Casi 40 años después, los restos de Pablo Neruda serán exhumados para establecer las verdaderas causas de su muerte. Sería el lunes 8 de abril, cuando en Isla Negra comience un operativo del que participarán expertos internacionales. Habla Rodolfo Reyes, abogado de la familia y sobrino del poeta
NOBEL. La versión oficial dice que Neruda murió de cáncer. |
NERUDA. En su casa de Isla Negra./Revista Ñ |
Rodolfo Reyes tiene los ojos, las cejas alzadas y esa voz de
sacerdote que confirman el parecido innegable con su tío. En su oficina
conserva una foto que se tomó el año 1969 en la que aparece sonriente
posando junto a Pablo Neruda. En ese tiempo, el poeta era candidato a la
presidencia por el Partido Comunista y su sobrino lo ayudaba en la
campaña. Las actividades duraron hasta el primero de enero, día que
cedió su lugar en favor de Salvador Allende. “Marzo de 1973” está
autografiado el retrato. “En ese tiempo estaba bien, no era un enfermo
debilitado”, sentencia hoy, ya convertido en abogado, y vuelve a sus
recuerdos.
Reyes también visitó a Neruda cerca del día de su
último cumpleaños, en el mes de julio e insiste que lo vio de buen
ánimo, lejos de la imagen agónica que describía la prensa de la época.
Sus sospechas de siempre y lo que fue también un mito urbano en Chile
por décadas, hoy cobran fuerza con la exhumación ordenada por el juez
Mario Carroza hace algunas semanas para establecer las verdaderas causas
de la muerte de Pablo Neruda. El procedimiento se realizaría el lunes 8
de abril, según profesionales cercanos a la investigación. “Mi madre
siempre dijo que a mi tío Pablo lo habían matado”, revela Reyes.
Hace
casi dos años, el chofer y asistente del poeta, Manuel Araya declaró
que él y la última esposa del poeta, Matilde Urrutia, temían que su
muerte hubiera sido provocada por los médicos que lo atendieron en la
Clínica Santa María, supuestamente cercanos a la dictadura de Pinochet.
Hoy, la investigación –que se abrió tras la querella del Partido
Comunista chileno– está en su fase decisiva y podría confirmar las
sospechas.
Operativo en Isla Negra
Por
esa incertidumbre que guardó por años, hace dos semanas Rodolfo Reyes
–también representante legal de la familia– se hizo parte de la querella
del abogado Eduardo Contreras. Dice que está dispuesto a colaborar en
cada etapa de la exhumación y cuenta a Ñ Digital los preparativos de este trámite.
Reyes
revela que dos o tres días antes de la semana de la exhumación, se
pedirá resguardo total de la parte del predio donde están las tumbas en
la casa museo de Isla Negra (ubicada a 120 kilómetros de Santiago). La
primera medida será comprobar si los restos enterrados corresponden a
Pablo Neruda, proceso en que la colaboración de Reyes será esencial, por
ser uno de los descendientes más directos de Neruda, junto a Jaime (67)
Trinidad (60), José del Carmen (58): todos hijos del hermano del poeta,
también llamado Rodolfo.
Rodolfo Reyes comenta que el trabajo
será una excavación de 20 metros –trabajo que se puede extender un día
entero– hasta llegar a los cuerpos de Matilde Urrutia y Pablo Neruda que
se encuentran en urnas separadas. Un profesional cercano a la
exhumación confirmó que los especialistas decidirán qué parte de los
restos serán llevados hasta el Servicio Médico Legal en la capital
chilena donde se harán los análisis, pero también es probable que se
envíen muestras a laboratorios internacionales de mayor calidad y más
actualizados en tecnologías que permitan detectar toxinas en los restos
del poeta.
Reyes explica que ya se barajan los nombres de los
expertos chilenos y extranjeros que participarán en la exhumación. De
Chile, aparece Edgar Ruedas, forense odontólogo del Servicio Médico
Legal; Viviana Uribe Tamblay, de la Unidad Especial de Identificación
Forense de la misma institución; los profesionales de la Universidad de
Chile Luis Ciocca, especialista en odontología legal y forense y Germán
Tapia, médico legista tanatólogo, entre otros. El equipo estará
encabezado por el doctor Patricio Bustos, director del Servicio Médico
Legal.
De los especialistas internacionales aparece Mercedes
Salado, forense y antropóloga argentina; Ruth Winecker, toxicóloga
forense de Estados Unidos; Guillermo Repetto, doctor en Medicina y
Cirugía y Máster en toxicología de España y Felipe Donoso, jefe
internacional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
A
mediados del año pasado el abogado del Partido Comunista Eduardo
Contreras alcanzó al ministro Mario Carroza un escrito de dos páginas en
el que algunos especialistas de Canadá manifestaron su interés de
participar en la exhumación. Después de examinar el expediente, el
doctor Bhusham Kapur (miembro del Departamento de Medicina de
Laboratorio y pato-biología de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Toronto) reveló que creía en “la posibilidad de envenenamiento”.
Kapur también asesorará a los querellantes durante la exhumación, junto a
Walter Parson, austriaco, especialista en genética forense.
Desenterrando la verdad
Sentado
en su oficina de la Facultad de Leyes en la Universidad donde trabaja,
Eduardo Contreras comenta que el proceso se encuentra en una fase
concluyente, porque ya está acreditada la existencia de la inyección
puesta al poeta, como lo denunció Manuel Araya. Ahora sólo queda
determinar científicamente si esa inyección contenía una sustancia
calmante como publicó El Mercurio el 24 de septiembre de 1973 o si, como
sostiene Araya, se trató de una sustancia tóxica para asesinar a
Neruda. “La exhumación de su cadáver a fin de someter sus restos a
pericias con expertos nacionales e internacionales, tiene la tremenda
importancia. Sin duda el traslado de los restos desde Isla Negra hasta
los laboratorios del Servicio Médico Legal en Santiago, los análisis y
la probabilidad cierta de enviar muestras a laboratorios
internacionales, durará, seguramente, varios meses”, explica el abogado.
Rodolfo
Reyes continúa su relato y recuerda cuando en diciembre de 1992 le tocó
participar en la primera exhumación del poeta, cuando fue trasladado
del cementerio general a Isla Negra. En aquella ocasión leyó una emotiva
carta, y ahora comenta que esta vez también quiere estar presente. Dice
que el Instituto médico Legal va a trabajar en primera fila y la
familia se ubicará en segundo lugar observando la labor. Aclara que no
le corresponde a la Fundación Neruda tener un lugar protagónico como lo
ha solicitado estos días. “No son ni herederos ni parientes, la
fundación a toda costa quiere estar ahí, no le compete y eso es lo que
voy a hablar con el ministro. Juan Agustín Figueroa (presidente de la
fundación) ha estado cuarenta años en el poder, además de que no
representa el legado de mi tío, se negó a la investigación y a la
exhumación argumentando que era una profanación”, agrega.
Reyes
conserva intacta la imagen de Neruda, se acuerda de él como una persona
afable y cercana. En sus ojos de niño y los de sus hermanos era “el tío
de las casas lindas”, con habitaciones colmadas de objetos extravagantes
que ocupaban de juguetes. Esos momentos le quedaron grabados de las
visitas a la residencia de Michoacán de Los Guindos, donde Neruda vivía
junto a Delia del Carril; una casa muy festiva y llena de vida. Iban
casi todos los domingos y comenta que “la hormiguita” era muy cariñosa
con ellos. “Pablo siempre fue muy cálido con su familia, la distancia
vino mucho después, cuando se casó con Matilde Urrutia”, evoca.
Y
enseguida explica que hoy sus familiares sólo quieren que se establezcan
las verdaderas causas de la muerte de Neruda, que es una deuda con la
memoria. “El juez aceptó la querella del abogado Eduardo Contreras, lo
que quiere decir que hay un grado de razonabilidad que el magistrado
encontró. Era muy difícil en ese entonces, días después del golpe
militar… Nos quedamos exclusivamente con la versión oficial, teníamos
mucho temor de hablar del tío, en el funeral vimos a los militares y
hombres que sacaban fotos para identificar a sus cercanos, esperemos que
por lo menos hoy se haga justicia”, dice a casi cuarenta años de la
muerte del poeta. Y a días de la verdad.
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