camino. Llámame si tienes cualquier problema.
Lemmer es un conocido 'gorila' rudo e infalible que curra para una
empresa de seguridad. Emma, una belleza sudafricana le contrata para
encontrar a su hermano, dado por muerto 20 años atrás. Si bien Emma
sospechaba que alguien había simulado la muerte de Jacobus, su hermano,
para ocultar un oscuro secreto, se había quedado corta. En su búsqueda,
Emma y Lemmer se adentrarán en una Sudáfrica negra negrísima, corrupta
como pocas ratoneras del mundo e infestada de ecoterroristas, asesinos a
sueldos y –quizá los peores– empresarios de oscura condición.
Este 'Safari sangriento', cuyos animales más salvajes caminan sobre
dos patas, pone un enorme punto sobre las i de la palabra 'thriller'. Y
Deon Meyer, su autor, ha pasado sin solución de continuidad que valga a
convertirse, por derecho propio (e impropio) en uno de los nuestros.
Otro más.
No en vano Michael Connelly subraya su nombre y su apellido con
rotulador rojo y celebra su novela como "todo un descubrimiento".
¡Bienvenido a tan selecto y negrísimo club, amigo Deon Meyer!
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