Roberto Bolaño: Diez años de ausencia presente
A diez años de la muerte del chileno, creador de obras como Los detectives salvajes, su figura parece más inasible que nunca
Roberto Bolaño, y su capítulo mexicano, antes de la diáspora./BBCmundo/semana.com |
El Café la Habana está situado en la esquina de la calle Morelos con
Bucarelli, en Ciudad de México. Allí, según la leyenda, se reunían en
los años 50 Fidel Castro y el Che Guevara a planear su desembarco en
Cuba.
En la década de los años 70, otro tipo de revolucionarios -más jóvenes, igual de beligerantes- también se encontraban ahí para complotar: los infrarrealistas, encabezados por un joven chileno de gafas, pelo largo y un eterno vaso de café con leche en las manos. Roberto Bolaño.
"Era donde nos
reuníamos y bebíamos. Llegaban los infrarrealistas, los amigos del
infrarrealismo, los medio infrarrealistas... A veces de ahí se partía en
vagancia, en los recorridos por las calles de México que era la otra
parte: café y la cosa deambulatoria".
Así lo
recuerda el poeta peruano José Rosas Ribeyro, integrante de los infras,
un movimiento furiosamente contestatario y marginal.
El arte como vida
"Éramos
gentes con un estado de espíritu común. ¿Frente a qué? Frente a una
cultura completamente encadenada y encerrada en una clase social y un
grupo mafioso que dirigía un tipo de gran valor, Octavio Paz. Él cómo
poeta y ensayista es extraordinario, pero estaba rodeado de una banda de
mediocres que eran su corte y esa corte tenía encerrada la cultura
mexicana con cuatro llaves", indica el poeta.
"Roberto
era un tipo gracioso, medio pesado, hay que decirlo. Tenía un ladito
medio arrogante. Siempre creyó en sí mismo. Si bien estaba dentro de la
marginalidad, su marginalidad no era la de Mario Santiago. La de Mario
era autodestructiva. Llevaba hacia la nada. Hacia lo que terminó",
añadió Rosas Ribeyro.
Allí, en sus años
mexicanos, en su trasegar por la calles del DF y en las interminables
conversaciones sobre poesía y vida, poesía y muerte, se gestaría el
Roberto Bolaño que después sorprendería al mundo con una obra
fulminante, escrita en poco más de diez años.
La parte de México
El
infrarrealismo -como el nadaísmo en Colombia o el Techo de la Ballena
en Venezuela- fue un eco tardío pero muy latinoamericano de los
movimientos vanguardistas europeos, como el dadaísmo y el surrealismo.
Es
probable que su fama no hubiera pasado de capillas de iniciados y
círculos académicos, pero la publicación en 1998 de la novela de Roberto
Bolaño Los detectives salvajes cambió todo.
En
la primera parte de la novela se retrata vida y milagros de un
movimiento poético marginal en la capital mexicana: los Visceral
Realistas. Un trasunto de sus experiencias de los 70.
"Cuando
salen los Los Detectives Salvajes aquello explota. Y dicen, bueno
¿qué es esto? ¿De dónde sale esta novela? ¿Existe este grupo? Yo estoy
en Chile y ni saben que realmente existe el infrarrealismo, creen que
Roberto se lo inventó todo", rememora Rubén Medina, otro compañero
infrarrealista de Bolaño, hoy un respetado profesor de literatura en la
Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos.
Medina
(quien en el otoño publicará en México una monumental antología de los
infrarrealistas) conoció a Roberto Bolaño en el tercero de los ejes -con
cafés y caminatas- del grupo: los talleres literarios.
"Lo
conocí a través de Mario Santiago, en el otoño del 75. Solía asistir a
talleres literarios, básicamente a buscar nuevos poetas y dar a los
escritores jóvenes otra visión", cuenta.
"En
esos momentos ya estaban empezando a organizar un grupo. A partir de ese
día empezamos a vernos casi a diario. A caminar, escribir poemas
colectivos, hablar sobre poesía mexicana, latinoamericana. Poesía en
general".
Ya en ese entonces la armazón de
disciplina, beligerancia y profundo conocimiento literario estaba casi
formada en Roberto Bolaño. Con trabajo de galeote adquirió una prosa
hipnotizante que se nutría de lugares tan disímiles como poesía, ciencia
ficción o novela negra.
Una vida a grandes rasgos
"Roberto
era una persona muy enfocada, que desde temprano sabía lo que quería.
Dedicadísimo a la literatura, leyendo diario, tomando notas. Vivía para
la literatura y tenía un conocimiento bastante amplio de lecturas, de
movimientos. Era una persona superinteligente y con una habilidad para
presentar ideas, para debatirte, para cuestionar", dice Medina.
Fue
también en esa época que lo conoció Verónica Volkow, nieta de León
Trosky, poeta por derecho propio, traductora y en la actualidad
profesora de literatura del siglo XVII en la UNAM.
"Lo
ubico dentro del grupo y recuerdo este carácter extremadamente
desafiante, arrojándote a la cara que para escribir poesía tenías que
llevar una vida tipo Rimbaud: ir en contra de todos los valores
establecidos, desafiar los valores burgueses, sin concesiones. Una
praxis muy sustentada en el impulso del instinto", sostiene Volkow.
Y
agrega: "A mí lo que más me gusta -aunque no soy especialista en su
obra- es la poesía. Y la parte de la narrativa que más me gusta es la
recuperación de atmósfera, de cómo era la poesía en esa época, de cómo
eran los talleres literarios, de las dinámicas, de los sentimientos que
teníamos todos al acercarnos a la poesía en esa generación. Es de una
fidelidad maravillosa. Una máquina del tiempo".
La parte de Europa
Luego, entre 1977-78, como si alguien hubiera dado una orden silenciosa, empezó la diáspora.
"El
77 es el año de la estampida. De repente se fue Roberto, me fui yo, se
fue Bruno Montané y se fue Mario Santiago. En diferentes momentos, sin
coordinarnos. Quizá porque el ambiente mexicano, que habíamos tratado de
agitar era demasiado fuerte y cerrado".
Así lo
rememora José Rosas Ribeyro, quien durante los últimos 35 años ha
vivido en París, donde trabajó como periodista en Radio France
International.
Rubén Medina se marchó en 1978
para Estados Unidos, donde aún reside. "En Barcelona Roberto y Bruno
sacan una revistica que se llama 'Rimbaud vuelve a casa'. Y ahí siguen
con los mismos postulados éticos. Cada quien, a su propia manera, sigue
manteniendo los principios éticos del infrarrealismo. Con una diferencia
muy notable: Mario regresa a finales del 78 a México y vuelve a retomar
todo el movimiento".
Muchos de los antiguos camaradas siguen viendo a Bolaño como un poeta. O no hacen distinción entre poesía y prosa.
"La
idea de escribir narrativa es básicamente para ampliar sus horizontes
de subsistencia a través de los concursos literarios, pero ya en 92 deja
de trabajar y se dedica a la literatura. Porque en los 80 trabaja y
escribe. Pero desde el 77, que llega a Barcelona, hasta el 92, son 15
años de marginalidad, de vivir en España como vivió en México",
reflexiona Rubén Medina.
Bolaño empezó a darse a
conocer a un público más amplio con ‘La literatura nazi en América’, un
juego de espejos con ‘Historia universal de la infamia’, de su amado
Borges, a quien llamaba "Dios".
Luego, todos lo
volvieron a ver alguna vez. Rosas Ribeyro en París cuando fue a
presentar su primera novela traducida al francés. Verónica Volkow en
Caracas, en 1998 cuando Roberto Bolaño fue a recoger el premio Rómulo
Gallegos por ‘Los detectives salvajes’.
"Lo que
me sorprendió cuando lo volví a encontrar es que era un hombre
extremadamente radical, de una radicalidad política sin ningún tipo de
concesión. Por otro lado, era muy tierno. Eso es interesante. Y esa
parte es la que se manifiesta en sus poemas, que son muy bellos".
Es
algo en lo que están de acuerdo todos los que lo conocían: Roberto
Bolaño asumió desde muy joven una actitud ética a rajatabla con la
literatura y sus convicciones.
Sus obras imprescindibles
Así
lo piensa también la periodista Mónica Maristain, quien hizo la última
entrevista que dio Bolaño y que acaba de publicar ‘El hijo de Míster
Playa’, un primer acercamiento biográfico al escritor.
"Era
muy generoso y muy buena persona, con un corazón muy noble. Bolaño era
un tipo muy sincero en sus aproximaciones a la gente".
"Lo
creo un gran compañero de ruta, alguien que hubiera cambiado mucho el
sistema tan perverso en el que se mueve nuestra literatura, esa cosa de
premios y este delirio de homenajes y palmadas en la espalda, cuando en
realidad la gente lo que tiene que hacer es escribir".
Donde se habla del último recuerdo
Mónica Maristain, Ciudad de México.
"Siento una gran tristeza en estos días, recuerdo los días previos a su
muerte, me acuerdo haberle escrito un correo una semana antes, muy
enojada porque no me escribía y era que ya estaba muy enfermo... Su
muerte fue muy trágica porque realmente tenía mucho por escribir. Su
obra, como él mismo lo dijo, es una batalla futura y nos corresponde
velar por ella. Bolaño, además de estar en manos de los académicos, está
en manos de los jóvenes. Yo creo que ellos nos van a enseñar a leerlo".
José Rosas Ribeyro, París, Francia.
"El último recuerdo... me encontré con Roberto en París el día que se
presentaba el primer libro en francés, en la Maison de l'Amerique
Latine. Llego yo allí y me dicen, oye, Roberto está acá atrás y preguntó
por ti. Llevábamos muchos años sin vernos. Había mucha gente, pero dejó
a todo el mundo y se puso a conversar conmigo".
Rubén Medina, Wisconsin, Estados Unidos. "Tengo
muchos recuerdos de Bolaño. No tengo uno fijo. Las cartas que me mandó.
Lo recuerdo como a alguien dedicado a la literatura como forma de vida,
no como profesión. Una persona muy culta, ávido lector. Siempre
recuerdo su voz cuando leía poemas".
Verónica Volkow, Ciudad de México. "Recuerdo
la ternura, sobre todo en su trato... Y como tuve la fortuna de leer
poesía con él, en su poesía es donde miré esa capacidad de ternura hasta
para con los seres más desamparados, me recordaba a Rimbaud recogiendo
borrachos como si fuera una madre tierna. Ya lo último que supe fue
cuando ya estaba enfermo y que estaban pidiendo un trasplante de hígado.
Fue un golpe la noticia. Y luego me enteré del fallecimiento".
Coda
Entrando
al Café La Habana, a la derecha, hay una placa de bronce con todos los
nombres de los famosos que allí se reunían. Están, claro, Fidel Castro y
el Che Guevara. También Octavio Paz. El último nombre de la lista es el
de Roberto Bolaño, después, sólo tres puntos suspensivos...
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